domingo, 29 de noviembre de 2020

CAPÍTULO XII, EDIFICIO DE LA UNIVERSIDAD

CAPÍTULO XII

EDIFICIO DE LA UNIVERSIDAD

RESEÑA HISTÓRICA. - PRIMER EDIFICIO CONSTRUÍDO. - SU DESCRIPCIÓN. - VICISITUDES POR LAS QUE PASÓ. - ÉPOCA DE LOS SITIOS. SU DESTRUCCIÓN. - PROYECTOS DE RECONSTRUCCIÓN DE LOS AÑOS 1839, 1845 Y 1846. - ÚLTIMAS CONSTRUCCIONES Y REFORMAS. - JARDÍN BOTÁNICO. - FACULTAD DE MEDICINA Y CIENCIAS.

Ya anteriormente a la dotación Cerbuna, en el mismo sitio que ocupó y actualmente ocupa el edificio de nuestra Universidad, se halló instalado el
viejo Estudio de Artes.
He aquí los límites con que confrontaba el viejo Estudio en 1583 (1).
(1) Actos posesorios de la Universidad, hechos el 24 de mayo de 1583, ante el Notario y Secretario Miguel Español, menor. - A. N . Z.
" … Dentro el Estudio mayor de la ciudad de Çaragoça y dentro del general mayor de dicho Estudio, que está situado en la mesma ciudad, en la parrochia de la Magdalena y afrontado con casas de Cathalina Lopez, viuda del quondam Miguel de Palacio, y con casa de Juan de Garnica, cirujano, y con casas de Juan Paternoy y con la placeta y cámaras de Serena y con quatro vías públicas".
Los patios y generales de este mismo estudio viejo que se cita en el acta notarial, propiedad de la ciudad, fueron los que la misma donó, o, mejor dicho, cedió al Prior de La Seo, con objeto de que los reformara y reedificara con
arreglo a las necesidades nuevas de la Universidad cesaraugustana.
No son muchos los testimonios que nos han quedado para reconstruir el antiguo edificio; algunos dictámenes, sin embargo, nos dan la luz suficiente para evocar su traza.
Frailla, en su tantas veces citado Lucidario, nos dice que en 1580 y 1581 se pensó en engrandecer y dar más suntuosidad al edificio, y para ello prometieron cantidades la Diputación del Reino y el Cabildo catedral.
En 1581 y a 29 de mayo, se autorizó a Vincencio Agustín y a M. Labarta, Jurado en Cap, para tratar acerca de las 51.000 libras jaquesas que ofrecía la Diputación del Reino para este efecto. Así pasó el tiempo hasta que, en 1583, se fundó de hecho la Universidad y tomó sobre su capital, el Sr. Cerbuna, la carga de 50.000 libras para su creación y erección.
No tardó mucho tiempo en que se tuvieron que ventilar ciertas diferencias surgidas entre el Sr. Obispo y la Ciudad, hasta que, una vez arregladas éstas, en 1587 se puso solemnemente la primera piedra por D. Antonio García, obispo de Útica.
Desde aquella fecha principió el antiguo Prior de La Seo a girar dinero a la tabla de los Jurados, "y porque los patios que había no vastaban para las escuelas que se hacían, se tomaron las casas que se decían de Serenas, el año 1593, tasándose, por orden de los Jurados, por Maestros de Villa, y las tasaron en mil y cien escudos" (Frailla, Lucidario, folio 19 r.) " ... y assi mismo se compraron las casas del Rector Monterde, que confrontaban con dichas casas de Serena y corral del Estudio y calle pública hacia La Seo, en 82.000 sueldos. Los 28.000 y 4.000 quedaron cargados con 200 libras de pensión y carta de gracia en favor de la Cofradía de San Leonardo, fundada en el Aseo de Zaragoza et con cargo de diez sueldos perpetuos a un beneficio de San Felipe".
" ... se hizo la vendicion por Pedro Monterde, que era señor de ellas, en fabor de la Universidad y Estudio general de la ciudad de Zaragoza, el cual tenia drecho de ellas de un Juan de Ribas, heredero que fue de dicho Rector Monterde, cuyo testamento certificó el Notario Cristóbal Navarro..."
"Después, con las inclusiones vendicion y drechos que tenia Pedro Monterde y con la luicion que hizo del censal, se derribaron los patios del Estudio biejo y dichas casas de Serena y Rector Monterde, y entre la pared de las escuelas y
calle que está hacia la Magdalena, todo el patio que está entre dichas paredes y el empedrado de dicha calle, es de la Universidad, y la placeta que allí ha quedado, porque era de dichos patios y casas, hicieronse las escuelas mayores con sus corredores baxos, todos los generales a un suelo, que son ocho muy suntuosos, los fundamentos y hondos de cal y canto, las paredes de ladrillos y cubiertas de los tejados con mucho artificio, y se hizo un teatro y pusieron las armas del dicho Sr. Obispo en las puertas principales y en las que están hacia la portaza; hicieronse mas corredores y una torre para el relox y se puso con sus cuatro cuartos muy suntuosamente, lo qual todo se prosiguió siempre con dinero del Sr. Obispo.
Y queriendo cumplir con renta y obra, determinó lo que quedaba cargarlo en censales y que la renta sirviese para la obra y después para las cátedras".
Este relato de Frailla nos muestra el perímetro que el edificio ocupó y que era la longitud de la fachada actual que da a la plaza de la Magdalena, toda la del Coso (entonces se llamaba, en aquella parte, calle de la Puerta del Sol), dando
la vuelta por lo que es hoy calle de la Trinidad, y confrontando con el Colegio del mismo nombre, que era lo que hoy ocupa el Instituto General y Técnico, y en la parte de la hoy calle de la Universidad estaban las casas de Serena y de Monterde.
Ahora aportamos aquí unos fragmentos de cartas que el Canónigo Torrellas envió al Sr. Obispo de Tarazona, comunicándole cómo iba la cuestión del edificio.
Dice así la primera, fechada en 1.° de octubre de 1589: "No sabré encarecer bastante el común contento que todos han tenido y yo en particular, con la merced que Nuestra Señora ha hecho en tomarla debajo de su protección y amparo, pues ha de ser en tanto augmento suyo y servicio de Dios y beneficio del Reino y desta Ciudad. Dé Dios a V. S. larga vida como todos se lo suplicamos, y me mande V. S. en su servicio, porque lo hace con gran voluntad y como lo etc.....
"Con ocasión de la merced que V. S. ha hecho a la Ciudad y Universidad de dar tan buen principio al edificio della, se ha trabajado en considerar la traza que micer Santangel mostró a V. S., que a juicio de muchos está muy buena, solo
se hallan algunos inconvenientes en razón de hacer la puerta a la plaza de la Magdalena, lo primero que se ha de comprar toda aquella acera de casas, que son seis hasta la puerta Valencia, y valdrán por lo menos quatro mil escudos, y pudiéndose ahorrar habiendo bastante paso en lo demás, es de mucha consideración; lo segundo, que dejando aquella acera de casas, servirán de reparo para el aire del invierno y para el sol de verano; lo tercero, que con el tiempo se podría ofrecer algún motín con los labradores y no dejará de ser inconveniente el tener la puerta a la plaza, mayormente que si se saca a la plaza la puerta habiendo de caer enmedio del patio de las escuelas, viene a caer casi arrimada a la torre de la puerta de Valencia, enfrente a casa el Errero, quanto mas que como V. S. verá por la traza que con esta va a donde
antes se sacaba la puerta se hace la escalera del claustro y quedan quarenta palmos de corral entre las paredes de la Universidad y entre las paredes de las casas que salen a la plaza; de manera que si acabado el edificio pareciere sacar la puerta a la plaza, no será menester sino derribar la escalera y hacer allí la puerta, y la escalera mudarla a un general de los pequeños y tomar un pedazo del y entonces se sacaría con mayor autoridad la puerta hacia la plaza, porque los quarenta palmos que quedan entre las escuelas y casas y el patio de las casas serviría de lonja y de plaza para la Universidad, y prosiguiendo la obra conforme a la traza que ahora se ha hecho, se hará la metad de las escuelas mayores por la parte del corral y la metad de las escuelas menores
sin que se haya de derribar cosa de lo viejo, y con poco dinero se hará mucha obra que sea de provecho, para que dentro de un año las facultades superiores puedan leer en los nuevos, ensánchase la calle, a donde sale ahora la puerta de la Universidad casi otro tanto de lo que es ahora, y allí se saca la puerta principal y la calle quedará muy ancha y con igualdad otra puerta se saca enfrente desta. Lo demás de la traza es lo mesmo que la que Y. S. ha visto, los patios son muy grandes o muy poco menos que los de Salamanca, porque han enviado de Salamanca todas las medidas; el general de Teología y Cánones son tan grandes como el de Teología de Salamanca, el que se amplió en mi tiempo, que se creció un tercio mas que como V. S. la dejó; tengo por cierto que en la obra y edificio será de lo bueno que habrá. = Dé Dios a V. S. vida para que lo vea en la perfección que desea y el mesmo guarde la persona de V. S. y estado en mayor dignidad acreciente como este servidor de V. S. lo desea de Zaragoza y a 21 de octubre de 1589. = El Canónigo, Torrellas". (A. M. T.).
A juzgar por los elogios que hace el Canónigo, de gran suntuosidad debía ser el plano, pues lo compara con el edificio de la que pudiéramos llamar Universidad príncipe de España: Salamanca.
En una segunda carta los Jurados dan cuenta del comienzo de las obras en 1589 (pasaron dos años desde la colocación de la primera priedra), y en la que son de diferente parecer que el Canónigo Torrellas, acerca de tomar las casas de la plaza de la Magdalena y hacer a ella fachada "con puerta que puedan entrar los coches" y obviando el inconveniente que aquél ponía por "posibles choques entre los estudiantes y labradores", teniendo cerrada la puerta que comunicara con la mencionada plaza, siempre que no hubiera solemnidades (1).
En ella (en la carta) abogan los Jurados por que se hagan los muros de ladrillos y yeso y no de tapial, como parece se había acordado en un principio.
En dos etapas se hizo el edificio, con objeto de que las tareas docentes no se interrumpieran y pudieran "leerse las liciones en la mitad vieja hasta que la nueva se enjugara, para que después pasaran a ésta y derribar lo viejo".
En 1646 consta que ya había teatro (2). A pesar de la suntuosidad con que parece se había hecho la obra del edificio, la llevaron ésta rápidamente, pues principiada en 1586, en 1596 ya se otorgaron grados en la parte nueva. A 10 de noviembre de 1593, el Cabildo de La Seo dio a la Universidad el reloj de su iglesia, a súplica del Vice-rector y del Doctor D. Juan Garcés, para colocarlo en la torre en el año 1596, en que se dio fin a la misma.
Los primeros Maestros de Villa que intervinieron en las obras de la Universidad fueron Martín de Manaria (3), que hizo las trazas o planos, y Tomás Obón, que en 1597 (año de la muerte de Cerbuna) "llevaban adelante la obra de capilla
y claustros". Esto nos confirma lo que anteriormente apuntábamos: se estaba haciendo en este año la segunda mitad confrontante con el Colegio de la Trinidad.
No pasaron muchos años sin tener que hacer reparaciones, sobre todo en el teatro, que debió ser la obra menos consistente. Y así, en 27 de octubre de 1671, amenazaba ruina, y en Junta de Rector y Consiliarios se trató de los medios más adecuados de que la Universidad podría valerse para acudir prontamente al reparo de la ruina de que estaba amenazado el teatro de la Universidad.

(1) La carta será publicada en el tomo de Documentos.
(2) Seguramente serviría el viejo para los primeros actos universitarios.
(3) Frailla le llama Marco. Pero en la carta de los Jurados a Cerbuna, que se encuentra en el Archivo de la Mitra de Tarazona, dice Martín,

Se acordó que la Escuela se dirigiera a los arzobispos y obispos hijos de ella, en demanda de donativos para la reparación del teatro que se hallaba en ruinas; y por si esto no diera el resultado apetecido, se acordó aplicar para dichas obras la mitad de la propina de ocho grados.
En 23 de agosto de 1673, en Claustro de Rector y Consiliarios, el Dr. Marta y Mendoza pide a la Junta de obras de la Universidad, que la componían los Doctores Exea y Escartín, Parras, Samper, Piedrafita y Serrano, para seguir las
obras en la Universidad y el teatro de la misma, se le autorice a que por el Receptor Dr. D. Jerónimo Palacín se le entregue tres mil reales, con devolución a las arcas de la Universidad en un espacio de seis meses. Y en Claustro pleno de 7 de octubre de 1673 se acordó se aplicaran el importe de diez grados mayores para concluir las obras del teatro y los "fundamentos de la iglesia, que están muy derruidos y hay en esas obras mucho gasto y necesitan por lo menos diez grados para poder concluir la dicha fábrica y restituir a su antiguo lustre el teatro de la Universidad. Por aclamación se acordó dar las gracias al Rector por el interés que se tomaba por el mayor lustre de la Universidad". (Gestis, número IV, fols. 145 y 146).
En Claustro de 20 de diciembre de 1674 se deliberó y acordó que el residuo que se hallare de los frutos pertenecientes a la Universidad del Economato de Moyuela, se destinen y apliquen como los destinan y aplican al reparo forzoso que se ofrece en un estribo de una canal, se ha de hacer para echar las aguas de un pilar de la dicha Universidad, que es estribo del teatro que amenaza ruina por no tener "expediente las aguas", y se echa a perder la fábrica, como
lo manifiesta ella misma, quedando todo lo sobredicho y la cobranza de los frutos a la disposición del Receptor.
En Claustro de 22 de octubre de 1678 se acordó "que las dos vidrieras que se pusieron en el teatro se habían caído muchos vidrios y estaban para caerse mas, es menester para adreçarlas mucho gasto, y assi, si paresciere, se saquen y se aprovechen lo que pudiessen dellas, vendiendolas se pongan clarabollas, y que se vendan los vidrios para poner las clarabollas". (Gestis, núm. IV, fols. 157 y 160).
El coste de esta operación fue pagado con los 270 vidrios que se vendieron, y lo demás, de los recursos del arca de la Universidad.
En 9 de junio de 1758 se pidió al Ayuntamiento alguna donación de tejas y ladrillos para las obras de reparación de la Universidad. (Gestis, núm. IV, fol. 469).
El Sr. Garro, en 10 de febrero de 1795, hizo presente a la Universidad lo "incómodas e indecentes" que se hallaban las aulas de la Escuela, y que supuesto se ha arreglado la cátedra pequeña de cánones y quedado con bastante comodidad y decencia, podría tratarse si convendría componer las demás de la Universidad. Y se acordó que Garro y Lissa se entendieran en este asunto y presentaran lo que vendría a costar poco más o menos. (Gestis, núm. 21, fol. 263). En 10 de julio presentaron los Sres. Garro y Lissa el presupuesto
aproximado, que sería de unas 21 libras por aula.
Por dos veces Ciudad y Universidad anduvieron en litigio sobre el mejor o peor derecho de una y otra en lo que a la propiedad del edificio de nuestro primer centro docente hace referencia; la primera fue el año 1639, a instancia de
Juan Vila, presbítero, y con provisión de esta Real Audiencia fueron aprehendidos y encomendados, es decir, embargados los siguientes bienes: "las casas vulgarmente dichas de la Universidad con todos los patios, aulas, claustros y demás edificios dentro de ellas estantes y consistentes, que confrontan con casas de herederos de Leonor Montornés, si quiere de D. Josefa Muniel por la una parte, y por la otra parte, con casas de la misma Universidad, vulgarmente dichas las casas del Bedel, y con calle del Coso por la una parte, y por la otra, con la calle de la Universidad. Ittem; otras casas dichas del Bedel, que confrontan con dichas casas de la Universidad y con el Colegio de la Trinidad y con dicha calle de la Universidad".
Esa sentencia de aprehensión se dio el 8 de febrero de 1639 y por ella se mandaba "restituir y entregar a los dichos Jurados de dicha ciudad de Zaragoza, como Patronos, los sobredichos bienes aprehendidos arriba mencionados y abajo confrontados, para que los tengan y usen debidamente y
según fuero en respecto de los usos y derechos arriba deducidos y particulados o parte o derecho que mejor procediere en todas las cláusulas salutares y necesarias".
El pleito siguió, pues hemos visto escritos de la Universidad que llevan la fecha de 29 de julio de 1643 (1), alzándose de la sentencia.
La segunda fue en 1645 y con motivo del ruidoso proceso llamado de Gabriel Terrada, super aprehensione, del edificio de la Universidad y casas del Bedel; el proceso fue incoado por la Ciudad sobre el derecho de entrar y andar con maza en el distrito de la Escuela el Andador de los señores Jurados; fue a la Real Audiencia el 5 de diciembre del expresado año.
Dio en el proceso, como ya hemos dicho, proposición la ciudad de Zaragoza respecto a los derechos de Patronato, formación de Estatutos, provisión de Cátedras e incorporaciones de doctores y la Universidad la dio también con sus derechos de leer en ella todas las facultades, gozar sus catedráticos, graduados y estudiantes los privilegios de otras universidades, gobernarse por su Rector, Consiliarios, etc., etc.
Se pronunció sentencia juxta consensin partium, el 20 de diciembre de 1646, recibiendo la proposición de la Universidad, y que se observasen en todo los Estatutos aprobados por S. M. el año 1645, sin que se pudiesen alterar ni en parte alguna por Ciudad y Universidad a solas, sino por las dos juntas, concurriendo asenso, confirmación y decreto real.

(1) Se halla en el A. de la C. de A., Leg. y consta de 29 folios y cuatro hojas en blanco, y lo publicaremos en el tomo de Documentos.

Y ahora llegamos ya al período nefasto de nuestra Universidad: la época de los sitios de Zaragoza, en la que sufrió el edificio tanto, que quedó semi-derruído e imposible de utilizar.
Y antes de su destrucción hagamos la descripción de lo que fue nuestra Universidad.
Se extendían las dos fachadas principales a lo largo de la plaza de la Magdalena y del Coso Bajo (entonces calle de la Puerta del Sol), de dos cuerpos: planta baja y principal con ventanales.
La entrada magna la tenía por la Puerta del Sol, que fue suntuosamente adornada en diferentes ocasiones durante regias visitas.
A la derecha de la puerta principal se hallaba la gran escalera que subía al piso superior, en donde en ocho enormes salas se había instalado la numerosa y nada despreciable Biblioteca.
El edificio era un tanto irregular; en cuanto a los dos pisos, sólo los tenía en la parte que daba a la fachada principal del hoy Coso Bajo; en las otras dos partes no existía más que el piso firme. Un gran patio ocupaba el centro, rodeado de una columnata jónica que sostenía las arquitrabes de una tejaroz en declive a una vertiente. En la parte de la derecha, entrando por la puerta principal, se habían erigido la capilla y el teatro (1). Hermoso rectángulo (dice el arquitecto Del Caso, en su informe) con bóveda elíptica de cañón seguido e iluminado por espaciosas claraboyas, decorado todo él con los retratos del fundador y principales personajes salidos a la vida pública de nuestras aulas universitarias (2).

(1) Hoy se le da el pomposo nombre de Paraninfo.
(2) En un ejemplar de la Historia de la Universidad de Zaragoza,
de D. Jerónimo Borao, y que perteneció a él mismo y ahora a la Biblioteca de D. Hilarión Gimeno, nos describe el Paraninfo anterior al actual, en las notas adicionales transcriptas que contiene, en la siguiente forma: "El salón es un rectángulo de 26 metros de longitud y 16 de latitud, no entrando en ésta el fondo de las tribunas, que aumentarla en más de cinco metros la línea total de muro o muros; la altura hasta el centro de la bóveda es de 11 metros... Al centro se alza, con ascenso en el centro, una extensa plataforma a toda la latitud del salón, y al fin de ella, se sube a la presidencia por dos gradas, desde la cual corren a derecha e izquierda los bancos de los profesores del Claustro. A los costados de la planta baja rompe por cada lado una gradería de cuatro peldaños, y en ella se cruzan dos escalerillas en cada costado que conducen a una barandilla corrida en sentido longitudinal, la cual permite dos filas de asientos y viene a ser continuación
del recinto de los profesores; desde este segundo alto se sube a las tribunas, que son cinco útiles y seis a la vista en cada lado. Sobre ellas corre un friso y una cornisa dentada, de donde arranca la bóveda rebajada de cañón que enlaza ambos costados del teatro y que determina en los dos frentes principales sendos arcos o medios puentes, interrumpidos por un esbelto ajimez en cada centro". Después sigue el Sr. Borao su interesante relato en cuanto a la lujosa decoración muy a tono con la seriedad de l o s actos que allí se celebraban. En el tomo de Documentos daremos más detalles de este relato, ya que lo publicaremos íntegro.

(Imagen. Medalla conmemorativa de la destrucción del edificio de la Universidad y regalada por los Claustros a Fernando VII. Pág. 331 del pdf.)

Por fortuna aun nos queda la gran capilla, cuyas bóvedas de terceletes nos revela la época en que fue edificada (fines del siglo XVI). En sus cuatro ángulos, pues es también un rectángulo, enormes veneras sostienen las bóvedas, que si se tratara de cúpula, bien podrían llamarse trompas.
El escudo del fundador campeaba en capilla y teatro a manera de homenaje perenne, rendido por sus hijos espirituales al ilustre Cerbuna. En la parte opuesta a la fachada principal, la que da a la calle hoy de la Universidad, se encontraba la casa del Bedel, lindante ésta y la capilla con el Colegio de
la Trinidad. Al corredor de la columnata daban nueve puertas que permitían el acceso, a otros tantos generales o aulas espaciosas, en donde nuestros estudiantes oían la autorizada palabra de sus abnegados maestros. Debajo de la Biblioteca (1) había diversas salas destinadas a rectoral y en donde
los cursantes tenían sus colegios, academias y repasos. La torre de la capilla, con el reloj cedido por el Cabildo catedral, dominaba el edificio y sus campanas sonaban lenta y pausadamente en los funerales y en las fiestas religiosas, o volteaban alegres en los grados de pompa, llevando la animación y el bullicio a aquella barriada esencialmente popular.
Este era, a grandas rasgos, el edificio de nuestra Universidad autónoma y libre, cuya longitud - nos dice el arquitecto ya mencionado - tenía más de ciento cincuenta varas (2).

(1) A lo largo del Coso.
(2) En la lámina que acompaña a este capítulo podrán ver nuestros lectores la traza del viejo edificio, en la medalla que los universitarios dedicaron a Fernando VII.

En el segundo asedio que sufrió esta capital aragonesa, por estar situado en un extremo de la población este edificio y por haberlo convertido Palafox en Maestranza de Ingenieros, los enemigos procuraron destruirle por todos los medios más crueles que el arte de la guerra proporciona.
Así pasó el tiempo, y después del informe del arquitecto Sr. Del Caso, en 27 de agosto de 1813 pensóse en su reconstrucción.
En 30 de junio de 1819 trató el Claustro de la difícil situación económica de la Universidad para la reconstrucción de su casa, pues los arreglos más principales de algunas cátedras y la puerta, costaría la cantidad de 65.000 reales. Se investigó acerca del dinero disponible que tenía la Universidad, y vióse que eran 2.955 reales vellón, incluida la veinteava parte de los 55.000 reales de pensión y los 4 reales para matrícula que daban a la Biblioteca.
Los catedráticos zaragozanos, dando una prueba más de su amor a la Escuela y abnegación poco común, ofrecieron 2.000 reales del fondo de su redotación. Y por fin acordóse invitar al Ayuntamiento a contribuir con alguna cantidad a
la reconstrucción del edificio universitario.
En 13 de noviembre de 1822 se pasó a reconocer el tejado de las tribunas del teatro mayor y se advirtió que la bóveda amenazaba ruina y había que repararla a toda costa.
En Claustro de 15 de noviembre de 1837 se acuerda recurrir nuevamente al Capitán general para que ordenase quitar la pólvora del Colegio de la Trinidad.
Ya en 17 de octubre de 1814, la Universidad dirigió un oficio al Rector del expresado Colegio con objeto de que cediera algunas habitaciones con que poder contar para la instalación de algunas aulas con destino a la enseñanza, para principiar las tareas docentes interrumpidas en los sitios de la ciudad, por haber contestado el Capitán general que no podía desalojar casa alguna para la Universidad, por el daño que se les originaría a los labradores en la época en que estaban, que era la de la vendimia.
Y por fin, en 13 de mayo de 1839, se acordó levantar un plano de la Universidad por el arquitecto D. Juan Gimeno, para mandar un ejemplar a la Superioridad. En dicho plano nos muestra la planta de la antigua Universidad y algunos cortes transversales de lo que quedó del anterior edificio.
Así llegamos ya hasta el 26 de septiembre de 1840, en que la Universidad elevó una solicitud a la Superioridad para que se le concediera el Colegio Trinitario. En dicha solicitud hay un decreto marginal que dice: "Como lo pide y
oficie al Sr. Intendente para que disponga se entreguen las llaves de dicho local al Rector de la Universidad o persona obligada por el mismo". Y se entregó por fin el Colegio a la Universidad.
Dos planos se elevaron más para su reconstrucción, en 1845 y en 1846. El uno, con la fachada a la calle de la Universidad, y el otro, con la fachada al Coso. El de 1845, hecho por el arquitecto Gimeno, el mismo que elevó la planta de la vieja Universidad en 1839. Y el de 1846, por D. Narciso P. Colomer.
De 1814 a 1844 se gastaron 442.621 reales, y después, unos 12.000 duros hasta 1846, en que hizo el plano el arquitecto últimamente nombrado.
En 1858 y 1863 se hicieron obras de ampliación y reforma: se levantó un piso, se construyó fachada nueva y se regularizó el perímetro del edificio.
También se derribó una casa de la Universidad en la calle de la Puerta del Sol, por hallarse fuera de la línea, y se intentó la expropiación de cuatro casas para que quedase expedito el frente del edificio. Y antes se habían expropiado
unos egidos para facilitar la entrada al establecimiento.
Ayudaron a sufragar los gastos la Diputación y el Municipio, y trabajaron con reclusos del Penal.
Se hicieron las obras en cuatro secciones, y ya entonces ocupaban su área actual la Escuela Normal de Maestros y el Instituto de Segunda Enseñanza.
En 1885 se hicieron nuevas formas de ampliación y consolidación de la Universidad, alcanzando al Paraninfo, a la Biblioteca y escalera principal y ampliación de cátedras, obras que exigieron una ampliación o presupuesto adicional que fue aprobado por Real decreto de 28 de abril de 1887.
Nuevas obras de reforma y de reconstrucción de una parte del edificio se hicieron en el año 1891 con un presupuesto de 66.899 pesetas. Esas obras necesitaron también un presupuesto adicional de 8.951 pesetas y 25 céntimos, aprobado en 14 de junio de 1893 y fueron recibidas definitivamente en 17 de octubre de dicho año.
Finalmente, por Real decreto de 20 de octubre de 1906, se aprobó el proyecto de obras de reforma del edificio de esta Universidad, redactado por el arquitecto D. Ricardo Magdalena, con un presupuesto de 394.194 pesetas y 67 céntimos, comenzando las obras en 23 de abril de 1907. Igualmente fue necesario un presupuesto adicional de 57.877 pesetas y 23 céntimos, siendo definitivamente recibidas en 17 de junio de 1913.
Estas obras consistieron en la construcción nueva de la fachada principal, del Paraninfo, de la escalera monumental y del vestíbulo con sus decorados respectivos y en la nueva distribución de las aulas. El importe total de lo ejecutado ascendió a 292.453 pesetas y 98 céntimos.

***

El jardín botánico, anterior al actual, estaba situado en la calle de San Miguel y huerta de Santa Engracia, habiendo pertenecido a las Religiosas de Santa Catalina, las cuales vendieron a carta de gracia, el año 1820, a D. Francisco Arnal.
El Regente del Reino, en 30 de diciembre de 1842, lo concedió a la Universidad como procedente de las mismas Religiosas, a quienes había vuelto; y fue inscripta la finca en el Registro a nombre del Claustro universitario (Tomo 113,
lib. 9, fol. 101). Ha sido recientemente permutada por la llamada torre de Canti, en el paseo de Ruiseñores. Para permutarla la adquirió la Ciudad por 90.333 pesetas y 33 céntimos, teniendo lugar la permuta, en cuya virtud pasó al Estado, al Ministerio de Instrucción Pública, por escritura pública otorgada por el Alcalde D. César Ballarín y el Rector de la Universidad D. Andrés Jiménez Soler, en 28 de febrero de 1913, ante el Notario D. Casimiro Ramírez.

***

Por Real orden de 20 de marzo de 1886 se dispuso la formación del proyecto, que fue hecho por el arquitecto don Ricardo Magdalena y que le fue aprobado en 19 de noviembre del mismo año, con destino a un edificio especial para
las Facultades de Medicina y Ciencias.

La compra de terrenos fue hecha por la Diputación y Ayuntamiento de Zaragoza, que en 180.000 pesetas adquirieron a los Sres. Arana los situados en el llamado "Campohondo de Lezcano", frente a la puerta de Santa Engracia.
En diciembre se verificó la subasta de las obras, cuyo presupuesto ascendía a 2.345.121'36 pesetas; se adjudicaron por 2.321.201'12 pesetas a D. Juan Bruneda, contratista de las obras del Banco de Madrid y Biblioteca Nacional.
Se inauguró la construcción el 21 de marzo de 1887, siendo necesario un presupuesto adicional para nuevas obras de cimentación y de un malecón para resguardar el edificio de las avenidas del río Huerva, que importó la suma de
362.261'69 pesetas, que fue aprobado por la Superioridad en 30 de noviembre de 1888, terminando las obras en la primavera de 1892, y su recepción provisional tuvo lugar en 21 de julio de dicho año. La inauguración del nuevo edificio se celebró con gran solemnidad en 18 de octubre de 1893.
Consta el conjunto del edificio que nos ocupa de tres edificaciones, separadas entre sí por las exigencias de sus respectivos destinos, pero encerradas todas dentro de la verja que limita el terreno.
Este tiene forma casi rectangular y mide 171 metros de largo por 125 de ancho.
El edificio tiene el carácter, en su fachada principal, del gusto renacentista aragonés, que honrará la memoria de su arquitecto diseñador, D. Ricardo Magdalena.

(Imagen: plano de la universidad en 1839, muy parecido al antiguo. Pág. 339)

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