CAPÍTULO IV.
DON
PEDRO CERBUNA.
SU PATRIA. - SU NACIMIENTO. - PRIMEROS
ESTUDIOS. - UNIVERSIDADES DONDE CURSÓ. - CARGOS QUE DESEMPEÑÓ. -
SU MUERTE. - MARAVILLOSOS
SUCESOS ACAECIDOS AL OCURRIR ESTA. - SU
EXPEDIENTE ECLESIÁSTICO. - RETRATOS DE CERBUNA. - SU TESTAMENTO. -
SOLEMNIDADES EN ZARAGOZA Y TARAZONA EL AÑO 1893. - CERBUNA COMO
FUNDADOR DE NUESTRA UNIVERSIDAD.
De todas las glorias que
hayan podido resultar a la Religión, a la Ciencia y a la Patria, por
la fundación de esta Universidad, de todas son deudores los
aragoneses en general y los hijos de Zaragoza en particular, al Sr.
Cerbuna, ya que él fundó este centro de enseñanza, de donde han
salido, antes y ahora, tantos y tan esclarecidos varones por su
piedad y su saber. Es muy justo, pues, que nosotros rindamos el
debido homenaje al que por su sabiduría, humildad, prudencia y celo
merece considerarse como modelo de hombres buenos y virtuosos. Sus
relevantes prendas le colocaron en la diócesis de Tarazona, que él
supo regir paternalmente, poniéndose a la altura de los Graudiosos y
Prudencios de antiguas edades y ser un digno e ilustre predecesor de
Yepes, Castejón y Escartín.
Mucho se ha hablado por sus
historiadores del lugar donde nació: unos le han hecho hijo de
Monzón o de Binéfar (1: Fuente (Vicente de la): España Sagrada,
tomo LXIX, pág. 248, col. 1.a) los más, de Fonz, su verdadera
patria. En esta villa de la provincia de Huesca (1) nació el ilustre
fundador de nuestra
Universidad, el día 27 de febrero de 1538;
fueron sus padres D. Juan Nadal Cerbuna, alguacil de la Inquisición
del Reino y Bayle de la villa de Fonz, y D.a Isabel Leonor del Negro
y de Exea.
No se halla su partida de bautismo y confirmación
en la iglesia parroquial de aquella villa, porque en la guerra de
Cataluña, las tropas mandadas por el Mariscal la Motte, talaron y
quemaron no sólo los archivos de Fonz, sino gran
parte del
pueblo, y lo mismo ejecutaron en Monzón, La Almunia y otras
poblaciones. Pero en un manuscrito interesantísimo (2) que ha
llegado a nuestras manos y que contiene datos curiosos acerca de
Cerbuna, se asegura, con documentos fehacientes, que la villa de Fonz
fue su patria nativa.
(1) Frailla, en su Lucidario, y Blasco
de Lanuza, en sus Historias Eclesiásticas,
conocieron y trataron,
afirman, rotundamente, que había nacido en Fonz.
(2) Merced a
la bondad de nuestro buen amigo D. Francisco de Otal, Barón de
Valdeolivos, hemos podido estudiar un valioso e interesante
manuscrito, propiedad de dicho señor, titulado "Memoria del
Ilustrisimo y Reverendisimo Señor Don Pedro Cerbuna, natural de la
villa de Fonz, en Aragon. La escrive su devoto y paisano Don Miguel
Estevan Ric Pueyo Exea y Urries, Caballero del Orden de Montesa y San
Jorge de Alfama, de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del
Pais, de la de Verdaderos Patricios de Baeza y Reyno de Jaen y de la
ciudad de Zaragoza, Baron de Valdeolivos, bailan de Aguilar, Noble de
Aragon, Señor de la Bujeda y de la Torre de Aguilar". - A esta
port. siguen 4 fols. en b., y después otra portada que dice: "Vida
prodigiosa del Ilustrissimo y Venerable Señor Don Pedro Cerbuna,
Obispo de Tarazona, del Consejo de S.M., Diputado del Reyno de
Aragon, Fundador de la Universidad de Zaragoza, Hijo de la Villa de
Fonz. Escrita por el Doctor Don Fernando Rodríguez y Sánchez,
Canónigo de Calatayud, etc. - Sigue la tabla de los capítulos y
algunas notas referentes a autores que hablan de Cerbuna y que ocupan
8 fols. sin num.; 10 fols. en b. sin num. Sigue: "Compendio de
la vida, virtudes y milagros del venerable y apostólico Varon el
Ilmo. Señor D. Pedro Cerbuna, natural de Fonz, fundador de la
Universidad de Zaragoza y Obispo de Tarazona. Sacada de las
informaciones' jurídicas, en que hay examinados ciento nobenta y
un testigos ante D. Josef de Palafox y otros Vicarios generales de
la ciudad de Calatayud, a instancia que hizo el Rey N. Sr. D. Phelipe
segundo al Ilmo. Sr. D. Diego Yepes, Obispo de Tarazona y Confesor
que fue de Santa Teresa de Jesús. La escribe el Dr. Fernando
Rodríguez y Sánchez, natural del lugar de Xarava...";
comprende los fols. 1 al 213. Siguen varios folios en blanco y
algunas noticias referentes a hijos ilustres de la villa de Fonz.
Entre los fols. 6 y 7, lámina grabada en cobre: Cerbuna con hábitos
episcopales, arrodillado, en oración ante la Virgen de Jarava y con
su escudo de armas; al pie, Inscripción. Entre los fols. 154 y 155,
lámina grabada en cobre, representando a N.a S.a de Jarava rodeada
de ángeles. - Letra del siglo XVIII; 0'200 por 0'140; caja de la
escritura, 0'175 por 0´100; piel roja.
En ese manuscrito se
dice, terminantemente, no sólo que nació
en la citada población,
sino cuál fue su casa: "La de los Cerbunas es la que hoy posee
(por haberla heredado de Casa Puente que la compró) D. Alberto
Lorenzo de Bardaji, cerca del Portal que mira hacia el Santo
Hospital, y siempre he oído - dice su biógrafo - a los antiguos y
que éstos lo oyeron a los de su tiempo que el venerable Sr. D. Pedro
Cerbuna había nacido y criádose en dicha casa, en la habitación de
la Torreta, que todavía he alcanzado de muchacho, y lo prueba el
escudo de armas de la casa y familia de Cerbuna que actualmente se
guarda en dicha casa Bardaji y consiste en una piedra y en ella el
ciervo (CERVus), morrión, etc., que quitaron de la frontera (fachada)
quando obró dicho D. Alberto Lorenzo su casa, y convienen que nació
dicho venerable Obispo en donde hoy está la capilla de dicha casa, y
por voz común y fama pública se sabe en la villa de Fonz (1: Por
enlace de D.a Angela de Bardaji, con D. Carlos Ramón de Moner, pasó
esta casa a ser propiedad del historiador D. Joaquín Manuel de
Moner; siendo su dueño, en la actualidad, D. Ramón de Alós.). Mas
en el libro antiguo llamado la Centuria, que está en el Archivo de
la Casa Ayuntamiento de la villa de Fonz, entre otras cosas se halla
la casa de Nadal Juan Cerbuna confrontada, con expresión de los
campos, viñas, olivares, cañamores y demás hacienda que tenia
dicha casa; y se sabe que el hermano heredero de la familia de
Cerbuna lo mataron en la plaza de Fonz, año 1540, por las tropas
enemigas, por cuya razón sucedió en los bienes dicho señor D.
Pedro Cerbuna, el que siendo ya obispo de Tarazona otorgó poder para
vender dicha casa y hacienda que tenia en Fonz, y de lo que sacó de
ella fundó el Seminario de San Gaudioso en la ciudad de Tarazona.
Tengo en mi poder testimonio de las posesiones y casa de Cerbuna,
sacado del libro de la Centuria" (fols. 150 v. al 153 (2:
Además, en el Archivo de la Iglesia parroquial de aquella villa
existen unos poderes otorgados por Sr. Cerbuna a su hermana D.a Ana,
para vender a Antón Gómez, vecino de Fonz, unos pajares, era y
perrenales sitos en las Estanyas del dicho lugar, por precio de 1.300
sueldos jaqueses. Está hecho a 20 de junio de 1595.)
Desde
niño dio muestras de su piedad y de una grande inclinación al
retiro y a la profesión eclesiástica. Su mayor alegría era asistir
a la Iglesia y hacer en ella oficio de ángel ayudando la misa. Bien
instruido en la Doctrina cristiana, a los siete años comenzó las
primeras letras y a los ocho el estudio de la Gramática en su patria
nativa, pasando luego a Monzón a continuarlos, demostrando en ellos
singular aprovechamiento.
A los doce años, y ya bien instruido en
la lengua latina, comenzó los estudios de Artes en la Universidad de
Huesca, y después de cursar en ella un año de Lógica, partió, con
el beneplácito de sus padres, a la de Valencia, en la cual
cursó
Física, Metafísica y Sagrada Teología, graduándose de Bachiller
en Artes, a los catorce años, con general aplauso.
En la
expresada Universidad, junto con los estudios ya mencionados, se
perfeccionó en la Gramática, Latinidad y Retórica, pasando a la de
Salamanca, en la cual terminó los cursos que le faltaban de
Teología. En aquella ciudad alternó los ejercicios literarios con
los de devoción, siendo diligente en el estudio, afable, humilde,
pacífico; componía discordias entre estudiantes y era entre ellos
modelo de saber y de virtud.
Terminados sus estudios de Teología
en Salamanca el año 1556, regresó a Fonz cuando apenas contaba
dieciocho años. En esta sazón, D. Miguel de Espuy, Obispo de
Lérida, fundó un Colegio en aquella ciudad, bajo la invocación de
la "Purísima Concepción de Nuestra Señora", y teniendo
noticia de las virtudes y letras de este aventajado estudiante, le
llamó y le dio una beca en el expresado colegio. Siete años estuvo
en él, desempeñando la cátedra de Teología; tuvo numerosos
discípulos que salieron muy aventajados en virtudes y letras.
A
los diecinueve años, y habiendo hecho lucidos actos y ejercicios
literarios de "Conclusiones", respondiendo a los argumentos
con la viveza correspondiente a su grande ingenio, recibió el grado
de Maestro en Artes en la Universidad de Lérida, el año 1557, y en
el de 1560, en la misma, la borla de Doctor en Sagrada
Teología.
Recibe la primera tonsura en la ciudad del Segre, en 7
de junio de 1550 y las cuatro órdenes menores en la misma el 21 de
diciembre de 1559; el diaconado, en 22 de igual mes de 1562, y se
hace Presbítero en 13 de septiembre de ese mismo año.
Dos días
antes de su ingreso en el sacerdocio, D. Antonio Agustín, grande
ornamento de Zaragoza, su patria, y Obispo de Lérida, hallándose en
Roma, le hizo su Vicario general y Visitador de su obispado; cumplió
esta misión, con
gran alteza de miras, remediando abusos,
proveyendo las iglesias de las cosas necesarias, reprendiendo y
quitando vicios y alentando a todos para el mejor cumplimiento de su
ministerio.
Promovido D. Antonio Agustín a la silla arzobispal de
Tarragona, su hermano D. Pedro, Obispo de Huesca (año 1564), llamó
a Cerbuna para que fuese a su lado, dándole una Ración de
Penitenciaría en la Catedral, obteniendo además la cátedra de
Prima de Teología en aquella Universidad, que leyó cuatro años con
grande aplauso y concurso de estudiantes (1).
(1) En el
Archivo Catedral de Lérida, en los Registros Vicariatus, hay los
siguientes documentos cuya copia tenemos, merced a la bondad de los
ilustres Canónigos de aquella S. I. C., Sres. Ayneto y
Bibiloni:
1559 (20 de diciembre): Concediéndole Dimisorias para
ordenarse, en cualquier Obispado de todas las sagradas órdenes,
mayores y menores, hasta el presbiterado; se le titula mestre pere
Cerbuna, clerico simpliciter tonsurato,
in sacra theologia
professori (a la edad de veintiún años), beneficiato in ecclesia
parrochiali oppidi de Fons.
1563 (22 de abril): Actúa como
testigo en un expediente de Curia de desmembración de las iglesias
unidas de Beranuy y Vallabriga.
1564 (4 de junio): Rdus. vir dnus.
Petrus Cerbuna, presbiter, in sacra theologia
professor,
beneficiatus sub invocatione beate Marie in ecclesia
parrochiali
oppidi de Fons; renuncia dicho beneficio en manos y
presencia del obispo Agustín, que la admitió, siendo testigos sus
familiares Juan Solanes de Aytona y Juan Martín Sánchez del
Castellar, presbíteros. Acto seguido, dicho prelado le confiere otro
beneficio de igual advocación en la misma iglesia, no obstante la
porción que ya tenía en la parroquia de Calasanz.
1565 (21 de
febrero): Figura como testigo de la profesión de la fe y colación
canónica de una porción curada hebdomadaria a mosén Pedro
Montaner, en la villa de Bielsa y Exabierre.
- (1.° de mayo):
Figura como testigo en la renuncia del beneficio de la Sma. Trinidad,
en San Lorenzo, hecha por Berenguer Rubinat, presbítero, Petrus
Cerbuna, in sacra theologia docto re Ilerde habit.
- (1.° de
junio): Lo es también en la colación canónica de dicho beneficio a
mosén Antonio Pinyana, presbítero y beneficiado de La Seo de
Tortosa.
1570 (8 de enero): El obispo Agustín confiere el
beneficio de Santa María, instituido en la parroquia de Fonz, al
presbítero Bernardo Castro, vacante per professionem factam per
vener. Petrum Cerbuna in sacra theologia professorem canonicum
ecclie. Metropolitane cesaraugustanem ultimum beneficiatum et
possessorem eiusdem.
La Santa Iglesia de Huesca lo eligió por
predicador de su Cuaresma el año 1567, desempeñando esta honrosa
misión con tan extraordinaria elocuencia, que los prebendados,
contra costumbre, le encomendaron una segunda, que predicó el año
1567; los oyentes salían de sus sermones asombrados y compungidos,
según cuenta uno de sus historiadores (1: Manuscrito ya citado.), el
que manifiesta que en uno de ellos, sobre la conversión de Santa
María Magdalena, fue tanto el espíritu con que predicó, que
salieron de la iglesia convertidas muchas mujeres mundanas, "públicas
pecadoras, que de allí en adelante vivieron como grandes siervas de
Dios".
El año 1568, el Obispo de Huesca, D. Pedro Agustín,
le nombró Vicario general, Juez de pías causas y Visitador de su
Obispado.
Llegó la fama de su saber, virtudes y celo eclesiástico
al señor D. Fernando de Aragón, Arzobispo de Zaragoza, el cual,
informado también por D. Juan de Gurrea, Gobernador del Reino, que
le había oído predicar en Huesca y en la
montaña, junto con su
Cabildo (entonces de Canónigos Reglares de San Agustín), le nombró
Canónigo de dicha Iglesia el año 1968, cuando Cerbuna contaba
treinta años de edad.
Los canónigos de la Metropolitana de
Zaragoza le encomendaron la Cuaresma que predicó el año 1570, con
espíritu y fervor tan grande y elocuencia tan arrebatadora, que
convirtió a muchas mujeres públicas pecadoras.
Vacó, el año
1572, el Priorato de la Metropolitana, y habiendo sede vacante
pontificia por haber muerto Pío V, el arzobispo D. Fernando le
nombró Prior, confirmando este nombramiento el Papa Gregorio XIII,
habiendo precedido súplica del Rey Felipe II del tenor siguiente:
"Muy Santo Padre: A D. Juan Zuñiga, mi Embaxador, escrivo hable
a Vuestra Santidad acerca de la provisión del Priorato de La Seo de
Zaragoza, que habiendo vacado en el mes del
Arzobispo, le ha
provehido en el Dr. D. Pedro Cerbuna, Canónigo de aquella Iglesia,
Theologo de singular vida y exemplo y muy buen Predicador. A V.a
Santidad suplico le dé credito y tenga por bien condescender a lo
que de mi parte le pidiere y suplicare, que en ello recibiré
particular gracia y favor de V.a Santidad, cuya muy Santa persona
Nuestro Señor guarde para el bueno y próspero regimiento de la
universal Iglesia; de Madrid, etc." (Ms. de Camón, núm. 148;
B. U. de Zaragoza).
Igualmente escribió Felipe II a su embajador
en Roma, D. Juan de Zúñiga, en la forma siguiente: "Embaxador:
Estos días pasados ha vacado en la Seo de Zaragoza el Priorato de
ella por muerte de Lupercio Ortal, el arzobispo, habiendo fallecido
en su mes el dicho Ortal con el buen zelo que siempre ha tenido y
tiene al servicio de Nuestro Señor y buen regimiento de su Iglesia,
ha provehido dicho Priorato en la persona del Dr. Pedro Cerbuna,
Canonigo de la
dicha Iglesia, que demás de concurrir en él todas
las partes y qualidades que para la dicha Dignidad se requieren
conforme al Concilio, es theologo de singular vida y exemplo, y
predicador. Y como acá se haya dicho que Su Santidad ha provehido el
Priorato a otra persona vieja de mas de sesenta años, sin letras ni
otras partes que para henchir la dicha Dignidad son necesarias.
Pareciéndonos que por cualquier contradicción que se le pusiere al
dicho Cerbuna, sería en grande y notorio perjuicio suyo y menoscabo
de aquella dignidad. Nos ha parecido advertir de ello y escribir a Su
Santidad la que con esta va en vuestra creencia. Encargamos y
mandamos que se la deis, y de nuestra parte le pidáis y supliqueis
tenga por bien de aprobar la Provision hecha por el dicho Arzobispo
en favor de Cerbuna, y que no permita ni dé lugar a que le sea hecha
contradicción ni molestia alguna. Porque demás de ser el que
conviene para el buen govierno y regimiento de aquel Cabildo,
tendremos por muy particular favor y merced la que al dicho Cerbuna
se hiciere. Al qual favoreceréis y ayudaréis en todo lo que
pudiereis y ahí cerca de esto se ofreciere, que en hacerlo assi y en
que en ello nos aviséis, recibiremos de Vos muy accepto servicio.
Madrid, etc." (Ms. de Camón, núm. 148; B. U. de Z.).
En 27
de enero 1575 murió en Zaragoza el Arzobispo D. Fernando de Aragón,
predicando Cerbuna en sus solemnes exequias y haciendo el elogio del
que en vida fue su protector y amigo, como "alma agradecida, no
tanto a los favores recibidos, cuanto a la señalada predilección
que estos favores significaban" (1).
Nombrado Vicario general
por el Cabildo de la Metropolitana, le sucedió en su omnímoda
jurisdicción y gobierno de este Arzobispado, en el cual, sin faltar
a los ejercicios santos y gobierno de su Iglesia, cumplió con la
mayor fidelidad todas las obligaciones de su empleo, cortando abusos
y excitando a todos al cumplimiento de su deber (2).
En 1585,
Felipe II le nombró obispo de Tarazona; fue consagrado por tres
obispos en Monzón, celebrando allí Cortes la Magestad católica y a
las que asistía Cerbuna como diputado que era por el brazo
eclesiástico desde 1572 (3).
(1) "Elogio fúnebre del
Ilustrísimo Señor Don Pedro Cerbuna y del Negro, que en las
solemnes honras celebradas en sufragio de su alma, el día 17 de
octubre de 1893, por la Universidad literaria de Zaragoza, pronunció
en el Templo Metropolitano del Salvador de dicha ciudad, el Canónigo
D. Florencio Jardiel"; Valladolid, imp. de La Cuesta, 1900.
(2)
D. Pedro Cerbuna, el año 1580, regaló a la iglesia de Cariñena el
brazo de San Valero, que posee como principal reliquia.
(3)
Consagróse en la Iglesia de Trinitarios de Monzón, el 24 de
noviembre y el 21 de diciembre del mismo año hizo su entrada solemne
en Tarazona, con grandes demostraciones de veneración y regocijo por
parte de toda la población.
Ya en sus diócesis admistró
sus rentas con espíritu tan elevado y tan noble, que, tanto ellas
como las propias, la dedicó a ser amparador del menesteroso y a
fundaciones dedicadas al mayor lustre de la religión católica.
Fundó
el Seminario de Tarazona, dedicado a San Gaudioso, y el Colegio de la
Compañía de Jesús.
Con singular prudencia y celo admirable se
condujo así en el régimen y gobierno de su diócesis como en la
administración apostólica, que por mandato de la Santa Sede ejerció
seis meses en Calahorra, para solucionar los pleitos y
desavenencias
que entre aquel Prelado y Cabildo existían; con su talento y su
tacto supo apaciguar los ánimos y dar solución satisfactoria a los
conflictos planteados.
Tudela y Calatayud, así como todos los
pueblos del obispado, recibieron notables pruebas del cariño y de la
munificencia de este obispo, costeando en aquéllos obras de
importancia.
Una de sus relevantes cualidades fue la humildad,
reflejada en todos sus actos y que se ve palpablemente en varias de
las cartas que publicamos, cruzadas entre él y los Jurados de
Zaragoza.
Al encargarle la delicada misión de arreglar las
diferencias que mediaban entre el Obispo y el Cabildo de Calahorra, a
causa de privilegios que éstos alegaban en la cuestión de visita,
no se envanece por la comisión, sino que, por el contrario,
creyéndose sin las cualidades necesarias para llevar a cabo su
misión, intentó ser relevado del espinoso y difícil cargo, y le
dice al Nuncio, cuando ya por fin tuvo que someterse a las altas
indicaciones que se le hicieron: "Yo acepté el Breve de S. S.
sobre la jurisdicción de la Iglesia y Cabildo de Calahorra sólo por
obedecer; por cierto que hay causas por las cuales pudiera S. S.
encomendar este negocio a otro, que lo cumpliría mejor que yo por mi
poca suficiencia". Y con posterioridad, dirigiéndose al
Cabildo, les dice con la mayor humildad, a la vez que con una caridad
sin límites y un ardiente deseo de llegar a la armonía y a la paz
alterada entre ambas autoridades eclesiásticas: "Yo he aceptado
el Breve de S. S. sobre la jurisdicción de ese Cabildo y Prevendados
de esa Iglesia, muy confiado, que mi insuficiencia y pocas fuerzas
las han de suplir Vuestras Mercedes, siendo
personas tan graves.
Deseo que Vuestras Mercedes me ayuden, adviertan y guíen si algo
convendrá proveer en beneficio de esa Santa Iglesia".
Otra
de sus grandes virtudes fue la castidad; en la lápida que cierra su
sepulcro en la Colegiata de Calatayud, el primer elogio que se le
dirige está condensado en estas dos palabras, “Fuit virgo"; y
en la información hecha en Valencia, varios sacerdotes que en ella
deponen, refiriéndose a esta virtud, manifiestan que en esta materia
era recatadísimo y muy casto, así en el mirar como en todas sus
acciones.
A pesar de sus habituales achaques y de sus
padecimientos (1), cumplió una de las más penosas obligaciones de
su ministerio pastoril: realizar la visita a su diócesis,
exacerbándosele hasta tal punto sus dolencias, que tuvo necesidad
de
retirarse a Calatayud, en donde al poco tiempo murió, con la
tranquilidad del justo, el día 5 de marzo de 1597, recibiendo
cristiana sepultura en la Iglesia de Santa María la Mayor de dicha
ciudad.
(1)
"El Dr. Cerbuna fue siempre de complexión delicada; más en los
últimos años de su vida, a causa de una grave afección al
estómago, se vio mortificado constantemente por las molestias y
dolores que lleva consigo esta enfermedad". (Jardlel: obra
citada):
Muerto el Obispo, la ciudad y Universidad de Zaragoza
mostraron muy grande sentimiento, y en claustro determinaron hacerle
suntuosas exequias, que se celebraron pocos días después de
ocurrido el fallecimiento.
Dejemos a la pluma de su querido amigo
Frailla describirlas:
"Primo, en la Iglesia de la Magdalena
de la presente ciudad, dentro cuya parrochia están las Escuelas por
no estar aún hecha la Iglesia della, la qual se ha hecho ya muy
sunptuosa, se paró un Capellardente como a los príncipes y reyes se
acostumbra hacer en el Aseu de Zaragoza, todo cuvierto de
luto, con mucha luminaria de hachas, velas y cirios, y en él muchos
escudos de sus Armas de dicho señor Obispo, y muchos versos en latin
y en romance en alabanza y dolor del dicho señor Obispo, y
enmedio de él, una tumba con un paño de brocado de tres
altos, y encima, un báculo y mitra y otras insignias del Obispo; el
Rector de la Universidad, que era el Dr. Diego Frailla, doctor en
Sagrada Theologia, con mucho luto él y los Oficiales de la
Universidad, donde eran Bedel, Alguacil y Maestro de Ceremonias,
acompañado de los señores Jurados de Zaragoza, que eran: Pedro
Geronimo Laporta, Jurado en Cap; Pedro Villanueva, segundo; Juan
Estevan Castellon, tercero; Lorenço
de Berge, quarto, y Joan de Mozarabi, quinto, trayendole en medio los
dos Jurados
primero y segundo, con grande acompañamiento de
Doctores de otras facultades, y otras personas y de muchos
estudiantes, vino desde el teatro de las escuelas, que estava con
muchos lutos, a dicha Parroquia, y asentados dichos señores Jurados,
Rector y Doctores, vino el Sr. Arzobispo D. Alonso
Gregorio, con
dignidades del Aseu, y truxo su dosel estrado y hávito negro a
dichas honras, y estando los dichos todos principiaron la Misa de
Requiem, muy solemne, que la dixo el Dr. Joan López, Canónigo del
Aseu de Zaragoza, Doctor
en Theologia, y probehido oy Abbad de
Montaragon, graduado en dicha Universidad, con mucha música de
cantores, y predicó el P. Maestro fray Martín Peraza, de la Orden
de Nuestra Señora del Carmen, Catedrático de Biblia en dicha
Universidad, y acabada la Misa, hecha cortesía al Sr. Arzobispo por
los Sres. Jurados y Rector y los demás, se bolvieron a las escuelas
de donde salieron. = A la tarde huvo en ellas y en su teatro un
certamen de metros en latin y en romance, muy principal, donde
se publicaron todos y se dieron premios a muchos de los que havian
compuesto, siendo Jueces dicho Rector y el Dr. Joan de Salas, Medico,
y Luis Diez Daux; después se ha instituido por dicha Universidad y
dichos señores Jurados por el ánima del Sr. Obispo, que el día
de la Cátedra de San Pedro, que es a 22 de Lebrero, se diga una
Missa con muy solemne oficio y sermón del día, por estar dedicada
la Universidad a San Pedro, y a otro día, un Aniversario muy solemne
por dicho Sr. Obispo, a los quales ayan de asistir los Rector,
Doctores, Catedráticos, Estudiantes y las demás personas de la
Universidad" (1).
(1) Conocemos el siguiente impreso de
extremada rareza, que se conserva en la Bib. Del Sr. Duque de
T'Sercleaes y que no cita en su "Bibliografía aragonesa del
siglo XVI", D. Juan Manuel Sánchez: "Relacion del
sentimiento que la Universidad de Çaragoça ha hecho a la muerte de
su fundador D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona". = ( Al fin):
Impresa con licencia en Çaragoça por Lorenço de Robles, impresor
del Reyno de Aragón y de la Universidad, 1597, - Fol. 2 h. sin n. y
sin sig.; letra cursiva y redonda, a 2 y 3 cols.
La Relación
comienza con el romance: "Cerbuna que estás gozando - de las
grandezas del cielo, - con humildad te suplico - me escuches un poco
atento, - ..... porque pretendes decir - lo mucho que por ti
hizieron, | será numerar los athomos - y las estrellas del
cielo".
Siguen los sonetos de D. Luis Díez de Aux:
"Que
la vasa serpiente convertida". = "Nunca el romano Imperio
perdió tanto". = " Desde tu zenotafio religioso". =
"Valeroso Simón, hijo de Onias".
De D. Jerónimo de
Errada: "Si dentro de la muerte está la vida".
Siguen
las endechas de Martín Pérez de Olivan, en nombre de la Universidad
de Zaragoza, a la muerte de su fundador D. Pedro Cerbuna: "Suspiros
despedidos - del centro de mi pecho... - Y mientras el socorro no
llegase, - canción dexa tu canto, - que tengo por mejor bolverme al
llanto".
Termina el impreso con la "Sequencia de los
difuntos, traducida por Luis Diez de Aux para el certamen hecho a las
Exequias de D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona, fundador de la
Universidad de Çaragoça": "Decretó la eterna idea - quel
día de la yra sea - el mundo buelto en ceniza - … - la vida de
tantos modos, - y darles descanso a todos - por siempre jamás.
Amén".
Hace una descripción detallada de este impreso D.
Lucas de la Torre: "Adiciones y correcciones a la Biblioteca
aragonesa del siglo XVI, de D. Juan M. Sánchez". - Revue
Hispanique, t. 46, núm. 111 (1919), págs. 497 a 499.
En la obra
“Clariorum - aragonensium - monumenta – in lucem - prolata –
opera et studio Ignatil de Asso del Rio. Maritima Hispanorum negotia
apud Batavos prouarantis. Amnstelaedami, apud Haeredes C. Sommer, et
Socios, 1786", figura entre las poesías latinas del alcañicense
Domingo Andrés, publicadas en dicha obra con el núm. XV, la
siguiente, que ocupa las págs. 26 a 28: Ad Petrum Cerbunam,
Academiae Caesaraugustanae - Conditorem
Comienza: "Erexti
sacros Musis, Cerbuna, penates, - Ae parlter dignos, caelitibusque
Deis". = Termina: "Ae ternum deges nunquam que in glorius
avum; - Praesta, age, te quando praemia tanta manent".
La
Universidad acordó colocar el retrato de su fundador en el sitio más
preferente; pero este acuerdo se cumplimentó muchos años después,
gracias al celo del Dr. D. Blas Matías de San Juan; colocándose en
el lado derecho de la capilla; fue destruido, como todos los que
existían en el Claustrillo, el año 1809, en el segundo sitio
francés.
El año 1822, nuestra Universidad aun no debía haber
repuesto el destruido retrato de su fundador, según se desprende de
la parte final del acta que corresponde al claustro de Rector,
Consiliarios y Catedráticos celebrado el día 15 de de marzo de
1822, y en cual, por acceder a requerimientos de la Tertulia
Patriótica, que celebraba sus sesiones en el Paraninfo de nuestra
Universidad, se acuerda quitar de él el retrato de Carlos V y
sustituirlo con el de Fernando VII o con el del Obispo Cerbuna,
fundador de la Universidad, para lo cual, si no se proporciona, podrá
servir el de cualquier Prelado con una inscripción debaxo que
exprese ser dicho Sr. Obispo; acuerdo muy peregrino que demuestra que
nuestro primer centro docente tenía en esa época en el mayor olvido
a su fundador, importándole poco el encontrar o no un retrato más
o menos auténtico.
Actualmente la Universidad conserva dos
efigies del señor Cerbuna: una, colocada en el testero principal del
despacho rectoral, y otra, que durante varios años ha permanecido
confundida con otros varios lienzos, en uno de los sótanos de
nuestro primer centro docente; trátase de un medallón que con otros
debió adornar el Paraninfo y que desapacieron de él al
hacerse la restauración del mismo en 1910. Ambos son de igual
parecido: el fundador, con ropas episcopales, representa un hombre de
unos cuarenta años, con
barba terminada en punta; de rostro
afable, pero demacrado, de mirar intenso, pero dulce.
El verdadero
retrato del fundador de nuestra Universidad se encuentra en el salón
principal del palacio episcopal de la ciudad de Tarazona; y decimos
el verdadero, porque al menos tiene en su favor ser el más antiguo,
pues le reputamos de la época por todos los detalles de su técnica
ornamental. Está pintado al fresco en lo más alto de su paramento y
junto a un ángulo. El aspecto es el de un hombre todavía joven, de
rostro enjuto, de mirar intenso; lleva barba negra, terminada en
punta; viste hábitos episcopales de extraordinaria riqueza y ciñe
su cabeza con la mitra; apoya la mano derecha sobre el antepecho de
un balcón, al que parece asomarse, y la izquierda sobre el pecho. Es
una obra pictórica muy mediana; claramente se echa de ver que el
artista dio más preferencia a las ropas que al rostro, descuidado y
tosco; ostenta, en una cartela, la siguiente inscripción:
PETRVS
• CERBVNA • EX • PRIORE • ECLESIE • METROPOLITANE
•
ASSVPTVS • ESTAD • EPISCOPATVM • TIRASON • IN • QUO
• DOCTRINA •
ET • SANCTITATE • PRECLARVS • PRVDETER •
SE • GESIT • FUNDAVIT • ACADEMIAM • CESAEAVGVSTANAM •
COLLEGIV • SOCIETATIS • IESU • ET •
SEMINARIV • TlRASONE
• SE • OBIIT • CALATAVVBII • ANNO • 1597. (Final
ilegible).
Su aspecto es distinto del retrato que existe en el
Seminario de la misma Diócesis, más parecido éste al que se halla
en la Universidad, en el salón rectoral.
En el Ms. del Sr. Otal
se citan los siguientes retratos del Sr. Cerbuna: "En casa de D.
Pascual Antonio Ric y Exea, Baron de Valdeolivos, bailan de Aguilar,
etc., hay otro quadro, de nuebe palmos de alto y seis de ancho, de
Nuestra Señora de Xarava, y arrodillado a sus pies, el venerable
señor D. Pedro Cerbuna, natural de la misma villa de Fonz, y se
renobo dicho quadro a devoción de D. Miguel Estevan Ric, por un discípulo del pintor Bayeu, llamado Portell, natural de San Estevan
de Litera, y tiene el escudo de armas, que consiste en un cuartel,
campo azul, el Agnus Dei de plata; en el otro, en campo colorado, un
cierbo pasante, y debajo están los escageles (de el
Negro), de oro y campo encarnado (1);
(1) En lo que fue capilla
de la Universidad, hoy depósito de libros de su Biblioteca, hay tres
escudos de Cerbuna, uno sobre la puerta de entrada y dos en ambos
lados de lo que fue Presbiterio; difieren algo del señalado aquí,
pues el ciervo pasante está sobre campo oro y los escaques
del tercer cuartel son blancos y negros. No es verosímil que esos
escudos colocados al construirse el edificio en vida de Cerbuna, no
se pusieran con arreglo a la heráldica que diera el Obispo de
Tarazona; es más presumible que hayan sido, por desgastes del
tiempo, retocados con posterioridad, variándosele los colores.
por
cimera, las insignias episcopales, y debajo, el rótulo que dice ser
retrato del venerable señor D. Pedro Cerbuna, natural de la villa de
Fonz, Obispo de Tarazona y fundador de la Universidad de Zaragoza,
del Colegio de la Compañía de Jesús de Tarazona y del Seminario de
San Gaudioso en la misma, que murió en Calatayud a cinco de marzo
de 1597, de edad de cincuenta y nueve años; fue sepultado en su
Iglesia colegial de Santa María; nació en la villa de Fonz a 27 de
febrero de 1538". (Folio 160 y siguientes) (1).
"En la
sala del Ayuntamiento de la villa de Fonz, en memoria de ser hijo de
ella, hay un quadro de cuerpo entero, con rótulo que expresa ser D.
Pedro Cerbuna, Obispo de Tarazona, y del Seminario de San Gaudioso de
la misma ciudad, como puede berse a la drecha del Santo Xpto....”
(Fol. 153) (2).
"También hay otro retrato del venerable
señor Obispo de Tarazona, D. Pedro Cerbuna, con el escudo de sus
armas, de pintura antigua y algo delacerado, en casa de Antonio
Miranda y Aquilaniedo, lo que corrobora ser hijo de la villa de
Fonz,
pues si no lo fuera, cómo es posible que los ascendientes de dicho
Miranda le hicieran retratos". (Fol. 154) (3).
Martín
de Moros, ciudadano de Calatayud, Notario del número de dicha
ciudad, hombre virtuoso y erudito, amigo de Cerbuna, y que le
acompañó en una de sus visitas pastorales, testigo ocular de muchas
y grandes cosas que hizo
nuestro fundador y que escribió su vida,
quedando manuscrita (4), hace el retrato de Cerbuna en la siguiente
forma:
(1) Este retrato se halla hoy en poder del actual Barón
de Valdeolivos, D. Francisco de Otal.
(2) Se conserva
actualmente.
(3) De este retrato no se tienen noticias en la
actualidad. En casa de los herederos del Sr. Moner, vecino de Fonz y
propietario, por sus ascendientes de la casa donde nació Cerbuna,
hay otro retrato de éste, que no describimos por ser parecido a los
que se conservan en esta Universidad.
(4) "Ha hecho de su
vida y milagros un libro Martín de Moros, ciudadano de Calatayud, en
donde se ponen muy grandes cosas e innumerables de sus virtudes".
- Blasco de Lanuza: Historias eclesiásticas y seculares de Aragón,
desde el año 1556 hasta el de 1618, t.° II, pág. 332, col.
2.a
"Fue este siervo de Dios de disposición y estatura
medianas; tenia el rostro muy flaco y macilento, pero muy venerable y
autorizado; la frente, ancha y desarrugada; los ojos, muy claros y de
buen tamaño, muy compuestos y honestos; las cejas, algo morenas; las
orejas, medianas, y la nariz, derecha y delgada; el color, templado,
pero muy mortificado y penitente; el semblante del rostro era muy
modesto y alegremente grave y gravemente alegre, de manera que con su
serenidad alegraba a los que le miraban y con su gravedad
los
componía".
***
Cuantas gestiones hemos practicado
para encontrar el testamento hecho por el fundador de la Universidad
de Zaragoza, han resultado infructuosas; con todo detenimiento hemos
investigado en el Archivo Notarial de Calatayud,
estudiando los
protocolos correspondientes al año 1597; nuestra labor resultó
infructuosa. Sin embargo, la suerte adversa con nosotros en
Calatayud, nos favoreció en Tarazona, en cuyo Archivo de la Catedral
encontramos, si no la última voluntad del Dr. Cerbuna, una
interesantísima carta dirigida por Agustín Juan Mores, síndico de
Calatayud, y fechada en dicha ciudad a 2 de abril de 1597 y dirigida
a D. Agustín Español, señor de Zanuy, en la cual se da cuenta de
la disposición testamentaria del ilustre Obispo de Tarazona, con
todo detalle (1).
(1) Sabido es, y en otra ocasión hemos hablado
de este asunto, que la Cámara apostólica invalidó el testamento de
Cerbuna, publicando censuras contra los que tuviesen o supiesen
bienes que hubieran pertenecido a dicho Sr. Obispo, y tal vez en ello
esté la causa de no haberlo encontrado nosotros en
Calatayud.
(retratos de Pedro Cerbuna que se custodian en la
Universidad de Zaragoza y en el Palacio episcopal de Tarazona. Página
179 del pdf.)
Tan interesante documento dice así:
"Por
haverme hallado en la disposición y muerte del Sr. Obispo de
Taraçona, que Dios tiene en
la gloria, y ver que algunos interesados hazian diligencias para
cobrar lo que les pertenecía por dicha disposición, y
particularmente el
Concejo desta ciudad de Calatayud, que haviendo
echado mano la Cámara Apostólica al dinero que Su Señoria
illustrisima tenia y a los demas sus bienes, la ciudad, porque no
quisieron los oficiales de la Camara Apostolica dar quatro
mil
escudos que dexa, como abaxo diré, bizo y probeyó de un imbentario,
y como yo vi que también interesava mi señora Anna Español en
dicha disposición y que por parte de de su merced no havia quien
pidiesse, y ofreciéndosemehaver de ir a Çaragoça y estar en una
posada Pedro Mongay
de Benabarre y yo, le preguntó si conoscia a
v. m. y me dixo era muy su servidor, y assi, porque estava el negocio
en punto que se podían escusar mas trabajosas diligencias, le rogué
a dicho Mongay diesse aviso a v. m. dello, y me
pesa mucho que el
aviso se diesse tan tarde que por cierto no ha hecho poco daño, pues
lo que pudiéramos hacer aquí ante un Collector Apostólico que vino
de Madrid solo a esto, se havrá hazer en Madrid por haberse ido
desta ciudad y en ella haver acabado y averiguado cosas hoy haze tres
días y assi sera muy necessario que v. m. dé orden que se despache
a la Corte antes que passen vacaciones, y para esto podría v. m.
amprase del Sr. Obispo de Barbastro, pues le tiene muy propicio, que
es la persona mas importante y que más puede en la Corte deste Reyno
y conoce mucho al Regente Batista, que es el Juez acompañado que se
ha nombrado para la decisión destos negocios del Sr. Obispo de
Taracona, y también importará mucho otra carta para Jayme de
Pueyo,
que está en Madrid, sindico desta ciudad y es grandísimo negociante
y de quien se hace mucho caso y a quien han hecho procurador todos
los criados del Sr. Obispo acerca deste negocio, y podría escrivirle
Jayme de Pueyo de Barbastro, que es muy deudo suyo y sé yo que se
tratan mucho, y para que v. m. en lo que se me manda yo he tenido
cuidado, he sacado del propio instrumento publico de disposición
todo lo que dispone el Sr. Obispo, que es lo siguiente: =
"Primeramente dexa a la ciudad de Calatayud ochenta mil
sueldos
para que los carguen a Censal y el usufructo sea para Geronimo
Çurita y
Jusepe Çurita,
sus sobrinos, y muerto el uno venga todo el usufructo al otro, y
muertos los dos, los dexa a las monjas de San Venito desta
ciudad.
Item al Cabildo de Santa Maria desta ciudad, por la
dotación de su sepultura, mil escudos, digo dos mil. Al Dr. Clemente
Serrano, Vicario general de Taraçona,
quinientos escudos. Al Dr. Juan Izquierdo Aznar, Vicario
general de
Calatayud, trezientas libras. Al
Licenciado Geronimo Calvo, trezientos ducados. A Geronimo
Gascon, setezientos ducados.
A Mosen Juan Fortunal,
capellan, cien ducados. A Carlos de Silos, doszientos ducados. A Juan
Lopez Generes, paje, cien ducados. Al Collegio de Teatinos de
Taraçona dexa todos sus
libros de qualquier facultad. A los otros criados dexa las cantidades
que darán y querrán el dicho Dr. Juan Izquierdo Aznar y el
Licenciado Calvo; y despues de todo lo arriba dicho, dice: Item a
Anna Español, doncella, mi sobrina, dexo quarenta mil sueldos, si
quiere todas aquellas cantidades y bienes que restaran y quedaran,
hechas, pagadas y cumplidas todas las sobredichas dexas, ordinaciones
y mandas y cosas por mí arriba puestas y ordenadas. Todo lo qual
quiero se pague de aquellas ocho mil libras jaquesas de que
hize imbentario y tenia antes de ser ellecto obispo de Taraçona".
= Pero es de advertir que sea de esforçar
si fuese posible que se tomassen en quenta todas las cantidades que
el Sr. Obispo gastare en las Bullas que fue de dinero y hazienda
propia del Sr. Obispo. Al fin, sobre todo, se escriba a Madrid, que
si aquí se hubiere de hacer las diligencias, puede creer v. m. que
le sirviera yo con todas mis fuerzas y lo haré en todo quanto se
offreciere mandarme con las veras posibles, y pues en todo se ha
hallado Joan Solanas, de quien he recibido la v. m.; él informará
largamente de todo lo que se ha tratado, assi con el Licenciado Calvo
como en lo demás, que aunque Martín Joan de Viu, un amigo mio de
plaça, me ha escrito sobre
este negocio, encargandome mirase este negocio con ojos de africcion,
yo me tenia muy particular cuidado por lo que se merece v. m., a
quien suplico me tenga por muy servidor y guarde nuestro Señor. De
Calatayud y abril 2 de 1597. = Agustin Juan Mores (Firmado). =
Sobrescrito, Agustin Español, señor de Çanuy".
(A. C. T., Armario y caja núm. 1, Lig. 8, papel núm. 9).
Cerbuna
murió en olor de santidad; era tan querido y amado por sus
diocesanos, fueron tan grandes y tan patentes las maravillas que se
obraron ya durante su vida, ya al tiempo de su muerte, que el pueblo
acudió a visitar su cadáver, expuesto en la sala principal de su
palacio de Calatayud, arremolinándose tumultuariamente, volcando el
féretro y derribando el cadáver al suelo.
Y aquí los
historiadores hablan de un asunto de trascendencia suma que nosotros
vamos a tratar con alguna extensión; tanto Argáiz como Blasco de
Lanuza, en épocas pasadas, como Borao, Jardiel y el anónimo
biografiador de Cerbuna (1: Monografía del Obispo de Tarazona D.
Pedro Cerbuna, por X; Tarazona, Tip. De J. Ferrández y Comp.a,
1894.) X, en las modernas, han hecho mención del expediente
eclesiástico incoado para dar validez jurídica a las
testificaciones de numerosas personas que vieron u oyeron enumerar
los milagros y sucesos maravillosos acaecidos a la
muerte del insigne fundador de la Universidad de Zaragoza.
Por
casi todos los historiadores se ha dado por extraviado en la
destrucción de la Universidad, por las minas francesas, el año
1809, el mencionado expediente (2).
(2) "Instruyóse proceso
de beatificación luego de su muerte, cuyas diligencias pasaron al
Archivo de la Universidad Cesaraugustana, y se perdieron entre las
ruinas del edificio... en 1809". (Jardiel: sermón citado, pág.
15). - "A poco de su muerte se hicieron informaciones en
Valencia, Calatayud, Zaragoza y Tarazona, para incoar proceso de
beatificación; informaciones que perecieron, según se cree, entre
las ruinas de la Universidad..." (X: Monografía citada,
pág.
29).
Nada hay más lejos de la verdad; el famoso expediente, ese
manuscrito precioso e interesantísimo, no se ha perdido y en la
Universidad de Zaragoza existe; salvado, casualmente, como algunos
libros de Gestis y otros documentos interesantes, debió extraviarse
por los cambios sucesivos de
local que dentro del edificio
sufrieron el Archivo y la Biblioteca de nuestro primer centro
docente; durante más de quince o veinte años ese manuscrito
permaneció entre grandes montones de legajos y libros que existían,
por falta de sitio adecuado y conveniente para su colocación, en la
Biblioteca universitaria. Pero al hacerse los años 1915 y 1916
grandes reformas en ella por la construcción de diversos cuerpos de
estantería, al ordenar y revisar todos aquellos fondos
bibliográficos, encontró el Jefe de la misma, señor Jiménez
Catalán, el Expediente eclesiástico de la vida y virtudes del
Obispo de Tarazona D. Pedro Cerbuna, que abarca tres informaciones:
la primera, hecha en Calatayud, y en la cual, ante el Notario Pedro
Hernando de Moros, informaron diversas personas que bajo juramento
declararon los sucesos maravillosos que vieron u oyeron reseñar,
acaecidos a la muerte del Obispo; la segunda, también en Calatayud,
se refiere a la integridad del cuerpo de D. Pedro Cerbuna; la
tercera, hecha en Valencia, es complemento de la de Calatayud y en
ella depusieron varios jesuitas que conocieron y trataron al
mencionado obispo.
Nada hay de cierto en lo que dice Borao, de que
ese expediente fue formado por cartas reales; la iniciativa de él se
debe al ilustre Dr. D. José de Palafox, Vicario general del Obispado
de Tarazona, secundado después por el Obispo de
aquella diócesis
Fr. Diego de Yepes, que mandó a Valencia letras requisitorias, que,
ya muerto dicho Obispo, presentó a su nombre D. Antonio Ferrer,
Notario público de la mentada ciudad, a 13 del mes de mayo de
1613.
El expediente de Calatayud se comenzó a 8 de diciembre de
1599 y terminó con la declaración del testigo 27, hecha a 17 de
noviembre de 1600.
El manuscrito que hemos tenido a la vista,
cosido y encuadernado en pergamino, abarca las tres informaciones de
que hemos hecho mérito; existió otro en el que figuraban las de
Zaragoza y Tarazona; lo afirmó Borao en su libro y lo vemos
confirmado en el manuscrito mencionado al principio de esta reseña y
que posee el Sr. Barón de Valdeolivos, de Fonz; en él se dice lo
siguiente:
"El Sr. D. Blas Matías de San Juan, Canónigo de
la Metropolitana de Zaragoza y Catedrático de su Universidad, me hizo
el favor de mostrarme los cuatro procesos que se hicieron de orden
del ordinario en Calatayud, Tarazona, Zaragoza y Valencia; en ellos
consta plenamente la virtud, santidad, literatura y milagros del
venerable D. Pedro Cerbuna..., y los dos cuadernos que he leído son
cosa grande por su buen estilo y arreglados a las jurídicas
informaciones..."
Han existido, pues, los cuatro procesos en
dos cuadernos y se ha perdido uno de ellos, en el que constaban las
informaciones de Zaragoza y Tarazona; pero afortunadamente se ha
salvado el más importante, o sea el que contiene las de
Calatayud
y Valencia, siendo depositario de él nuestra Universidad, por lo que
relataremos.
Fue entregado el año 1799 por los ejecutores
testamentarios del Dr. José Martínez San Juan, Canónigo Doctoral
de la Santa Metropolitana Iglesia de esta ciudad, y había estado
antes en poder del Dr. D. Blas Matías de San Juan, Canónigo
Penitenciario que fue de la propia Iglesia y Rector de esta
Universidad; la Junta de Biblioteca, entonces constituida, los
examinó y estudió detenidamente por encargo del claustro,
dictaminando el gran valor e interés de los mismos, en 5 de abril
del expresado año, y manifestando que debían custodiarse con el
mayor cuidado y seguridad, según consta de los documentos que
copiamos a continuación:
"Muy señor mio: En la Junta de
Biblioteca de esta Universidad, celebrada en el día veinte de
febrero ultimo, se dio cuenta de un oficio del Claustro de Sres.
Consiliarios y Cathedraticos de la misma, para que informe sobre los
Quadernos y Papeles relatibos a la vida y milagros del Ilmo. Señor D.
Pedro Cerbuna; y deseando la Junta satisfacer al Claustro, ha
determinado dar comisión a algunos de sus individuos para que los
examinen, a fin de executar con acierto el informe que se le pide. Lo
que comunico a V. de su orden para que lo haga presente en el
Claustro. = Dios guarde a V. muchos años. Zaragoza 24 de febrero de
1799. = Besa la mano de V. su atento y seguro servidor, Joaquin
Lario. (Rubricado). = Sr. D. Joaquín Lasala, Secretario de la
Universidad Literaria". (Gestis, núm. 25, fol. 129).
El
informe fue el siguiente:
"Illmo. Sr.: La Junta de
Biblioteca, en cumplimiento de lo mandado por V. S. I. en el ultimo
Claustro de Señores Consiliarios y Cathedraticos, ha examinado los
papeles concernientes a la Historia y exemplar vida del Illmo. Sr.
Don
Pedro Cerbuna, fundador de la Universidad, y entiende que son
muy apreciables por los muchos y raros prodigios de su vida, cuyas
noticias puede llegar tiempo que sean muy interesantes, así por las
particularidades que expresa como por contener algunos de ellos
informaciones jurídicas de su singular virtud, que es lo único de
que tratan. Por estos motibos, es dictamen de la Junta, deben
custodiarse con el mayor cuidado y seguridad donde fuere del agrado
de V. S. I . = Zaragoza 5 de abril de 1799. = Joaquin Lario,
Secretario de la Junta de Biblioteca. = Illmo. Sr. Rector y Claustro
de Sres. Consiliarios y Cathedraticos". (Gestis, n.° 25, fol.
137).
En vista de dichas comunicaciones, el Claustro acordó que
se guardaran con el mayor esmero y cuidado en el arca de tres llaves,
y para que se conservaran debidamente, se construyera una caja de
hojadelata. El manuscrito que ha
logrado salvarse fue entregado
por el señor Jiménez Catalán al Excmo. Sr. Rector de esta
Universidad, al que tuvo el honor de explicar todo el alcance y la
importancia que el manuscrito encerraba; el señor Royo Villanova,
amante
siempre de las glorias de este centro de enseñanza, no
queriendo ser menos que aquellos universitarios del siglo XVIII, con
generosa esplendidez, mandó construir una artística caja de roble
con herrajes de plata, para que en ella se
guarde la Información
hecha a favor del Dr. Cerbuna, junto con una hermosa reproducción
fotográfica de los primeros estatutos de esta Universidad. De todo
hizo entrega a los Claustros el 17 de enero del año 1921,
acompañándolo de sentida y patriótica carta.
Reproducimos a
continuación algunas de las más interesantes y sensacionales
declaraciones hechas por diversas personas:
Testigo 1°: PRUDENCIO
OCHOZ CEBERIO, de quince años y ocho meses, dice: "que estando
el cuerpo muerto de D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona, en un
féretro sobre un cadahalso en la sala principal de la Casa Episcopal
de la dicha ciudad de Calatayud, vestido de Pontifical, el día que
lo enterraron de par de mañana, antes que lo llevasen a enterrar,
que seria entre las nueve y las diez horas, fue el deposante con
Mateo de Algora a besar la mano, y al tiempo que el deposante le fue
a besar la mano, no pudiendo alcanzar para besarla por aver alli
grande multitud de gente para besarsela, el dicho Mateo de Algora
asió al deposante de su cuerpo y en peso le acercó para poder
alcanzar a besarle al dicho obispo la mano. Y al tiempo que se la fue
a besar, vio muy bien el deposante que teniendo el dicho obispo las
dos manos puestas en cruz sobre el pecho, el dicho obispo alzó y
levantó la mano derecha, llana para arriba, en distancia y altura de
un palmo, de manera que se juzgó y vio muy bien por el deposante,
con los dedos mayores juntos y extendidos y los otros dos dedos
baxeros de la dicha mano encogidos. Y teniendo el dicho obispo la
dicha mano derecha alzada y desta manera, se la besó el deposante y
alcanzó a besar los dichos dos dedos mayores que levantó mas y no
alcanzó a besar los dos dedos menores, aunque los tenia mas cerca
del deposante por estar mas baxos. Y vio el deposante que dicha
mano derecha del dicho obispo no se la tocó ni levantó al dicho
obispo persona alguna, sino que ella misma de suyo se alzó y levantó
en la forma y manera sobredicha. Y como vieran lo sobredicho Fr.
Gaspar de Monreal y otro religioso, de la Orden de N. S. de la
Merced, y otras personas que allí se hallaron presentes, teniendo-lo
a grande milagro y maravilla, oyó el deposante dixeron ¡Milagro!
¡Milagro! con voces altas y claras y sintió el deposante en sí una
alegría extraordinaria, y le miró al dicho obispo al rostro y hecho
de ver lo tenia risueño y mas alegre que en vida y también sintió
que procedía del cuerpo del dicho obispo un olor y flagrancia muy
suave como de almizcle, y que en la dicha sala, ni cabe el dicho
cuerpo, no avia olores ni perfumes; porque el deposante lo miró con
acuerdo, sí lo había..."
Ratifican en el proceso las
manifestaciones de este muchacho, además de Mateo de Algora, hombre
de cincuenta años, que le acompañaba, otras varias personas.
Testigo 6°: ALONSO RAMÍREZ, ciudadano de Calatayud, dice: "que
seria a las quatro horas poco mas o menos estando el cuerpo diffunto
del dicho obispo horas avia en la alcoba donde murió, estuvo el
deposante, como Juez que
entonces era de la dicha ciudad, para ver
de inventariar los bienes del dicho obispo en su casa Episcopal
estantes, donde el deposante estuvo algunas horas para dicho efecto,
y llegó el deposante a besar y besó al dicho cuerpo la mano, puesto
de rodillas, y al tiempo que se levantó, vio el deposante claramente
que el dicho cuerpo abrió la boca, levantando el labio alto para
arriba y baxando el labio baxero para abaxo, lo cual vio bien por
estar clara la dicha alcoba y había lumbres y velas encendidas junto
al dicho cuerpo, y viendo esto, pidió una de las velas encendidas
que allí estaban a un criado del dicho obispo, cuyo nombre no sabe,
y acercando la vela, vio el desposante claramente que volvió a baxar
el labio çomero
y subió el labio baxero, como antes de abrir la boca los tenia. Y de
ver esto, al deposante se le herizaron los cabellos y dixo
al dicho criado del obispo: ¿Aveis visto abrir y cerrar los labios
al obispo? Y el dicho criado le dixo que lo mismo le queria él dezir
al deposante, queriendo dezir que también él lo había visto. Y
como dicha tarde, poco después de abrir y cerrar los dichos labios,
como dicho es, hubo grandes voces y ruido entre los de la ciudad, y
el deposante, por orden della y el Subcollector Apostólico y otros
de su parte acerca del juramento que el deposante fue a hazer de los
dichos bienes por orden de la dicha ciudad, sospechó y aun dixo
entre sí si había permitido Dios que el dicho cuerpo difunto
hiciese el dicho movimiento, muestra y señal con los dichos labios,
mostrando querer hablar acerca de lo que allí se hizo y lo que allí
se habló y voceó con algún escándalo..."
Testigo 9.°:
MOSÉN ALONSO MARCO, presbítero, vecino de Cervera..., dice que
conoció y trató al Sr. Cerbuna, al que tuvo siempre como un Prelado
virtuosísimo y un sacerdote ejemplar...; afirma que al día
siguiente de la muerte del obispo fue a Calatayud para visitar su
cuerpo, expuesto en la sala principal de su palacio de Calatayud, que
velándole estuvo desde medio día hasta la noche, sin apartarse de
él ni un momento..., que al otro día de mañana volvió, que en el
aposento se hallaba con él Fr. Visiedo, mercedario, y que vio
claramente "que un hombre no muy alzado procuró y porfió
muchas vezes llegar al dicho cuerpo para besarle la mano. Y no
pudiendo alcanzar a besársela, vio el deposante que el dicho cuerpo
del dicho obispo alargó y levantó el brazo y mano derecha y se la
dio a besar al dicho hombre sin que nadie se la moviese ni tocase...
Y como vieron el deposante y otros que estaban con él que al dicho
Fr. Visiedo se le mudava el color del rostro que pareció haverle
venido alguna congoxa, le preguntaron qué es la causa que así se
le había mudado el color del rostro, contestando Fr. Visiedo "que
se había alterado por haber visto que el obispo difunto alargó y
levantó su mano y brazo hacia el dicho hombre, sin que el hombre ni
otra persona alguna hubiese movido dicha mano... Causando en todos
los presentes la sensación y asombro consiguiente y teniéndolo
todos como cosa verdaderamente maravillosa".
Figuran en el
proceso la declaración de Fr. Visiedo y la de otras personas que
vieron el milagro.
Testigo 17: PEDRO DEL RÍO, criado del obispo
Cerbuna, vecino de Calatayud, dice: "que estando muy enfermo en
la cama el dicho obispo tres días antes de su fallecimiento, una
noche, entre tanto que cenaban los demás de casa, entró
en el
aposento donde el dicho obispo estaba enfermo, y vio claramente que
todo el pabellón o paramento de dicha su cama estaba cerrado
alrededor con las cortinas corridas, de manera que no podía entrar
por ninguna parte luz alguna de fuera dentro del dicho pabellón o
paramento y cama; y llegó el deposante a la primera esquina de la
dicha cama y con la mano entreabrió la cortina del dicho paramento
para ver al dicho obispo D. Pedro Cerbuna. Y vio muy bien y
claramente el deposante que dentro del dicho paramento, por toda la
cama y paramento, había y hubo una claridad y resplandor muy grande,
sobrenatural y extraordinario y diferentísimo del que las velas
encendidas o fuego natural suelen hechar. Y el dicho obispo
tenia su rostro y cara muy
resplandeciente y clara..." Dice,
además, que el día del fallecimiento de su Señor, ayudó, con
otros criados, a subir el cuerpo a la sala principal, "sintiendo
un olor y fragancia como de rosas, que echava de sí el cuerpo del
obispo, de lo
cual se maravilló, porque sabía que por sus
enfermedades le hacían de ordinario unctiones con aceites y otros
ungüentos en su cuerpo, por los cuales, naturalmente, había de oler
mal..."
Testigo 20: FR. ANTONIO MARTÍNEZ, religioso,
mercedario del Convento de San Agustín de la ciudad de Calatayud.
Este religioso, en su declaración, a más de afirmar que oyó decir
a otro religioso que vio por dos veces unos resplandores grandes y
extraordinarios en la sala, donde estaba el obispo difunto la primera
noche; dice que esos resplandores viólos nuevamente la segunda noche
y a más que las hachas encendidas no se derritieron ni hicieron
pavesa durante la media hora que los resplandores duraron, sintiendo
suavísimo olor que se desprendía del cuerpo muerto. Añade, además,
"que todo el dicho cuerpo estuvo y estaba muy tractable y
ágil en sus miembros, pies, manos, brazos, cuello, ojos y cabeza,
que todos estaban muy blandos, suaves y tractables, que parecían ser
mas de cuerpo vivo que de muerto, sin que jamas ni en manera alguna,
en todo el dicho tiempo que estuvo muerto hasta que lo sepultaron,
estuviese, como no estuvo en manera alguna helado ni yerto, con
hazer, como hicieron en el dicho tiempo de tres días que estuvo
muerto, muy grandes hielos, como de ordinario lo suelen estar los
cuerpos diffuntos en semejante tiempo".
Testigo 21: FR.
GASPAR MONREAL, religioso mercedario, residente en el Monasterio de
San Agustín de Calatayud. Este testigo, entre otras manifestaciones
que confirman la declaración anterior, dice que en varias ocasiones
que había tenido el honor de hablar con el Sr. Cerbuna, éste se le
mostró muy encariñado con Calatayud, a la que profesaba gran afecto
desde que viniendo de Salamanca pasó por ella, y que tenía por
cierto que en la expresada ciudad había de morir, como
sucedió.
Testigo 24: MOSÉN JERÓNIMO CALVO, presbítero y
Vicario de la Iglesia parroquial de Olves, informa lo siguiente: "que
un día del mes de septiembre del año 1595, estando en visita en el
dicho lugar de Olves D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona, dixo el
dicho señor obispo al deposante en su aposento, que le llevase el
libro del Coro. Y assi, fue por él a la Iglesia, y volviendo con él,
al tiempo que el deposante llegó a la puerta del dicho aposento
donde estaba recogido el dicho obispo, y hallando al page de guarda
que estaba durmiendo, se entró el deposante en el dicho aposento
y vio y halló al Sr. Cerbuna rodillado, con las manos junto al
pecho, ante un Cristo que estaba sobre su bufete, muy absorto y
elevado. Y como le vio y halló desta manera, el deposante se estuvo
cerca del dicho obispo de pies, por espacio de media hora, antes mas
que menos, apartado del dicho obispo por distancia de dos pasos poco
mas o menos hacia el lado..., y vio muy clara y manifiestamente con
mucha advertencia que todo el cuerpo del dicho obispo, estando de
rodillas, estaba alzado y levantado de tierra en distancia de dos
palmos en alto poco mas o menos, estando en el aire siempre, sin
tocar en tierra ni en el suelo, aunque hecho de ver y vio que las
faldas de sus vestidos llegaban a tierra, pero claramente vio que los
pies no llegaban a ella, y le vio arrobado, sin mover ojos, pies,
manos ni otra casa alguna de su cuerpo, estando como yerto y con el
rostro mortificado, vertiendo muchas lágrimas de sus ojos y mucho
sudor de su rostro de gota en gota, que le caían y corrían por su
rostro en mucha abundancia. Y se le figuró al deposante estar el
dicho obispo como un San Francisco, elevado. Y quedó y estuvo el
deposante de ver lo sobredicho con grande admiración y edificación.
Y al fin deste rapto y elevación recordó el dicho obispo volviendo
en sí, y estando de rodillas vio el deposante muy bien que el cuerpo
del dicho Sr. Cerbuna, estando levantado en el aire, según dicho es,
inclinando la cabeza hacia baxo e hiriéndose tres veces con la mano
en los pechos y diciendo Qui vivis et regnas Deus in saecula
saeculorum, la abaxó para abajo y fijó en tierra de rodillas
y luego se levantó en pies y entró el dicho paje en el aposento con
alguna turbación de hallar allí al deposante. Y dixo el dicho D.
Pedro Cerbuna al deposante en secreto y con mucho encarecimiento: No
diga, por amor de mi, ninguna cosa de lo que aquí ha visto, y guarde
secreto della..."
Además, este mismo testigo depone en el
proceso, que en una ocasión, hablando con el Sr. Cerbuna, entonces
Prior de La Seo, de un litigio que sostenía con Mosén Bartolomé
Ferrer acerca de un beneficio en la Iglesia de Olves, díjole que
desistiera del pleito y se rindiera, porque tenía grandes contrarios
que le embarazarían su justicia por mucho tiempo, pero que Nuestro
Señor le daría el beneficio y renta que pleiteaba, porque Mosén
Ferrer moriría, de un mal en la pierna, a los quince o veinte días,
después de admitido. Que siguió el consejo, que desistió del
pleito, que se le dio el beneficio a Mosén Ferrer y que dentro del
plazo marcado por el Sr. Cerbuna, sucedió "que cortándose una
uña del pie el dicho Mosen Bartolomé Ferrer, se hirió en el pie y
se le encendió de fuego la pierna y murió de ello, sucediendole en
el beneficio al que fue admitido".
Testigo 26: MIGUEL PLAZA,
clérigo en las cuatro órdenes menores, sacristán en la Iglesia de
Santiago de Calatayud, dice: "que estando muerto D. Pedro
Cerbuna, obispo de Tarazona (al cual bien conoció), en la sala
principal de su
casa palacio, en el féretro vestido de
Pontifical, vio que el grande tropel y concurso de gentes que le
besaban la mano, derribaron el féretro y volcaron el cuerpo del
obispo, quedando tendido y llano sobre el cadahalso. Y con este
movimiento se descubrió la rodilla del dicho obispo debajo de la
alba y vestiduras que tenia, de manera que el deposante le vio la
carne desnuda porque la calza que tenia puesta era corta. Y porque al
deposante le estaba encomendado y tenia por oficio el guardar dicho
cuerpo, acudió luego que lo vio, sin perderlo de vista, para haberlo
de cubrir, y vio clara y patentemente que las mismas vestiduras
comunes y sacerdotales que tenia puestas, sin que nadie las tocase ni
moviese ni se llegase persona alguna a ellas, cubrieron la rodilla
y carnes del dicho obispo, de manera que cuando el deposante, por
mucha diligencia que se dio, quiso echar mano a cubrirla, le halló
ya cubierto, de lo que se maravilló extraordinariamente".
Hay
otras informaciones verdaderamente interesantes entre ellas
testimonios de personas que juran haber sanado de diversas
enfermedades por intercesión de este siervo de Dios.
La
información suplementaria de Valencia es muy curiosa y edificante;
varios religiosos, jesuitas, que le trataron con más o menos
intimidad, dan extremos de su vida y de sus virtudes, señalando
también techos extraordinarios y
maravillosos.
Cerraremos esta
CORONA de virtud y santidad, ceñida a las sienes de nuestro
fundador, con algunos fragmentos del acta levantada en Calatayud el
13 de enero de 1600 y que se refiere a la integridad del cuerpo del
Sr. Cerbuna:
“Y descubierta una bobeda de ladrillo y yesso, con
que estava cubierto el dicho sepulchro, se vio y halló el dicho
cuerpo dentro de una arca de madera, de donde entre dos personas fue
sacado y tendido sobre una alfombra. Y parecieron y se vieron casi
todas las vestiduras assi sacerdotales como las comunes que debaxo
tenia consumidas de la mucha humedad, y estavan apegadas las
sacerdotales a las comunes y éstas a la piel del dicho cuerpo, de
manera que, quitándolas, se hazian pedaços
y deshilavan. Y poco a poco se fue descubriendo todo el cuerpo
desnudo, el cual tenia y tiene toda la travazon, conexion y armadura
de todos los huessos y nervios como si estuviera vivo. Pero no se
pueden doblar ni jugar; antes bien, están tan apegados unos con
otros, que no parecen estar contiguos, sino continuos, porque
moviendo uno, se mueven todos. Y están tan fuertemente asidos,
que con muchos movimientos y fuerça
que se les hizo, no se desapegó ni blandeó ninguno, aviendo movido
muchas y diversas vezes y de diversos modos el dicho cuerpo, assi
para quitalle las dichas vestiduras que tenia gastadas (las quales
se quitaron a pedazos con alguna fuerca), como para vestille los
vestidos sacerdotales de nuevo, para lo qual se hizieron diversos
movimientos y fuerca, particularmente para quitalle como se le
quitaron unas calcas Pontificales, que estavan enteras, y para
calçalle otras y para
metelle en la cabeça sobre
el amicto una mitra, que por ser muy angosta entró premiosa y con
mucha fuerça. Y también,
queriendo uno de los que allí se hallaron, por su devoción, tomar
un artículo del pulgar del pie derecho, que estava descoyuntado,
asido y colgando del nervio, tuvo necesidad de retorcello y tirar dos
o tres vezes fuertemente con ambas manos, y assi lo arrancó. Y por
ninguno de estos movimientos y fuerça,
no se deshizo ni apartó un miembro de otro, sino que quedaron en
todo y por todo como antes estavan. Y la piel de todo el
cuerpo,
desde la punta de los pies hasta la corona de la cabeça,
estava toda entera y sana, sin corrupción, quiebra, rompimiento,
agujero ni ruga, sino asida y apegada a toda la armadura de los
huesos, como un pergamino o cuero apegado a una tabla.
Y dicha
piel estava con todo el cabello de la cabeça
y pelos de la barba y otras partes como estavan cuando vivia, sin que
dicha humedad externa que deshizo tantas vestiduras huviesse gastado
y consumido parte alguna de la dicha piel
y pelos. De todo lo cual
se collige ser cosa de grande maravilla el estar dicho cuerpo sin
corrupción alguna. De modo que no solo la humedad externa que gastó
las dichas vestiduras; pero ni aun la interna y contrariedad de
humores que necessariamente avia en las venas, estomago y otras
partes, ni excrementos ni urina hubiessen causado corrupción ni mal
olor, ni criado gusanos que royessen, agujerassen o rompiessen alguna
parte, siquiera de las mas carnosas y flacas del dicho cuerpo, sino
que todo ha quedado y está entero, de la misma manera que un higo o
grano de huva soleados, que, exhalándose la humedad interior,
quedan en la misma figura secos y pansidos con menos peso y sin
corrupción. Y lo segundo, también es de maravillar que aviéndose
reconocido el dicho cuerpo tres años menos cinquenta y un días
después de aver fallecido y aver sido persona flaca, fuesse hallado
el dicho cuerpo con la connexion, atadura y continuidad natural.
Y
esto se vio claramente por la fuerca y muchos movimientos que se le
hizieron, como arriba se dize, con los cuales no se desasió ni
deshizo un miembro de otro ni parte alguna del, sino que en todo y
por todo quedó tan entero el dicho cuerpo como antes estava. Con que
se confirma que no solamente estavan las partes y miembros deste
cuerpo contiguas (como en otros cuerpos muertos se ha visto y ve, los
cuales, en siendo movidos, se deshazen y separan unas partes de
otras), pero continuas, como se ha dicho, lo que es cosa maravillosa
y indicio para poder píamente creer que Dios nuestro Señor ha dado
al alma deste su siervo grandes y extraordinarios grados de
gloria, pues de su cuerpo, por haber sido compañero, instrumento y
órgano de dicha alma, le comunica tan extraordinario privilegio,
favor y gracia de incorrupción y entereza".
El año 1893,
Zaragoza y Tarazona celebraron, con extraordinaria solemnidad, las
fundaciones de su Universidad y de su Seminario Conciliar; en la
primera, el día 17 de octubre, además del tercer centenario de la
apertura de estos
estudios, tenía lugar la inauguración del
hermoso edificio que para les facultades de Medicina y Ciencias había
construido el Estado, con asistencia del Excmo. Cardenal Benavides y
de los Sres. Ministro de Fomento D. Segismundo
Moret y Senador por
la Universidad Dr. Calleja, con todas las autoridades civiles,
militares, eclesiásticas y académicas y representantes de
corporaciones y fuerzas vivas de la ciudad, se celebraron en la Santa
Iglesia del Salvador solemnes honras fúnebres en sufragio del alma
de D. Pedro Cerbuna, en las cuales, el elocuente orador sagrado y
canónigo Doctor D. Florencio Jardiel pronunció un brillantísimo
panegírico que mereció los mayores elogios.
En la tarde de ese
mismo día, y en el Paraninfo, tuvo lugar una solemne sesión
literaria, a la cual concurrieron también las distinguidas y
eminentes personalidades que a los actos religiosos habían asistido,
y en la cual, entre otros elocuentes discursos, leyó uno el Dr. D.
Miguel Asín y Palacios, dedicado a la enseñanza teológica en la
Universidad de Zaragoza, fundada por D. Pedro Cerbuna (1). Alma de
esos actos fue el entonces Rector Sr. Hernández Fajarnés, más
tarde catedrático de la Central.
Por su parte, Tarazona
solemnizaba el tercer centenario de la fundación de su Seminario
Conciliar, el 4 de noviembre del expresado año, con suntuosas
exequias, en la Iglesia Catedral, a las que asistieron los obispos de
la diócesis y de la de Huesca, el gobernador de la provincia, la
Diputación, los Ayuntamientos de Zaragoza, Tarazona y Huesca, el
Rector de la Universidad cesaraugustana, con comisiones de los
Claustros, el Fiscal del Tribunal de la Rota y otras autoridades
civiles y eclesiásticas. En dichas exequias pronunció una elocuente
oración fúnebre el canónigo de Tarazona D. Ignacio Albericio.
En
la tarde de ese día, en el salón de actos del palacio episcopal, se
celebró una gran velada literaria y musical, pronunciando el obispo
de la diócesis un brillante discurso enalteciendo las virtudes y
filantropía del finado (2).
***
Y vamos a tratar ahora
de un punto muy interesante relacionado con la fundación de nuestra
Universidad: Argáiz (3) y La Fuente (4) atribuyen a Cerbuna el
propósito de fundar en Tarazona una Universidad, habiéndose
opuesto, según el segundo de los historiadores citados, los mismos
que debían haber aceptado tan gran favor a la ciudad.
(1) Se
conserva Ms. en el Archivo de esta Universidad. El periódico La
Derecha, que dirigía el culto y malogrado periodista D. Joaquín
Gimeno y Fernández Vizarra, publicó con este motivo un número
extraordinario, con excelente información literaria y gráfica.
(2)
En la Monografía del Sr. X, ya citada, se reseñan extensamente
estos actos.
(3) La soledad laureada por San Benito y sus hijos en
las Iglesias de España,
tomo VII . - Teatro Monástico de
Tarazona: Madrid, Antonio de Zafra, año 1675.
(4) España
Sagrada, tomo XLIX. - Tratado LXXXVII de La Santa Iglesia de
Tarazona
en sus estados antiguo y moderno, pág. 252.
Copiándolo de
ellos X, el anónimo biografiador de Cerbuna, acoge estas
manifestaciones, suponiendo que pudo ser muy posible que esto
ocurriera cuando Cerbuna rompió totalmente sus relaciones con
Zaragoza, y aun añade (4: Obra ya citada. Nota a las págs. 102 y
siguientes.): "Y no se diga que en el tiempo a que nos referimos
haya fundado el Sr. Cerbuna la Universidad de Zaragoza, conforme
lo reconocen los Jurados desde sus primeras cartas; pues si se le dio
título de fundador, fue tan sólo por haber mejorado aquella
Universidad (que de tal tenía sólo el nombre) con su dirección y
sabios consejos, más el edificio, sin el cual, jamás aquélla
hubiera salido de su estado rudimentario..."
De manera que
para este anónimo historiador, Cerbuna no hizo otra cosa que dar
buenos consejos y reformar, más o menos, el edificio y reconstruirlo
después; y lo dice quien copia en su obra toda la correspondencia
cruzada entre los Jurados de Zaragoza y el obispo de Tarazona. Que
hicieran determinadas manifestaciones Argáiz y La Fuente, que
indudablemente no conocieron esos documentos, puede pasar; pero X,
que los transcribe y que al hacerlo los estudiaría, es
verdaderamente inverosímil. Los que hayan leído los capítulos
referentes a la fundación de esta Escuela, habrán podido ver el
celo, el interés vivísimo que tuvo siempre Cerbuna por este centro
de enseñanza, y comprenderán cuan equivocados se hallaban esos
historiadores al hacer las manifestaciones contenidas en sus obras
sobre este asunto.
El rompimiento - si puede llamarse tal a lo
ocurrido entre los Jurados y Cerbuna - duró escasamente un año; lo
motivó ciertas reformas introducidas en los Estatutos – aquellas
constituciones primeras que dio al Estudio el Prior de La Seo y en
las que puso su alma toda y todo su entusiasmo por la noble empresa
comenzada - sin consentimiento suyo, y la elección del Dr.
Torrellas; pero los representantes de la ciudad comprendieron muy
pronto el mal camino que seguían, y se apresuraron a dar toda clase
de satisfacciones al ilustre
obispo; y fueron a visitarle en
nombre de la ciudad Miguel de Santángel y Jerónimo Andrés, para
poner en manos de Cerbuna nuevamente el gobierno de la Universidad.
¿Cómo contestó a esto el obispo de Tarazona? Poniendo en la Tabla
de los Depósitos de Zaragoza 8.000 libras jaquesas para la fábrica
de las Escuelas (1); porque en aquella alma noble y sencilla no podía
caber la malquerencia ni el rencor. ¿Y en ese breve espacio de
tiempo se quiere suponer que Cerbuna pensó en fundar una Universidad
en Tarazona, para vengarse de los zaragozanos? Es desconocer
completamente aquel carácter noble, sencillo y bondadoso, reflejado
en toda la historia de su vida y de sus obras.
Téngase en cuenta
que una Universidad no se instituía de cualquier modo, ni con la
rapidez que quieren suponer esos historiadores. Para fundarlas eran
precisas bulas de los papas y privilegios de los reyes; por eso todas
o casi
todas las Universidades españolas son reales y
pontificias. La Escuela de Zaragoza fue la obsesión constante de D.
Pedro Cerbuna, y esa idea le atormentó hasta en sus últimos
momentos, al considerar el desamparo en que la dejaba y los poderosos
enemigos que la cercaban (2).
(1) Miguel Luis de Santángel,
en 18 de octubre de 1589, escribía al Obispo dándole cuenta de su
llegada a Zaragoza, después de la visita que en nombre de la ciudad
le había hecho con Hieronimo Andrés, y la satisfacción causada en
el ánimo de todos de que de nuevo aceptara el gobierno de la
Universidad durante su vida y de la inversión que se daban a las
5.000 libras que el Obispo tenía en la tabla, 2.000 para la compra
de casas y fábrica y obra de escuelas y
3.000 para gastar en
dicha obra. - En 20 de octubre de dicho año, los Jurados escriben a
Cerbuna cariñosamente, poniendo nuevamente en sus manos el gobierno
de la Universidad, y se obligaron, según acta notarial hecha ante
Pablo de Gurrea, del número de Zaragoza y Secretario de los Jurados,
en 17 de octubre de 1589, de dar y restituir realmente y con efecto
al dicho Sr. D. Pedro Cerbuna, toda cantidad que no se hubiese
gastado y empleado en la obra y fábrica de la Universidad. (A. de la
M. de T.),
(2) "¡Oh, Universidad, Universidad!"; estas
palabras dicen testigos presenciales que salieron de sus labios
momentos antes de morir; también las consigna el Sr. Jardiel en su
Elogio fúnebre, pág. 15.
El proyecto de fundarla, de poner
en vigor las bulas y privilegios que la ciudad tenía, lo llevaba
Cerbuna en su alma muchos años antes de realizarlo; desde aquellos
que pasó al lado de aquel arzobispo cesaraugustano, del magnífico,
del piadosísimo D. Hernando de Aragón, del que mereció grandes
distinciones, "y lo que es más, ser entrañablemente amado "
(1).
No fue un proyecto rápidamente pensado y ejecutado; fue el
fruto de hondas meditaciones, de largas vigilias (2); fue el deseo
vivísimo de emplear los caudales reunidos durante su gobierno de la
Mitra de Zaragoza en algo grande
que contribuyera a la reformación
de las costumbres, a la mayor ilustración del clero, al esplendor de
las letras y de las ciencias, y, por lo tanto, al aumento de la
cultura aragonesa.
"Cinco años, a partir de la muerte de D.
Hernando, tuvo Cerbuna por el Cabildo el Gobierno de la grey
cesaraugustana. Elegido Vicario capitular, crecieron con el cargo
considerablemente sus rentas, y para él, que, enamorado de la
pobreza, vivía sin afanes que pudiesen turbar la apacible serenidad
de su alma, y que además buscaba la justicia con el noble deseo de
ordenar, según ella, la pureza de sus acciones, era empresa difícil
hallar para estos bienes que así
le deparaba la Providencia
aquella aplicación que a un tiempo reclamaban el servicio de Dios y
la mayor utilidad de sus conciudadanos" (3).
Además, Cerbuna
no ignoraba - cómo había de ignorarlo siendo Prior de La Seo - lo
mucho que se laboraba para fundar en el condado de Ribagorza
(montañas de Jaca) un gran Colegio de jesuitas, dedicado a la
enseñanza, allá por los años 1581 y siguientes; ese Colegio y la
Universidad de Huesca podían matar, para siempre, la suspirada
fundación de la Universidad zaragozana (4).
(1) Jardiel:
Sermón ya citado.
(2) "... pidió muchas veces a su Divina
Magestad, con sus ayunos, disciplinas y oraciones, fuese servido de
encaminarle y alumbrarle, en lo que mas avia de quedar servido y
gastarse la hazienda y renta y pudo ser fuesse revelación, como el
Doctor D. Juan Martín Abad de Montaragon, hablando deste santo
Prelado, en el libro de la vida de San Valero, dize... Fundó, pues,
la Universidad y gastó muchos millares, que fueron los que tuvo y
pudo". Blasco de Lanuza: obra ya citada, vol. II, pág. 332.
(3)
Jardiel: Elogio fúnebre ya citado, pág. 10.
(2) En el Archivo de
la Corona de Aragón hemos visto interesantes documentos relaciona,
dos con este asunto; hay cartas del arzobispo de Zaragoza y de los
obispos de Lérida y Urgel y una muy curiosa de Felipe II dirigida a
D. Pedro Servas, de aquel Condado, indicándole tome a su cargo el
tratar con los provinciales de la Compañía la Institución de este
Colegio, "pues aunque son instruidos aquellos moradores, tienen
mala vecindad de los hereges de Francia". También existen del
Conde de Chinchón, que da para aquella obra toda clase de
facilidades, que contrastan con la oposición tenaz que hizo a la
Universidad de Zaragoza.
Por todo lo expuesto, nuestros
lectores podrán comprender que en nada sólido se apoyan las
afirmaciones hechas por los citados historiadores; antes de regir la
diócesis de Tarazona, hay pruebas sobradas para demostrar que el
Prior de La Seo no pensó en fundar en la ciudad dicha un centro dé
enseñanza, y después, cuando dejó, por un corto tiempo, de amparar
y proteger a su querida escuela, amargada su alma por la conducta -
bien pronto rectificada – de los Jurados, no sólo es inverosímil,
sino que pugna con el carácter de nuestro fundador.
Hay
historiador que por dar mayor lustre a la villa de Fonz - como si ya
no tuviera bastante con haber nacido en ella tan esclarecido varón -
dice que fue Arzobispo electo de Zaragoza y Cardenal, nombrado por
Paulo IV (1).
(1) D. Joaquín Manuel de Moner, en' la obra Aragón
histórico, pintoresco
y monumental, tomo I, Huesca, pág. 258.
Dicho señor, que por ser hijo de Fonz pudo hacer de Cerbuna una
buena biografía, le dedica sólo unas líneas y sin decir qué
fuentes históricas ha consultado o qué documentos por él han sido
revisados, le adjudica las dignidades de Arzobispo de Zaragoza y
Cardenal.
No es extraño que por un espíritu, mal entendido, de
amor a la patria chica, quiera hacérsele hasta fundador de otras
universidades, si hay quien nos le presenta elevado a las más altas
dignidades de la Iglesia, cargos que no constan en documento alguno
ni los historiadores de su época los mencionan.
Tal es, trazada a
grandes rasgos, la biografía de D. Pe-Pedro Cerbuna, de aquel
varón de conocida santidad y letras, gran predicador, gran
limosnero, gran letrado, gran santo y grande en cuanto se pueda
desear en persona eclesiástica y religiosa; que al fundar, con gran
altruismo, nuestra insigne Universidad, "más que el dinero, que
dio con larga mano para esta empresa gigantesca, aportó a ella la
luz de su talento privilegiado, la entereza de su carácter y la
piedad fervorísima de su alma; que aquella rara magnificencia, que
avalora su liberalidad inagotable, fue fruto sazonado de miras
elevadas y de purísimas concepciones; que nadie como él tuvo de la
ciencia y de su difusión un concepto más adecuado y más perfecto,
y, por lo mismo, que si algo le movió a tan generosos esfuerzos,
- fue el interés de la religión, que lleva aparejado el interés de
la ciencia misma, prestando así señalado servicio a la real y
legítima prosperidad de lá patria" (1: Jardlel: sermón ya
citado, pág. 7.).