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lunes, 30 de noviembre de 2020

Tomo II, CAPÍTULO IX, LAS AULAS DE GRAMÁTICA Y LA COMPAÑÍA DE JESÚS

CAPÍTULO IX

LAS AULAS DE GRAMÁTICA Y LA COMPAÑÍA DE JESÚS

SUS CONTIENDAS CON LA CIUDAD Y LA UNIVERSIDAD. - LA ORDEN DE LA MADRE DE DIOS DE LAS ESCUELAS PÍAS. - EXPULSIÓN DE LA COMPAÑÍA DE LOS DOMINIOS ESPAÑOLES. - LAS AULAS DE GRAMÁTICA LIBRES.

El primer pensamiento de establecer Colegio de la Compañía en Zaragoza parece haber nacido de San Francisco de Borja. "Apenas entró religioso en el otoño de 1546, concibió fervorosos deseos de abrir casas a nuestra Orden en las más ilustres ciudades de España. Puso los ojos, desde luego, en Sevilla, Toledo y Zaragoza, y por eso, en noviembre de aquel mismo año, aprovechando el viaje del Dr. Miguel de Torres, que después de visitarle en Gandía pensaba pasar a Zaragoza, envió por manos de éste varias cartas a los personajes más ilustres de aquella ciudad, proponiéndoles la fundación de un Colegio, para cuyo principio él ofrecía una casa y alguna renta que allí tenía.

"El Arzobispo de Zaragoza, pariente próximo de San Francisco de Borja y nieto de reyes, como es sabido, no recibió la noticia con entusiasmo, y mas con su indiferencia procuró entorpecer el establecimiento de la Compañía en la capital de su archidiócesis, quedando el P. Torres un poco contrariado de tal actitud del Arzobispo. No así el Virrey de Aragón, que lo era D. Pedro Martínez de Luna, Conde de Morata, que tomó la iniciativa con entusiasmo" (1), Los PP. Francisco de Rojas (español) y Hércules Bucceri (italiano) fueron los encargados de quedarse en Zaragoza y hacer atmósfera propicia para sus propósitos.

El prior del convento de Dominicos Fr. Tomás Esquivel, micer Jaime Agustín y Mateo Sebastián Morranos fueron los más decididos entusiastas de la idea de que la Compañía fundara casa en Zaragoza, juntamente con mosén Juan González de Villasimpliz (2), conservador del Real Patrimonio, que habiendo fundado un Colegio de Doncellas, llamado de las Vírgenes (3) en 1531 y que estaba junto al hoy Arco de San Roque (lo que ha sido casa de los Condes de Fuentes), y como no prosperó, deshizo esta fundación (4), donando casa y hacienda a los jesuitas, con licencias eclesiásticas, donación que éstos aceptaron en 1548.

Cuando murió el magnánimo favorecedor de la Compañía pusiéronle pleito el hijo de aquél y una hija, y por fin, San Ignacio mandó que entregasen sus hermanos de Religión la casa y hacienda a los herederos de su favorecedor.

Mas aunque los jesuitas tuvieron muchos detractores en sus principios de vida en nuestra Ciudad, también tuvieron decididos protectores, como más arriba dejamos dicho, sobre todo en el prior de Dominicos P. Esquivel, Orden con la cual más tarde habían de contender tan largamente en materias teológicas.

(1) P. Astrain, S. J.: Historia de la Compañía de Jesús en la asistencia de España, tomo I, (1540- 1556), págs. 438 y 439. - Madrid, 1922.

(2) Testamentos de Luis González de Villasimpliz, Secretario y del Consejo que fue del Rey Católico: 29 abril 1519 y 19 octubre 1520. (A, de P. N. de Z.; Not. Arruego, núm. 3).

(3) Murillo, etc.

(4) No logrando su propósito, pues se trasladaron las religiosas a la calle hoy de Méndez Núñez, esquina a la de las Vírgenes. En la primitiva morada del Coso es donde primeramente se establecieron los Padres de la Compañía de Jesús. - Ximénez de Embún: La antigua Zaragoza, págs. 105 y 106. - P. Murillo, op. cit., pág. 334.

Cuando la Compañía vióse en situación tan apurada, sin domicilio y sin rentas, el P. Esquivel tuvo interés inmenso en que no marchasen de aquí y lo procuró por todos los medios, hasta que arbitrando recursos de particulares entusiastas pudo conseguir también del Concejo mil escudos para ayuda de la fundación de la casa. Mil oposiciones tuvieron para su establecimiento, respecto de lo cual dice el P. Murillo (1): "... y fue cosa maravillosa que donde quiera que querían edificar hallavan contradicción, y según se vio en el efecto, fue providencia de Dios para que el collegio se hiciesse donde después lo edificaron".

No hay para qué, en este lugar, tratar de los diferentes sitios donde los padres de la Compañía quisieron establecerse en nuestra Ciudad, sino tan sólo recordar que en aquel entonces había ya en Zaragoza suficientes conventos, dada la extensión de la misma para repartirse las zonas todas de la Ciudad en distritos propios de mendicidad, lo que se le ha dado el denominativo de privilegios de las canas o varas. He aquí el por qué de la oposición de los demás conventos a que la Compañía fundara su casa,

Y después de mil vejámenes, decíanles los "excomulgados", publicando esto y otros insultos en grandes cedulones sobre las puertas de las iglesias y de su huida a Pedrola, cuando volvieron, por intercesión de la princesa Doña Juana de Austria, gobernadora a la sazón de estos Reinos, tomaron posesión de las casas que con anterioridad había comprado para la Compañía D. Diego Morlanes, abogado zaragozano, pagando por ellas cuatrocientos ducados, habiéndoles hecho esta donación a 21 de agosto de 1557.

Estas casas, como sabido es, estaban donde hoy se alza el Seminario Sacerdotal de San Carlos, antiguo Colegio de la Compañía, en donde antes había estado establecida una de las sinagogas de la aljama de judíos (2), que deshicieron para edificar la actual iglesia. También para la inauguración del Colegio tuvieron que solventar los padres jesuitas graves cuestiones con los Agustinos y el abad de Veruela, que sería aquí prolijo relatar.

Junto al Colegio erigieron las aulas de Gramática, que oficialmente le fueron concedidas por la Ciudad el privilegio de enseñar Humanidades.

(1) Op. cit., 2.ª parte, pág. 335.

(2) La descripción muy curiosa de esta sinagoga se encuentra en varios libros. Véase:

Murillo, op. cit., 3.a parte, pág. 438. - Serrano y Sanz: Protectores y amigos de Colón.

Ahora veremos todas las vicisitudes que pasaron estos estudios de Gramática en sus choques con la Ciudad, la Universidad y más tarde la Escuela Pía. No duró mucho tiempo este intento primero de leer Gramática, cerrándose en 1581 el pupilaje y en 1588 las aulas a instancias de los Jurados (1).

En 19 de noviembre de 1598 murió el Dr. D. Pedro Luis Martínez de Cenedo, que en su testamento ante el notario D. Cristóbal Navarro "dexó a los jesuitas 800 ducados de renta para enseñar Latinidad".

Entonces la Compañía dirigióse a la Ciudad en demanda de privilegio para enseñar ellos solos humanidades, que nadie les fiscalizara y que la Universidad no admitiese a ningún alumno a facultad mayor, sin la previa aprobación de los profesores del Colegio, que habían de dar la suficiencia en los estudios de Gramática; además pidieron recursos pecuniarios, a pesar del legado que ya dejamos indicado de Micer Luis Martínez, cuyos recursos por no poderlos utilizar pasaron al Colegio de Huesca. Esto, que ni más ni menos fue lo que poco después se les concedió, escandalizó a la Universidad, que se opuso tenazmente a ello.

En 1603 repitieron de nuevo la gestión, pero esta vez dirigiéndose a la Universidad, manifestando que para enseñar gramática tenían suficientes privilegios y que la ciudad les ofrecía un "razonable salario", que esperaban fueran los doscientos ducados que la ciudad destinaba en sus presupuestos para dotar estudios de gramática. Al preguntar este Colegio, por conducto de su provincial de Aragón al P. General Claudio Aquaviva, éste respondió "que no habiendo esperanzas de convenir con ellos la Universidad, no se debía tratar de ello" (2).

(1) Estas notas las tomamos de un extracto de la Historia del antiguo Colegio de la Compañía, compuesto por Arbizu (D. Lupercio). Esta obra no se publicó, permaneció manuscrita. Se perdió ya hace muchos años; por lo tanto, nadie la ha visto. El insigne historiador de la provincia de Aragón de la Compañía, P. Astrain, tampoco la pudo utilizar para su obra, a pesar de las buscas que realizó para encontrarla. El veterano historiador y cronista de la ciudad, D. Tomás Ximénez de Embún, nos ha dicho que él tampoco la ha visto. Todo hace sospechar que debió ser víctima de los Sitios. Cuando la expulsión de los jesuitas pasó la Biblioteca del Colegio a la Universidad, y sabido es cuánto padeció la Biblioteca universitaria, principalmente en aquellas memorables fechas.

(2) Monumenta Histórica S. J. (Cartas, t. II, pág. 89). Este capítulo lo trata con bastante extensión el Sr. Borao en su obra. Nosotros añadimos documentación, que en dicho trabajo no hay, y damos, por tanto, mayor extensión a punto tan interesante y añadimos bastante parte nueva.

Esto es algo diferente de lo que dice Borao en su Historia de esta Universidad, de que acordaron esto "contra el mismo parecer del general Aquaviva", cuando solamente fue un consejo. La Compañía que en tantos aprietos se había visto en nuestra ciudad, mayores que su obstinada pretensión de ahora, no se arredraba por nada; aquéllos los había solventado con admirable maestría, y en este asunto tenía lo principal: el dinero. También la ciudad se había opuesto; ahora ya no. Bien pronto hemos de ver rendirse también a la Universidad. El P. Aquaviva vivía en Roma. Por eso es muy natural y prudente el consejo que les envía.

En 19 de agosto de 1609 dio la Ciudad a los jesuitas 5.283 libras para la edificación de las Aulas de Gramática, y que junta- mente con el legado Martínez, que recabaron de Huesca (a cuya ciudad y Colegio de la Compañía se había incorporado), fue la cantidad que gastaron para la construcción de la misma. En 1610 se principiaron las obras, que terminaron en 1612.

A propuesta del jurado D. Pedro Gerónimo Espés y Sola, en el capítulo celebrado el 19 de agosto de 1609, se trató, en la ciudad, del asunto relativo a los jesuitas, sus escuelas de Gramática y el legado Martínez, hecho en favor de los Padres de la Compañía, "con obligación de leer perpetuamente Letras Humanas en dicha ciudad, concertándose primero con los señores Jurados, Capítulo y Concejo.

"Y aunque otros años se ha hecho la misma nominación para tratar de ello, nunca ha sido Dios servido que tuviesse efecto y cumplimiento; y cumpliendo con la deliberación, han procurado los señores jurados juntar diversas veces los dichos nombrados, con particular instancia y cuydado, y han hecho hacer diversas oraciones y penitencias, pidiendo a Dios guiasse este negocio para su servicio; pues en otras diversas ciudades deste Reyno, y fuera de él, donde los Padres de la Compañía havían tomado a su cargo el leer las Letras Humanas, havían probado muy bien con maravillosos efectos de grande reformación de costumbres de la gente moza y aun de los grandes, como se ha visto y se ve por experiencia en Tarazona, en Calatayud, en Lérida, etc , y aunque allá havia mucha necesidad la hay mucho mayor en esta ciudad por la grande libertad y desenvoltura en que viven los estudiantes, y el poco exercicio que hacen los maestros que leen gramática en esta Universidad, que no hay casi estudiante que la sepa bien, y assi como passan con poco fundamento a las otras facultades van siempre con gran- de ignorancia y toda la vida les dura".

"Y aunque por parte de la Ciudad se ha pretendido y procurado que los dichos Padres de la Compañía fuessen a leer a las Escuelas menores que están junto a la Universidad y se hicieron para el mismo efecto de leer en ellas la Gramática, no ha sido posible revencerlo ni lo han querido admitir los Padres de la Compañía, por ser expresamente contra su Instituto, por haver de residir continuamente los seis Padres que han de leer la Gramática en las tres clases de Mayores, Medianos y Meno- res con los estudiantes sus discípulos de mañana y de tarde y Prefecto que los asista y esté sobre ello y estar siete u ocho Pa- dres fuera de su Colegio ordinariamente es repugnante a su Instituto y Religión; y assi se ha tomado por expediente que se hagan unas escuelas junto al Colegio de la Compañía, en unos patios y casas del mismo Colegio que están a las espaldas de él, los cuales patios y casas han ofrecido ellos darlos graciosamente para el dicho edificio y efecto; y aunque les es de mucho daño por que sacan hoy mas de noventa y cinco escudos de renta y alquiler de ellos; dicen que pues el dicho edificio y escuelas han de ser y servir para beneficio y servicio de la ciudad y aun de todo el Reyno y no tienen hacienda ni renta para el gasto que se ofrecerá en hacer el edificio de las aulas, fuese servida la ciudad de tomar a su cargo el hacer la obra o darles a ellos el dinero o cantidad necessaria para ello; y haviendo hecho ellos con sus maestros la planta y modelo del dicho edificio y aulas de la alteza, anchura y largueza que han de tener y balanza del gasto que en ello se ofrecerá, dixeron que havían menester cinco mil libras, de todo dieron la memoria, y planta a los señores jurados, y nombrados; y después de visto y reconocido dieron el modelo y planta secretamente a otros maestros de obras de los mas peritos de la ciudad para que viessen el gasto que en ello se ofrecerá; y después de visto y tanteado respondieron los dichos maestros a los señores jurados que en la dicha obra y edificio, incluyendo las puertas y ventanas y

Lámina 9. Pág. 307. Seminario de San Carlos. Antiguo Colegio de la Compañía.

Bóvedas de la Iglesia (siglo XVI). (Fot. Mora).

todo lo demás necesario era de gasto de quatro mil ochocientas libras; de manera que en solas doscientas libras diferenciaron los unos de los otros en el gasto de la dicha obra; y porque los Padres de la Compañía no pueden, aunque se encarguen de leer las dichas obras de Humanidad, entrar luego a gozar la dicha renta de ochocientas libras del dicho legado de Micer Martínez hasta ser muertas sus dos hermanas, que aun viven, conforme al tenor de dicho testamento; y la Ciudad siempre ha dado a la Universidad doscientos escudos en cada un año desde su principio y fundación, para los maestros de la Gramática y aquello se traslada a esto y se escusa los catorce reales que cada estudiante pagaba a su maestro de todas las clases a más de otras imposiciones y derechos de regla que se les hacían pagar; han pedido los dichos Padres de la Compañía que la Ciudad les dé cada un año la misma cantidad de quatro mil sueldos, que son, y han de servir para el mismo efecto y mayor aprovechamiento de lo que antes servían "

Además aspiran los jesuitas a que la Ciudad, en el ínterin se murieran las dos hermanas de Martínez, les dé trescientas libras en vez de doscientas anualmente, rebajándose las cien en el momento que entren en plena posesión del legado en cuestión.

La Ciudad otorgó todo lo que pedían los Padres de la Compañía, a pesar de las cuantiosas sumas con que se gravaba el presupuesto ciudadano. Y así dicen los Jurados disculpándose a sí mismos: "Y aunque parece que se grava y carga mucho esta Ciudad en darles las dichas cinco mil libras a una parte y las dichas trescientas a otra; considerando los muchos beneficios y bienes que se siguen a la Ciudad para lo temporal y espiritual y que por essa vía se evitan innumerables daños y pecados criándose los mozos en continuo recogimiento assi para los que han de seguir los estudios como para los que han de ser ciudadanos".

En 1608 pronunció la oración inaugural de la Universidad el R. P. Juan Barba, de la Compañía. Así solían hacerlo varios años el día de San Lucas. En este año de 1618 no hubo oración para ese día y, por fin, en 27 de noviembre se cerraron las aulas.

Ante el notario Francisco Antonio Español se hizo en este año una pequeña concordia, en que los jesuitas volvieron a reconocer las 5.000 libras que la Ciudad les había dado y los dos- cientos ducados anuales que les pagaba para renta de las dichas aulas (1: Esto lo aprobó el general Vitelleschi en 18 febrero de 1619.).

Así estaban satisfechas todas las aspiraciones de la Compañía; pero ésta no carecía de enemigos que constantemente acechaban todos los actos de los Padres jesuitas para inmediatamente denunciarlos.

Seguramente la Compañía, con el triunfo obtenido por la firma de la concordia, se envalentonó y quizás quiso interpretar las cláusulas de la avenencia a su manera. Así pasaron los años hasta que habiendo llegado a oídos de los Jurados estas ligeras infracciones, en el día 6 de septiembre de 1618 les intimó la Ciudad para que cerraran las aulas de Gramática, y el 3 de octubre del mismo dirigieron unas cartas-quejas por no ajustarse la Compañía a lo pactado para la enseñanza de Gramática. Los jesuitas contestaron largamente. Aquí copiamos los cargos que hizo la Ciudad.

"Cargos que los señores Jurados, Capítulo y Consejo de la ciudad de Çaragoça hicieron a los Padres de la Compañía de Jesús, acerca de las escuelas de Latinidad y motivos que tuvieron para la deliberación que se hizo en el Capítulo y Consejo de tres deste mes de octubre de 1618, y respuesta que los dichos Padres de la Compañía a ellos dieron:

"Cargo primero: Atendiendo assi mesmo que aviendo dado muy grandes quexas diversas personas a los señores Jurados en el año 1612, assi del mal tratamiento que a dichos estudiantes se hazía en dicho Colegio; pues siendo como son los demás muchachos y de poca edad, en el punto que acabavan de leer su lición primera, assi de mañana como de tarde, les cerravan, y de presente lo hazen, la puerta de en subiendo al Patio donde leen dicha Latinidad, dexándoles sin tener donde poder defenderse de tal agua y frío.

"Cargo segundo: Demás de que aviendo dado la Ciudad a dicho Colegio cinco mil libras jaquesas para hazer dicho edificio, se ha hecho con tanta descomodidad para la juventud, que por no aver hecho una secreta para sus necesidades corporales, les era forçoso a los estudiantes, en tiempo de frío, calor y aguas, yr a la Huerva y a otras partes muy lexos, con grande descomodidad suya.

"Cargo tercero: Y que cada día mudavan de maestros.

"Cargo quarto: Y que les leyan artes y libros diferentes de los que ordinariamente se ha enseñado, y deve enseñar la Gramática.

"Cargo quinto: Con que y con los diálogos de representaciones que hazían, se divertían y no estudiavan.

"Cargo sexto: Y no salía estudiante que supiesse Latinidad.

"Cargo séptimo: Desseosos dichos señores Jurados de su reparo, llamaron a dichos Rector y Padres y les dixeron todo lo sobredicho, advirtiéndoles assi de palabra como por escrito, y otras cosas, y que lo proveyessen y reparassen, porque donde no, dichos señores Jurados como Patrones y como Padres de República lo harían, y aviendo ofrecido assi, no sólo no lo re- pararon, pero en el año 1614, a los señores Jurados les dieron las mismas quexas, y aun mayores, no sólo personas legas, pero muchos religiosos y personas muy graves y doctas.

"Cargo octavo: Y que en tanto era verdad que después en dicho Colegio leya Latinidad, no avía llegado ningún estudiante de los que han oydo la Gramática en dicho Colegio, a pedir el hábito, que supiesse latín.

"Cargo nono: Y aviéndolos assi mismo llamado y tenido diversas pláticas y Juntas con el Rector y Padres de dicho Colegio, de nuevo ofrecieron se repararía y leería la Gramática con el arte de Antonio, Cicerón y otros libros, que siempre en esta Universidad y en las demás universidades de España se han acostumbrado a leer, con que han salido tan doctos y graves jueces y predicadores como hay en esta Ciudad y Reyno, todo lo qual no ha servido de remedio.

"Cargo décimo: Pero continuando dichos Rector y Padres en lo sobredicho, atendiendo solamente a hazer y formar sugetos para su Religión y no al instituto y fin principal para que la Ciudad se lo encomendó, que es beneficio universal. Han continuado en mudar muy de ordinario los maestros y en leer por Artes y libros, de oyr dichas primeras letras de que de nuevo ahora han llegado a noticia de los dichos señores Jurados las mismas quexas y mayores,

"Cargo undécimo: Pues a diversos ciudadanos les ha sido fuerça, por el poco aprovechamiento que en sus hijos veyan, sacarlos desta Ciudad y llevarlos a otras partes a oyr la Latinidad.

"Cargo duodécimo: Y dada razón dello y Capítulo y Consejo ha deliberado que assi por dichas causas y razones, como por otras muchas, y por el reparo del daño universal sobredicho y aver faltado dichos Rector y Padres a lo que conforme a di- cha capitulación y concordia, eran tenidos y obligados hazer guardar y cumplir, se recindiesse dicha capitulación como se ha recindido".

La incompatibilidad de la Universidad y la Ciudad en este caso con los jesuitas era manifiesta. Aquélla se pasó por alto gran parte de los privilegios que había de otorgarles a sus aulas de Gramática; y así, por ejemplo, no conocemos un caso en que para ingresar los alumnos de Humanidades en facultad mayor se les pidiera a los Padres la previa aprobación. De esto se queja- ron los jesuitas en 1618, cuando la Ciudad en uno de sus cargos les hacía ver que los alumnos que pasaban a facultad mayor no sabían latín.

En 1626 consiguió la Compañía que de nuevo se hiciera concordia respecto a las aulas de Gramática.

Hemos hecho un estudio comparativo de las dos concordias y en esta de 1626 consignaremos aquellos items que no están en la de 1609, y sí ha habido alguna sustitución.

Los ocho items primeros son iguales en las dos concordias, con ligeras variaciones, como es, a veces, desdoblar uno en dos y viceversa.

El noveno ítem varía. Dice en esta de 1626: = "En entretanto que leyere la Compañía la Gramática y Letras Humanas le dará la Ciudad en cada un año trescientas libras jaquesas [hasta aquí igual, pero añade éste en los días en que se ha de cobrar], "por el día de San Juan Bautista que se cuenta 24 de junio del año mil seiscientos veinte y siete, que será la primera paga". En la capitulación de 1609 nada se establece acerca de los textos en que se ha de leer; y haciéndose la Ciudad solidaria en este año de los cargos que hizo a la Compañía en 1618, fija concretamente aquéllos para lo porvenir.

"Item: Por quanto en las presentes Cortes se ha hecho Fuero disponiendo en él que universalmente en el Reyno se lea el Arte de Antonio reformado, según la reformación, que en el dicho Fuero se dice; se haya de leer y enseñar por dicha Arte: y en el entretanto que no se executare dicho Fuero, y se hiziera impresión de dicha Arte, haya de leer por uno de los reformados de las cinco reformaciones que hay, el que pareciere a la Compañía más conveniente y útil". En esta terminación de este item vemos cómo a pesar de los deseos manifiestos de la Ciudad para que se leyera por el Antonio, sin embargo se ve que le dejan una puerta abierta para que lea por el texto que buenamente quiera la Compañía.

"Item: Leerá dicha Compañía a Cicerón, César, Salustio, Quintiliano, Virgilio, Ovidio, Horacio, Marcial expurgado, y otros autores clásicos, exceptuados los que no fueren honestos.

"Item: Pondrá y hará elección para leer, de los mejores maestros que huviere en la provincia, y guardará lo que use en todas partes, que es, por lo menos un maestro lea tres años, si ya no fuere por caso extraordinario conveniente al bien de dichas escuelas; y esto no quite que lea un maestro, quatro, cinco, seis, ocho años, y por este cabo ofrece la Compañía, no recibirán en las escuelas detrimento alguno.

"Item: Que no representará comedia, diálogo, en vulgar o en latín,

"Item: Que cerrara las puertas de las escuelas, en invierno a las cinco y en el verano a las seis horas de la tarde, y no antes.

"Item: Que por la comodidad de los estudiantes mande hacer la Ciudad las letrinas en el puesto que pareciere conveniente, buscando y pagándolas la dicha Ciudad, sin ofensa y daño a las oficinas de la dicha Compañía (1).

"Item: Que los dichos Rector y Padres hayan de traer, y traygan,con la mayor brevedad que se pueda, licencia, aprobación, o ratificación de la presente concordia y de lo en ella pactado, del reverendísimo P. General de la Compañía.

(1) Hay que decir, en honor a la verdad, que la Universidad tampoco tenía letrinas y tenían que salir los estudiantes a la ribera del Ebro.

"Item: Que siempre que a los señores Jurados pareciere se falta a lo pactado en la presente concordia, los dichos Jurados, que son, y por tiempo serán, nombren cinco personas, ciudadanos, confidentes a las partes, las cuales hayan de conocer si se falta o no; y en caso que declaren haber faltado, se advierta a la Compañía que se repare y cumpla dentro de dos meses; y no reparándolo se tenga recurso a los cinco consejeros de la Real Audiencia civil para que declaren, sin tela de juicio ni processo, sino oídas las partes a cuya declaración hayan de estar ambas partes, sin recurso alguno y haciendo las declaraciones dentro las casas de la Ciudad. Y el dicho Capitulo y Concejo deliberó que desde dicho día en adelante lean los Padres de la Compañía de Jesús la Latinidad y Letras Humanas en las escuelas que la Ciudad hizo para ello, y esto, con los pactos de la capitulación arriba inserta contenidos..."

Firmaron la concordia a trece de noviembre del año 1626. En 22 de agosto de 1627 D. Lupercio de Arbizu había fundado en el Colegio de la Compañía los Estudios Mayores, dan- do 300 libras en dinero. Y en recuerdo de este hecho, en 1628 está anotado en la piedra del escudo de armas del esquinazo del Colegio mayor de jesuitas de Zaragoza, donde dice: "D. Lupercio de Aureche y Arbizu. = Año 1628", en cada una de las esquinas. Aludiendo a la fundación de cátedras de Lenguas que les hizo el historiador del Colegio, que debía ser hombre muy afecto a la Compañía y cuyo manuscrito, como ya se ha dicho, se perdió.

En el año 1633 ya se leía en el Colegio, como ya hemos vis- to por la fundación Arbizu, otras materias superiores a más de la Gramática, y trabajaron mucho hasta que consiguieron, en 8 de noviembre de dicho año, del Concejo, "que los jesuitas pudiessen leer Theología en su Colegio", y aun les admitió dos cátedras de Prima, Vísperas y Escritura, verdaderamente oficiales.

Y ahora veamos algunos apartados o items de la concordia establecida entre la Ciudad por una parte y los Padres de la Compañía por otra (1), Hemos visto que el 19 de agosto un Jurado promovió el asunto en sesión de la Ciudad, y ahora, en 20 de noviembre del mismo año, se firmó la escritura de concordia.

(Lámina 10. Pág. 315. Seminario de San Carlos. Antiguo Colegio de la Compañía.

Bóveda de la escalera principal. (Fot. Mora).

Dice así el texto: "Que micer Pedro Luis Martínez (que sea en gloria), dexó por su testamento un legado al Colegio de la Compañía para que perpetuamente leyessen en el Letras Humanas, concertándose primero con los señores Jurados, Capítulo y Concejo de esta Ciudad, y que desde ahora se tome el asiento conforme a la mente del testador, como si ya huviesse llegado el caso (2), dándole al dicho micer Martínez el título de Bienhechor, como en su testamento lo dice. = Que la Ciudad de Zaragoza sea patrona de las escuelas como fundadora de ellas y de su sitio y los maestros y modo de leer; y los estudiantes que huviere en dichas escuelas, quanto a la disciplina escolástica, sean sujetos solamente a la facultad de la Compañía y que ella a solas las haya de governar y visitar a su modo, según las leyes y constituciones que tiene la misma Compañía, dando razón al principio de cada un año a los señores Jurados de la deliberación que sobre ello hicieren; y los estudiantes que en dichas escuelas huviere, hayan de estar matriculados en la Universidad de la ciudad y sujetos al Rector de ella y acudir a las obligaciones públicas, y cánones, a que los otros estudiantes suelen acudir. = Que para corrección de algunos estudiantes insolentes, que la Compañía no podrá ni convendrá que corrija, acudirá a pedir remedio a quien pertenece castigar (3), los estudiantes de la Universidad, como propio juez de ellos. = Que los Padres de la Compañía han de leer en la casa que para este efecto se ha de hacer junto a dicha Compañía, en el sitio que en ella da, tomando de los convecinos otras casas o patios que más fueren necesarios para su cuenta y costa, por convenir assi a la disciplina religiosa que professa, para que los superiores puedan visitar a menudo, y estar muy de ordinario sobre las escuelas y mirar cómo cumplen los maestros sus obligaciones y si se pierde tiempo y si los estudiantes acuden a lo que deben.

(1) La copiamos de un testimonio de Antonio Poyanos Zapater en 1652. Las actas del Ayuntamiento de esta época se han perdido.

(2) Por no haber podido entrar en posesión del legado por las causas antes indicadas,

(3) Al Rector, pues sabido es que los estudiantes estaban sujetos al fuero universitario.

= Que no se lea en la Universidad, ni en otra parte pública, ni universalmente en la Universidad, Gramática, Humanidad ni Retórica, sino en las escuelas de la Compañía, por el estorvo que resulta de lo contrario en la enseñanza de letras y virtud, con la inquietud de maestros y estudiantes, exceptuados los monasterios y iglesias, donde esto está introducido. = Que la Compañía debe leer siempre, sin que le puedan quitar las es- cuelas cumpliendo por su parte las presentes ordinaciones, para mayor quietud, y perpetuidad de ellas y evitar la variedad de pareceres de comunidades. = Que la Compañía pondrá todos los maestros que juzgare necessario para dar bueno y suficiente recaudo a los estudiantes, más o menos, según el número de los oyentes. = Que ningún estudiante de las escuelas de la Compañía pueda pasar a facultades superiores, sin examen y aprobación del Prefecto de ellas; ni los maestros de dichas facultades los puedan admitir sin esta aprobación para que se consiga el fin que se pretende de que todos sean buenos latinos y con este buen fundamento se aprovechen más y florezcan en las otras facultades y buenas letras de la Universidad. = Que la Compañía havrá menester aulas y porque no tiene bastante facultad, ni es razón que se le cargue una carga tan grande, pues se fundan las Escuelas para utilidad de la Ciudad; que la Ciudad haya de ayudar a la Compañía con cinco mil libras jaquesas para que con ellas y sin pedir otra ni más cantidad, haya de labrar y acabar y conservar en perfección las es- cuelas y edificio que se ha designado, y trazado en la parte y lugar que está señalado, conforme al modelo y traza que se ha hecho por los maestros y personas peritas nombradas por la misma Compañía, y entregado a la misma Ciudad, que la tiene en su poder; y que este edificio haya que estar hecho y acabado en toda perfección dentro del término de dos años, de tal manera que se pueda leer en ellas, y comenzarán a contarse desde el día que se testificare el acto de la capitulación y concordia. = Que atendido que el dicho micer Pedro Luis Martínez no lo pueda gozar de presentemos Padres de la Compañía han interesado que la Ciudad les haya de dar en cada un año 300 libras jaquesas, entre tanto que no llegare, ni tuviesen en usufructo del dicho legado desde que comenzaren a leer en adelante; y llegado que fuese el caso de gozar, no les haya de dar más de doscientas libras en cada un año. = Que los Padres de la Compañía no puedan dexar las dichas escuelas, en la forma susodicha, conforme a la presente concordia, si no fuese con causa legítima aprobada por la Ciudad, las cinco mil libras que se les havrá dado para construir el dicho edificio, y assimismo haya de cessar la paga de las doscientas libras de renta del procedente Capítulo. = Que la Universidad incorpore al Colegio, Escuelas, maestros y colegiales de la Compañía, como partes de la misma Universidad, para que todos hagan un cuerpo, y se le comuniquen las gracias, favores y privilegios que goza la dicha Universidad en quanto no repugnaren al instituto y modo de proceder de la Compañía, pues de ello no viene perjuicio a la Universidad y con esto favorece y honra sus Escuelas. = Es leída la dicha concordia y declaradas algunas dudas..." Se firmó en el día ya citado, 20 de noviembre.

Ya la Compañía podía mostrarse satisfecha en todas sus aspiraciones. Pero sin duda la Providencia les deparaba sinsabores sin cesar. Cuando parecía haber vencido a sus enemigos, no pequeños, nuevos trastornos y tropiezos se presentaban a su paso. En 1637 y en 2 de diciembre la Ciudad intimó a los jesuitas para que no admitieran seglares a sus aulas. Esto no fue más que nuncio de malas nuevas, pues en 18 del mismo mes y año comunicó la Ciudad a la Compañía que había acordado en Capítulo rescindir la Concordia de 1626.

Por fin y obedeciendo los Jurados a dos cartas de Su Majestad (1), enviaron aquéllos a D. Miguel Vaguer a parlamentar con el gobernador para terminar las diferencias de la Compañía y la Ciudad, y esta autoridad, por manos de su secretario D. Baltasar de Robres, entregó a dicho señor Jurado la Declaración que el Ilmo. Sr. Governador de Aragón, Regente la Real Chancillería y doctores de la Real Audiencia hacen de las diferencias que la Ciudad y la Compañía de Jesús tienen, conforme la orden que de S. M. para ello hay:

(1) La primera carta del Rey fue fechada en 18 de septiembre de 1638 y la segunda en 20 de octubre de 1638. Estas cartas no las hemos podido encontrar.

"Que la voluntad de S. M. es, se guarde y cumpla en todo la concordia hecha entre la Ciudad y la Compañía de Jesús el año mil seiscientos veintiséis, acerca de la lectura de la Gramática, de la manera que se observaba antes, que comenzassen los encuentros entre dichas partes, y que esto se execute luego por lo que se padece en la dilación, siendo ya el tiempo de los estudios,

"Que respecto de la lectura de la Theología en las horas y materias, se observe y guarde lo deliberado por el Capítulo y Concejo en el año mil seiscientos treinta y tres. Y assi mismo respecto de la correspondencia que han de tener la Universidad y la Compañía en los actos públicos, como se ha observado desde que se hizo dicha deliberación hasta que se ofrecieron dichos encuentros entre dichas partes.

"Que respecto lo que disponía leyessen los Padres de la Compañía en la Universidad, era condicional y para en caso que el Virrey sacasse licencia del Padre general, y por no haverla concedido no ha podido tener efecto todo lo dispuesto acerca de esto, como dependiente de dicha condición,

"Que en las lecciones de Artes no pueda admitir la Compañía sino a los estudiantes actuales de su seminario que llevaren hábito o beca, o a los que tuvieren licencia de la Ciudad.

"En Zaragoza a trece días del mes de noviembre de mil seiscientos treinta y ocho. = Baltasar de Robres y Losilla, secretario".

Y los Jurados acordaron:

"Y visto dicho papel y lo en él contenido, conforme a lo que S. M. nos tiene mandado, como Jurados sobredichos y como tales Patrones de dicha Universidad, decimos que estamos prestos y aparejados en todo lo que nos toca, como a Jurados sobredichos, a poner en execución y observar, y observaremos lo en dicho papel dispuesto y ordenado por dicho señor Governador y Consejo civil, conforme a la facultad que de S. M. lo insinúa a la Ciudad en dicha carta de 18 de septiembre passado de este año, con la reservación de suplicar de nuevo a ésta, para que, más bien informado de ella y de sus derechos, nos haga merced de resolver sobre ello, y como tan christianíssimo Príncipe y Señor nuestro, honrar esta su fidelísima Ciudad".

Así terminó este incidente entre la Compañía y la Ciudad. Apenas habían salido los jesuitas de este pleito, la Universidad incoó otro. La falta de libros de Gestis de esta época nos hace imposible relatar los episodios de pleito tan interesante (1).

En 1671 la Ciudad se quejó de nuevo a la Compañía de la mala enseñanza de Latinidad, y en 1677 se le acusó de faltar al convenio leyendo materias que se aplicaban a la Universidad, y se nombró comisión que entendiera en esto, a la cual presentó la Compañía un memorial en aquel año y más adelante, en 1685, presentaron otro memorial, diciendo que la Compañía desde 1633 y 1638 consiguió dos materias de Escolástica, pero que el Estatuto de 1684 obliga a los teólogos de primero y segundo año a tres lecciones, lo cual ha disminuído la concurrencia al Colegio; exponía también, que si bien aquellos Estatutos y los de 1642 prevenían que perdiese curso el que leyese fuera de la Universidad materias que a iguales horas se leyeran en ésta, esto no había de entenderse con los jesuitas, los cuales tenían privilegio de dar las lecciones que quisieran y lo harían así de- jando dos horas francas para la Universidad. Y en 1685 vino una resolución de S. M. exceptuando de toda traba a la Compañía,

***

Conocida es la fecha de venida de la Orden de Sacerdotes regulares de las Escuelas Pías, He aquí un nuevo escollo que tuvo que salvar la Compañía, pues los Escolapios en 1740 pretendieron explicar en sus generalidades Letras Humanas y Gramática, lo cual era deshacer el privilegio que los jesuitas tenían para estos estudios, y por el cual, según hemos consignado más arriba al tratar de las dos concordias que aquí insertamos, eran los únicos que podían dar estas enseñanzas.

Después de haber conseguido la licencia del Arzobispo Agüero, se dirigieron al Real Consejo de Aragón para que les otorgara a los referidos Padres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías la licencia también para ejercer en esta Ciudad los ministerios propios de su instituto.

(1) En 1664 y 20 de julio la Ciudad remitió a la Universidad un Memorial de la Compañía para que no se leyera Compendio antes del Curso, y deliberara la Universidad a favor de los Padres para que los niños oyesen Mayores.

En esta fecha aun no se habían convenido entre la Ciudad y la precitada Orden los pactos y condiciones a los cuales tenían que sujetarse para obtener la completa licencia para su establecimiento en esta ciudad. La licencia o permiso del Consejo les fue dada, o a lo menos se sobreentendía, en cuanto se ajusta- sen en un todo a las condiciones que habían de pactar con la Ciudad. Estos pactos se aprobaron por la misma en 22 de noviembre de 1742.

En estos pactos y acuerdos para salvar los privilegios concedidos a la Universidad se les puso por condición indispensable a los Padres de la Escuela Pía, que "no pudiessen enseñar en sus escuelas Latinidad ni Retórica, y para que assi esta providencia como las demás contenidas en los enunciados capítulos tuviessen el debido efecto, se les hizo saber todo su contexto, dexándoles copiar a la letra en el día 26 del citado mes de noviembre, manifestándoles que con dichas condiciones y no sin ellas, les admitía essa dicha Ciudad baxo su protección y declaraba la licencia, que para su fundación les havía dado, las que debían aceptar y admitir, otorgando en su consecuencia escritura pública, con licencia de su general, para la observancia y perpetuydad de lo acordado, como constaba del testimonio del citado acuerdo de veinte y dos de noviembre, que llevaba presentado. Y que debiendo en su cumplimiento aceptar los Padres de la Escuela Pía los dichos pactos aprobados por la Ciudad, debían además otorgar escritura pública correspondiente".

A esto y a lo otro se negaron los Escolapios, empeñándose en ejercer los ministerios de su instituto, y entre ellos enseñar Latinidad y Retórica, suponiendo que para ello tenían licencias absolutas del Consejo y del Arzobispo, "sin reflexionar que la primera y segunda, sobre no ser bastantes por sí solas para la fundación, sin el concurso de la tercera siempre se entendían arregladas a esto".

Los Padres Escolapios con infinidad de memoriales pretendieron conseguir que se les concediera derecho para explicar la Gramática y Retórica, y así lo consiguieron.

Los ánimos, cada vez más excitados, llegaron a exaltarse y también los de los estudiantes, que en una ocasión vinieron a las manos los de uno y otro bando, como lo dicen los Padres de la Compañía en su memorial de 1742,

Varias resoluciones jurídicas se dieron en favor del exclusivismo del Colegio de la Compañía para la enseñanza de la Gramática, y citaremos aquí alguna solamente por no ser prolijos y pecar de redundancia.

En la reunión o capítulo tenida por los señores Teniente de Corregidor y regidores de la Ciudad en el día 19 de agosto de 1741, acordaron lo siguiente: "El señor D. Miguel Virto expressó que en cumplimiento del Decreto y Remisión que a los señores Conde de Torres- Secas, D. Juan Zalón y a su señoría se les había comunicado el Memorial dado por el Colegio de la Compañía de Jesús de esta Ciudad, habían examinado con assistencia de los abogados de ella, assi el Memorial como la Concordia que en él se cita y resoluciones tomadas por el respectivo a la enseñanza de los Padres de la Escuela Pía; y que, enterados de todo, hacían el informe que por dicho Decreto se les pide, en la forma que se contiene en el papel firmado por dichos señores comissarios, cuyo tenor y el del citado Memorial es el siguiente:

"Illmo. Señor: El Rector y Colegio de la Compañía de Jesús "de Zaragoza, ante V. I. con el debido respeto parece y dice: "Que ya se empiezan a sentir los gravíssimos inconvenientes que se figuren que haya en la Ciudad más que unas escuelas de Gramática, porque con la ocasión de haverlas abierto los Padres de la Escuela Pía, se han experimentado ya riñas y discusiones hasta haver derramamiento de sangre en un estudiante de los que cursan las escuelas de V. I., por violencia de otro de la Escuela Pía, y otras discordias en que corriendo gran número de estudiantes de unas y otras escuelas, estuvieron a punto de venir a las manos y a peores armas a no haverlos contenido algunos circundantes; todo lo qual comprehendió ya altamente V. I, quando en el número quinto de la Concordia que V. I. hizo con el Colegio de la Compañía, año 1626, confirmada después por S. M. en 1638, ordenó y dispuso: Que no se lea en la Universidad ni en otra parte pública ni "universalmente, en la Ciudad, Gramática, Humanidad ni Retórica, sino en las Escuelas de la Compañía, por el estorvo que de lo contrario resulta en la enseñanza de las Letras, y virtud por la inquietud de maestros y estudiantes, exceptuados los monasterios e iglesias donde está introducido. Esta prudente determinación de V. I. aprobó y siguió la illustrísima ciudad de Valencia, la que después de entregadas a la Compañía las escuelas de Gramática que estavan en su Universidad, de que es patrona y fundadora; en el capítulo 11 de la Concordia que dicha illustrísima Ciudad otorgó con la Compañía el día 19 de julio de 1728, con la facultad prohibitiva que siempre tuvo (como la tiene igualmente V. L), prohibió también todas otras escuelas públicas en conventos y casas particulares. Por ser (dice lo contrario) un inconveniente que la experiencia ha mostrado, basta por sí solo a frustrar todo el zelo y aplicación de los maestros en el aprovechamiento de los discípulos, porque siendo inevitable que, o por estrechar a los niños para que estudien o por castigarles algunas trabesuras, resultan algunas desazones con los mismos y tal vez con los Padres, que no deberían aprobarles. Sabiendo que en otra parte se estudia Gramática, se dexan dichas escuelas y acuden allá, donde son admitidos con aplauso por aumentar su partido y hazer irrisión de sus primeros maestros, que tal vez por evitar este in- conveniente, aflojan en el rigor de la enseñanza. La qual cláusula y concordia se ha servido S. M. aprobar, como consta por su Real Cédula dada en Aranjuez a 13 de abril de 1741; a consulta del Consejo de 18 de enero del mismo año, y oído varias veces el señor Fiscal. Por lo que suplica a V. I. que para evitar los grandes inconvenientes y daños referidos, se sirva mandar se observe el citado capítulo quinto de su concordia con la Compañía y prohibir qualesquiera otras escuelas públicas de Gramática excluídas ya en dicho capítulo, especialmente las que de nuevo pretende establecer contra la expressada voluntad de V. I. y aun contra el debido respeto a su authoridad, por haver excedido en ello la licencia y facultad que V. I. tiene concedida para una sola escuela de primeras letras y no para enseñar Gramática..."

Y la resolución es como sigue:

"En cumplimiento de lo acordado por V. I. en resolución de 14 de agosto de este año, al Memorial del Colegio de la Compañía de Jesús de esta Ciudad; conferida su pretensión con los abogados de V. I., decimos, de dictamen de éstos, que es cierto que la religión de la Escuela Pía no tiene más facultades mutuadas por V. I. que la enseñanza de primeras letras, como subrogada en una de las diez escuelas de número que havía en esta Ciudad; y que igualmente es cierto que el Colegio de la Compañía, en virtud de la Concordia de mil seiscientos veinte y seis, aprobada en el de 1638 por S. M., funda en Justicia su pretensión en quanto que no se permita la enseñanza de Latinidad Humana y Retórica en otro puesto, que en dicho Colegio, etc.... En cuya consecuencia parece correspondiente se prohíba a la Escuela Pía y a qualquiera otro que intentasse erigir dicha pública enseñanza. Y respecto a que es sin duda el expresado Colegio tiene, en virtud de la citada Concordia, derecho adquirido para ser sólo en dicha enseñanza, en cuya observancia debe considerarse interessado como V. I.; entendemos será muy conforme que patrocinando V. I. su instancia, soliciten y confieran por los abogados de una y otra parte los recursos convenientes para assegurar la estabilidad de dicha Concordia; en cuya inteligencia podrá V. I. acordar la respuesta que le pareciere o fuere más de su agrado. = Zaragoza y agosto 18 de 1741. = El Conde de Torres- Secas. = D. Miguel Virto de Vera. = D. Juan Gómez Zalón".

En 10 de diciembre de 1742 se otorgó por el Ayuntamiento una concordia para ser notificada al Rector y Padres de la Escuela Pía con las prohibiciones ya mencionadas y con arreglo a las resoluciones e informes de los abogados y Consejo y las bulas pontificias que respecto a la orden y su funcionamiento de la Escuela Pía dieron Paulo V en 6 de marzo de 1617, de Gregorio XV, que fue el que aprobó sus constituciones, y, por último, Clemente XII, en su Breve de 30 de mayo de 1731, que empieza "Nobisquibus", el cual declaró que los clérigos Regulares pobres de las Escuelas Pías, donde quiera que fundaren, puedan tener Escuelas públicas para todo género de personas; advirtiendo que la enseñanza de leer, escribir, contar y Gramática, les era obligatoria como peculiar de su Instituto y cuarto voto. A esto último era a lo que se atenían los Escolapios en sus escritos para conseguir la enseñanza de Gramática en esta Ciudad y a lo qual se oponían las disposiciones oficiales que daban privilegio a los jesuitas como encargados de las enseñanzas que eran privativas de la Universidad, a modo como hoy diríamos del Estado.

Son cuestiones de intereses creados; cuando se tienen los privilegios, aunque éstos no sean muy racionales, aquel que los posee nunca ve la causa que trata de despojarle y al contrario.

En estos tiempos que historiamos, las Religiones se aferran a tener ellas el monopolio de la enseñanza.

Los Escolapios, a pesar de todas las disposiciones y resoluciones, siguieron enseñando Gramática y procurando atraer adictos a su causa y hacerse un fuerte partido en el mismo Ayuntamiento.

También la opinión de la casi totalidad de los vecinos de la parroquia de San Pablo les era favorable.

Así se sucedieron los años entre protestas y contraprotestas, hasta que en 1747 el Rey mandó que se terminasen todos los pleitos, que el asunto pasase a sus manos con una relación de todos los establecimientos que tenía en España la Escuela Pía y demás detalles.

Llegaron las autoridades hasta ocupar las temporalidades de los Escolapios por los porteros de Cámara y con asistencia de D. Juan Jerónimo Lázaro, escribano de la Real Audiencia cesaraugustana en 1750. Y así siguieron las cosas hasta los días no lejanos de la fecha ahora indicada, en que la majestad católica de Carlos III expulsó a la Compañía de sus dominios.

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Corría el año 1767, poco después del famoso motín de “capas y chambergos” o de Esquilache, que repercutió por toda España y, por tanto, en nuestra Ciudad también, no causado por la orden prohibitiva del ministro de Carlos III, de llevar las capas largas y mandando cortar las alas de los sombreros, sino por razones de índole económica, que no son de nuestra incumbencia tratar en este trabajo. Todo contribuyó entonces a tener pretexto hábil y verosímil para deshacerse de la Compañía de Jesús, que por la importancia que había alcanzado y por la influencia que ejercía en todos los órdenes de la vida, tanto estorbaba a eclesiásticos y seculares, principalmente a los primeros y, entre ellos, a los demás frailes.

Mas influyó, a nuestro parecer, el ambiente en tan importante suceso, impregnado, hasta en el mundo de buen tono, de las ideas enciclopedistas. Se había puesto en moda pensar a lo Voltaire y cartearse con todos ellos. No eran más que gérmenes de la próxima revolución, que empezaban a brotar: verdaderas causas que motivaron el extrañamiento de los jesuitas.

Al mismo tiempo que, en Madrid, en la noche del 31 de marzo al 1.° de abril de 1767, con gran sigilo, cuando la Ciudad dormía, acudió, según las órdenes que tenía el alcalde de Corte, auxiliado por la tropa, y comunicado que fue al Rector del Colegio el Real decreto de expulsión, en coches ya preparados a la sazón, fueron conducidos todos los jesuitas a Teruel, lugar de reunión para todos los individuos de la Compañía en la provincia de Aragón, y de allá ser trasladados a Cartagena para, por mar, conducirlos a los Estados pontificios.

En este año terminó su azarosa vida en Zaragoza la Compañía de Jesús, la cual, como hemos visto en el transcurso de este estudio, apenas pasó un período de cinco años sin tener algún asunto grave que resolver, bien con la Ciudad, con la Universidad o con la Escuela Pía.

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En 2 de abril de 1767, el Marqués de Castelar comunicó a la Universidad y al Rector que pasaban otra vez las aulas de Gramática a sus manos y mandando nombrase maestros que sustituyesen a los jesuitas en la enseñanza.

He aquí la carta del Marqués de Castelar.

"Muy señor mío: Las Reales órdenes con que me hallo y su debido exacto cumplimiento no permiten a los PP. de la Compañía de Jesús continúen en el exercicio de leer cathedras, enseñar Gramática, ni Letras menores; por la que siendo preciso que esta enseñanza no cese por el perjuicio que de ello ha de seguirse necesariamente a la causa pública, prevengo a V. S. junte sin pérdida de tiempo el Claustro de la Universidad y haciéndolo todo en él presente, disponga y nombre personas eclesiásticas seculares que no sean de la opinión jesuítica, a quienes se en- cargue la enseñanza que estaba al cuidado de dichos Padres; bien entendido que si para la de Letras menores no se hallasen eclesiásticos aptos para su desempeño, se podrán nombrar seculares no eclesiásticos. Y de los efectos de esta providencia que no permite dilación, me dará V. S. aviso. Dios guarde a V. S. muchos años como deseo. Zaragoza 2 abril 1767. = B. L. M. de V. S. su muy seguro servidor, el Marqués de Castelar (firmado). = Sr. Rector de la Universidad de Zaragoza". (A.U.Z., Gestis núm. VI, fol. 42).

En 10 de abril de 1767, el Rector escribió al señor Marqués de Castelar la siguiente misiva, en contestación a sus órdenes:

"Excmo. Sr.: Muy señor mío: En cumplimiento de lo que V. E. se sirvió prevenirme con fecha 2 de este mes sobre el nombramiento de personas para las enseñanzas de Gramática y Letras menores, que estaban al cuidado de los PP. de la Compañía

y que con vista de lo que ha propuesto la Junta de cathedráticos diputada de que di noticia a V. E., con fecha 4 de este mes ha nombrado el Claustro de consiliarios y cathedráticos los cuatro maestros que contiene la nota adjunta, con el destino de clases o generales que en la nota se contiene; la que paso a mano para que si mereciese dicho nombramiento su aprobación, pase desde luego a su respectivo exercicio. Y respecto de que la Universidad no tiene aulas o generales de comodidad para este efecto ni fácil medio de establecerlas, suplica el Claustro a V. E. se sirva interponer su autoridad para que por ahora y durante esta providencia se le faciliten a la Universidad las aulas o genera- les en que enseñaban los PP. de la Compañía de que se encargará la Escuela, y para en este caso y su puntual cumplimiento se hallan ya nombrados dos individuos del mismo gremio, que celen y vigilen sobre el puntual desempeño de esta enseñanza y sólo se retardará darla principio hasta el punto que V. E. se digne pasarme el aviso de su aprobación y concesión de generales. La enseñanza de Letras menores no ha podido hasta ahora proporcionarse por la dificultad de hallar maestros de esta clase que sin aventurar la enseñen con utilidad, puedan destinar- se a la que desea el Claustro en circunstancias que no puede remunerarles su trabajo con su justo estipendio equivalente al que han de perder en abandonar sus particulares escuelas. Lo que participo a V. E. para que en su inteligencia se sirva tomar la providencia que sea de su agrado. Nuestro Señor guarde a V. E. dilatados años. Zaragoza y abril 10 de 1767. = Excelentísimo Señor: B. L. M. a V. E., D. Juan Francisco de Gracia", (A. U. Z., G. núm. VI, fol. 55).

Y en 14 de abril escribió otra carta el Rector manifestando los acuerdos del Claustro:

"Excmo. Sr.: Muy señor mío: He hecho presente en el Claustro de consiliarios y cathedráticos de esta Universidad la carta que he recibido de V. E, de 2 del corriente, en que se sirve prevenirme que las Reales órdenes con que V. E. se halla, no permiten a los PP. de la Compañía continúen en el exercicio de leer cathedras, enseñar Gramática ni Letras menores, y que a fin de que no cese esta enseñanza tan precisa y conveniente a la causa pública, nombre el Claustro personas eclesiásticas seculares que no sean de la opinión jesuíta, a quienes se encargue la que estaba al cuidado de los Padres, y que si para las Letras menores no se encontraran eclesiásticos aptos se puedan nombrar seculares no eclesiásticos, y que para que tenga su debido cumplimiento esta disposición, he deputado una Junta de cathedráticos que se informe y proponga personas circunstanciadas para di- cha enseñanza provisional e interina, y luego que se haya verificado el nombramiento lo participaré a V. E. con lo demás que el Claustro entendiese conveniente en este particular. - Firmado Juan Francisco de Gracia, Rector. = 14 abril 1767". (A. U. Z., Gestis núm. VI, fol. 43).

En 16 de abril de 1767 el escribano D. Joseph Lasala, en nombre de la Ciudad, entregó las llaves de las cátedras de Gramática de la Compañía a la Universidad. Les adjuntó un inventario de todos los efectos muebles que existían cuando los Jesuítas fueron extrañados. Curioso documento que hemos encontrado y que nos da idea de cómo estaban aquellas clases de tiempos ya apartados, siendo un dato más para la historia de la Pedagogía zaragozana.

El 21 de abril del mismo año se puso un cartel anunciando al público que las cátedras de Gramática se abrían por cuenta de la Universidad, "mañana miércoles 22 de los corrientes".

Todas estas prisas nos dan idea de cómo los funcionarios rea- les quisieron dar desde el primer momento sensación de normalidad, para hacer ver que el extrañamiento jesuítico para nada influía en la vida de la Nación.

En 2 de mayo el Rector comunicó al Marqués de Castelar el nombramiento de preceptores para las escuelas de Gramática y la lista de los libros que a juicio del Claustro se habían de leer.

En 9 de mayo de 1767 se dio cuenta de la Real orden en que se remite a esta Universidad la Real pragmática, impresa, sobre el extrañamiento de los regulares de la Compañía de Jesús. La Real orden lleva fecha 2 de mayo de 1767, firmada en el Pardo el 2 de abril de 1767. No damos aquí el texto de ella, pues se ha publicado varias veces y hasta en historias de Universidades, como en la de Cervera, por el Sr. Rubio y Borrás en el tomo II de su obra y pág. 282 y siguientes.

En 14 de agosto del mismo año hizo una exposición la Universidad a S. M. para que diera más rentas con objeto de pagar mejor a los maestros de Gramática y además solicitan para éstos el título de catedrático, "pues ha decaído mucho el estudio de Latinidad y es preciso dignificarlo y ponerlo en condiciones más ventajosas" (1: L. Gestis, A. U. Z., t. VI, fol. 237.).

Desde estos años pierden ya esta clase de estudios su fisonomía especial. Así siguieron las cosas, en cuanto a las Escuelas de Gramática y Humanidades, y después de la guerra por la invasión francesa en 1808, que arruinó por completo el edificio adjunto al Colegio de la Compañía (Seminario de San Carlos), y que daba al callizo de los Estudios y al Coso, la Diputación tomó por su cuenta estos estudios, precursores del moderno Bachillerato, llevándolos a los locales del Colegio de PP. Trinitarios (el mismo local que hoy tiene el Instituto de 2.a enseñan- za), y por oficio de 15 de noviembre mandó la Corporación provincial establecer un plan- proyecto, que hemos encontrado y adjuntamos.

Ir más adelante en el estudio de las Escuelas de Gramática no merece la pena, pues ya en 1820 a 23, en las Cortes sonó por vez primera el nombre de segunda enseñanza, estableciéndose en 1825 que dichos estudios fueran generales y necesarios para empezar a cursar facultad mayor, perdiendo ya todo su carácter, al mismo tiempo que se avecinaba para las Universidades la pérdida también de su independencia, que fue un hecho, como es sabido, en 1845, tiempo en que terminan las historias de las Universidades autónomas, y por cuyo motivo cerramos la nuestra en la mencionada fecha.
Inventario de lo que había en las Escuelas de Gramática:

Aula de escribir. - Veinticinco mesas con sus pies para escribir; dos líneas de bancos a manera de gradas que rodean di- cha aula; una mesa de pino con su cajón y encima un atril con su tape para escribir sobre él; dos sillas baqueta de brazos; una mesa toda madera de pino; seis pautas para señalar las materias.

En el corredor. - Seis tableros encarcelados en la pared; dos bancos con pies de espiga; otro de despacho; un brasero de madera, alto, cubierto de hojadelata, con copa y paleta de hierro; una silla de brazos de baqueta, vieja.

Aula de letrear, baja. - Dos líneas de bancos de tabla de madera, de grados; una mesa de pino con su cajón; dos sillas de brazos de baqueta, inservibles; un cuadro de Ntra. Sra. del Pilar con marco negro; trece estampas con sus palos negros; un brasero alto sin copa, cubierto de hojadelata, con dos aldabones.

Aulas de Gramática: Mínimos. - Un cuadro de Nuestra Señora con marco, dosel y cortinas rotas, y un frontalito pintado, y bajo de él, una silla de dos asientos de madera color nogal, y a cada lado, dos sillas de brazos de baqueta Moscovia vieja y dos coronas de madera de encina; dos banderas de tafetán con sus astas; la cátedra de censor con su banquillo; una mesa de nogal con su cajón; una silla de brazos de baqueta a medio usar; un estandarte de tafetán blanco con su franja y su asta y bolas doradas y una cruz de hierro; un brasero alto forrado de hojadelata con cuatro aldabones y su copa, tenazas y paleta de hierro; una tabla de los nombres de los cursantes.

Menores. - Un cuadro de Nuestra Señora con marco y filetes dorados, con su caparazón de madera y debajo un banquillo de madera; dos sillas de brazos, de madera, encarceladas; una cátedra encarcelada; una bandera de tafetán azul con franja y asta; una mesa de pino vieja con su cajón; una silla de baqueta, de brazos, usada; un brasero alto, cubierto con hojadelata, con su copa de hierro y aldabones; una tabla para poner los nombres de los cursantes.

Medianos. - Una mesa de pino con su cajón; una silla de brazos baqueta Moscovia, de buen servicio; cuatro sillas para los empleos de los muchachos, de madera pintada, asegurados con escarpias; dos bancos con sus pies de espiga, portátiles; diferentes tablones sueltos; dieciséis tablas y dos puertas que dividen el teatro; una bandera de tafetán con su asta y cruz suelta; un cuadro de Nuestra Señora con marco dorado.

Mayores. - Un cuadro de Nuestra Señora con su marco azul y los filetes dorados, con su caparazón; la cátedra con su banquillo; tres sillas brazos de baqueta; una mesa de nogal con su cajón.

Teatro. - El altar de la Adoración de los Reyes, con su lápida; un frontal pintado, viejo; un banco de pino; dos vidrieras con sus ventanas y en ellas dos coronas de holandilla pajiza; catorce candeleros de madera viejos y plateados; una cruz de madera lisa negra; un atril de nogal; una araña con dieciséis arandelas; una cátedra de madera; un cuadro de Cristo Crucificado con su marco negro; una cátedra encarnada de madera; veinte bancos con pies altos encarcelados, para escribir los estudiantes. (A. U. Z., G. núm. VI, fols. 65- 68).

Nombramiento de Preceptores hecho por el Claustro de la Universidad y Estudio general de Zaragoza, en virtud de la carta- orden del Excmo. Sr. Marqués de Castelar, Governador y Capitán general deste Reyno, al Sr. Dr. D. Juan Francisco de Gracia, Rector de la misma, en 2 de abril, que con distinción de aulas son los siguientes:

Para mayores: Al Dr. D. Joseph Maensa, Diácono, maestro de Gramática de los sirbientes en la Sacristía y Portería del Real Convento de Predicadores, graduado de Theología en la Universidad de Gandía, Presidente del Colegio de Theología de San Pío V y opositor actual a curatos.

Para medianos: A D. Ramón López, Doctor en Sagrada Theología de opinión thomística y opositor a canongías.

Para menores: A D. Enrique Castellón y Romeo, Prelado de opinión thomística, moralista.

Para mínimos: D. Antonio Sagarra, Presbítero de opinión thomística.

Zaragoza y abril 7 de 1767. = Dr. Juan Francisco de Gracia.

(A. U. Z., G. núm. VI, fol. 56).

"Paso a manos de U. S., de orden del Consejo, la Pragmática sanción publicada en esta Corte, para el extrañamiento y ocupación de temporabilidades de los regulares de la Compañía de Jesús, con prohibición de su restablecimiento y otras precauciones tocantes a la tranquilidad del Estado, para que, leyéndose en Claustro pleno, se hallen enterados todos sus individuos de la real resolución, cuidando en todo tiempo de su observancia y con particularísima atención de lo dispuesto en el cap. XII de la expresada Real Pragmática, guardando con escrupulosidad y exactitud todo su contexto y haciendo poner una copia de ella en los libros de Acuerdos de esa Universidad y en el Archivo el ejemplar certificado que remito.

"De haver ejecutado uno y otro y del recivo de ésta me dará U. S. el correspondiente aviso para trasladarlo a la superior noticia del Consejo. = Dios guarde a U. S. muchos años. Madrid y mayo 2 de 1767. = Firmado: D. Juan de Peñuelas".

Lista de los libros o autores por los que se enseña en las aulas públicas y reales de esta Ciudad:

Aulas de leer y escribir: "Catecismo" de Ledesma.

Mínimos: "Arte de Nebrija de la cuarta reformación".

Menores: "Fábulas latino-hispanas" de Pedro Simón Abril.

Pasajes latinos escogidos de la Historia del Antiguo Testamento.

Medianos: "Cornelio Nepote", "Comentarios de Julio César", "Fábulas de Fedro", "Cartas escogidas de Marco Julio Cicerón".

Mayores: "Retórica del P. Colonia", "Oraciones selectas de Cicerón", "Eneida de Virgilio", "Pasajes brillantes de Cicerón". "Horacio", "Ovidio" y "Marcial", espurgado. (A. U, Z., G. número 30, folio 115).

Plan formado por la Junta de Escuelas y aprobado por el Claustro para el restablecimiento de las de Gramática y primeras letras que están a cargo de la Universidad:

Hallándose arruinado el edificio sito en el Coso, en que se daba la primera enseñanza por los Padres jesuitas y desde su expulsión por los maestros y preceptores seculares nombrados y dirigidos por la Universidad, a la que se confiaron estas escuelas por órdenes del caballero intendente y del Supremo Consejo y debiendo continuar en este encargo con arreglo a lo dispuesto por la Diputación de esta provincia, que en oficio de 18 de noviembre pide se le remita un Plan individual para disponer el establecimiento de estos estudios públicos, es indispensable: primero señalar un aloxamiento cómodo en el mismo cuartel de la Ciudad para que los niños logren la ventaxa de tener escuelas en proporción de habitaciones. Por esto y por la combeniencia que resultará de estar provísimas las aulas en la Universidad vaxo cuya inspección están puestas, parece que el Colegio de PP. Trinitarios parece es el paraje más apropósito para ocuparlo con este establecimiento, deben comprehenderse en él la enseñanza de primeras letras y la de Gramática, para lo que separadamente se propondrá.

Primeras letras. - Maestro de leer. Un maestro deberá enseñar a los niños a leer; tendrá sus discípulos divididos en varias clases para evitar la confusión, etc.....

Maestro de escribir. - Otro maestro enseñará a leer latín, a escribir y las cuatro reglas comunes de cuentas. Tendrá la obligación de repasarles la doctrina cristiana.

Libros que han de usarse. - Los libros comúnmente usados en las escuelas servirán para enseñar a leer y escribir por método de D. Torcuato Toribio de la Riva. Para Doctrina cristiana el método usado por los PP. Escolapios. Y para la Política se observará lo que disponga la superioridad.

Prohibición de que los maestros vendan efectos o material de escuela.

GRAMÁTICA. - Clase de Medianos. - Un preceptor de Mínimos enseñará el libro primero y segundo del Arte, que escribió Antonio Nebrixa y compendió el P. Luis Lacerda. En esta clase deberán estar divididos en tres bancos, según el grado de instrucción.

Menores. - Otro preceptor de Menores enseñará la Sintaxis de Bartolomé Bravo en lugar del tercer libro de dicha Arte, continuando la práctica observada con utilidad en estas aulas y cumpliendo con lo mandado en las Cortes de Calatayud en el año 1626.

Deberán exercitarse en las obras de Bello Civili, de Julio César y en las vidas de los Emperadores, de Cornelio Nepote.

Medianos. - Un preceptor de Medianos enseñará la propiedad de la lengua latina, cuidando de la sintaxis. Deberán hacer composiciones y traducir las Fábulas de Fedro y los libros de Diálogos de Pontano y los Diálogos de Luis Vives.

Mayores. - Un preceptor enseñará la Retórica por el libro de dicha Gramática, que comprehende la Prosodia con una idea general de la Poesía. = Se dará la Retórica de Domingo Colonia y traducir las Oraciones de Cicerón, el Virgilio y algunos días las Poesías escogidas de Marcial. Y un maestro deberá exercitar a los discípulos en composiciones. = Tendrá obligación el preceptor de Mayores decir la oración latina en la Universidad el día de San Lucas y las que el Claustro le encargare.

REGLAS GENERALES PARA TODAS LAS ESCUELAS.
- Horas de escuela. - Serán en los meses de enero, febrero, noviembre y diciembre, de ocho y media de la mañana a once y de dos a quatro y media por la tarde, y en los meses de marzo, abril, septiembre y octubre, de ocho a diez y media y de dos y media a cinco por la tarde. En los de mayo, junio, julio y agosto, de siete y media a diez de la mañana y tres y medía a seis por la tarde. Todos los días, media hora antes de la clase irán los niños a misa con sus preceptores. = El gobierno y administración de estas escuelas lo tendrá directamente una Junta nombrada por el Claustro de catedráticos y consiliarios de la Universidad; será presidida dicha "Junta de Escuelas públicas" por el Rector y nombrará de su seno un secretario y un tesorero. = Nombrará la Junta de entre sus individuos dos directores, hará los exámenes, propondrá las ternas de los opositores a los magisterios y nombrará al sacerdote que haya de decir la misa diaria y las doce pláticas en los días de confesión. = Habrá dos directores, el uno para las quatro aulas de Gramática, y el otro para las dos de primeras letras. = El Director examinará a los discípulos por meses y quatrimestres. = Todos los años habrá certamen público 
presidido por el Rector y Claustro, como lo hacen los Padres Escolapios para repartir los premios. - Habrá un Bedel que llevará las llaves del edificio y tendrá cuidado de él.

Oposiciones a Magisterios. - La provisión de éstos será por oposición. Los edictos convocando serán firmados por el Rector, etc.....

Vacaciones. - No habrá más que las que tenga la Universidad, y los jueves por la tarde. = Una hora después de la misa los domingos se dedicará a instrucción de doctrina cristiana y actos de devoción.

Comunión. - La recibirán una vez al mes en los días que señalare la Junta. = Queda prohibido que los preceptores enseñen Gramática fuera de las aulas. = Se establecerán multas para las ausencias injustificadas de los preceptores. = La renta deberá sacarse de la partida de los jesuitas expulsos, según Real Cédula de 5 de octubre de 1767, que ascendía a 40.095 reales, 4 maravedís, y parece que en el día debe cargarse al mismo fondo el señalamiento de los 50.000 reales que resulta de el estado de dotación. Esta dotación debe entrar en poder del tesorero nombrado por la Junta de Escuelas públicas. = Deberán seguirse para con los preceptores las mismas reglas en cuanto a jubilación que los catedráticos de la Universidad.

Estado que en cuanto a la dotación propone la Universidad a la Diputación en el Plan que se ha mandado formar:

Al maestro de leer, 7.000 reales; al maestro de escribir, 7.000; al preceptor de Mínimos, 8.500; al preceptor de Menores, 9.000; al preceptor de Medianos, 9.000; al preceptor de Mayores, 9.500.

domingo, 22 de noviembre de 2020

CAPÍTULO IV. DON PEDRO CERBUNA.

CAPÍTULO IV.

DON PEDRO CERBUNA.

SU PATRIA. - SU NACIMIENTO. - PRIMEROS ESTUDIOS. - UNIVERSIDADES DONDE CURSÓ. - CARGOS QUE DESEMPEÑÓ. - SU MUERTE. - MARAVILLOSOS
SUCESOS ACAECIDOS AL OCURRIR ESTA. - SU EXPEDIENTE ECLESIÁSTICO. - RETRATOS DE CERBUNA. - SU TESTAMENTO. - SOLEMNIDADES EN ZARAGOZA Y TARAZONA EL AÑO 1893. - CERBUNA COMO FUNDADOR DE NUESTRA UNIVERSIDAD.

De todas las glorias que hayan podido resultar a la Religión, a la Ciencia y a la Patria, por la fundación de esta Universidad, de todas son deudores los aragoneses en general y los hijos de Zaragoza en particular, al Sr. Cerbuna, ya que él fundó este centro de enseñanza, de donde han salido, antes y ahora, tantos y tan esclarecidos varones por su piedad y su saber. Es muy justo, pues, que nosotros rindamos el debido homenaje al que por su sabiduría, humildad, prudencia y celo merece considerarse como modelo de hombres buenos y virtuosos. Sus relevantes prendas le colocaron en la diócesis de Tarazona, que él supo regir paternalmente, poniéndose a la altura de los Graudiosos y Prudencios de antiguas edades y ser un digno e ilustre predecesor de Yepes, Castejón y Escartín.
Mucho se ha hablado por sus historiadores del lugar donde nació: unos le han hecho hijo de Monzón o de Binéfar (1: Fuente (Vicente de la): España Sagrada, tomo LXIX, pág. 248, col. 1.a) los más, de Fonz, su verdadera patria. En esta villa de la provincia de Huesca (1) nació el ilustre fundador de nuestra
Universidad, el día 27 de febrero de 1538; fueron sus padres D. Juan Nadal Cerbuna, alguacil de la Inquisición del Reino y Bayle de la villa de Fonz, y D.a Isabel Leonor del Negro y de Exea.

No se halla su partida de bautismo y confirmación en la iglesia parroquial de aquella villa, porque en la guerra de Cataluña, las tropas mandadas por el Mariscal la Motte, talaron y quemaron no sólo los archivos de Fonz, sino gran
parte del pueblo, y lo mismo ejecutaron en Monzón, La Almunia y otras poblaciones. Pero en un manuscrito interesantísimo (2) que ha llegado a nuestras manos y que contiene datos curiosos acerca de Cerbuna, se asegura, con documentos fehacientes, que la villa de Fonz fue su patria nativa.

(1) Frailla, en su Lucidario, y Blasco de Lanuza, en sus Historias Eclesiásticas,
conocieron y trataron, afirman, rotundamente, que había nacido en Fonz.

(2) Merced a la bondad de nuestro buen amigo D. Francisco de Otal, Barón de Valdeolivos, hemos podido estudiar un valioso e interesante manuscrito, propiedad de dicho señor, titulado "Memoria del Ilustrisimo y Reverendisimo Señor Don Pedro Cerbuna, natural de la villa de Fonz, en Aragon. La escrive su devoto y paisano Don Miguel Estevan Ric Pueyo Exea y Urries, Caballero del Orden de Montesa y San Jorge de Alfama, de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del Pais, de la de Verdaderos Patricios de Baeza y Reyno de Jaen y de la ciudad de Zaragoza, Baron de Valdeolivos, bailan de Aguilar, Noble de Aragon, Señor de la Bujeda y de la Torre de Aguilar". - A esta port. siguen 4 fols. en b., y después otra portada que dice: "Vida prodigiosa del Ilustrissimo y Venerable Señor Don Pedro Cerbuna, Obispo de Tarazona, del Consejo de S.M., Diputado del Reyno de Aragon, Fundador de la Universidad de Zaragoza, Hijo de la Villa de Fonz. Escrita por el Doctor Don Fernando Rodríguez y Sánchez, Canónigo de Calatayud, etc. - Sigue la tabla de los capítulos y algunas notas referentes a autores que hablan de Cerbuna y que ocupan 8 fols. sin num.; 10 fols. en b. sin num. Sigue: "Compendio de la vida, virtudes y milagros del venerable y apostólico Varon el Ilmo. Señor D. Pedro Cerbuna, natural de Fonz, fundador de la Universidad de Zaragoza y Obispo de Tarazona. Sacada de las informaciones' jurídicas, en que hay examinados ciento nobenta y un testigos ante D. Josef de Palafox y otros Vicarios generales de la ciudad de Calatayud, a instancia que hizo el Rey N. Sr. D. Phelipe segundo al Ilmo. Sr. D. Diego Yepes, Obispo de Tarazona y Confesor que fue de Santa Teresa de Jesús. La escribe el Dr. Fernando Rodríguez y Sánchez, natural del lugar de Xarava..."; comprende los fols. 1 al 213. Siguen varios folios en blanco y algunas noticias referentes a hijos ilustres de la villa de Fonz. Entre los fols. 6 y 7, lámina grabada en cobre: Cerbuna con hábitos episcopales, arrodillado, en oración ante la Virgen de Jarava y con su escudo de armas; al pie, Inscripción. Entre los fols. 154 y 155, lámina grabada en cobre, representando a N.a S.a de Jarava rodeada de ángeles. - Letra del siglo XVIII; 0'200 por 0'140; caja de la escritura, 0'175 por 0´100; piel roja.

En ese manuscrito se dice, terminantemente, no sólo que nació
en la citada población, sino cuál fue su casa: "La de los Cerbunas es la que hoy posee (por haberla heredado de Casa Puente que la compró) D. Alberto Lorenzo de Bardaji, cerca del Portal que mira hacia el Santo Hospital, y siempre he oído - dice su biógrafo - a los antiguos y que éstos lo oyeron a los de su tiempo que el venerable Sr. D. Pedro Cerbuna había nacido y criádose en dicha casa, en la habitación de la Torreta, que todavía he alcanzado de muchacho, y lo prueba el escudo de armas de la casa y familia de Cerbuna que actualmente se guarda en dicha casa Bardaji y consiste en una piedra y en ella el ciervo (CERVus), morrión, etc., que quitaron de la frontera (fachada) quando obró dicho D. Alberto Lorenzo su casa, y convienen que nació dicho venerable Obispo en donde hoy está la capilla de dicha casa, y por voz común y fama pública se sabe en la villa de Fonz (1: Por enlace de D.a Angela de Bardaji, con D. Carlos Ramón de Moner, pasó esta casa a ser propiedad del historiador D. Joaquín Manuel de Moner; siendo su dueño, en la actualidad, D. Ramón de Alós.). Mas en el libro antiguo llamado la Centuria, que está en el Archivo de la Casa Ayuntamiento de la villa de Fonz, entre otras cosas se halla la casa de Nadal Juan Cerbuna confrontada, con expresión de los campos, viñas, olivares, cañamores y demás hacienda que tenia dicha casa; y se sabe que el hermano heredero de la familia de Cerbuna lo mataron en la plaza de Fonz, año 1540, por las tropas enemigas, por cuya razón sucedió en los bienes dicho señor D. Pedro Cerbuna, el que siendo ya obispo de Tarazona otorgó poder para vender dicha casa y hacienda que tenia en Fonz, y de lo que sacó de ella fundó el Seminario de San Gaudioso en la ciudad de Tarazona. Tengo en mi poder testimonio de las posesiones y casa de Cerbuna, sacado del libro de la Centuria" (fols. 150 v. al 153 (2: Además, en el Archivo de la Iglesia parroquial de aquella villa existen unos poderes otorgados por Sr. Cerbuna a su hermana D.a Ana, para vender a Antón Gómez, vecino de Fonz, unos pajares, era y perrenales sitos en las Estanyas del dicho lugar, por precio de 1.300 sueldos jaqueses. Está hecho a 20 de junio de 1595.)

Desde niño dio muestras de su piedad y de una grande inclinación al retiro y a la profesión eclesiástica. Su mayor alegría era asistir a la Iglesia y hacer en ella oficio de ángel ayudando la misa. Bien instruido en la Doctrina cristiana, a los siete años comenzó las primeras letras y a los ocho el estudio de la Gramática en su patria nativa, pasando luego a Monzón a continuarlos, demostrando en ellos singular aprovechamiento.
A los doce años, y ya bien instruido en la lengua latina, comenzó los estudios de Artes en la Universidad de Huesca, y después de cursar en ella un año de Lógica, partió, con el beneplácito de sus padres, a la de Valencia, en la cual
cursó Física, Metafísica y Sagrada Teología, graduándose de Bachiller en Artes, a los catorce años, con general aplauso.
En la expresada Universidad, junto con los estudios ya mencionados, se perfeccionó en la Gramática, Latinidad y Retórica, pasando a la de Salamanca, en la cual terminó los cursos que le faltaban de Teología. En aquella ciudad alternó los ejercicios literarios con los de devoción, siendo diligente en el estudio, afable, humilde, pacífico; componía discordias entre estudiantes y era entre ellos modelo de saber y de virtud.
Terminados sus estudios de Teología en Salamanca el año 1556, regresó a Fonz cuando apenas contaba dieciocho años. En esta sazón, D. Miguel de Espuy, Obispo de Lérida, fundó un Colegio en aquella ciudad, bajo la invocación de la "Purísima Concepción de Nuestra Señora", y teniendo noticia de las virtudes y letras de este aventajado estudiante, le llamó y le dio una beca en el expresado colegio. Siete años estuvo en él, desempeñando la cátedra de Teología; tuvo numerosos discípulos que salieron muy aventajados en virtudes y letras.
A los diecinueve años, y habiendo hecho lucidos actos y ejercicios literarios de "Conclusiones", respondiendo a los argumentos con la viveza correspondiente a su grande ingenio, recibió el grado de Maestro en Artes en la Universidad de Lérida, el año 1557, y en el de 1560, en la misma, la borla de Doctor en Sagrada Teología.
Recibe la primera tonsura en la ciudad del Segre, en 7 de junio de 1550 y las cuatro órdenes menores en la misma el 21 de diciembre de 1559; el diaconado, en 22 de igual mes de 1562, y se hace Presbítero en 13 de septiembre de ese mismo año.
Dos días antes de su ingreso en el sacerdocio, D. Antonio Agustín, grande ornamento de Zaragoza, su patria, y Obispo de Lérida, hallándose en Roma, le hizo su Vicario general y Visitador de su obispado; cumplió esta misión, con
gran alteza de miras, remediando abusos, proveyendo las iglesias de las cosas necesarias, reprendiendo y quitando vicios y alentando a todos para el mejor cumplimiento de su ministerio.
Promovido D. Antonio Agustín a la silla arzobispal de Tarragona, su hermano D. Pedro, Obispo de Huesca (año 1564), llamó a Cerbuna para que fuese a su lado, dándole una Ración de Penitenciaría en la Catedral, obteniendo además la cátedra de Prima de Teología en aquella Universidad, que leyó cuatro años con grande aplauso y concurso de estudiantes (1).

(1) En el Archivo Catedral de Lérida, en los Registros Vicariatus, hay los siguientes documentos cuya copia tenemos, merced a la bondad de los ilustres Canónigos de aquella S. I. C., Sres. Ayneto y Bibiloni:
1559 (20 de diciembre): Concediéndole Dimisorias para ordenarse, en cualquier Obispado de todas las sagradas órdenes, mayores y menores, hasta el presbiterado; se le titula mestre pere Cerbuna, clerico simpliciter tonsurato,
in sacra theologia professori (a la edad de veintiún años), beneficiato in ecclesia parrochiali oppidi de Fons.
1563 (22 de abril): Actúa como testigo en un expediente de Curia de desmembración de las iglesias unidas de Beranuy y Vallabriga.
1564 (4 de junio): Rdus. vir dnus. Petrus Cerbuna, presbiter, in sacra theologia
professor, beneficiatus sub invocatione beate Marie in ecclesia parrochiali
oppidi de Fons; renuncia dicho beneficio en manos y presencia del obispo Agustín, que la admitió, siendo testigos sus familiares Juan Solanes de Aytona y Juan Martín Sánchez del Castellar, presbíteros. Acto seguido, dicho prelado le confiere otro beneficio de igual advocación en la misma iglesia, no obstante la porción que ya tenía en la parroquia de Calasanz.
1565 (21 de febrero): Figura como testigo de la profesión de la fe y colación canónica de una porción curada hebdomadaria a mosén Pedro Montaner, en la villa de Bielsa y Exabierre.
- (1.° de mayo): Figura como testigo en la renuncia del beneficio de la Sma. Trinidad, en San Lorenzo, hecha por Berenguer Rubinat, presbítero, Petrus Cerbuna, in sacra theologia docto re Ilerde habit.
- (1.° de junio): Lo es también en la colación canónica de dicho beneficio a mosén Antonio Pinyana, presbítero y beneficiado de La Seo de Tortosa.
1570 (8 de enero): El obispo Agustín confiere el beneficio de Santa María, instituido en la parroquia de Fonz, al presbítero Bernardo Castro, vacante per professionem factam per vener. Petrum Cerbuna in sacra theologia professorem canonicum ecclie. Metropolitane cesaraugustanem ultimum beneficiatum et possessorem eiusdem.

La Santa Iglesia de Huesca lo eligió por predicador de su Cuaresma el año 1567, desempeñando esta honrosa misión con tan extraordinaria elocuencia, que los prebendados, contra costumbre, le encomendaron una segunda, que predicó el año 1567; los oyentes salían de sus sermones asombrados y compungidos, según cuenta uno de sus historiadores (1: Manuscrito ya citado.), el que manifiesta que en uno de ellos, sobre la conversión de Santa María Magdalena, fue tanto el espíritu con que predicó, que salieron de la iglesia convertidas muchas mujeres mundanas, "públicas pecadoras, que de allí en adelante vivieron como grandes siervas de Dios".
El año 1568, el Obispo de Huesca, D. Pedro Agustín, le nombró Vicario general, Juez de pías causas y Visitador de su Obispado.
Llegó la fama de su saber, virtudes y celo eclesiástico al señor D. Fernando de Aragón, Arzobispo de Zaragoza, el cual, informado también por D. Juan de Gurrea, Gobernador del Reino, que le había oído predicar en Huesca y en la
montaña, junto con su Cabildo (entonces de Canónigos Reglares de San Agustín), le nombró Canónigo de dicha Iglesia el año 1968, cuando Cerbuna contaba treinta años de edad.
Los canónigos de la Metropolitana de Zaragoza le encomendaron la Cuaresma que predicó el año 1570, con espíritu y fervor tan grande y elocuencia tan arrebatadora, que convirtió a muchas mujeres públicas pecadoras.
Vacó, el año 1572, el Priorato de la Metropolitana, y habiendo sede vacante pontificia por haber muerto Pío V, el arzobispo D. Fernando le nombró Prior, confirmando este nombramiento el Papa Gregorio XIII, habiendo precedido súplica del Rey Felipe II del tenor siguiente: "Muy Santo Padre: A D. Juan Zuñiga, mi Embaxador, escrivo hable a Vuestra Santidad acerca de la provisión del Priorato de La Seo de Zaragoza, que habiendo vacado en el mes del
Arzobispo, le ha provehido en el Dr. D. Pedro Cerbuna, Canónigo de aquella Iglesia, Theologo de singular vida y exemplo y muy buen Predicador. A V.a Santidad suplico le dé credito y tenga por bien condescender a lo que de mi parte le pidiere y suplicare, que en ello recibiré particular gracia y favor de V.a Santidad, cuya muy Santa persona Nuestro Señor guarde para el bueno y próspero regimiento de la universal Iglesia; de Madrid, etc." (Ms. de Camón, núm. 148; B. U. de Zaragoza).
Igualmente escribió Felipe II a su embajador en Roma, D. Juan de Zúñiga, en la forma siguiente: "Embaxador: Estos días pasados ha vacado en la Seo de Zaragoza el Priorato de ella por muerte de Lupercio Ortal, el arzobispo, habiendo fallecido en su mes el dicho Ortal con el buen zelo que siempre ha tenido y tiene al servicio de Nuestro Señor y buen regimiento de su Iglesia, ha provehido dicho Priorato en la persona del Dr. Pedro Cerbuna, Canonigo de la
dicha Iglesia, que demás de concurrir en él todas las partes y qualidades que para la dicha Dignidad se requieren conforme al Concilio, es theologo de singular vida y exemplo, y predicador. Y como acá se haya dicho que Su Santidad ha provehido el Priorato a otra persona vieja de mas de sesenta años, sin letras ni otras partes que para henchir la dicha Dignidad son necesarias. Pareciéndonos que por cualquier contradicción que se le pusiere al dicho Cerbuna, sería en grande y notorio perjuicio suyo y menoscabo de aquella dignidad. Nos ha parecido advertir de ello y escribir a Su Santidad la que con esta va en vuestra creencia. Encargamos y mandamos que se la deis, y de nuestra parte le pidáis y supliqueis tenga por bien de aprobar la Provision hecha por el dicho Arzobispo en favor de Cerbuna, y que no permita ni dé lugar a que le sea hecha contradicción ni molestia alguna. Porque demás de ser el que conviene para el buen govierno y regimiento de aquel Cabildo, tendremos por muy particular favor y merced la que al dicho Cerbuna se hiciere. Al qual favoreceréis y ayudaréis en todo lo que pudiereis y ahí cerca de esto se ofreciere, que en hacerlo assi y en que en ello nos aviséis, recibiremos de Vos muy accepto servicio. Madrid, etc." (Ms. de Camón, núm. 148; B. U. de Z.).
En 27 de enero 1575 murió en Zaragoza el Arzobispo D. Fernando de Aragón, predicando Cerbuna en sus solemnes exequias y haciendo el elogio del que en vida fue su protector y amigo, como "alma agradecida, no tanto a los favores recibidos, cuanto a la señalada predilección que estos favores significaban" (1).
Nombrado Vicario general por el Cabildo de la Metropolitana, le sucedió en su omnímoda jurisdicción y gobierno de este Arzobispado, en el cual, sin faltar a los ejercicios santos y gobierno de su Iglesia, cumplió con la mayor fidelidad todas las obligaciones de su empleo, cortando abusos y excitando a todos al cumplimiento de su deber (2).
En 1585, Felipe II le nombró obispo de Tarazona; fue consagrado por tres obispos en Monzón, celebrando allí Cortes la Magestad católica y a las que asistía Cerbuna como diputado que era por el brazo eclesiástico desde 1572 (3).
(1) "Elogio fúnebre del Ilustrísimo Señor Don Pedro Cerbuna y del Negro, que en las solemnes honras celebradas en sufragio de su alma, el día 17 de octubre de 1893, por la Universidad literaria de Zaragoza, pronunció en el Templo Metropolitano del Salvador de dicha ciudad, el Canónigo D. Florencio Jardiel"; Valladolid, imp. de La Cuesta, 1900.
(2) D. Pedro Cerbuna, el año 1580, regaló a la iglesia de Cariñena el brazo de San Valero, que posee como principal reliquia.
(3) Consagróse en la Iglesia de Trinitarios de Monzón, el 24 de noviembre y el 21 de diciembre del mismo año hizo su entrada solemne en Tarazona, con grandes demostraciones de veneración y regocijo por parte de toda la población.

Ya en sus diócesis admistró sus rentas con espíritu tan elevado y tan noble, que, tanto ellas como las propias, la dedicó a ser amparador del menesteroso y a fundaciones dedicadas al mayor lustre de la religión católica.
Fundó el Seminario de Tarazona, dedicado a San Gaudioso, y el Colegio de la Compañía de Jesús.
Con singular prudencia y celo admirable se condujo así en el régimen y gobierno de su diócesis como en la administración apostólica, que por mandato de la Santa Sede ejerció seis meses en Calahorra, para solucionar los pleitos y
desavenencias que entre aquel Prelado y Cabildo existían; con su talento y su tacto supo apaciguar los ánimos y dar solución satisfactoria a los conflictos planteados.
Tudela y Calatayud, así como todos los pueblos del obispado, recibieron notables pruebas del cariño y de la munificencia de este obispo, costeando en aquéllos obras de importancia.
Una de sus relevantes cualidades fue la humildad, reflejada en todos sus actos y que se ve palpablemente en varias de las cartas que publicamos, cruzadas entre él y los Jurados de Zaragoza.
Al encargarle la delicada misión de arreglar las diferencias que mediaban entre el Obispo y el Cabildo de Calahorra, a causa de privilegios que éstos alegaban en la cuestión de visita, no se envanece por la comisión, sino que, por el contrario, creyéndose sin las cualidades necesarias para llevar a cabo su misión, intentó ser relevado del espinoso y difícil cargo, y le dice al Nuncio, cuando ya por fin tuvo que someterse a las altas indicaciones que se le hicieron: "Yo acepté el Breve de S. S. sobre la jurisdicción de la Iglesia y Cabildo de Calahorra sólo por obedecer; por cierto que hay causas por las cuales pudiera S. S. encomendar este negocio a otro, que lo cumpliría mejor que yo por mi poca suficiencia". Y con posterioridad, dirigiéndose al Cabildo, les dice con la mayor humildad, a la vez que con una caridad sin límites y un ardiente deseo de llegar a la armonía y a la paz alterada entre ambas autoridades eclesiásticas: "Yo he aceptado el Breve de S. S. sobre la jurisdicción de ese Cabildo y Prevendados de esa Iglesia, muy confiado, que mi insuficiencia y pocas fuerzas las han de suplir Vuestras Mercedes, siendo
personas tan graves. Deseo que Vuestras Mercedes me ayuden, adviertan y guíen si algo convendrá proveer en beneficio de esa Santa Iglesia".
Otra de sus grandes virtudes fue la castidad; en la lápida que cierra su sepulcro en la Colegiata de Calatayud, el primer elogio que se le dirige está condensado en estas dos palabras, “Fuit virgo"; y en la información hecha en Valencia, varios sacerdotes que en ella deponen, refiriéndose a esta virtud, manifiestan que en esta materia era recatadísimo y muy casto, así en el mirar como en todas sus acciones.
A pesar de sus habituales achaques y de sus padecimientos (1), cumplió una de las más penosas obligaciones de su ministerio pastoril: realizar la visita a su diócesis, exacerbándosele hasta tal punto sus dolencias, que tuvo necesidad
de retirarse a Calatayud, en donde al poco tiempo murió, con la tranquilidad del justo, el día 5 de marzo de 1597, recibiendo cristiana sepultura en la Iglesia de Santa María la Mayor de dicha ciudad.

(1) "El Dr. Cerbuna fue siempre de complexión delicada; más en los últimos años de su vida, a causa de una grave afección al estómago, se vio mortificado constantemente por las molestias y dolores que lleva consigo esta enfermedad". (Jardlel: obra citada):

Muerto el Obispo, la ciudad y Universidad de Zaragoza mostraron muy grande sentimiento, y en claustro determinaron hacerle suntuosas exequias, que se celebraron pocos días después de ocurrido el fallecimiento.
Dejemos a la pluma de su querido amigo Frailla describirlas:
"Primo, en la Iglesia de la Magdalena de la presente ciudad, dentro cuya parrochia están las Escuelas por no estar aún hecha la Iglesia della, la qual se ha hecho ya muy sunptuosa, se paró un Capellardente como a los príncipes y reyes se acostumbra hacer en el Aseu de Zaragoza, todo cuvierto de luto, con mucha luminaria de hachas, velas y cirios, y en él muchos escudos de sus Armas de dicho señor Obispo, y muchos versos en latin y en romance en alabanza y dolor del dicho señor Obispo, y enmedio de él, una tumba con un paño de brocado de tres altos, y encima, un báculo y mitra y otras insignias del Obispo; el Rector de la Universidad, que era el Dr. Diego Frailla, doctor en Sagrada Theologia, con mucho luto él y los Oficiales de la Universidad, donde eran Bedel, Alguacil y Maestro de Ceremonias, acompañado de los señores Jurados de Zaragoza, que eran: Pedro Geronimo Laporta, Jurado en Cap; Pedro Villanueva, segundo; Juan Estevan Castellon, tercero; Lorenço de Berge, quarto, y Joan de Mozarabi, quinto, trayendole en medio los dos Jurados
primero y segundo, con grande acompañamiento de Doctores de otras facultades, y otras personas y de muchos estudiantes, vino desde el teatro de las escuelas, que estava con muchos lutos, a dicha Parroquia, y asentados dichos señores Jurados, Rector y Doctores, vino el Sr. Arzobispo D. Alonso
Gregorio, con dignidades del Aseu, y truxo su dosel estrado y hávito negro a dichas honras, y estando los dichos todos principiaron la Misa de Requiem, muy solemne, que la dixo el Dr. Joan López, Canónigo del Aseu de Zaragoza, Doctor
en Theologia, y probehido oy Abbad de Montaragon, graduado en dicha Universidad, con mucha música de cantores, y predicó el P. Maestro fray Martín Peraza, de la Orden de Nuestra Señora del Carmen, Catedrático de Biblia en dicha Universidad, y acabada la Misa, hecha cortesía al Sr. Arzobispo por los Sres. Jurados y Rector y los demás, se bolvieron a las escuelas de donde salieron. = A la tarde huvo en ellas y en su teatro un certamen de metros en latin y en romance, muy principal, donde se publicaron todos y se dieron premios a muchos de los que havian compuesto, siendo Jueces dicho Rector y el Dr. Joan de Salas, Medico, y Luis Diez Daux; después se ha instituido por dicha Universidad y dichos señores Jurados por el ánima del Sr. Obispo, que el día de la Cátedra de San Pedro, que es a 22 de Lebrero, se diga una Missa con muy solemne oficio y sermón del día, por estar dedicada la Universidad a San Pedro, y a otro día, un Aniversario muy solemne por dicho Sr. Obispo, a los quales ayan de asistir los Rector, Doctores, Catedráticos, Estudiantes y las demás personas de la Universidad" (1).

(1) Conocemos el siguiente impreso de extremada rareza, que se conserva en la Bib. Del Sr. Duque de T'Sercleaes y que no cita en su "Bibliografía aragonesa del siglo XVI", D. Juan Manuel Sánchez: "Relacion del sentimiento que la Universidad de Çaragoça ha hecho a la muerte de su fundador D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona". = ( Al fin): Impresa con licencia en Çaragoça por Lorenço de Robles, impresor del Reyno de Aragón y de la Universidad, 1597, - Fol. 2 h. sin n. y sin sig.; letra cursiva y redonda, a 2 y 3 cols.
La Relación comienza con el romance: "Cerbuna que estás gozando - de las grandezas del cielo, - con humildad te suplico - me escuches un poco atento, - ..... porque pretendes decir - lo mucho que por ti hizieron, | será numerar los athomos - y las estrellas del cielo".
Siguen los sonetos de D. Luis Díez de Aux:
"Que la vasa serpiente convertida". = "Nunca el romano Imperio perdió tanto". = " Desde tu zenotafio religioso". = "Valeroso Simón, hijo de Onias".
De D. Jerónimo de Errada: "Si dentro de la muerte está la vida".
Siguen las endechas de Martín Pérez de Olivan, en nombre de la Universidad de Zaragoza, a la muerte de su fundador D. Pedro Cerbuna: "Suspiros despedidos - del centro de mi pecho... - Y mientras el socorro no llegase, - canción dexa tu canto, - que tengo por mejor bolverme al llanto".
Termina el impreso con la "Sequencia de los difuntos, traducida por Luis Diez de Aux para el certamen hecho a las Exequias de D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona, fundador de la Universidad de Çaragoça": "Decretó la eterna idea - quel día de la yra sea - el mundo buelto en ceniza - … - la vida de tantos modos, - y darles descanso a todos - por siempre jamás. Amén".
Hace una descripción detallada de este impreso D. Lucas de la Torre: "Adiciones y correcciones a la Biblioteca aragonesa del siglo XVI, de D. Juan M. Sánchez". - Revue Hispanique, t. 46, núm. 111 (1919), págs. 497 a 499.
En la obra “Clariorum - aragonensium - monumenta – in lucem - prolata – opera et studio Ignatil de Asso del Rio. Maritima Hispanorum negotia apud Batavos prouarantis. Amnstelaedami, apud Haeredes C. Sommer, et Socios, 1786", figura entre las poesías latinas del alcañicense Domingo Andrés, publicadas en dicha obra con el núm. XV, la siguiente, que ocupa las págs. 26 a 28: Ad Petrum Cerbunam, Academiae Caesaraugustanae - Conditorem
Comienza: "Erexti sacros Musis, Cerbuna, penates, - Ae parlter dignos, caelitibusque Deis". = Termina: "Ae ternum deges nunquam que in glorius avum; - Praesta, age, te quando praemia tanta manent".

La Universidad acordó colocar el retrato de su fundador en el sitio más preferente; pero este acuerdo se cumplimentó muchos años después, gracias al celo del Dr. D. Blas Matías de San Juan; colocándose en el lado derecho de la capilla; fue destruido, como todos los que existían en el Claustrillo, el año 1809, en el segundo sitio francés.
El año 1822, nuestra Universidad aun no debía haber repuesto el destruido retrato de su fundador, según se desprende de la parte final del acta que corresponde al claustro de Rector, Consiliarios y Catedráticos celebrado el día 15 de de marzo de 1822, y en cual, por acceder a requerimientos de la Tertulia Patriótica, que celebraba sus sesiones en el Paraninfo de nuestra Universidad, se acuerda quitar de él el retrato de Carlos V y sustituirlo con el de Fernando VII o con el del Obispo Cerbuna, fundador de la Universidad, para lo cual, si no se proporciona, podrá servir el de cualquier Prelado con una inscripción debaxo que exprese ser dicho Sr. Obispo; acuerdo muy peregrino que demuestra que nuestro primer centro docente tenía en esa época en el mayor olvido a su fundador, importándole poco el encontrar o no un retrato más o menos auténtico.
Actualmente la Universidad conserva dos efigies del señor Cerbuna: una, colocada en el testero principal del despacho rectoral, y otra, que durante varios años ha permanecido confundida con otros varios lienzos, en uno de los sótanos de nuestro primer centro docente; trátase de un medallón que con otros debió adornar el Paraninfo y que desapacieron de él al hacerse la restauración del mismo en 1910. Ambos son de igual parecido: el fundador, con ropas episcopales, representa un hombre de unos cuarenta años, con
barba terminada en punta; de rostro afable, pero demacrado, de mirar intenso, pero dulce.
El verdadero retrato del fundador de nuestra Universidad se encuentra en el salón principal del palacio episcopal de la ciudad de Tarazona; y decimos el verdadero, porque al menos tiene en su favor ser el más antiguo, pues le reputamos de la época por todos los detalles de su técnica ornamental. Está pintado al fresco en lo más alto de su paramento y junto a un ángulo. El aspecto es el de un hombre todavía joven, de rostro enjuto, de mirar intenso; lleva barba negra, terminada en punta; viste hábitos episcopales de extraordinaria riqueza y ciñe su cabeza con la mitra; apoya la mano derecha sobre el antepecho de un balcón, al que parece asomarse, y la izquierda sobre el pecho. Es una obra pictórica muy mediana; claramente se echa de ver que el artista dio más preferencia a las ropas que al rostro, descuidado y tosco; ostenta, en una cartela, la siguiente inscripción:
PETRVS CERBVNA • EX • PRIORE • ECLESIE • METROPOLITANE •
ASSVPTVS • ESTAD • EPISCOPATVM • TIRASON • IN • QUO • DOCTRINA •
ET • SANCTITATE • PRECLARVS • PRVDETER • SE • GESIT • FUNDAVIT • ACADEMIAM • CESAEAVGVSTANAM • COLLEGIV • SOCIETATIS • IESU • ET •
SEMINARIV • TlRASONE • SE • OBIIT • CALATAVVBII • ANNO • 1597. (Final ilegible).
Su aspecto es distinto del retrato que existe en el Seminario de la misma Diócesis, más parecido éste al que se halla en la Universidad, en el salón rectoral.
En el Ms. del Sr. Otal se citan los siguientes retratos del Sr. Cerbuna: "En casa de D. Pascual Antonio Ric y Exea, Baron de Valdeolivos, bailan de Aguilar, etc., hay otro quadro, de nuebe palmos de alto y seis de ancho, de Nuestra Señora de Xarava, y arrodillado a sus pies, el venerable señor D. Pedro Cerbuna, natural de la misma villa de Fonz, y se renobo dicho quadro a devoción de D. Miguel Estevan Ric, por un discípulo del pintor Bayeu, llamado Portell, natural de San Estevan de Litera, y tiene el escudo de armas, que consiste en un cuartel, campo azul, el Agnus Dei de plata; en el otro, en campo colorado, un cierbo pasante, y debajo están los escageles (de el Negro), de oro y campo encarnado (1);
(1) En lo que fue capilla de la Universidad, hoy depósito de libros de su Biblioteca, hay tres escudos de Cerbuna, uno sobre la puerta de entrada y dos en ambos lados de lo que fue Presbiterio; difieren algo del señalado aquí, pues el ciervo pasante está sobre campo oro y los escaques del tercer cuartel son blancos y negros. No es verosímil que esos escudos colocados al construirse el edificio en vida de Cerbuna, no se pusieran con arreglo a la heráldica que diera el Obispo de Tarazona; es más presumible que hayan sido, por desgastes del tiempo, retocados con posterioridad, variándosele los colores.

por cimera, las insignias episcopales, y debajo, el rótulo que dice ser retrato del venerable señor D. Pedro Cerbuna, natural de la villa de Fonz, Obispo de Tarazona y fundador de la Universidad de Zaragoza, del Colegio de la Compañía de Jesús de Tarazona y del Seminario de San Gaudioso en la misma, que murió en Calatayud a cinco de marzo de 1597, de edad de cincuenta y nueve años; fue sepultado en su Iglesia colegial de Santa María; nació en la villa de Fonz a 27 de febrero de 1538". (Folio 160 y siguientes) (1).
"En la sala del Ayuntamiento de la villa de Fonz, en memoria de ser hijo de ella, hay un quadro de cuerpo entero, con rótulo que expresa ser D. Pedro Cerbuna, Obispo de Tarazona, y del Seminario de San Gaudioso de la misma ciudad, como puede berse a la drecha del Santo Xpto....” (Fol. 153) (2).

"También hay otro retrato del venerable señor Obispo de Tarazona, D. Pedro Cerbuna, con el escudo de sus armas, de pintura antigua y algo delacerado, en casa de Antonio Miranda y Aquilaniedo, lo que corrobora ser hijo de la villa de
Fonz, pues si no lo fuera, cómo es posible que los ascendientes de dicho Miranda le hicieran retratos". (Fol. 154) (3).

Martín de Moros, ciudadano de Calatayud, Notario del número de dicha ciudad, hombre virtuoso y erudito, amigo de Cerbuna, y que le acompañó en una de sus visitas pastorales, testigo ocular de muchas y grandes cosas que hizo
nuestro fundador y que escribió su vida, quedando manuscrita (4), hace el retrato de Cerbuna en la siguiente forma:

(1) Este retrato se halla hoy en poder del actual Barón de Valdeolivos, D. Francisco de Otal.
(2) Se conserva actualmente.
(3) De este retrato no se tienen noticias en la actualidad. En casa de los herederos del Sr. Moner, vecino de Fonz y propietario, por sus ascendientes de la casa donde nació Cerbuna, hay otro retrato de éste, que no describimos por ser parecido a los que se conservan en esta Universidad.
(4) "Ha hecho de su vida y milagros un libro Martín de Moros, ciudadano de Calatayud, en donde se ponen muy grandes cosas e innumerables de sus virtudes". - Blasco de Lanuza: Historias eclesiásticas y seculares de Aragón, desde el año 1556 hasta el de 1618, t.° II, pág. 332, col. 2.a

"Fue este siervo de Dios de disposición y estatura medianas; tenia el rostro muy flaco y macilento, pero muy venerable y autorizado; la frente, ancha y desarrugada; los ojos, muy claros y de buen tamaño, muy compuestos y honestos; las cejas, algo morenas; las orejas, medianas, y la nariz, derecha y delgada; el color, templado, pero muy mortificado y penitente; el semblante del rostro era muy modesto y alegremente grave y gravemente alegre, de manera que con su serenidad alegraba a los que le miraban y con su gravedad
los componía".

***

Cuantas gestiones hemos practicado para encontrar el testamento hecho por el fundador de la Universidad de Zaragoza, han resultado infructuosas; con todo detenimiento hemos investigado en el Archivo Notarial de Calatayud,
estudiando los protocolos correspondientes al año 1597; nuestra labor resultó infructuosa. Sin embargo, la suerte adversa con nosotros en Calatayud, nos favoreció en Tarazona, en cuyo Archivo de la Catedral encontramos, si no la última voluntad del Dr. Cerbuna, una interesantísima carta dirigida por Agustín Juan Mores, síndico de Calatayud, y fechada en dicha ciudad a 2 de abril de 1597 y dirigida a D. Agustín Español, señor de Zanuy, en la cual se da cuenta de la disposición testamentaria del ilustre Obispo de Tarazona, con todo detalle (1).
(1) Sabido es, y en otra ocasión hemos hablado de este asunto, que la Cámara apostólica invalidó el testamento de Cerbuna, publicando censuras contra los que tuviesen o supiesen bienes que hubieran pertenecido a dicho Sr. Obispo, y tal vez en ello esté la causa de no haberlo encontrado nosotros en Calatayud.

(retratos de Pedro Cerbuna que se custodian en la Universidad de Zaragoza y en el Palacio episcopal de Tarazona. Página 179 del pdf.)

Tan interesante documento dice así:
"Por haverme hallado en la disposición y muerte del Sr. Obispo de Taraçona, que Dios tiene en la gloria, y ver que algunos interesados hazian diligencias para cobrar lo que les pertenecía por dicha disposición, y particularmente el
Concejo desta ciudad de Calatayud, que haviendo echado mano la Cámara Apostólica al dinero que Su Señoria illustrisima tenia y a los demas sus bienes, la ciudad, porque no quisieron los oficiales de la Camara Apostolica dar quatro
mil escudos que dexa, como abaxo diré, bizo y probeyó de un imbentario, y como yo vi que también interesava mi señora Anna Español en dicha disposición y que por parte de de su merced no havia quien pidiesse, y ofreciéndosemehaver de ir a Çaragoça y estar en una posada Pedro Mongay
de Benabarre y yo, le preguntó si conoscia a v. m. y me dixo era muy su servidor, y assi, porque estava el negocio en punto que se podían escusar mas trabajosas diligencias, le rogué a dicho Mongay diesse aviso a v. m. dello, y me
pesa mucho que el aviso se diesse tan tarde que por cierto no ha hecho poco daño, pues lo que pudiéramos hacer aquí ante un Collector Apostólico que vino de Madrid solo a esto, se havrá hazer en Madrid por haberse ido desta ciudad y en ella haver acabado y averiguado cosas hoy haze tres días y assi sera muy necessario que v. m. dé orden que se despache a la Corte antes que passen vacaciones, y para esto podría v. m. amprase del Sr. Obispo de Barbastro, pues le tiene muy propicio, que es la persona mas importante y que más puede en la Corte deste Reyno y conoce mucho al Regente Batista, que es el Juez acompañado que se ha nombrado para la decisión destos negocios del Sr. Obispo de Taracona, y también importará mucho otra carta para Jayme de
Pueyo, que está en Madrid, sindico desta ciudad y es grandísimo negociante y de quien se hace mucho caso y a quien han hecho procurador todos los criados del Sr. Obispo acerca deste negocio, y podría escrivirle Jayme de Pueyo de Barbastro, que es muy deudo suyo y sé yo que se tratan mucho, y para que v. m. en lo que se me manda yo he tenido cuidado, he sacado del propio instrumento publico de disposición todo lo que dispone el Sr. Obispo, que es lo siguiente: = "Primeramente dexa a la ciudad de Calatayud ochenta mil
sueldos para que los carguen a Censal y el usufructo sea para Geronimo Çurita y Jusepe Çurita, sus sobrinos, y muerto el uno venga todo el usufructo al otro, y muertos los dos, los dexa a las monjas de San Venito desta ciudad.
Item al Cabildo de Santa Maria desta ciudad, por la dotación de su sepultura, mil escudos, digo dos mil. Al Dr. Clemente Serrano, Vicario general de Taraçona, quinientos escudos. Al Dr. Juan Izquierdo Aznar, Vicario general de
Calatayud, trezientas libras. Al Licenciado Geronimo Calvo, trezientos ducados. A Geronimo Gascon, setezientos ducados. A Mosen Juan Fortunal, capellan, cien ducados. A Carlos de Silos, doszientos ducados. A Juan Lopez Generes, paje, cien ducados. Al Collegio de Teatinos de Taraçona dexa todos sus libros de qualquier facultad. A los otros criados dexa las cantidades que darán y querrán el dicho Dr. Juan Izquierdo Aznar y el Licenciado Calvo; y despues de todo lo arriba dicho, dice: Item a Anna Español, doncella, mi sobrina, dexo quarenta mil sueldos, si quiere todas aquellas cantidades y bienes que restaran y quedaran, hechas, pagadas y cumplidas todas las sobredichas dexas, ordinaciones y mandas y cosas por mí arriba puestas y ordenadas. Todo lo qual quiero se pague de aquellas ocho mil libras jaquesas de que hize imbentario y tenia antes de ser ellecto obispo de Taraçona". = Pero es de advertir que sea de esforçar si fuese posible que se tomassen en quenta todas las cantidades que el Sr. Obispo gastare en las Bullas que fue de dinero y hazienda propia del Sr. Obispo. Al fin, sobre todo, se escriba a Madrid, que si aquí se hubiere de hacer las diligencias, puede creer v. m. que le sirviera yo con todas mis fuerzas y lo haré en todo quanto se offreciere mandarme con las veras posibles, y pues en todo se ha hallado Joan Solanas, de quien he recibido la v. m.; él informará largamente de todo lo que se ha tratado, assi con el Licenciado Calvo como en lo demás, que aunque Martín Joan de Viu, un amigo mio de plaça, me ha escrito sobre este negocio, encargandome mirase este negocio con ojos de africcion, yo me tenia muy particular cuidado por lo que se merece v. m., a quien suplico me tenga por muy servidor y guarde nuestro Señor. De Calatayud y abril 2 de 1597. = Agustin Juan Mores (Firmado). = Sobrescrito, Agustin Español, señor de Çanuy". (A. C. T., Armario y caja núm. 1, Lig. 8, papel núm. 9).
Cerbuna murió en olor de santidad; era tan querido y amado por sus diocesanos, fueron tan grandes y tan patentes las maravillas que se obraron ya durante su vida, ya al tiempo de su muerte, que el pueblo acudió a visitar su cadáver, expuesto en la sala principal de su palacio de Calatayud, arremolinándose tumultuariamente, volcando el féretro y derribando el cadáver al suelo.
Y aquí los historiadores hablan de un asunto de trascendencia suma que nosotros vamos a tratar con alguna extensión; tanto Argáiz como Blasco de Lanuza, en épocas pasadas, como Borao, Jardiel y el anónimo biografiador de Cerbuna (1: Monografía del Obispo de Tarazona D. Pedro Cerbuna, por X; Tarazona, Tip. De J. Ferrández y Comp.a, 1894.) X, en las modernas, han hecho mención del expediente eclesiástico incoado para dar validez jurídica a las testificaciones de numerosas personas que vieron u oyeron enumerar los milagros y sucesos maravillosos acaecidos a la muerte del insigne fundador de la Universidad de Zaragoza.
Por casi todos los historiadores se ha dado por extraviado en la destrucción de la Universidad, por las minas francesas, el año 1809, el mencionado expediente (2).
(2) "Instruyóse proceso de beatificación luego de su muerte, cuyas diligencias pasaron al Archivo de la Universidad Cesaraugustana, y se perdieron entre las ruinas del edificio... en 1809". (Jardiel: sermón citado, pág. 15). - "A poco de su muerte se hicieron informaciones en Valencia, Calatayud, Zaragoza y Tarazona, para incoar proceso de beatificación; informaciones que perecieron, según se cree, entre las ruinas de la Universidad..." (X: Monografía citada,
pág. 29).
Nada hay más lejos de la verdad; el famoso expediente, ese manuscrito precioso e interesantísimo, no se ha perdido y en la Universidad de Zaragoza existe; salvado, casualmente, como algunos libros de Gestis y otros documentos interesantes, debió extraviarse por los cambios sucesivos de
local que dentro del edificio sufrieron el Archivo y la Biblioteca de nuestro primer centro docente; durante más de quince o veinte años ese manuscrito permaneció entre grandes montones de legajos y libros que existían, por falta de sitio adecuado y conveniente para su colocación, en la Biblioteca universitaria. Pero al hacerse los años 1915 y 1916 grandes reformas en ella por la construcción de diversos cuerpos de estantería, al ordenar y revisar todos aquellos fondos bibliográficos, encontró el Jefe de la misma, señor Jiménez Catalán, el Expediente eclesiástico de la vida y virtudes del Obispo de Tarazona D. Pedro Cerbuna, que abarca tres informaciones: la primera, hecha en Calatayud, y en la cual, ante el Notario Pedro Hernando de Moros, informaron diversas personas que bajo juramento declararon los sucesos maravillosos que vieron u oyeron reseñar, acaecidos a la muerte del Obispo; la segunda, también en Calatayud, se refiere a la integridad del cuerpo de D. Pedro Cerbuna; la tercera, hecha en Valencia, es complemento de la de Calatayud y en ella depusieron varios jesuitas que conocieron y trataron al mencionado obispo.
Nada hay de cierto en lo que dice Borao, de que ese expediente fue formado por cartas reales; la iniciativa de él se debe al ilustre Dr. D. José de Palafox, Vicario general del Obispado de Tarazona, secundado después por el Obispo de
aquella diócesis Fr. Diego de Yepes, que mandó a Valencia letras requisitorias, que, ya muerto dicho Obispo, presentó a su nombre D. Antonio Ferrer, Notario público de la mentada ciudad, a 13 del mes de mayo de 1613.
El expediente de Calatayud se comenzó a 8 de diciembre de 1599 y terminó con la declaración del testigo 27, hecha a 17 de noviembre de 1600.
El manuscrito que hemos tenido a la vista, cosido y encuadernado en pergamino, abarca las tres informaciones de que hemos hecho mérito; existió otro en el que figuraban las de Zaragoza y Tarazona; lo afirmó Borao en su libro y lo vemos confirmado en el manuscrito mencionado al principio de esta reseña y que posee el Sr. Barón de Valdeolivos, de Fonz; en él se dice lo siguiente:
"El Sr. D. Blas Matías de San Juan, Canónigo de la Metropolitana de Zaragoza y Catedrático de su Universidad, me hizo el favor de mostrarme los cuatro procesos que se hicieron de orden del ordinario en Calatayud, Tarazona, Zaragoza y Valencia; en ellos consta plenamente la virtud, santidad, literatura y milagros del venerable D. Pedro Cerbuna..., y los dos cuadernos que he leído son cosa grande por su buen estilo y arreglados a las jurídicas informaciones..."
Han existido, pues, los cuatro procesos en dos cuadernos y se ha perdido uno de ellos, en el que constaban las informaciones de Zaragoza y Tarazona; pero afortunadamente se ha salvado el más importante, o sea el que contiene las de
Calatayud y Valencia, siendo depositario de él nuestra Universidad, por lo que relataremos.
Fue entregado el año 1799 por los ejecutores testamentarios del Dr. José Martínez San Juan, Canónigo Doctoral de la Santa Metropolitana Iglesia de esta ciudad, y había estado antes en poder del Dr. D. Blas Matías de San Juan, Canónigo Penitenciario que fue de la propia Iglesia y Rector de esta Universidad; la Junta de Biblioteca, entonces constituida, los examinó y estudió detenidamente por encargo del claustro, dictaminando el gran valor e interés de los mismos, en 5 de abril del expresado año, y manifestando que debían custodiarse con el mayor cuidado y seguridad, según consta de los documentos que copiamos a continuación:
"Muy señor mio: En la Junta de Biblioteca de esta Universidad, celebrada en el día veinte de febrero ultimo, se dio cuenta de un oficio del Claustro de Sres. Consiliarios y Cathedraticos de la misma, para que informe sobre los Quadernos y Papeles relatibos a la vida y milagros del Ilmo. Señor D. Pedro Cerbuna; y deseando la Junta satisfacer al Claustro, ha determinado dar comisión a algunos de sus individuos para que los examinen, a fin de executar con acierto el informe que se le pide. Lo que comunico a V. de su orden para que lo haga presente en el Claustro. = Dios guarde a V. muchos años. Zaragoza 24 de febrero de 1799. = Besa la mano de V. su atento y seguro servidor, Joaquin Lario. (Rubricado). = Sr. D. Joaquín Lasala, Secretario de la Universidad Literaria". (Gestis, núm. 25, fol. 129).
El informe fue el siguiente:
"Illmo. Sr.: La Junta de Biblioteca, en cumplimiento de lo mandado por V. S. I. en el ultimo Claustro de Señores Consiliarios y Cathedraticos, ha examinado los papeles concernientes a la Historia y exemplar vida del Illmo. Sr. Don
Pedro Cerbuna, fundador de la Universidad, y entiende que son muy apreciables por los muchos y raros prodigios de su vida, cuyas noticias puede llegar tiempo que sean muy interesantes, así por las particularidades que expresa como por contener algunos de ellos informaciones jurídicas de su singular virtud, que es lo único de que tratan. Por estos motibos, es dictamen de la Junta, deben custodiarse con el mayor cuidado y seguridad donde fuere del agrado de V. S. I . = Zaragoza 5 de abril de 1799. = Joaquin Lario, Secretario de la Junta de Biblioteca. = Illmo. Sr. Rector y Claustro de Sres. Consiliarios y Cathedraticos". (Gestis, n.° 25, fol. 137).
En vista de dichas comunicaciones, el Claustro acordó que se guardaran con el mayor esmero y cuidado en el arca de tres llaves, y para que se conservaran debidamente, se construyera una caja de hojadelata. El manuscrito que ha
logrado salvarse fue entregado por el señor Jiménez Catalán al Excmo. Sr. Rector de esta Universidad, al que tuvo el honor de explicar todo el alcance y la importancia que el manuscrito encerraba; el señor Royo Villanova, amante
siempre de las glorias de este centro de enseñanza, no queriendo ser menos que aquellos universitarios del siglo XVIII, con generosa esplendidez, mandó construir una artística caja de roble con herrajes de plata, para que en ella se
guarde la Información hecha a favor del Dr. Cerbuna, junto con una hermosa reproducción fotográfica de los primeros estatutos de esta Universidad. De todo hizo entrega a los Claustros el 17 de enero del año 1921, acompañándolo de sentida y patriótica carta.
Reproducimos a continuación algunas de las más interesantes y sensacionales declaraciones hechas por diversas personas:
Testigo 1°: PRUDENCIO OCHOZ CEBERIO, de quince años y ocho meses, dice: "que estando el cuerpo muerto de D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona, en un féretro sobre un cadahalso en la sala principal de la Casa Episcopal de la dicha ciudad de Calatayud, vestido de Pontifical, el día que lo enterraron de par de mañana, antes que lo llevasen a enterrar, que seria entre las nueve y las diez horas, fue el deposante con Mateo de Algora a besar la mano, y al tiempo que el deposante le fue a besar la mano, no pudiendo alcanzar para besarla por aver alli grande multitud de gente para besarsela, el dicho Mateo de Algora asió al deposante de su cuerpo y en peso le acercó para poder alcanzar a besarle al dicho obispo la mano. Y al tiempo que se la fue a besar, vio muy bien el deposante que teniendo el dicho obispo las dos manos puestas en cruz sobre el pecho, el dicho obispo alzó y levantó la mano derecha, llana para arriba, en distancia y altura de un palmo, de manera que se juzgó y vio muy bien por el deposante, con los dedos mayores juntos y extendidos y los otros dos dedos baxeros de la dicha mano encogidos. Y teniendo el dicho obispo la dicha mano derecha alzada y desta manera, se la besó el deposante y alcanzó a besar los dichos dos dedos mayores que levantó mas y no alcanzó a besar los dos dedos menores, aunque los tenia mas cerca del deposante por estar mas baxos. Y vio el deposante que dicha mano derecha del dicho obispo no se la tocó ni levantó al dicho obispo persona alguna, sino que ella misma de suyo se alzó y levantó en la forma y manera sobredicha. Y como vieran lo sobredicho Fr. Gaspar de Monreal y otro religioso, de la Orden de N. S. de la Merced, y otras personas que allí se hallaron presentes, teniendo-lo a grande milagro y maravilla, oyó el deposante dixeron ¡Milagro! ¡Milagro! con voces altas y claras y sintió el deposante en sí una alegría extraordinaria, y le miró al dicho obispo al rostro y hecho de ver lo tenia risueño y mas alegre que en vida y también sintió que procedía del cuerpo del dicho obispo un olor y flagrancia muy suave como de almizcle, y que en la dicha sala, ni cabe el dicho cuerpo, no avia olores ni perfumes; porque el deposante lo miró con acuerdo, sí lo había..."
Ratifican en el proceso las manifestaciones de este muchacho, además de Mateo de Algora, hombre de cincuenta años, que le acompañaba, otras varias personas.
Testigo 6°: ALONSO RAMÍREZ, ciudadano de Calatayud, dice: "que seria a las quatro horas poco mas o menos estando el cuerpo diffunto del dicho obispo horas avia en la alcoba donde murió, estuvo el deposante, como Juez que
entonces era de la dicha ciudad, para ver de inventariar los bienes del dicho obispo en su casa Episcopal estantes, donde el deposante estuvo algunas horas para dicho efecto, y llegó el deposante a besar y besó al dicho cuerpo la mano, puesto de rodillas, y al tiempo que se levantó, vio el deposante claramente que el dicho cuerpo abrió la boca, levantando el labio alto para arriba y baxando el labio baxero para abaxo, lo cual vio bien por estar clara la dicha alcoba y había lumbres y velas encendidas junto al dicho cuerpo, y viendo esto, pidió una de las velas encendidas que allí estaban a un criado del dicho obispo, cuyo nombre no sabe, y acercando la vela, vio el desposante claramente que volvió a baxar el labio çomero y subió el labio baxero, como antes de abrir la boca los tenia. Y de ver esto, al deposante se le herizaron los cabellos y dixo al dicho criado del obispo: ¿Aveis visto abrir y cerrar los labios al obispo? Y el dicho criado le dixo que lo mismo le queria él dezir al deposante, queriendo dezir que también él lo había visto. Y como dicha tarde, poco después de abrir y cerrar los dichos labios, como dicho es, hubo grandes voces y ruido entre los de la ciudad, y el deposante, por orden della y el Subcollector Apostólico y otros de su parte acerca del juramento que el deposante fue a hazer de los dichos bienes por orden de la dicha ciudad, sospechó y aun dixo entre sí si había permitido Dios que el dicho cuerpo difunto hiciese el dicho movimiento, muestra y señal con los dichos labios, mostrando querer hablar acerca de lo que allí se hizo y lo que allí se habló y voceó con algún escándalo..."
Testigo 9.°: MOSÉN ALONSO MARCO, presbítero, vecino de Cervera..., dice que conoció y trató al Sr. Cerbuna, al que tuvo siempre como un Prelado virtuosísimo y un sacerdote ejemplar...; afirma que al día siguiente de la muerte del obispo fue a Calatayud para visitar su cuerpo, expuesto en la sala principal de su palacio de Calatayud, que velándole estuvo desde medio día hasta la noche, sin apartarse de él ni un momento..., que al otro día de mañana volvió, que en el aposento se hallaba con él Fr. Visiedo, mercedario, y que vio claramente "que un hombre no muy alzado procuró y porfió muchas vezes llegar al dicho cuerpo para besarle la mano. Y no pudiendo alcanzar a besársela, vio el deposante que el dicho cuerpo del dicho obispo alargó y levantó el brazo y mano derecha y se la dio a besar al dicho hombre sin que nadie se la moviese ni tocase... Y como vieron el deposante y otros que estaban con él que al dicho Fr. Visiedo se le mudava el color del rostro que pareció haverle venido alguna congoxa, le preguntaron qué es la causa que así se le había mudado el color del rostro, contestando Fr. Visiedo "que se había alterado por haber visto que el obispo difunto alargó y levantó su mano y brazo hacia el dicho hombre, sin que el hombre ni otra persona alguna hubiese movido dicha mano... Causando en todos los presentes la sensación y asombro consiguiente y teniéndolo todos como cosa verdaderamente maravillosa".
Figuran en el proceso la declaración de Fr. Visiedo y la de otras personas que vieron el milagro.
Testigo 17: PEDRO DEL RÍO, criado del obispo Cerbuna, vecino de Calatayud, dice: "que estando muy enfermo en la cama el dicho obispo tres días antes de su fallecimiento, una noche, entre tanto que cenaban los demás de casa, entró
en el aposento donde el dicho obispo estaba enfermo, y vio claramente que todo el pabellón o paramento de dicha su cama estaba cerrado alrededor con las cortinas corridas, de manera que no podía entrar por ninguna parte luz alguna de fuera dentro del dicho pabellón o paramento y cama; y llegó el deposante a la primera esquina de la dicha cama y con la mano entreabrió la cortina del dicho paramento para ver al dicho obispo D. Pedro Cerbuna. Y vio muy bien y claramente el deposante que dentro del dicho paramento, por toda la cama y paramento, había y hubo una claridad y resplandor muy grande, sobrenatural y extraordinario y diferentísimo del que las velas encendidas o fuego natural suelen hechar. Y el dicho obispo tenia su rostro y cara muy
resplandeciente y clara..." Dice, además, que el día del fallecimiento de su Señor, ayudó, con otros criados, a subir el cuerpo a la sala principal, "sintiendo un olor y fragancia como de rosas, que echava de sí el cuerpo del obispo, de lo
cual se maravilló, porque sabía que por sus enfermedades le hacían de ordinario unctiones con aceites y otros ungüentos en su cuerpo, por los cuales, naturalmente, había de oler mal..."
Testigo 20: FR. ANTONIO MARTÍNEZ, religioso, mercedario del Convento de San Agustín de la ciudad de Calatayud. Este religioso, en su declaración, a más de afirmar que oyó decir a otro religioso que vio por dos veces unos resplandores grandes y extraordinarios en la sala, donde estaba el obispo difunto la primera noche; dice que esos resplandores viólos nuevamente la segunda noche y a más que las hachas encendidas no se derritieron ni hicieron pavesa durante la media hora que los resplandores duraron, sintiendo suavísimo olor que se desprendía del cuerpo muerto. Añade, además, "que todo el dicho cuerpo estuvo y estaba muy tractable y ágil en sus miembros, pies, manos, brazos, cuello, ojos y cabeza, que todos estaban muy blandos, suaves y tractables, que parecían ser mas de cuerpo vivo que de muerto, sin que jamas ni en manera alguna, en todo el dicho tiempo que estuvo muerto hasta que lo sepultaron, estuviese, como no estuvo en manera alguna helado ni yerto, con hazer, como hicieron en el dicho tiempo de tres días que estuvo muerto, muy grandes hielos, como de ordinario lo suelen estar los cuerpos diffuntos en semejante tiempo".
Testigo 21: FR. GASPAR MONREAL, religioso mercedario, residente en el Monasterio de San Agustín de Calatayud. Este testigo, entre otras manifestaciones que confirman la declaración anterior, dice que en varias ocasiones que había tenido el honor de hablar con el Sr. Cerbuna, éste se le mostró muy encariñado con Calatayud, a la que profesaba gran afecto desde que viniendo de Salamanca pasó por ella, y que tenía por cierto que en la expresada ciudad había de morir, como sucedió.
Testigo 24: MOSÉN JERÓNIMO CALVO, presbítero y Vicario de la Iglesia parroquial de Olves, informa lo siguiente: "que un día del mes de septiembre del año 1595, estando en visita en el dicho lugar de Olves D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona, dixo el dicho señor obispo al deposante en su aposento, que le llevase el libro del Coro. Y assi, fue por él a la Iglesia, y volviendo con él, al tiempo que el deposante llegó a la puerta del dicho aposento donde estaba recogido el dicho obispo, y hallando al page de guarda que estaba durmiendo, se entró el deposante en el dicho aposento y vio y halló al Sr. Cerbuna rodillado, con las manos junto al pecho, ante un Cristo que estaba sobre su bufete, muy absorto y elevado. Y como le vio y halló desta manera, el deposante se estuvo cerca del dicho obispo de pies, por espacio de media hora, antes mas que menos, apartado del dicho obispo por distancia de dos pasos poco mas o menos hacia el lado..., y vio muy clara y manifiestamente con mucha advertencia que todo el cuerpo del dicho obispo, estando de rodillas, estaba alzado y levantado de tierra en distancia de dos palmos en alto poco mas o menos, estando en el aire siempre, sin tocar en tierra ni en el suelo, aunque hecho de ver y vio que las faldas de sus vestidos llegaban a tierra, pero claramente vio que los pies no llegaban a ella, y le vio arrobado, sin mover ojos, pies, manos ni otra casa alguna de su cuerpo, estando como yerto y con el rostro mortificado, vertiendo muchas lágrimas de sus ojos y mucho sudor de su rostro de gota en gota, que le caían y corrían por su rostro en mucha abundancia. Y se le figuró al deposante estar el dicho obispo como un San Francisco, elevado. Y quedó y estuvo el deposante de ver lo sobredicho con grande admiración y edificación. Y al fin deste rapto y elevación recordó el dicho obispo volviendo en sí, y estando de rodillas vio el deposante muy bien que el cuerpo del dicho Sr. Cerbuna, estando levantado en el aire, según dicho es, inclinando la cabeza hacia baxo e hiriéndose tres veces con la mano en los pechos y diciendo Qui vivis et regnas Deus in saecula saeculorum, la abaxó para abajo y fijó en tierra de rodillas y luego se levantó en pies y entró el dicho paje en el aposento con alguna turbación de hallar allí al deposante. Y dixo el dicho D. Pedro Cerbuna al deposante en secreto y con mucho encarecimiento: No diga, por amor de mi, ninguna cosa de lo que aquí ha visto, y guarde secreto della..."
Además, este mismo testigo depone en el proceso, que en una ocasión, hablando con el Sr. Cerbuna, entonces Prior de La Seo, de un litigio que sostenía con Mosén Bartolomé Ferrer acerca de un beneficio en la Iglesia de Olves, díjole que desistiera del pleito y se rindiera, porque tenía grandes contrarios que le embarazarían su justicia por mucho tiempo, pero que Nuestro Señor le daría el beneficio y renta que pleiteaba, porque Mosén Ferrer moriría, de un mal en la pierna, a los quince o veinte días, después de admitido. Que siguió el consejo, que desistió del pleito, que se le dio el beneficio a Mosén Ferrer y que dentro del plazo marcado por el Sr. Cerbuna, sucedió "que cortándose una uña del pie el dicho Mosen Bartolomé Ferrer, se hirió en el pie y se le encendió de fuego la pierna y murió de ello, sucediendole en el beneficio al que fue admitido".
Testigo 26: MIGUEL PLAZA, clérigo en las cuatro órdenes menores, sacristán en la Iglesia de Santiago de Calatayud, dice: "que estando muerto D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona (al cual bien conoció), en la sala principal de su
casa palacio, en el féretro vestido de Pontifical, vio que el grande tropel y concurso de gentes que le besaban la mano, derribaron el féretro y volcaron el cuerpo del obispo, quedando tendido y llano sobre el cadahalso. Y con este movimiento se descubrió la rodilla del dicho obispo debajo de la alba y vestiduras que tenia, de manera que el deposante le vio la carne desnuda porque la calza que tenia puesta era corta. Y porque al deposante le estaba encomendado y tenia por oficio el guardar dicho cuerpo, acudió luego que lo vio, sin perderlo de vista, para haberlo de cubrir, y vio clara y patentemente que las mismas vestiduras comunes y sacerdotales que tenia puestas, sin que nadie las tocase ni moviese ni se llegase persona alguna a ellas, cubrieron la rodilla y carnes del dicho obispo, de manera que cuando el deposante, por mucha diligencia que se dio, quiso echar mano a cubrirla, le halló ya cubierto, de lo que se maravilló extraordinariamente".
Hay otras informaciones verdaderamente interesantes entre ellas testimonios de personas que juran haber sanado de diversas enfermedades por intercesión de este siervo de Dios.
La información suplementaria de Valencia es muy curiosa y edificante; varios religiosos, jesuitas, que le trataron con más o menos intimidad, dan extremos de su vida y de sus virtudes, señalando también techos extraordinarios y
maravillosos.
Cerraremos esta CORONA de virtud y santidad, ceñida a las sienes de nuestro fundador, con algunos fragmentos del acta levantada en Calatayud el 13 de enero de 1600 y que se refiere a la integridad del cuerpo del Sr. Cerbuna:
“Y descubierta una bobeda de ladrillo y yesso, con que estava cubierto el dicho sepulchro, se vio y halló el dicho cuerpo dentro de una arca de madera, de donde entre dos personas fue sacado y tendido sobre una alfombra. Y parecieron y se vieron casi todas las vestiduras assi sacerdotales como las comunes que debaxo tenia consumidas de la mucha humedad, y estavan apegadas las sacerdotales a las comunes y éstas a la piel del dicho cuerpo, de manera que, quitándolas, se hazian pedaços y deshilavan. Y poco a poco se fue descubriendo todo el cuerpo desnudo, el cual tenia y tiene toda la travazon, conexion y armadura de todos los huessos y nervios como si estuviera vivo. Pero no se pueden doblar ni jugar; antes bien, están tan apegados unos con otros, que no parecen estar contiguos, sino continuos, porque moviendo uno, se mueven todos. Y están tan fuertemente asidos, que con muchos movimientos y fuerça que se les hizo, no se desapegó ni blandeó ninguno, aviendo movido muchas y diversas vezes y de diversos modos el dicho cuerpo, assi para quitalle las dichas vestiduras que tenia gastadas (las quales se quitaron a pedazos con alguna fuerca), como para vestille los vestidos sacerdotales de nuevo, para lo qual se hizieron diversos movimientos y fuerca, particularmente para quitalle como se le quitaron unas calcas Pontificales, que estavan enteras, y para calçalle otras y para metelle en la cabeça sobre el amicto una mitra, que por ser muy angosta entró premiosa y con mucha fuerça. Y también, queriendo uno de los que allí se hallaron, por su devoción, tomar un artículo del pulgar del pie derecho, que estava descoyuntado, asido y colgando del nervio, tuvo necesidad de retorcello y tirar dos o tres vezes fuertemente con ambas manos, y assi lo arrancó. Y por ninguno de estos movimientos y fuerça, no se deshizo ni apartó un miembro de otro, sino que quedaron en todo y por todo como antes estavan. Y la piel de todo el cuerpo,
desde la punta de los pies hasta la corona de la cabeça, estava toda entera y sana, sin corrupción, quiebra, rompimiento, agujero ni ruga, sino asida y apegada a toda la armadura de los huesos, como un pergamino o cuero apegado a una tabla.
Y dicha piel estava con todo el cabello de la cabeça y pelos de la barba y otras partes como estavan cuando vivia, sin que dicha humedad externa que deshizo tantas vestiduras huviesse gastado y consumido parte alguna de la dicha piel
y pelos. De todo lo cual se collige ser cosa de grande maravilla el estar dicho cuerpo sin corrupción alguna. De modo que no solo la humedad externa que gastó las dichas vestiduras; pero ni aun la interna y contrariedad de humores que necessariamente avia en las venas, estomago y otras partes, ni excrementos ni urina hubiessen causado corrupción ni mal olor, ni criado gusanos que royessen, agujerassen o rompiessen alguna parte, siquiera de las mas carnosas y flacas del dicho cuerpo, sino que todo ha quedado y está entero, de la misma manera que un higo o grano de huva soleados, que, exhalándose la humedad interior, quedan en la misma figura secos y pansidos con menos peso y sin corrupción. Y lo segundo, también es de maravillar que aviéndose reconocido el dicho cuerpo tres años menos cinquenta y un días después de aver fallecido y aver sido persona flaca, fuesse hallado el dicho cuerpo con la connexion, atadura y continuidad natural.
Y esto se vio claramente por la fuerca y muchos movimientos que se le hizieron, como arriba se dize, con los cuales no se desasió ni deshizo un miembro de otro ni parte alguna del, sino que en todo y por todo quedó tan entero el dicho cuerpo como antes estava. Con que se confirma que no solamente estavan las partes y miembros deste cuerpo contiguas (como en otros cuerpos muertos se ha visto y ve, los cuales, en siendo movidos, se deshazen y separan unas partes de otras), pero continuas, como se ha dicho, lo que es cosa maravillosa y indicio para poder píamente creer que Dios nuestro Señor ha dado al alma deste su siervo grandes y extraordinarios grados de gloria, pues de su cuerpo, por haber sido compañero, instrumento y órgano de dicha alma, le comunica tan extraordinario privilegio, favor y gracia de incorrupción y entereza".
El año 1893, Zaragoza y Tarazona celebraron, con extraordinaria solemnidad, las fundaciones de su Universidad y de su Seminario Conciliar; en la primera, el día 17 de octubre, además del tercer centenario de la apertura de estos
estudios, tenía lugar la inauguración del hermoso edificio que para les facultades de Medicina y Ciencias había construido el Estado, con asistencia del Excmo. Cardenal Benavides y de los Sres. Ministro de Fomento D. Segismundo
Moret y Senador por la Universidad Dr. Calleja, con todas las autoridades civiles, militares, eclesiásticas y académicas y representantes de corporaciones y fuerzas vivas de la ciudad, se celebraron en la Santa Iglesia del Salvador solemnes honras fúnebres en sufragio del alma de D. Pedro Cerbuna, en las cuales, el elocuente orador sagrado y canónigo Doctor D. Florencio Jardiel pronunció un brillantísimo panegírico que mereció los mayores elogios.
En la tarde de ese mismo día, y en el Paraninfo, tuvo lugar una solemne sesión literaria, a la cual concurrieron también las distinguidas y eminentes personalidades que a los actos religiosos habían asistido, y en la cual, entre otros elocuentes discursos, leyó uno el Dr. D. Miguel Asín y Palacios, dedicado a la enseñanza teológica en la Universidad de Zaragoza, fundada por D. Pedro Cerbuna (1). Alma de esos actos fue el entonces Rector Sr. Hernández Fajarnés, más tarde catedrático de la Central.
Por su parte, Tarazona solemnizaba el tercer centenario de la fundación de su Seminario Conciliar, el 4 de noviembre del expresado año, con suntuosas exequias, en la Iglesia Catedral, a las que asistieron los obispos de la diócesis y de la de Huesca, el gobernador de la provincia, la Diputación, los Ayuntamientos de Zaragoza, Tarazona y Huesca, el Rector de la Universidad cesaraugustana, con comisiones de los Claustros, el Fiscal del Tribunal de la Rota y otras autoridades civiles y eclesiásticas. En dichas exequias pronunció una elocuente oración fúnebre el canónigo de Tarazona D. Ignacio Albericio.
En la tarde de ese día, en el salón de actos del palacio episcopal, se celebró una gran velada literaria y musical, pronunciando el obispo de la diócesis un brillante discurso enalteciendo las virtudes y filantropía del finado (2).

***

Y vamos a tratar ahora de un punto muy interesante relacionado con la fundación de nuestra Universidad: Argáiz (3) y La Fuente (4) atribuyen a Cerbuna el propósito de fundar en Tarazona una Universidad, habiéndose opuesto, según el segundo de los historiadores citados, los mismos que debían haber aceptado tan gran favor a la ciudad.

(1) Se conserva Ms. en el Archivo de esta Universidad. El periódico La Derecha, que dirigía el culto y malogrado periodista D. Joaquín Gimeno y Fernández Vizarra, publicó con este motivo un número extraordinario, con excelente información literaria y gráfica.
(2) En la Monografía del Sr. X, ya citada, se reseñan extensamente estos actos.
(3) La soledad laureada por San Benito y sus hijos en las Iglesias de España,
tomo VII . - Teatro Monástico de Tarazona: Madrid, Antonio de Zafra, año 1675.
(4) España Sagrada, tomo XLIX. - Tratado LXXXVII de La Santa Iglesia de
Tarazona en sus estados antiguo y moderno, pág. 252.

Copiándolo de ellos X, el anónimo biografiador de Cerbuna, acoge estas manifestaciones, suponiendo que pudo ser muy posible que esto ocurriera cuando Cerbuna rompió totalmente sus relaciones con Zaragoza, y aun añade (4: Obra ya citada. Nota a las págs. 102 y siguientes.): "Y no se diga que en el tiempo a que nos referimos haya fundado el Sr. Cerbuna la Universidad de Zaragoza, conforme lo reconocen los Jurados desde sus primeras cartas; pues si se le dio título de fundador, fue tan sólo por haber mejorado aquella Universidad (que de tal tenía sólo el nombre) con su dirección y sabios consejos, más el edificio, sin el cual, jamás aquélla hubiera salido de su estado rudimentario..."
De manera que para este anónimo historiador, Cerbuna no hizo otra cosa que dar buenos consejos y reformar, más o menos, el edificio y reconstruirlo después; y lo dice quien copia en su obra toda la correspondencia cruzada entre los Jurados de Zaragoza y el obispo de Tarazona. Que hicieran determinadas manifestaciones Argáiz y La Fuente, que indudablemente no conocieron esos documentos, puede pasar; pero X, que los transcribe y que al hacerlo los estudiaría, es verdaderamente inverosímil. Los que hayan leído los capítulos referentes a la fundación de esta Escuela, habrán podido ver el celo, el interés vivísimo que tuvo siempre Cerbuna por este centro de enseñanza, y comprenderán cuan equivocados se hallaban esos historiadores al hacer las manifestaciones contenidas en sus obras sobre este asunto.
El rompimiento - si puede llamarse tal a lo ocurrido entre los Jurados y Cerbuna - duró escasamente un año; lo motivó ciertas reformas introducidas en los Estatutos – aquellas constituciones primeras que dio al Estudio el Prior de La Seo y en las que puso su alma toda y todo su entusiasmo por la noble empresa comenzada - sin consentimiento suyo, y la elección del Dr. Torrellas; pero los representantes de la ciudad comprendieron muy pronto el mal camino que seguían, y se apresuraron a dar toda clase de satisfacciones al ilustre
obispo; y fueron a visitarle en nombre de la ciudad Miguel de Santángel y Jerónimo Andrés, para poner en manos de Cerbuna nuevamente el gobierno de la Universidad. ¿Cómo contestó a esto el obispo de Tarazona? Poniendo en la Tabla de los Depósitos de Zaragoza 8.000 libras jaquesas para la fábrica de las Escuelas (1); porque en aquella alma noble y sencilla no podía caber la malquerencia ni el rencor. ¿Y en ese breve espacio de tiempo se quiere suponer que Cerbuna pensó en fundar una Universidad en Tarazona, para vengarse de los zaragozanos? Es desconocer completamente aquel carácter noble, sencillo y bondadoso, reflejado en toda la historia de su vida y de sus obras.
Téngase en cuenta que una Universidad no se instituía de cualquier modo, ni con la rapidez que quieren suponer esos historiadores. Para fundarlas eran precisas bulas de los papas y privilegios de los reyes; por eso todas o casi
todas las Universidades españolas son reales y pontificias. La Escuela de Zaragoza fue la obsesión constante de D. Pedro Cerbuna, y esa idea le atormentó hasta en sus últimos momentos, al considerar el desamparo en que la dejaba y los poderosos enemigos que la cercaban (2).

(1) Miguel Luis de Santángel, en 18 de octubre de 1589, escribía al Obispo dándole cuenta de su llegada a Zaragoza, después de la visita que en nombre de la ciudad le había hecho con Hieronimo Andrés, y la satisfacción causada en el ánimo de todos de que de nuevo aceptara el gobierno de la Universidad durante su vida y de la inversión que se daban a las 5.000 libras que el Obispo tenía en la tabla, 2.000 para la compra de casas y fábrica y obra de escuelas y
3.000 para gastar en dicha obra. - En 20 de octubre de dicho año, los Jurados escriben a Cerbuna cariñosamente, poniendo nuevamente en sus manos el gobierno de la Universidad, y se obligaron, según acta notarial hecha ante Pablo de Gurrea, del número de Zaragoza y Secretario de los Jurados, en 17 de octubre de 1589, de dar y restituir realmente y con efecto al dicho Sr. D. Pedro Cerbuna, toda cantidad que no se hubiese gastado y empleado en la obra y fábrica de la Universidad. (A. de la M. de T.),
(2) "¡Oh, Universidad, Universidad!"; estas palabras dicen testigos presenciales que salieron de sus labios momentos antes de morir; también las consigna el Sr. Jardiel en su Elogio fúnebre, pág. 15.

El proyecto de fundarla, de poner en vigor las bulas y privilegios que la ciudad tenía, lo llevaba Cerbuna en su alma muchos años antes de realizarlo; desde aquellos que pasó al lado de aquel arzobispo cesaraugustano, del magnífico, del piadosísimo D. Hernando de Aragón, del que mereció grandes distinciones, "y lo que es más, ser entrañablemente amado " (1).
No fue un proyecto rápidamente pensado y ejecutado; fue el fruto de hondas meditaciones, de largas vigilias (2); fue el deseo vivísimo de emplear los caudales reunidos durante su gobierno de la Mitra de Zaragoza en algo grande
que contribuyera a la reformación de las costumbres, a la mayor ilustración del clero, al esplendor de las letras y de las ciencias, y, por lo tanto, al aumento de la cultura aragonesa.
"Cinco años, a partir de la muerte de D. Hernando, tuvo Cerbuna por el Cabildo el Gobierno de la grey cesaraugustana. Elegido Vicario capitular, crecieron con el cargo considerablemente sus rentas, y para él, que, enamorado de la pobreza, vivía sin afanes que pudiesen turbar la apacible serenidad de su alma, y que además buscaba la justicia con el noble deseo de ordenar, según ella, la pureza de sus acciones, era empresa difícil hallar para estos bienes que así
le deparaba la Providencia aquella aplicación que a un tiempo reclamaban el servicio de Dios y la mayor utilidad de sus conciudadanos" (3).
Además, Cerbuna no ignoraba - cómo había de ignorarlo siendo Prior de La Seo - lo mucho que se laboraba para fundar en el condado de Ribagorza (montañas de Jaca) un gran Colegio de jesuitas, dedicado a la enseñanza, allá por los años 1581 y siguientes; ese Colegio y la Universidad de Huesca podían matar, para siempre, la suspirada fundación de la Universidad zaragozana (4).

(1) Jardiel: Sermón ya citado.
(2) "... pidió muchas veces a su Divina Magestad, con sus ayunos, disciplinas y oraciones, fuese servido de encaminarle y alumbrarle, en lo que mas avia de quedar servido y gastarse la hazienda y renta y pudo ser fuesse revelación, como el Doctor D. Juan Martín Abad de Montaragon, hablando deste santo Prelado, en el libro de la vida de San Valero, dize... Fundó, pues, la Universidad y gastó muchos millares, que fueron los que tuvo y pudo". Blasco de Lanuza: obra ya citada, vol. II, pág. 332.
(3) Jardiel: Elogio fúnebre ya citado, pág. 10.
(2) En el Archivo de la Corona de Aragón hemos visto interesantes documentos relaciona, dos con este asunto; hay cartas del arzobispo de Zaragoza y de los obispos de Lérida y Urgel y una muy curiosa de Felipe II dirigida a D. Pedro Servas, de aquel Condado, indicándole tome a su cargo el tratar con los provinciales de la Compañía la Institución de este Colegio, "pues aunque son instruidos aquellos moradores, tienen mala vecindad de los hereges de Francia". También existen del Conde de Chinchón, que da para aquella obra toda clase de facilidades, que contrastan con la oposición tenaz que hizo a la Universidad de Zaragoza.

Por todo lo expuesto, nuestros lectores podrán comprender que en nada sólido se apoyan las afirmaciones hechas por los citados historiadores; antes de regir la diócesis de Tarazona, hay pruebas sobradas para demostrar que el Prior de La Seo no pensó en fundar en la ciudad dicha un centro dé enseñanza, y después, cuando dejó, por un corto tiempo, de amparar y proteger a su querida escuela, amargada su alma por la conducta - bien pronto rectificada – de los Jurados, no sólo es inverosímil, sino que pugna con el carácter de nuestro fundador.
Hay historiador que por dar mayor lustre a la villa de Fonz - como si ya no tuviera bastante con haber nacido en ella tan esclarecido varón - dice que fue Arzobispo electo de Zaragoza y Cardenal, nombrado por Paulo IV (1).
(1) D. Joaquín Manuel de Moner, en' la obra Aragón histórico, pintoresco
y monumental, tomo I, Huesca, pág. 258. Dicho señor, que por ser hijo de Fonz pudo hacer de Cerbuna una buena biografía, le dedica sólo unas líneas y sin decir qué fuentes históricas ha consultado o qué documentos por él han sido revisados, le adjudica las dignidades de Arzobispo de Zaragoza y Cardenal.
No es extraño que por un espíritu, mal entendido, de amor a la patria chica, quiera hacérsele hasta fundador de otras universidades, si hay quien nos le presenta elevado a las más altas dignidades de la Iglesia, cargos que no constan en documento alguno ni los historiadores de su época los mencionan.
Tal es, trazada a grandes rasgos, la biografía de D. Pe-Pedro Cerbuna, de aquel varón de conocida santidad y letras, gran predicador, gran limosnero, gran letrado, gran santo y grande en cuanto se pueda desear en persona eclesiástica y religiosa; que al fundar, con gran altruismo, nuestra insigne Universidad, "más que el dinero, que dio con larga mano para esta empresa gigantesca, aportó a ella la luz de su talento privilegiado, la entereza de su carácter y la piedad fervorísima de su alma; que aquella rara magnificencia, que avalora su liberalidad inagotable, fue fruto sazonado de miras elevadas y de purísimas concepciones; que nadie como él tuvo de la ciencia y de su difusión un concepto más adecuado y más perfecto, y, por lo mismo, que si algo le movió a tan generosos esfuerzos, - fue el interés de la religión, que lleva aparejado el interés de la ciencia misma, prestando así señalado servicio a la real y legítima prosperidad de lá patria" (1: Jardlel: sermón ya citado, pág. 7.).

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