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domingo, 22 de noviembre de 2020

CAPÍTULO IV. DON PEDRO CERBUNA.

CAPÍTULO IV.

DON PEDRO CERBUNA.

SU PATRIA. - SU NACIMIENTO. - PRIMEROS ESTUDIOS. - UNIVERSIDADES DONDE CURSÓ. - CARGOS QUE DESEMPEÑÓ. - SU MUERTE. - MARAVILLOSOS
SUCESOS ACAECIDOS AL OCURRIR ESTA. - SU EXPEDIENTE ECLESIÁSTICO. - RETRATOS DE CERBUNA. - SU TESTAMENTO. - SOLEMNIDADES EN ZARAGOZA Y TARAZONA EL AÑO 1893. - CERBUNA COMO FUNDADOR DE NUESTRA UNIVERSIDAD.

De todas las glorias que hayan podido resultar a la Religión, a la Ciencia y a la Patria, por la fundación de esta Universidad, de todas son deudores los aragoneses en general y los hijos de Zaragoza en particular, al Sr. Cerbuna, ya que él fundó este centro de enseñanza, de donde han salido, antes y ahora, tantos y tan esclarecidos varones por su piedad y su saber. Es muy justo, pues, que nosotros rindamos el debido homenaje al que por su sabiduría, humildad, prudencia y celo merece considerarse como modelo de hombres buenos y virtuosos. Sus relevantes prendas le colocaron en la diócesis de Tarazona, que él supo regir paternalmente, poniéndose a la altura de los Graudiosos y Prudencios de antiguas edades y ser un digno e ilustre predecesor de Yepes, Castejón y Escartín.
Mucho se ha hablado por sus historiadores del lugar donde nació: unos le han hecho hijo de Monzón o de Binéfar (1: Fuente (Vicente de la): España Sagrada, tomo LXIX, pág. 248, col. 1.a) los más, de Fonz, su verdadera patria. En esta villa de la provincia de Huesca (1) nació el ilustre fundador de nuestra
Universidad, el día 27 de febrero de 1538; fueron sus padres D. Juan Nadal Cerbuna, alguacil de la Inquisición del Reino y Bayle de la villa de Fonz, y D.a Isabel Leonor del Negro y de Exea.

No se halla su partida de bautismo y confirmación en la iglesia parroquial de aquella villa, porque en la guerra de Cataluña, las tropas mandadas por el Mariscal la Motte, talaron y quemaron no sólo los archivos de Fonz, sino gran
parte del pueblo, y lo mismo ejecutaron en Monzón, La Almunia y otras poblaciones. Pero en un manuscrito interesantísimo (2) que ha llegado a nuestras manos y que contiene datos curiosos acerca de Cerbuna, se asegura, con documentos fehacientes, que la villa de Fonz fue su patria nativa.

(1) Frailla, en su Lucidario, y Blasco de Lanuza, en sus Historias Eclesiásticas,
conocieron y trataron, afirman, rotundamente, que había nacido en Fonz.

(2) Merced a la bondad de nuestro buen amigo D. Francisco de Otal, Barón de Valdeolivos, hemos podido estudiar un valioso e interesante manuscrito, propiedad de dicho señor, titulado "Memoria del Ilustrisimo y Reverendisimo Señor Don Pedro Cerbuna, natural de la villa de Fonz, en Aragon. La escrive su devoto y paisano Don Miguel Estevan Ric Pueyo Exea y Urries, Caballero del Orden de Montesa y San Jorge de Alfama, de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del Pais, de la de Verdaderos Patricios de Baeza y Reyno de Jaen y de la ciudad de Zaragoza, Baron de Valdeolivos, bailan de Aguilar, Noble de Aragon, Señor de la Bujeda y de la Torre de Aguilar". - A esta port. siguen 4 fols. en b., y después otra portada que dice: "Vida prodigiosa del Ilustrissimo y Venerable Señor Don Pedro Cerbuna, Obispo de Tarazona, del Consejo de S.M., Diputado del Reyno de Aragon, Fundador de la Universidad de Zaragoza, Hijo de la Villa de Fonz. Escrita por el Doctor Don Fernando Rodríguez y Sánchez, Canónigo de Calatayud, etc. - Sigue la tabla de los capítulos y algunas notas referentes a autores que hablan de Cerbuna y que ocupan 8 fols. sin num.; 10 fols. en b. sin num. Sigue: "Compendio de la vida, virtudes y milagros del venerable y apostólico Varon el Ilmo. Señor D. Pedro Cerbuna, natural de Fonz, fundador de la Universidad de Zaragoza y Obispo de Tarazona. Sacada de las informaciones' jurídicas, en que hay examinados ciento nobenta y un testigos ante D. Josef de Palafox y otros Vicarios generales de la ciudad de Calatayud, a instancia que hizo el Rey N. Sr. D. Phelipe segundo al Ilmo. Sr. D. Diego Yepes, Obispo de Tarazona y Confesor que fue de Santa Teresa de Jesús. La escribe el Dr. Fernando Rodríguez y Sánchez, natural del lugar de Xarava..."; comprende los fols. 1 al 213. Siguen varios folios en blanco y algunas noticias referentes a hijos ilustres de la villa de Fonz. Entre los fols. 6 y 7, lámina grabada en cobre: Cerbuna con hábitos episcopales, arrodillado, en oración ante la Virgen de Jarava y con su escudo de armas; al pie, Inscripción. Entre los fols. 154 y 155, lámina grabada en cobre, representando a N.a S.a de Jarava rodeada de ángeles. - Letra del siglo XVIII; 0'200 por 0'140; caja de la escritura, 0'175 por 0´100; piel roja.

En ese manuscrito se dice, terminantemente, no sólo que nació
en la citada población, sino cuál fue su casa: "La de los Cerbunas es la que hoy posee (por haberla heredado de Casa Puente que la compró) D. Alberto Lorenzo de Bardaji, cerca del Portal que mira hacia el Santo Hospital, y siempre he oído - dice su biógrafo - a los antiguos y que éstos lo oyeron a los de su tiempo que el venerable Sr. D. Pedro Cerbuna había nacido y criádose en dicha casa, en la habitación de la Torreta, que todavía he alcanzado de muchacho, y lo prueba el escudo de armas de la casa y familia de Cerbuna que actualmente se guarda en dicha casa Bardaji y consiste en una piedra y en ella el ciervo (CERVus), morrión, etc., que quitaron de la frontera (fachada) quando obró dicho D. Alberto Lorenzo su casa, y convienen que nació dicho venerable Obispo en donde hoy está la capilla de dicha casa, y por voz común y fama pública se sabe en la villa de Fonz (1: Por enlace de D.a Angela de Bardaji, con D. Carlos Ramón de Moner, pasó esta casa a ser propiedad del historiador D. Joaquín Manuel de Moner; siendo su dueño, en la actualidad, D. Ramón de Alós.). Mas en el libro antiguo llamado la Centuria, que está en el Archivo de la Casa Ayuntamiento de la villa de Fonz, entre otras cosas se halla la casa de Nadal Juan Cerbuna confrontada, con expresión de los campos, viñas, olivares, cañamores y demás hacienda que tenia dicha casa; y se sabe que el hermano heredero de la familia de Cerbuna lo mataron en la plaza de Fonz, año 1540, por las tropas enemigas, por cuya razón sucedió en los bienes dicho señor D. Pedro Cerbuna, el que siendo ya obispo de Tarazona otorgó poder para vender dicha casa y hacienda que tenia en Fonz, y de lo que sacó de ella fundó el Seminario de San Gaudioso en la ciudad de Tarazona. Tengo en mi poder testimonio de las posesiones y casa de Cerbuna, sacado del libro de la Centuria" (fols. 150 v. al 153 (2: Además, en el Archivo de la Iglesia parroquial de aquella villa existen unos poderes otorgados por Sr. Cerbuna a su hermana D.a Ana, para vender a Antón Gómez, vecino de Fonz, unos pajares, era y perrenales sitos en las Estanyas del dicho lugar, por precio de 1.300 sueldos jaqueses. Está hecho a 20 de junio de 1595.)

Desde niño dio muestras de su piedad y de una grande inclinación al retiro y a la profesión eclesiástica. Su mayor alegría era asistir a la Iglesia y hacer en ella oficio de ángel ayudando la misa. Bien instruido en la Doctrina cristiana, a los siete años comenzó las primeras letras y a los ocho el estudio de la Gramática en su patria nativa, pasando luego a Monzón a continuarlos, demostrando en ellos singular aprovechamiento.
A los doce años, y ya bien instruido en la lengua latina, comenzó los estudios de Artes en la Universidad de Huesca, y después de cursar en ella un año de Lógica, partió, con el beneplácito de sus padres, a la de Valencia, en la cual
cursó Física, Metafísica y Sagrada Teología, graduándose de Bachiller en Artes, a los catorce años, con general aplauso.
En la expresada Universidad, junto con los estudios ya mencionados, se perfeccionó en la Gramática, Latinidad y Retórica, pasando a la de Salamanca, en la cual terminó los cursos que le faltaban de Teología. En aquella ciudad alternó los ejercicios literarios con los de devoción, siendo diligente en el estudio, afable, humilde, pacífico; componía discordias entre estudiantes y era entre ellos modelo de saber y de virtud.
Terminados sus estudios de Teología en Salamanca el año 1556, regresó a Fonz cuando apenas contaba dieciocho años. En esta sazón, D. Miguel de Espuy, Obispo de Lérida, fundó un Colegio en aquella ciudad, bajo la invocación de la "Purísima Concepción de Nuestra Señora", y teniendo noticia de las virtudes y letras de este aventajado estudiante, le llamó y le dio una beca en el expresado colegio. Siete años estuvo en él, desempeñando la cátedra de Teología; tuvo numerosos discípulos que salieron muy aventajados en virtudes y letras.
A los diecinueve años, y habiendo hecho lucidos actos y ejercicios literarios de "Conclusiones", respondiendo a los argumentos con la viveza correspondiente a su grande ingenio, recibió el grado de Maestro en Artes en la Universidad de Lérida, el año 1557, y en el de 1560, en la misma, la borla de Doctor en Sagrada Teología.
Recibe la primera tonsura en la ciudad del Segre, en 7 de junio de 1550 y las cuatro órdenes menores en la misma el 21 de diciembre de 1559; el diaconado, en 22 de igual mes de 1562, y se hace Presbítero en 13 de septiembre de ese mismo año.
Dos días antes de su ingreso en el sacerdocio, D. Antonio Agustín, grande ornamento de Zaragoza, su patria, y Obispo de Lérida, hallándose en Roma, le hizo su Vicario general y Visitador de su obispado; cumplió esta misión, con
gran alteza de miras, remediando abusos, proveyendo las iglesias de las cosas necesarias, reprendiendo y quitando vicios y alentando a todos para el mejor cumplimiento de su ministerio.
Promovido D. Antonio Agustín a la silla arzobispal de Tarragona, su hermano D. Pedro, Obispo de Huesca (año 1564), llamó a Cerbuna para que fuese a su lado, dándole una Ración de Penitenciaría en la Catedral, obteniendo además la cátedra de Prima de Teología en aquella Universidad, que leyó cuatro años con grande aplauso y concurso de estudiantes (1).

(1) En el Archivo Catedral de Lérida, en los Registros Vicariatus, hay los siguientes documentos cuya copia tenemos, merced a la bondad de los ilustres Canónigos de aquella S. I. C., Sres. Ayneto y Bibiloni:
1559 (20 de diciembre): Concediéndole Dimisorias para ordenarse, en cualquier Obispado de todas las sagradas órdenes, mayores y menores, hasta el presbiterado; se le titula mestre pere Cerbuna, clerico simpliciter tonsurato,
in sacra theologia professori (a la edad de veintiún años), beneficiato in ecclesia parrochiali oppidi de Fons.
1563 (22 de abril): Actúa como testigo en un expediente de Curia de desmembración de las iglesias unidas de Beranuy y Vallabriga.
1564 (4 de junio): Rdus. vir dnus. Petrus Cerbuna, presbiter, in sacra theologia
professor, beneficiatus sub invocatione beate Marie in ecclesia parrochiali
oppidi de Fons; renuncia dicho beneficio en manos y presencia del obispo Agustín, que la admitió, siendo testigos sus familiares Juan Solanes de Aytona y Juan Martín Sánchez del Castellar, presbíteros. Acto seguido, dicho prelado le confiere otro beneficio de igual advocación en la misma iglesia, no obstante la porción que ya tenía en la parroquia de Calasanz.
1565 (21 de febrero): Figura como testigo de la profesión de la fe y colación canónica de una porción curada hebdomadaria a mosén Pedro Montaner, en la villa de Bielsa y Exabierre.
- (1.° de mayo): Figura como testigo en la renuncia del beneficio de la Sma. Trinidad, en San Lorenzo, hecha por Berenguer Rubinat, presbítero, Petrus Cerbuna, in sacra theologia docto re Ilerde habit.
- (1.° de junio): Lo es también en la colación canónica de dicho beneficio a mosén Antonio Pinyana, presbítero y beneficiado de La Seo de Tortosa.
1570 (8 de enero): El obispo Agustín confiere el beneficio de Santa María, instituido en la parroquia de Fonz, al presbítero Bernardo Castro, vacante per professionem factam per vener. Petrum Cerbuna in sacra theologia professorem canonicum ecclie. Metropolitane cesaraugustanem ultimum beneficiatum et possessorem eiusdem.

La Santa Iglesia de Huesca lo eligió por predicador de su Cuaresma el año 1567, desempeñando esta honrosa misión con tan extraordinaria elocuencia, que los prebendados, contra costumbre, le encomendaron una segunda, que predicó el año 1567; los oyentes salían de sus sermones asombrados y compungidos, según cuenta uno de sus historiadores (1: Manuscrito ya citado.), el que manifiesta que en uno de ellos, sobre la conversión de Santa María Magdalena, fue tanto el espíritu con que predicó, que salieron de la iglesia convertidas muchas mujeres mundanas, "públicas pecadoras, que de allí en adelante vivieron como grandes siervas de Dios".
El año 1568, el Obispo de Huesca, D. Pedro Agustín, le nombró Vicario general, Juez de pías causas y Visitador de su Obispado.
Llegó la fama de su saber, virtudes y celo eclesiástico al señor D. Fernando de Aragón, Arzobispo de Zaragoza, el cual, informado también por D. Juan de Gurrea, Gobernador del Reino, que le había oído predicar en Huesca y en la
montaña, junto con su Cabildo (entonces de Canónigos Reglares de San Agustín), le nombró Canónigo de dicha Iglesia el año 1968, cuando Cerbuna contaba treinta años de edad.
Los canónigos de la Metropolitana de Zaragoza le encomendaron la Cuaresma que predicó el año 1570, con espíritu y fervor tan grande y elocuencia tan arrebatadora, que convirtió a muchas mujeres públicas pecadoras.
Vacó, el año 1572, el Priorato de la Metropolitana, y habiendo sede vacante pontificia por haber muerto Pío V, el arzobispo D. Fernando le nombró Prior, confirmando este nombramiento el Papa Gregorio XIII, habiendo precedido súplica del Rey Felipe II del tenor siguiente: "Muy Santo Padre: A D. Juan Zuñiga, mi Embaxador, escrivo hable a Vuestra Santidad acerca de la provisión del Priorato de La Seo de Zaragoza, que habiendo vacado en el mes del
Arzobispo, le ha provehido en el Dr. D. Pedro Cerbuna, Canónigo de aquella Iglesia, Theologo de singular vida y exemplo y muy buen Predicador. A V.a Santidad suplico le dé credito y tenga por bien condescender a lo que de mi parte le pidiere y suplicare, que en ello recibiré particular gracia y favor de V.a Santidad, cuya muy Santa persona Nuestro Señor guarde para el bueno y próspero regimiento de la universal Iglesia; de Madrid, etc." (Ms. de Camón, núm. 148; B. U. de Zaragoza).
Igualmente escribió Felipe II a su embajador en Roma, D. Juan de Zúñiga, en la forma siguiente: "Embaxador: Estos días pasados ha vacado en la Seo de Zaragoza el Priorato de ella por muerte de Lupercio Ortal, el arzobispo, habiendo fallecido en su mes el dicho Ortal con el buen zelo que siempre ha tenido y tiene al servicio de Nuestro Señor y buen regimiento de su Iglesia, ha provehido dicho Priorato en la persona del Dr. Pedro Cerbuna, Canonigo de la
dicha Iglesia, que demás de concurrir en él todas las partes y qualidades que para la dicha Dignidad se requieren conforme al Concilio, es theologo de singular vida y exemplo, y predicador. Y como acá se haya dicho que Su Santidad ha provehido el Priorato a otra persona vieja de mas de sesenta años, sin letras ni otras partes que para henchir la dicha Dignidad son necesarias. Pareciéndonos que por cualquier contradicción que se le pusiere al dicho Cerbuna, sería en grande y notorio perjuicio suyo y menoscabo de aquella dignidad. Nos ha parecido advertir de ello y escribir a Su Santidad la que con esta va en vuestra creencia. Encargamos y mandamos que se la deis, y de nuestra parte le pidáis y supliqueis tenga por bien de aprobar la Provision hecha por el dicho Arzobispo en favor de Cerbuna, y que no permita ni dé lugar a que le sea hecha contradicción ni molestia alguna. Porque demás de ser el que conviene para el buen govierno y regimiento de aquel Cabildo, tendremos por muy particular favor y merced la que al dicho Cerbuna se hiciere. Al qual favoreceréis y ayudaréis en todo lo que pudiereis y ahí cerca de esto se ofreciere, que en hacerlo assi y en que en ello nos aviséis, recibiremos de Vos muy accepto servicio. Madrid, etc." (Ms. de Camón, núm. 148; B. U. de Z.).
En 27 de enero 1575 murió en Zaragoza el Arzobispo D. Fernando de Aragón, predicando Cerbuna en sus solemnes exequias y haciendo el elogio del que en vida fue su protector y amigo, como "alma agradecida, no tanto a los favores recibidos, cuanto a la señalada predilección que estos favores significaban" (1).
Nombrado Vicario general por el Cabildo de la Metropolitana, le sucedió en su omnímoda jurisdicción y gobierno de este Arzobispado, en el cual, sin faltar a los ejercicios santos y gobierno de su Iglesia, cumplió con la mayor fidelidad todas las obligaciones de su empleo, cortando abusos y excitando a todos al cumplimiento de su deber (2).
En 1585, Felipe II le nombró obispo de Tarazona; fue consagrado por tres obispos en Monzón, celebrando allí Cortes la Magestad católica y a las que asistía Cerbuna como diputado que era por el brazo eclesiástico desde 1572 (3).
(1) "Elogio fúnebre del Ilustrísimo Señor Don Pedro Cerbuna y del Negro, que en las solemnes honras celebradas en sufragio de su alma, el día 17 de octubre de 1893, por la Universidad literaria de Zaragoza, pronunció en el Templo Metropolitano del Salvador de dicha ciudad, el Canónigo D. Florencio Jardiel"; Valladolid, imp. de La Cuesta, 1900.
(2) D. Pedro Cerbuna, el año 1580, regaló a la iglesia de Cariñena el brazo de San Valero, que posee como principal reliquia.
(3) Consagróse en la Iglesia de Trinitarios de Monzón, el 24 de noviembre y el 21 de diciembre del mismo año hizo su entrada solemne en Tarazona, con grandes demostraciones de veneración y regocijo por parte de toda la población.

Ya en sus diócesis admistró sus rentas con espíritu tan elevado y tan noble, que, tanto ellas como las propias, la dedicó a ser amparador del menesteroso y a fundaciones dedicadas al mayor lustre de la religión católica.
Fundó el Seminario de Tarazona, dedicado a San Gaudioso, y el Colegio de la Compañía de Jesús.
Con singular prudencia y celo admirable se condujo así en el régimen y gobierno de su diócesis como en la administración apostólica, que por mandato de la Santa Sede ejerció seis meses en Calahorra, para solucionar los pleitos y
desavenencias que entre aquel Prelado y Cabildo existían; con su talento y su tacto supo apaciguar los ánimos y dar solución satisfactoria a los conflictos planteados.
Tudela y Calatayud, así como todos los pueblos del obispado, recibieron notables pruebas del cariño y de la munificencia de este obispo, costeando en aquéllos obras de importancia.
Una de sus relevantes cualidades fue la humildad, reflejada en todos sus actos y que se ve palpablemente en varias de las cartas que publicamos, cruzadas entre él y los Jurados de Zaragoza.
Al encargarle la delicada misión de arreglar las diferencias que mediaban entre el Obispo y el Cabildo de Calahorra, a causa de privilegios que éstos alegaban en la cuestión de visita, no se envanece por la comisión, sino que, por el contrario, creyéndose sin las cualidades necesarias para llevar a cabo su misión, intentó ser relevado del espinoso y difícil cargo, y le dice al Nuncio, cuando ya por fin tuvo que someterse a las altas indicaciones que se le hicieron: "Yo acepté el Breve de S. S. sobre la jurisdicción de la Iglesia y Cabildo de Calahorra sólo por obedecer; por cierto que hay causas por las cuales pudiera S. S. encomendar este negocio a otro, que lo cumpliría mejor que yo por mi poca suficiencia". Y con posterioridad, dirigiéndose al Cabildo, les dice con la mayor humildad, a la vez que con una caridad sin límites y un ardiente deseo de llegar a la armonía y a la paz alterada entre ambas autoridades eclesiásticas: "Yo he aceptado el Breve de S. S. sobre la jurisdicción de ese Cabildo y Prevendados de esa Iglesia, muy confiado, que mi insuficiencia y pocas fuerzas las han de suplir Vuestras Mercedes, siendo
personas tan graves. Deseo que Vuestras Mercedes me ayuden, adviertan y guíen si algo convendrá proveer en beneficio de esa Santa Iglesia".
Otra de sus grandes virtudes fue la castidad; en la lápida que cierra su sepulcro en la Colegiata de Calatayud, el primer elogio que se le dirige está condensado en estas dos palabras, “Fuit virgo"; y en la información hecha en Valencia, varios sacerdotes que en ella deponen, refiriéndose a esta virtud, manifiestan que en esta materia era recatadísimo y muy casto, así en el mirar como en todas sus acciones.
A pesar de sus habituales achaques y de sus padecimientos (1), cumplió una de las más penosas obligaciones de su ministerio pastoril: realizar la visita a su diócesis, exacerbándosele hasta tal punto sus dolencias, que tuvo necesidad
de retirarse a Calatayud, en donde al poco tiempo murió, con la tranquilidad del justo, el día 5 de marzo de 1597, recibiendo cristiana sepultura en la Iglesia de Santa María la Mayor de dicha ciudad.

(1) "El Dr. Cerbuna fue siempre de complexión delicada; más en los últimos años de su vida, a causa de una grave afección al estómago, se vio mortificado constantemente por las molestias y dolores que lleva consigo esta enfermedad". (Jardlel: obra citada):

Muerto el Obispo, la ciudad y Universidad de Zaragoza mostraron muy grande sentimiento, y en claustro determinaron hacerle suntuosas exequias, que se celebraron pocos días después de ocurrido el fallecimiento.
Dejemos a la pluma de su querido amigo Frailla describirlas:
"Primo, en la Iglesia de la Magdalena de la presente ciudad, dentro cuya parrochia están las Escuelas por no estar aún hecha la Iglesia della, la qual se ha hecho ya muy sunptuosa, se paró un Capellardente como a los príncipes y reyes se acostumbra hacer en el Aseu de Zaragoza, todo cuvierto de luto, con mucha luminaria de hachas, velas y cirios, y en él muchos escudos de sus Armas de dicho señor Obispo, y muchos versos en latin y en romance en alabanza y dolor del dicho señor Obispo, y enmedio de él, una tumba con un paño de brocado de tres altos, y encima, un báculo y mitra y otras insignias del Obispo; el Rector de la Universidad, que era el Dr. Diego Frailla, doctor en Sagrada Theologia, con mucho luto él y los Oficiales de la Universidad, donde eran Bedel, Alguacil y Maestro de Ceremonias, acompañado de los señores Jurados de Zaragoza, que eran: Pedro Geronimo Laporta, Jurado en Cap; Pedro Villanueva, segundo; Juan Estevan Castellon, tercero; Lorenço de Berge, quarto, y Joan de Mozarabi, quinto, trayendole en medio los dos Jurados
primero y segundo, con grande acompañamiento de Doctores de otras facultades, y otras personas y de muchos estudiantes, vino desde el teatro de las escuelas, que estava con muchos lutos, a dicha Parroquia, y asentados dichos señores Jurados, Rector y Doctores, vino el Sr. Arzobispo D. Alonso
Gregorio, con dignidades del Aseu, y truxo su dosel estrado y hávito negro a dichas honras, y estando los dichos todos principiaron la Misa de Requiem, muy solemne, que la dixo el Dr. Joan López, Canónigo del Aseu de Zaragoza, Doctor
en Theologia, y probehido oy Abbad de Montaragon, graduado en dicha Universidad, con mucha música de cantores, y predicó el P. Maestro fray Martín Peraza, de la Orden de Nuestra Señora del Carmen, Catedrático de Biblia en dicha Universidad, y acabada la Misa, hecha cortesía al Sr. Arzobispo por los Sres. Jurados y Rector y los demás, se bolvieron a las escuelas de donde salieron. = A la tarde huvo en ellas y en su teatro un certamen de metros en latin y en romance, muy principal, donde se publicaron todos y se dieron premios a muchos de los que havian compuesto, siendo Jueces dicho Rector y el Dr. Joan de Salas, Medico, y Luis Diez Daux; después se ha instituido por dicha Universidad y dichos señores Jurados por el ánima del Sr. Obispo, que el día de la Cátedra de San Pedro, que es a 22 de Lebrero, se diga una Missa con muy solemne oficio y sermón del día, por estar dedicada la Universidad a San Pedro, y a otro día, un Aniversario muy solemne por dicho Sr. Obispo, a los quales ayan de asistir los Rector, Doctores, Catedráticos, Estudiantes y las demás personas de la Universidad" (1).

(1) Conocemos el siguiente impreso de extremada rareza, que se conserva en la Bib. Del Sr. Duque de T'Sercleaes y que no cita en su "Bibliografía aragonesa del siglo XVI", D. Juan Manuel Sánchez: "Relacion del sentimiento que la Universidad de Çaragoça ha hecho a la muerte de su fundador D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona". = ( Al fin): Impresa con licencia en Çaragoça por Lorenço de Robles, impresor del Reyno de Aragón y de la Universidad, 1597, - Fol. 2 h. sin n. y sin sig.; letra cursiva y redonda, a 2 y 3 cols.
La Relación comienza con el romance: "Cerbuna que estás gozando - de las grandezas del cielo, - con humildad te suplico - me escuches un poco atento, - ..... porque pretendes decir - lo mucho que por ti hizieron, | será numerar los athomos - y las estrellas del cielo".
Siguen los sonetos de D. Luis Díez de Aux:
"Que la vasa serpiente convertida". = "Nunca el romano Imperio perdió tanto". = " Desde tu zenotafio religioso". = "Valeroso Simón, hijo de Onias".
De D. Jerónimo de Errada: "Si dentro de la muerte está la vida".
Siguen las endechas de Martín Pérez de Olivan, en nombre de la Universidad de Zaragoza, a la muerte de su fundador D. Pedro Cerbuna: "Suspiros despedidos - del centro de mi pecho... - Y mientras el socorro no llegase, - canción dexa tu canto, - que tengo por mejor bolverme al llanto".
Termina el impreso con la "Sequencia de los difuntos, traducida por Luis Diez de Aux para el certamen hecho a las Exequias de D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona, fundador de la Universidad de Çaragoça": "Decretó la eterna idea - quel día de la yra sea - el mundo buelto en ceniza - … - la vida de tantos modos, - y darles descanso a todos - por siempre jamás. Amén".
Hace una descripción detallada de este impreso D. Lucas de la Torre: "Adiciones y correcciones a la Biblioteca aragonesa del siglo XVI, de D. Juan M. Sánchez". - Revue Hispanique, t. 46, núm. 111 (1919), págs. 497 a 499.
En la obra “Clariorum - aragonensium - monumenta – in lucem - prolata – opera et studio Ignatil de Asso del Rio. Maritima Hispanorum negotia apud Batavos prouarantis. Amnstelaedami, apud Haeredes C. Sommer, et Socios, 1786", figura entre las poesías latinas del alcañicense Domingo Andrés, publicadas en dicha obra con el núm. XV, la siguiente, que ocupa las págs. 26 a 28: Ad Petrum Cerbunam, Academiae Caesaraugustanae - Conditorem
Comienza: "Erexti sacros Musis, Cerbuna, penates, - Ae parlter dignos, caelitibusque Deis". = Termina: "Ae ternum deges nunquam que in glorius avum; - Praesta, age, te quando praemia tanta manent".

La Universidad acordó colocar el retrato de su fundador en el sitio más preferente; pero este acuerdo se cumplimentó muchos años después, gracias al celo del Dr. D. Blas Matías de San Juan; colocándose en el lado derecho de la capilla; fue destruido, como todos los que existían en el Claustrillo, el año 1809, en el segundo sitio francés.
El año 1822, nuestra Universidad aun no debía haber repuesto el destruido retrato de su fundador, según se desprende de la parte final del acta que corresponde al claustro de Rector, Consiliarios y Catedráticos celebrado el día 15 de de marzo de 1822, y en cual, por acceder a requerimientos de la Tertulia Patriótica, que celebraba sus sesiones en el Paraninfo de nuestra Universidad, se acuerda quitar de él el retrato de Carlos V y sustituirlo con el de Fernando VII o con el del Obispo Cerbuna, fundador de la Universidad, para lo cual, si no se proporciona, podrá servir el de cualquier Prelado con una inscripción debaxo que exprese ser dicho Sr. Obispo; acuerdo muy peregrino que demuestra que nuestro primer centro docente tenía en esa época en el mayor olvido a su fundador, importándole poco el encontrar o no un retrato más o menos auténtico.
Actualmente la Universidad conserva dos efigies del señor Cerbuna: una, colocada en el testero principal del despacho rectoral, y otra, que durante varios años ha permanecido confundida con otros varios lienzos, en uno de los sótanos de nuestro primer centro docente; trátase de un medallón que con otros debió adornar el Paraninfo y que desapacieron de él al hacerse la restauración del mismo en 1910. Ambos son de igual parecido: el fundador, con ropas episcopales, representa un hombre de unos cuarenta años, con
barba terminada en punta; de rostro afable, pero demacrado, de mirar intenso, pero dulce.
El verdadero retrato del fundador de nuestra Universidad se encuentra en el salón principal del palacio episcopal de la ciudad de Tarazona; y decimos el verdadero, porque al menos tiene en su favor ser el más antiguo, pues le reputamos de la época por todos los detalles de su técnica ornamental. Está pintado al fresco en lo más alto de su paramento y junto a un ángulo. El aspecto es el de un hombre todavía joven, de rostro enjuto, de mirar intenso; lleva barba negra, terminada en punta; viste hábitos episcopales de extraordinaria riqueza y ciñe su cabeza con la mitra; apoya la mano derecha sobre el antepecho de un balcón, al que parece asomarse, y la izquierda sobre el pecho. Es una obra pictórica muy mediana; claramente se echa de ver que el artista dio más preferencia a las ropas que al rostro, descuidado y tosco; ostenta, en una cartela, la siguiente inscripción:
PETRVS CERBVNA • EX • PRIORE • ECLESIE • METROPOLITANE •
ASSVPTVS • ESTAD • EPISCOPATVM • TIRASON • IN • QUO • DOCTRINA •
ET • SANCTITATE • PRECLARVS • PRVDETER • SE • GESIT • FUNDAVIT • ACADEMIAM • CESAEAVGVSTANAM • COLLEGIV • SOCIETATIS • IESU • ET •
SEMINARIV • TlRASONE • SE • OBIIT • CALATAVVBII • ANNO • 1597. (Final ilegible).
Su aspecto es distinto del retrato que existe en el Seminario de la misma Diócesis, más parecido éste al que se halla en la Universidad, en el salón rectoral.
En el Ms. del Sr. Otal se citan los siguientes retratos del Sr. Cerbuna: "En casa de D. Pascual Antonio Ric y Exea, Baron de Valdeolivos, bailan de Aguilar, etc., hay otro quadro, de nuebe palmos de alto y seis de ancho, de Nuestra Señora de Xarava, y arrodillado a sus pies, el venerable señor D. Pedro Cerbuna, natural de la misma villa de Fonz, y se renobo dicho quadro a devoción de D. Miguel Estevan Ric, por un discípulo del pintor Bayeu, llamado Portell, natural de San Estevan de Litera, y tiene el escudo de armas, que consiste en un cuartel, campo azul, el Agnus Dei de plata; en el otro, en campo colorado, un cierbo pasante, y debajo están los escageles (de el Negro), de oro y campo encarnado (1);
(1) En lo que fue capilla de la Universidad, hoy depósito de libros de su Biblioteca, hay tres escudos de Cerbuna, uno sobre la puerta de entrada y dos en ambos lados de lo que fue Presbiterio; difieren algo del señalado aquí, pues el ciervo pasante está sobre campo oro y los escaques del tercer cuartel son blancos y negros. No es verosímil que esos escudos colocados al construirse el edificio en vida de Cerbuna, no se pusieran con arreglo a la heráldica que diera el Obispo de Tarazona; es más presumible que hayan sido, por desgastes del tiempo, retocados con posterioridad, variándosele los colores.

por cimera, las insignias episcopales, y debajo, el rótulo que dice ser retrato del venerable señor D. Pedro Cerbuna, natural de la villa de Fonz, Obispo de Tarazona y fundador de la Universidad de Zaragoza, del Colegio de la Compañía de Jesús de Tarazona y del Seminario de San Gaudioso en la misma, que murió en Calatayud a cinco de marzo de 1597, de edad de cincuenta y nueve años; fue sepultado en su Iglesia colegial de Santa María; nació en la villa de Fonz a 27 de febrero de 1538". (Folio 160 y siguientes) (1).
"En la sala del Ayuntamiento de la villa de Fonz, en memoria de ser hijo de ella, hay un quadro de cuerpo entero, con rótulo que expresa ser D. Pedro Cerbuna, Obispo de Tarazona, y del Seminario de San Gaudioso de la misma ciudad, como puede berse a la drecha del Santo Xpto....” (Fol. 153) (2).

"También hay otro retrato del venerable señor Obispo de Tarazona, D. Pedro Cerbuna, con el escudo de sus armas, de pintura antigua y algo delacerado, en casa de Antonio Miranda y Aquilaniedo, lo que corrobora ser hijo de la villa de
Fonz, pues si no lo fuera, cómo es posible que los ascendientes de dicho Miranda le hicieran retratos". (Fol. 154) (3).

Martín de Moros, ciudadano de Calatayud, Notario del número de dicha ciudad, hombre virtuoso y erudito, amigo de Cerbuna, y que le acompañó en una de sus visitas pastorales, testigo ocular de muchas y grandes cosas que hizo
nuestro fundador y que escribió su vida, quedando manuscrita (4), hace el retrato de Cerbuna en la siguiente forma:

(1) Este retrato se halla hoy en poder del actual Barón de Valdeolivos, D. Francisco de Otal.
(2) Se conserva actualmente.
(3) De este retrato no se tienen noticias en la actualidad. En casa de los herederos del Sr. Moner, vecino de Fonz y propietario, por sus ascendientes de la casa donde nació Cerbuna, hay otro retrato de éste, que no describimos por ser parecido a los que se conservan en esta Universidad.
(4) "Ha hecho de su vida y milagros un libro Martín de Moros, ciudadano de Calatayud, en donde se ponen muy grandes cosas e innumerables de sus virtudes". - Blasco de Lanuza: Historias eclesiásticas y seculares de Aragón, desde el año 1556 hasta el de 1618, t.° II, pág. 332, col. 2.a

"Fue este siervo de Dios de disposición y estatura medianas; tenia el rostro muy flaco y macilento, pero muy venerable y autorizado; la frente, ancha y desarrugada; los ojos, muy claros y de buen tamaño, muy compuestos y honestos; las cejas, algo morenas; las orejas, medianas, y la nariz, derecha y delgada; el color, templado, pero muy mortificado y penitente; el semblante del rostro era muy modesto y alegremente grave y gravemente alegre, de manera que con su serenidad alegraba a los que le miraban y con su gravedad
los componía".

***

Cuantas gestiones hemos practicado para encontrar el testamento hecho por el fundador de la Universidad de Zaragoza, han resultado infructuosas; con todo detenimiento hemos investigado en el Archivo Notarial de Calatayud,
estudiando los protocolos correspondientes al año 1597; nuestra labor resultó infructuosa. Sin embargo, la suerte adversa con nosotros en Calatayud, nos favoreció en Tarazona, en cuyo Archivo de la Catedral encontramos, si no la última voluntad del Dr. Cerbuna, una interesantísima carta dirigida por Agustín Juan Mores, síndico de Calatayud, y fechada en dicha ciudad a 2 de abril de 1597 y dirigida a D. Agustín Español, señor de Zanuy, en la cual se da cuenta de la disposición testamentaria del ilustre Obispo de Tarazona, con todo detalle (1).
(1) Sabido es, y en otra ocasión hemos hablado de este asunto, que la Cámara apostólica invalidó el testamento de Cerbuna, publicando censuras contra los que tuviesen o supiesen bienes que hubieran pertenecido a dicho Sr. Obispo, y tal vez en ello esté la causa de no haberlo encontrado nosotros en Calatayud.

(retratos de Pedro Cerbuna que se custodian en la Universidad de Zaragoza y en el Palacio episcopal de Tarazona. Página 179 del pdf.)

Tan interesante documento dice así:
"Por haverme hallado en la disposición y muerte del Sr. Obispo de Taraçona, que Dios tiene en la gloria, y ver que algunos interesados hazian diligencias para cobrar lo que les pertenecía por dicha disposición, y particularmente el
Concejo desta ciudad de Calatayud, que haviendo echado mano la Cámara Apostólica al dinero que Su Señoria illustrisima tenia y a los demas sus bienes, la ciudad, porque no quisieron los oficiales de la Camara Apostolica dar quatro
mil escudos que dexa, como abaxo diré, bizo y probeyó de un imbentario, y como yo vi que también interesava mi señora Anna Español en dicha disposición y que por parte de de su merced no havia quien pidiesse, y ofreciéndosemehaver de ir a Çaragoça y estar en una posada Pedro Mongay
de Benabarre y yo, le preguntó si conoscia a v. m. y me dixo era muy su servidor, y assi, porque estava el negocio en punto que se podían escusar mas trabajosas diligencias, le rogué a dicho Mongay diesse aviso a v. m. dello, y me
pesa mucho que el aviso se diesse tan tarde que por cierto no ha hecho poco daño, pues lo que pudiéramos hacer aquí ante un Collector Apostólico que vino de Madrid solo a esto, se havrá hazer en Madrid por haberse ido desta ciudad y en ella haver acabado y averiguado cosas hoy haze tres días y assi sera muy necessario que v. m. dé orden que se despache a la Corte antes que passen vacaciones, y para esto podría v. m. amprase del Sr. Obispo de Barbastro, pues le tiene muy propicio, que es la persona mas importante y que más puede en la Corte deste Reyno y conoce mucho al Regente Batista, que es el Juez acompañado que se ha nombrado para la decisión destos negocios del Sr. Obispo de Taracona, y también importará mucho otra carta para Jayme de
Pueyo, que está en Madrid, sindico desta ciudad y es grandísimo negociante y de quien se hace mucho caso y a quien han hecho procurador todos los criados del Sr. Obispo acerca deste negocio, y podría escrivirle Jayme de Pueyo de Barbastro, que es muy deudo suyo y sé yo que se tratan mucho, y para que v. m. en lo que se me manda yo he tenido cuidado, he sacado del propio instrumento publico de disposición todo lo que dispone el Sr. Obispo, que es lo siguiente: = "Primeramente dexa a la ciudad de Calatayud ochenta mil
sueldos para que los carguen a Censal y el usufructo sea para Geronimo Çurita y Jusepe Çurita, sus sobrinos, y muerto el uno venga todo el usufructo al otro, y muertos los dos, los dexa a las monjas de San Venito desta ciudad.
Item al Cabildo de Santa Maria desta ciudad, por la dotación de su sepultura, mil escudos, digo dos mil. Al Dr. Clemente Serrano, Vicario general de Taraçona, quinientos escudos. Al Dr. Juan Izquierdo Aznar, Vicario general de
Calatayud, trezientas libras. Al Licenciado Geronimo Calvo, trezientos ducados. A Geronimo Gascon, setezientos ducados. A Mosen Juan Fortunal, capellan, cien ducados. A Carlos de Silos, doszientos ducados. A Juan Lopez Generes, paje, cien ducados. Al Collegio de Teatinos de Taraçona dexa todos sus libros de qualquier facultad. A los otros criados dexa las cantidades que darán y querrán el dicho Dr. Juan Izquierdo Aznar y el Licenciado Calvo; y despues de todo lo arriba dicho, dice: Item a Anna Español, doncella, mi sobrina, dexo quarenta mil sueldos, si quiere todas aquellas cantidades y bienes que restaran y quedaran, hechas, pagadas y cumplidas todas las sobredichas dexas, ordinaciones y mandas y cosas por mí arriba puestas y ordenadas. Todo lo qual quiero se pague de aquellas ocho mil libras jaquesas de que hize imbentario y tenia antes de ser ellecto obispo de Taraçona". = Pero es de advertir que sea de esforçar si fuese posible que se tomassen en quenta todas las cantidades que el Sr. Obispo gastare en las Bullas que fue de dinero y hazienda propia del Sr. Obispo. Al fin, sobre todo, se escriba a Madrid, que si aquí se hubiere de hacer las diligencias, puede creer v. m. que le sirviera yo con todas mis fuerzas y lo haré en todo quanto se offreciere mandarme con las veras posibles, y pues en todo se ha hallado Joan Solanas, de quien he recibido la v. m.; él informará largamente de todo lo que se ha tratado, assi con el Licenciado Calvo como en lo demás, que aunque Martín Joan de Viu, un amigo mio de plaça, me ha escrito sobre este negocio, encargandome mirase este negocio con ojos de africcion, yo me tenia muy particular cuidado por lo que se merece v. m., a quien suplico me tenga por muy servidor y guarde nuestro Señor. De Calatayud y abril 2 de 1597. = Agustin Juan Mores (Firmado). = Sobrescrito, Agustin Español, señor de Çanuy". (A. C. T., Armario y caja núm. 1, Lig. 8, papel núm. 9).
Cerbuna murió en olor de santidad; era tan querido y amado por sus diocesanos, fueron tan grandes y tan patentes las maravillas que se obraron ya durante su vida, ya al tiempo de su muerte, que el pueblo acudió a visitar su cadáver, expuesto en la sala principal de su palacio de Calatayud, arremolinándose tumultuariamente, volcando el féretro y derribando el cadáver al suelo.
Y aquí los historiadores hablan de un asunto de trascendencia suma que nosotros vamos a tratar con alguna extensión; tanto Argáiz como Blasco de Lanuza, en épocas pasadas, como Borao, Jardiel y el anónimo biografiador de Cerbuna (1: Monografía del Obispo de Tarazona D. Pedro Cerbuna, por X; Tarazona, Tip. De J. Ferrández y Comp.a, 1894.) X, en las modernas, han hecho mención del expediente eclesiástico incoado para dar validez jurídica a las testificaciones de numerosas personas que vieron u oyeron enumerar los milagros y sucesos maravillosos acaecidos a la muerte del insigne fundador de la Universidad de Zaragoza.
Por casi todos los historiadores se ha dado por extraviado en la destrucción de la Universidad, por las minas francesas, el año 1809, el mencionado expediente (2).
(2) "Instruyóse proceso de beatificación luego de su muerte, cuyas diligencias pasaron al Archivo de la Universidad Cesaraugustana, y se perdieron entre las ruinas del edificio... en 1809". (Jardiel: sermón citado, pág. 15). - "A poco de su muerte se hicieron informaciones en Valencia, Calatayud, Zaragoza y Tarazona, para incoar proceso de beatificación; informaciones que perecieron, según se cree, entre las ruinas de la Universidad..." (X: Monografía citada,
pág. 29).
Nada hay más lejos de la verdad; el famoso expediente, ese manuscrito precioso e interesantísimo, no se ha perdido y en la Universidad de Zaragoza existe; salvado, casualmente, como algunos libros de Gestis y otros documentos interesantes, debió extraviarse por los cambios sucesivos de
local que dentro del edificio sufrieron el Archivo y la Biblioteca de nuestro primer centro docente; durante más de quince o veinte años ese manuscrito permaneció entre grandes montones de legajos y libros que existían, por falta de sitio adecuado y conveniente para su colocación, en la Biblioteca universitaria. Pero al hacerse los años 1915 y 1916 grandes reformas en ella por la construcción de diversos cuerpos de estantería, al ordenar y revisar todos aquellos fondos bibliográficos, encontró el Jefe de la misma, señor Jiménez Catalán, el Expediente eclesiástico de la vida y virtudes del Obispo de Tarazona D. Pedro Cerbuna, que abarca tres informaciones: la primera, hecha en Calatayud, y en la cual, ante el Notario Pedro Hernando de Moros, informaron diversas personas que bajo juramento declararon los sucesos maravillosos que vieron u oyeron reseñar, acaecidos a la muerte del Obispo; la segunda, también en Calatayud, se refiere a la integridad del cuerpo de D. Pedro Cerbuna; la tercera, hecha en Valencia, es complemento de la de Calatayud y en ella depusieron varios jesuitas que conocieron y trataron al mencionado obispo.
Nada hay de cierto en lo que dice Borao, de que ese expediente fue formado por cartas reales; la iniciativa de él se debe al ilustre Dr. D. José de Palafox, Vicario general del Obispado de Tarazona, secundado después por el Obispo de
aquella diócesis Fr. Diego de Yepes, que mandó a Valencia letras requisitorias, que, ya muerto dicho Obispo, presentó a su nombre D. Antonio Ferrer, Notario público de la mentada ciudad, a 13 del mes de mayo de 1613.
El expediente de Calatayud se comenzó a 8 de diciembre de 1599 y terminó con la declaración del testigo 27, hecha a 17 de noviembre de 1600.
El manuscrito que hemos tenido a la vista, cosido y encuadernado en pergamino, abarca las tres informaciones de que hemos hecho mérito; existió otro en el que figuraban las de Zaragoza y Tarazona; lo afirmó Borao en su libro y lo vemos confirmado en el manuscrito mencionado al principio de esta reseña y que posee el Sr. Barón de Valdeolivos, de Fonz; en él se dice lo siguiente:
"El Sr. D. Blas Matías de San Juan, Canónigo de la Metropolitana de Zaragoza y Catedrático de su Universidad, me hizo el favor de mostrarme los cuatro procesos que se hicieron de orden del ordinario en Calatayud, Tarazona, Zaragoza y Valencia; en ellos consta plenamente la virtud, santidad, literatura y milagros del venerable D. Pedro Cerbuna..., y los dos cuadernos que he leído son cosa grande por su buen estilo y arreglados a las jurídicas informaciones..."
Han existido, pues, los cuatro procesos en dos cuadernos y se ha perdido uno de ellos, en el que constaban las informaciones de Zaragoza y Tarazona; pero afortunadamente se ha salvado el más importante, o sea el que contiene las de
Calatayud y Valencia, siendo depositario de él nuestra Universidad, por lo que relataremos.
Fue entregado el año 1799 por los ejecutores testamentarios del Dr. José Martínez San Juan, Canónigo Doctoral de la Santa Metropolitana Iglesia de esta ciudad, y había estado antes en poder del Dr. D. Blas Matías de San Juan, Canónigo Penitenciario que fue de la propia Iglesia y Rector de esta Universidad; la Junta de Biblioteca, entonces constituida, los examinó y estudió detenidamente por encargo del claustro, dictaminando el gran valor e interés de los mismos, en 5 de abril del expresado año, y manifestando que debían custodiarse con el mayor cuidado y seguridad, según consta de los documentos que copiamos a continuación:
"Muy señor mio: En la Junta de Biblioteca de esta Universidad, celebrada en el día veinte de febrero ultimo, se dio cuenta de un oficio del Claustro de Sres. Consiliarios y Cathedraticos de la misma, para que informe sobre los Quadernos y Papeles relatibos a la vida y milagros del Ilmo. Señor D. Pedro Cerbuna; y deseando la Junta satisfacer al Claustro, ha determinado dar comisión a algunos de sus individuos para que los examinen, a fin de executar con acierto el informe que se le pide. Lo que comunico a V. de su orden para que lo haga presente en el Claustro. = Dios guarde a V. muchos años. Zaragoza 24 de febrero de 1799. = Besa la mano de V. su atento y seguro servidor, Joaquin Lario. (Rubricado). = Sr. D. Joaquín Lasala, Secretario de la Universidad Literaria". (Gestis, núm. 25, fol. 129).
El informe fue el siguiente:
"Illmo. Sr.: La Junta de Biblioteca, en cumplimiento de lo mandado por V. S. I. en el ultimo Claustro de Señores Consiliarios y Cathedraticos, ha examinado los papeles concernientes a la Historia y exemplar vida del Illmo. Sr. Don
Pedro Cerbuna, fundador de la Universidad, y entiende que son muy apreciables por los muchos y raros prodigios de su vida, cuyas noticias puede llegar tiempo que sean muy interesantes, así por las particularidades que expresa como por contener algunos de ellos informaciones jurídicas de su singular virtud, que es lo único de que tratan. Por estos motibos, es dictamen de la Junta, deben custodiarse con el mayor cuidado y seguridad donde fuere del agrado de V. S. I . = Zaragoza 5 de abril de 1799. = Joaquin Lario, Secretario de la Junta de Biblioteca. = Illmo. Sr. Rector y Claustro de Sres. Consiliarios y Cathedraticos". (Gestis, n.° 25, fol. 137).
En vista de dichas comunicaciones, el Claustro acordó que se guardaran con el mayor esmero y cuidado en el arca de tres llaves, y para que se conservaran debidamente, se construyera una caja de hojadelata. El manuscrito que ha
logrado salvarse fue entregado por el señor Jiménez Catalán al Excmo. Sr. Rector de esta Universidad, al que tuvo el honor de explicar todo el alcance y la importancia que el manuscrito encerraba; el señor Royo Villanova, amante
siempre de las glorias de este centro de enseñanza, no queriendo ser menos que aquellos universitarios del siglo XVIII, con generosa esplendidez, mandó construir una artística caja de roble con herrajes de plata, para que en ella se
guarde la Información hecha a favor del Dr. Cerbuna, junto con una hermosa reproducción fotográfica de los primeros estatutos de esta Universidad. De todo hizo entrega a los Claustros el 17 de enero del año 1921, acompañándolo de sentida y patriótica carta.
Reproducimos a continuación algunas de las más interesantes y sensacionales declaraciones hechas por diversas personas:
Testigo 1°: PRUDENCIO OCHOZ CEBERIO, de quince años y ocho meses, dice: "que estando el cuerpo muerto de D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona, en un féretro sobre un cadahalso en la sala principal de la Casa Episcopal de la dicha ciudad de Calatayud, vestido de Pontifical, el día que lo enterraron de par de mañana, antes que lo llevasen a enterrar, que seria entre las nueve y las diez horas, fue el deposante con Mateo de Algora a besar la mano, y al tiempo que el deposante le fue a besar la mano, no pudiendo alcanzar para besarla por aver alli grande multitud de gente para besarsela, el dicho Mateo de Algora asió al deposante de su cuerpo y en peso le acercó para poder alcanzar a besarle al dicho obispo la mano. Y al tiempo que se la fue a besar, vio muy bien el deposante que teniendo el dicho obispo las dos manos puestas en cruz sobre el pecho, el dicho obispo alzó y levantó la mano derecha, llana para arriba, en distancia y altura de un palmo, de manera que se juzgó y vio muy bien por el deposante, con los dedos mayores juntos y extendidos y los otros dos dedos baxeros de la dicha mano encogidos. Y teniendo el dicho obispo la dicha mano derecha alzada y desta manera, se la besó el deposante y alcanzó a besar los dichos dos dedos mayores que levantó mas y no alcanzó a besar los dos dedos menores, aunque los tenia mas cerca del deposante por estar mas baxos. Y vio el deposante que dicha mano derecha del dicho obispo no se la tocó ni levantó al dicho obispo persona alguna, sino que ella misma de suyo se alzó y levantó en la forma y manera sobredicha. Y como vieran lo sobredicho Fr. Gaspar de Monreal y otro religioso, de la Orden de N. S. de la Merced, y otras personas que allí se hallaron presentes, teniendo-lo a grande milagro y maravilla, oyó el deposante dixeron ¡Milagro! ¡Milagro! con voces altas y claras y sintió el deposante en sí una alegría extraordinaria, y le miró al dicho obispo al rostro y hecho de ver lo tenia risueño y mas alegre que en vida y también sintió que procedía del cuerpo del dicho obispo un olor y flagrancia muy suave como de almizcle, y que en la dicha sala, ni cabe el dicho cuerpo, no avia olores ni perfumes; porque el deposante lo miró con acuerdo, sí lo había..."
Ratifican en el proceso las manifestaciones de este muchacho, además de Mateo de Algora, hombre de cincuenta años, que le acompañaba, otras varias personas.
Testigo 6°: ALONSO RAMÍREZ, ciudadano de Calatayud, dice: "que seria a las quatro horas poco mas o menos estando el cuerpo diffunto del dicho obispo horas avia en la alcoba donde murió, estuvo el deposante, como Juez que
entonces era de la dicha ciudad, para ver de inventariar los bienes del dicho obispo en su casa Episcopal estantes, donde el deposante estuvo algunas horas para dicho efecto, y llegó el deposante a besar y besó al dicho cuerpo la mano, puesto de rodillas, y al tiempo que se levantó, vio el deposante claramente que el dicho cuerpo abrió la boca, levantando el labio alto para arriba y baxando el labio baxero para abaxo, lo cual vio bien por estar clara la dicha alcoba y había lumbres y velas encendidas junto al dicho cuerpo, y viendo esto, pidió una de las velas encendidas que allí estaban a un criado del dicho obispo, cuyo nombre no sabe, y acercando la vela, vio el desposante claramente que volvió a baxar el labio çomero y subió el labio baxero, como antes de abrir la boca los tenia. Y de ver esto, al deposante se le herizaron los cabellos y dixo al dicho criado del obispo: ¿Aveis visto abrir y cerrar los labios al obispo? Y el dicho criado le dixo que lo mismo le queria él dezir al deposante, queriendo dezir que también él lo había visto. Y como dicha tarde, poco después de abrir y cerrar los dichos labios, como dicho es, hubo grandes voces y ruido entre los de la ciudad, y el deposante, por orden della y el Subcollector Apostólico y otros de su parte acerca del juramento que el deposante fue a hazer de los dichos bienes por orden de la dicha ciudad, sospechó y aun dixo entre sí si había permitido Dios que el dicho cuerpo difunto hiciese el dicho movimiento, muestra y señal con los dichos labios, mostrando querer hablar acerca de lo que allí se hizo y lo que allí se habló y voceó con algún escándalo..."
Testigo 9.°: MOSÉN ALONSO MARCO, presbítero, vecino de Cervera..., dice que conoció y trató al Sr. Cerbuna, al que tuvo siempre como un Prelado virtuosísimo y un sacerdote ejemplar...; afirma que al día siguiente de la muerte del obispo fue a Calatayud para visitar su cuerpo, expuesto en la sala principal de su palacio de Calatayud, que velándole estuvo desde medio día hasta la noche, sin apartarse de él ni un momento..., que al otro día de mañana volvió, que en el aposento se hallaba con él Fr. Visiedo, mercedario, y que vio claramente "que un hombre no muy alzado procuró y porfió muchas vezes llegar al dicho cuerpo para besarle la mano. Y no pudiendo alcanzar a besársela, vio el deposante que el dicho cuerpo del dicho obispo alargó y levantó el brazo y mano derecha y se la dio a besar al dicho hombre sin que nadie se la moviese ni tocase... Y como vieron el deposante y otros que estaban con él que al dicho Fr. Visiedo se le mudava el color del rostro que pareció haverle venido alguna congoxa, le preguntaron qué es la causa que así se le había mudado el color del rostro, contestando Fr. Visiedo "que se había alterado por haber visto que el obispo difunto alargó y levantó su mano y brazo hacia el dicho hombre, sin que el hombre ni otra persona alguna hubiese movido dicha mano... Causando en todos los presentes la sensación y asombro consiguiente y teniéndolo todos como cosa verdaderamente maravillosa".
Figuran en el proceso la declaración de Fr. Visiedo y la de otras personas que vieron el milagro.
Testigo 17: PEDRO DEL RÍO, criado del obispo Cerbuna, vecino de Calatayud, dice: "que estando muy enfermo en la cama el dicho obispo tres días antes de su fallecimiento, una noche, entre tanto que cenaban los demás de casa, entró
en el aposento donde el dicho obispo estaba enfermo, y vio claramente que todo el pabellón o paramento de dicha su cama estaba cerrado alrededor con las cortinas corridas, de manera que no podía entrar por ninguna parte luz alguna de fuera dentro del dicho pabellón o paramento y cama; y llegó el deposante a la primera esquina de la dicha cama y con la mano entreabrió la cortina del dicho paramento para ver al dicho obispo D. Pedro Cerbuna. Y vio muy bien y claramente el deposante que dentro del dicho paramento, por toda la cama y paramento, había y hubo una claridad y resplandor muy grande, sobrenatural y extraordinario y diferentísimo del que las velas encendidas o fuego natural suelen hechar. Y el dicho obispo tenia su rostro y cara muy
resplandeciente y clara..." Dice, además, que el día del fallecimiento de su Señor, ayudó, con otros criados, a subir el cuerpo a la sala principal, "sintiendo un olor y fragancia como de rosas, que echava de sí el cuerpo del obispo, de lo
cual se maravilló, porque sabía que por sus enfermedades le hacían de ordinario unctiones con aceites y otros ungüentos en su cuerpo, por los cuales, naturalmente, había de oler mal..."
Testigo 20: FR. ANTONIO MARTÍNEZ, religioso, mercedario del Convento de San Agustín de la ciudad de Calatayud. Este religioso, en su declaración, a más de afirmar que oyó decir a otro religioso que vio por dos veces unos resplandores grandes y extraordinarios en la sala, donde estaba el obispo difunto la primera noche; dice que esos resplandores viólos nuevamente la segunda noche y a más que las hachas encendidas no se derritieron ni hicieron pavesa durante la media hora que los resplandores duraron, sintiendo suavísimo olor que se desprendía del cuerpo muerto. Añade, además, "que todo el dicho cuerpo estuvo y estaba muy tractable y ágil en sus miembros, pies, manos, brazos, cuello, ojos y cabeza, que todos estaban muy blandos, suaves y tractables, que parecían ser mas de cuerpo vivo que de muerto, sin que jamas ni en manera alguna, en todo el dicho tiempo que estuvo muerto hasta que lo sepultaron, estuviese, como no estuvo en manera alguna helado ni yerto, con hazer, como hicieron en el dicho tiempo de tres días que estuvo muerto, muy grandes hielos, como de ordinario lo suelen estar los cuerpos diffuntos en semejante tiempo".
Testigo 21: FR. GASPAR MONREAL, religioso mercedario, residente en el Monasterio de San Agustín de Calatayud. Este testigo, entre otras manifestaciones que confirman la declaración anterior, dice que en varias ocasiones que había tenido el honor de hablar con el Sr. Cerbuna, éste se le mostró muy encariñado con Calatayud, a la que profesaba gran afecto desde que viniendo de Salamanca pasó por ella, y que tenía por cierto que en la expresada ciudad había de morir, como sucedió.
Testigo 24: MOSÉN JERÓNIMO CALVO, presbítero y Vicario de la Iglesia parroquial de Olves, informa lo siguiente: "que un día del mes de septiembre del año 1595, estando en visita en el dicho lugar de Olves D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona, dixo el dicho señor obispo al deposante en su aposento, que le llevase el libro del Coro. Y assi, fue por él a la Iglesia, y volviendo con él, al tiempo que el deposante llegó a la puerta del dicho aposento donde estaba recogido el dicho obispo, y hallando al page de guarda que estaba durmiendo, se entró el deposante en el dicho aposento y vio y halló al Sr. Cerbuna rodillado, con las manos junto al pecho, ante un Cristo que estaba sobre su bufete, muy absorto y elevado. Y como le vio y halló desta manera, el deposante se estuvo cerca del dicho obispo de pies, por espacio de media hora, antes mas que menos, apartado del dicho obispo por distancia de dos pasos poco mas o menos hacia el lado..., y vio muy clara y manifiestamente con mucha advertencia que todo el cuerpo del dicho obispo, estando de rodillas, estaba alzado y levantado de tierra en distancia de dos palmos en alto poco mas o menos, estando en el aire siempre, sin tocar en tierra ni en el suelo, aunque hecho de ver y vio que las faldas de sus vestidos llegaban a tierra, pero claramente vio que los pies no llegaban a ella, y le vio arrobado, sin mover ojos, pies, manos ni otra casa alguna de su cuerpo, estando como yerto y con el rostro mortificado, vertiendo muchas lágrimas de sus ojos y mucho sudor de su rostro de gota en gota, que le caían y corrían por su rostro en mucha abundancia. Y se le figuró al deposante estar el dicho obispo como un San Francisco, elevado. Y quedó y estuvo el deposante de ver lo sobredicho con grande admiración y edificación. Y al fin deste rapto y elevación recordó el dicho obispo volviendo en sí, y estando de rodillas vio el deposante muy bien que el cuerpo del dicho Sr. Cerbuna, estando levantado en el aire, según dicho es, inclinando la cabeza hacia baxo e hiriéndose tres veces con la mano en los pechos y diciendo Qui vivis et regnas Deus in saecula saeculorum, la abaxó para abajo y fijó en tierra de rodillas y luego se levantó en pies y entró el dicho paje en el aposento con alguna turbación de hallar allí al deposante. Y dixo el dicho D. Pedro Cerbuna al deposante en secreto y con mucho encarecimiento: No diga, por amor de mi, ninguna cosa de lo que aquí ha visto, y guarde secreto della..."
Además, este mismo testigo depone en el proceso, que en una ocasión, hablando con el Sr. Cerbuna, entonces Prior de La Seo, de un litigio que sostenía con Mosén Bartolomé Ferrer acerca de un beneficio en la Iglesia de Olves, díjole que desistiera del pleito y se rindiera, porque tenía grandes contrarios que le embarazarían su justicia por mucho tiempo, pero que Nuestro Señor le daría el beneficio y renta que pleiteaba, porque Mosén Ferrer moriría, de un mal en la pierna, a los quince o veinte días, después de admitido. Que siguió el consejo, que desistió del pleito, que se le dio el beneficio a Mosén Ferrer y que dentro del plazo marcado por el Sr. Cerbuna, sucedió "que cortándose una uña del pie el dicho Mosen Bartolomé Ferrer, se hirió en el pie y se le encendió de fuego la pierna y murió de ello, sucediendole en el beneficio al que fue admitido".
Testigo 26: MIGUEL PLAZA, clérigo en las cuatro órdenes menores, sacristán en la Iglesia de Santiago de Calatayud, dice: "que estando muerto D. Pedro Cerbuna, obispo de Tarazona (al cual bien conoció), en la sala principal de su
casa palacio, en el féretro vestido de Pontifical, vio que el grande tropel y concurso de gentes que le besaban la mano, derribaron el féretro y volcaron el cuerpo del obispo, quedando tendido y llano sobre el cadahalso. Y con este movimiento se descubrió la rodilla del dicho obispo debajo de la alba y vestiduras que tenia, de manera que el deposante le vio la carne desnuda porque la calza que tenia puesta era corta. Y porque al deposante le estaba encomendado y tenia por oficio el guardar dicho cuerpo, acudió luego que lo vio, sin perderlo de vista, para haberlo de cubrir, y vio clara y patentemente que las mismas vestiduras comunes y sacerdotales que tenia puestas, sin que nadie las tocase ni moviese ni se llegase persona alguna a ellas, cubrieron la rodilla y carnes del dicho obispo, de manera que cuando el deposante, por mucha diligencia que se dio, quiso echar mano a cubrirla, le halló ya cubierto, de lo que se maravilló extraordinariamente".
Hay otras informaciones verdaderamente interesantes entre ellas testimonios de personas que juran haber sanado de diversas enfermedades por intercesión de este siervo de Dios.
La información suplementaria de Valencia es muy curiosa y edificante; varios religiosos, jesuitas, que le trataron con más o menos intimidad, dan extremos de su vida y de sus virtudes, señalando también techos extraordinarios y
maravillosos.
Cerraremos esta CORONA de virtud y santidad, ceñida a las sienes de nuestro fundador, con algunos fragmentos del acta levantada en Calatayud el 13 de enero de 1600 y que se refiere a la integridad del cuerpo del Sr. Cerbuna:
“Y descubierta una bobeda de ladrillo y yesso, con que estava cubierto el dicho sepulchro, se vio y halló el dicho cuerpo dentro de una arca de madera, de donde entre dos personas fue sacado y tendido sobre una alfombra. Y parecieron y se vieron casi todas las vestiduras assi sacerdotales como las comunes que debaxo tenia consumidas de la mucha humedad, y estavan apegadas las sacerdotales a las comunes y éstas a la piel del dicho cuerpo, de manera que, quitándolas, se hazian pedaços y deshilavan. Y poco a poco se fue descubriendo todo el cuerpo desnudo, el cual tenia y tiene toda la travazon, conexion y armadura de todos los huessos y nervios como si estuviera vivo. Pero no se pueden doblar ni jugar; antes bien, están tan apegados unos con otros, que no parecen estar contiguos, sino continuos, porque moviendo uno, se mueven todos. Y están tan fuertemente asidos, que con muchos movimientos y fuerça que se les hizo, no se desapegó ni blandeó ninguno, aviendo movido muchas y diversas vezes y de diversos modos el dicho cuerpo, assi para quitalle las dichas vestiduras que tenia gastadas (las quales se quitaron a pedazos con alguna fuerca), como para vestille los vestidos sacerdotales de nuevo, para lo qual se hizieron diversos movimientos y fuerca, particularmente para quitalle como se le quitaron unas calcas Pontificales, que estavan enteras, y para calçalle otras y para metelle en la cabeça sobre el amicto una mitra, que por ser muy angosta entró premiosa y con mucha fuerça. Y también, queriendo uno de los que allí se hallaron, por su devoción, tomar un artículo del pulgar del pie derecho, que estava descoyuntado, asido y colgando del nervio, tuvo necesidad de retorcello y tirar dos o tres vezes fuertemente con ambas manos, y assi lo arrancó. Y por ninguno de estos movimientos y fuerça, no se deshizo ni apartó un miembro de otro, sino que quedaron en todo y por todo como antes estavan. Y la piel de todo el cuerpo,
desde la punta de los pies hasta la corona de la cabeça, estava toda entera y sana, sin corrupción, quiebra, rompimiento, agujero ni ruga, sino asida y apegada a toda la armadura de los huesos, como un pergamino o cuero apegado a una tabla.
Y dicha piel estava con todo el cabello de la cabeça y pelos de la barba y otras partes como estavan cuando vivia, sin que dicha humedad externa que deshizo tantas vestiduras huviesse gastado y consumido parte alguna de la dicha piel
y pelos. De todo lo cual se collige ser cosa de grande maravilla el estar dicho cuerpo sin corrupción alguna. De modo que no solo la humedad externa que gastó las dichas vestiduras; pero ni aun la interna y contrariedad de humores que necessariamente avia en las venas, estomago y otras partes, ni excrementos ni urina hubiessen causado corrupción ni mal olor, ni criado gusanos que royessen, agujerassen o rompiessen alguna parte, siquiera de las mas carnosas y flacas del dicho cuerpo, sino que todo ha quedado y está entero, de la misma manera que un higo o grano de huva soleados, que, exhalándose la humedad interior, quedan en la misma figura secos y pansidos con menos peso y sin corrupción. Y lo segundo, también es de maravillar que aviéndose reconocido el dicho cuerpo tres años menos cinquenta y un días después de aver fallecido y aver sido persona flaca, fuesse hallado el dicho cuerpo con la connexion, atadura y continuidad natural.
Y esto se vio claramente por la fuerca y muchos movimientos que se le hizieron, como arriba se dize, con los cuales no se desasió ni deshizo un miembro de otro ni parte alguna del, sino que en todo y por todo quedó tan entero el dicho cuerpo como antes estava. Con que se confirma que no solamente estavan las partes y miembros deste cuerpo contiguas (como en otros cuerpos muertos se ha visto y ve, los cuales, en siendo movidos, se deshazen y separan unas partes de otras), pero continuas, como se ha dicho, lo que es cosa maravillosa y indicio para poder píamente creer que Dios nuestro Señor ha dado al alma deste su siervo grandes y extraordinarios grados de gloria, pues de su cuerpo, por haber sido compañero, instrumento y órgano de dicha alma, le comunica tan extraordinario privilegio, favor y gracia de incorrupción y entereza".
El año 1893, Zaragoza y Tarazona celebraron, con extraordinaria solemnidad, las fundaciones de su Universidad y de su Seminario Conciliar; en la primera, el día 17 de octubre, además del tercer centenario de la apertura de estos
estudios, tenía lugar la inauguración del hermoso edificio que para les facultades de Medicina y Ciencias había construido el Estado, con asistencia del Excmo. Cardenal Benavides y de los Sres. Ministro de Fomento D. Segismundo
Moret y Senador por la Universidad Dr. Calleja, con todas las autoridades civiles, militares, eclesiásticas y académicas y representantes de corporaciones y fuerzas vivas de la ciudad, se celebraron en la Santa Iglesia del Salvador solemnes honras fúnebres en sufragio del alma de D. Pedro Cerbuna, en las cuales, el elocuente orador sagrado y canónigo Doctor D. Florencio Jardiel pronunció un brillantísimo panegírico que mereció los mayores elogios.
En la tarde de ese mismo día, y en el Paraninfo, tuvo lugar una solemne sesión literaria, a la cual concurrieron también las distinguidas y eminentes personalidades que a los actos religiosos habían asistido, y en la cual, entre otros elocuentes discursos, leyó uno el Dr. D. Miguel Asín y Palacios, dedicado a la enseñanza teológica en la Universidad de Zaragoza, fundada por D. Pedro Cerbuna (1). Alma de esos actos fue el entonces Rector Sr. Hernández Fajarnés, más tarde catedrático de la Central.
Por su parte, Tarazona solemnizaba el tercer centenario de la fundación de su Seminario Conciliar, el 4 de noviembre del expresado año, con suntuosas exequias, en la Iglesia Catedral, a las que asistieron los obispos de la diócesis y de la de Huesca, el gobernador de la provincia, la Diputación, los Ayuntamientos de Zaragoza, Tarazona y Huesca, el Rector de la Universidad cesaraugustana, con comisiones de los Claustros, el Fiscal del Tribunal de la Rota y otras autoridades civiles y eclesiásticas. En dichas exequias pronunció una elocuente oración fúnebre el canónigo de Tarazona D. Ignacio Albericio.
En la tarde de ese día, en el salón de actos del palacio episcopal, se celebró una gran velada literaria y musical, pronunciando el obispo de la diócesis un brillante discurso enalteciendo las virtudes y filantropía del finado (2).

***

Y vamos a tratar ahora de un punto muy interesante relacionado con la fundación de nuestra Universidad: Argáiz (3) y La Fuente (4) atribuyen a Cerbuna el propósito de fundar en Tarazona una Universidad, habiéndose opuesto, según el segundo de los historiadores citados, los mismos que debían haber aceptado tan gran favor a la ciudad.

(1) Se conserva Ms. en el Archivo de esta Universidad. El periódico La Derecha, que dirigía el culto y malogrado periodista D. Joaquín Gimeno y Fernández Vizarra, publicó con este motivo un número extraordinario, con excelente información literaria y gráfica.
(2) En la Monografía del Sr. X, ya citada, se reseñan extensamente estos actos.
(3) La soledad laureada por San Benito y sus hijos en las Iglesias de España,
tomo VII . - Teatro Monástico de Tarazona: Madrid, Antonio de Zafra, año 1675.
(4) España Sagrada, tomo XLIX. - Tratado LXXXVII de La Santa Iglesia de
Tarazona en sus estados antiguo y moderno, pág. 252.

Copiándolo de ellos X, el anónimo biografiador de Cerbuna, acoge estas manifestaciones, suponiendo que pudo ser muy posible que esto ocurriera cuando Cerbuna rompió totalmente sus relaciones con Zaragoza, y aun añade (4: Obra ya citada. Nota a las págs. 102 y siguientes.): "Y no se diga que en el tiempo a que nos referimos haya fundado el Sr. Cerbuna la Universidad de Zaragoza, conforme lo reconocen los Jurados desde sus primeras cartas; pues si se le dio título de fundador, fue tan sólo por haber mejorado aquella Universidad (que de tal tenía sólo el nombre) con su dirección y sabios consejos, más el edificio, sin el cual, jamás aquélla hubiera salido de su estado rudimentario..."
De manera que para este anónimo historiador, Cerbuna no hizo otra cosa que dar buenos consejos y reformar, más o menos, el edificio y reconstruirlo después; y lo dice quien copia en su obra toda la correspondencia cruzada entre los Jurados de Zaragoza y el obispo de Tarazona. Que hicieran determinadas manifestaciones Argáiz y La Fuente, que indudablemente no conocieron esos documentos, puede pasar; pero X, que los transcribe y que al hacerlo los estudiaría, es verdaderamente inverosímil. Los que hayan leído los capítulos referentes a la fundación de esta Escuela, habrán podido ver el celo, el interés vivísimo que tuvo siempre Cerbuna por este centro de enseñanza, y comprenderán cuan equivocados se hallaban esos historiadores al hacer las manifestaciones contenidas en sus obras sobre este asunto.
El rompimiento - si puede llamarse tal a lo ocurrido entre los Jurados y Cerbuna - duró escasamente un año; lo motivó ciertas reformas introducidas en los Estatutos – aquellas constituciones primeras que dio al Estudio el Prior de La Seo y en las que puso su alma toda y todo su entusiasmo por la noble empresa comenzada - sin consentimiento suyo, y la elección del Dr. Torrellas; pero los representantes de la ciudad comprendieron muy pronto el mal camino que seguían, y se apresuraron a dar toda clase de satisfacciones al ilustre
obispo; y fueron a visitarle en nombre de la ciudad Miguel de Santángel y Jerónimo Andrés, para poner en manos de Cerbuna nuevamente el gobierno de la Universidad. ¿Cómo contestó a esto el obispo de Tarazona? Poniendo en la Tabla de los Depósitos de Zaragoza 8.000 libras jaquesas para la fábrica de las Escuelas (1); porque en aquella alma noble y sencilla no podía caber la malquerencia ni el rencor. ¿Y en ese breve espacio de tiempo se quiere suponer que Cerbuna pensó en fundar una Universidad en Tarazona, para vengarse de los zaragozanos? Es desconocer completamente aquel carácter noble, sencillo y bondadoso, reflejado en toda la historia de su vida y de sus obras.
Téngase en cuenta que una Universidad no se instituía de cualquier modo, ni con la rapidez que quieren suponer esos historiadores. Para fundarlas eran precisas bulas de los papas y privilegios de los reyes; por eso todas o casi
todas las Universidades españolas son reales y pontificias. La Escuela de Zaragoza fue la obsesión constante de D. Pedro Cerbuna, y esa idea le atormentó hasta en sus últimos momentos, al considerar el desamparo en que la dejaba y los poderosos enemigos que la cercaban (2).

(1) Miguel Luis de Santángel, en 18 de octubre de 1589, escribía al Obispo dándole cuenta de su llegada a Zaragoza, después de la visita que en nombre de la ciudad le había hecho con Hieronimo Andrés, y la satisfacción causada en el ánimo de todos de que de nuevo aceptara el gobierno de la Universidad durante su vida y de la inversión que se daban a las 5.000 libras que el Obispo tenía en la tabla, 2.000 para la compra de casas y fábrica y obra de escuelas y
3.000 para gastar en dicha obra. - En 20 de octubre de dicho año, los Jurados escriben a Cerbuna cariñosamente, poniendo nuevamente en sus manos el gobierno de la Universidad, y se obligaron, según acta notarial hecha ante Pablo de Gurrea, del número de Zaragoza y Secretario de los Jurados, en 17 de octubre de 1589, de dar y restituir realmente y con efecto al dicho Sr. D. Pedro Cerbuna, toda cantidad que no se hubiese gastado y empleado en la obra y fábrica de la Universidad. (A. de la M. de T.),
(2) "¡Oh, Universidad, Universidad!"; estas palabras dicen testigos presenciales que salieron de sus labios momentos antes de morir; también las consigna el Sr. Jardiel en su Elogio fúnebre, pág. 15.

El proyecto de fundarla, de poner en vigor las bulas y privilegios que la ciudad tenía, lo llevaba Cerbuna en su alma muchos años antes de realizarlo; desde aquellos que pasó al lado de aquel arzobispo cesaraugustano, del magnífico, del piadosísimo D. Hernando de Aragón, del que mereció grandes distinciones, "y lo que es más, ser entrañablemente amado " (1).
No fue un proyecto rápidamente pensado y ejecutado; fue el fruto de hondas meditaciones, de largas vigilias (2); fue el deseo vivísimo de emplear los caudales reunidos durante su gobierno de la Mitra de Zaragoza en algo grande
que contribuyera a la reformación de las costumbres, a la mayor ilustración del clero, al esplendor de las letras y de las ciencias, y, por lo tanto, al aumento de la cultura aragonesa.
"Cinco años, a partir de la muerte de D. Hernando, tuvo Cerbuna por el Cabildo el Gobierno de la grey cesaraugustana. Elegido Vicario capitular, crecieron con el cargo considerablemente sus rentas, y para él, que, enamorado de la pobreza, vivía sin afanes que pudiesen turbar la apacible serenidad de su alma, y que además buscaba la justicia con el noble deseo de ordenar, según ella, la pureza de sus acciones, era empresa difícil hallar para estos bienes que así
le deparaba la Providencia aquella aplicación que a un tiempo reclamaban el servicio de Dios y la mayor utilidad de sus conciudadanos" (3).
Además, Cerbuna no ignoraba - cómo había de ignorarlo siendo Prior de La Seo - lo mucho que se laboraba para fundar en el condado de Ribagorza (montañas de Jaca) un gran Colegio de jesuitas, dedicado a la enseñanza, allá por los años 1581 y siguientes; ese Colegio y la Universidad de Huesca podían matar, para siempre, la suspirada fundación de la Universidad zaragozana (4).

(1) Jardiel: Sermón ya citado.
(2) "... pidió muchas veces a su Divina Magestad, con sus ayunos, disciplinas y oraciones, fuese servido de encaminarle y alumbrarle, en lo que mas avia de quedar servido y gastarse la hazienda y renta y pudo ser fuesse revelación, como el Doctor D. Juan Martín Abad de Montaragon, hablando deste santo Prelado, en el libro de la vida de San Valero, dize... Fundó, pues, la Universidad y gastó muchos millares, que fueron los que tuvo y pudo". Blasco de Lanuza: obra ya citada, vol. II, pág. 332.
(3) Jardiel: Elogio fúnebre ya citado, pág. 10.
(2) En el Archivo de la Corona de Aragón hemos visto interesantes documentos relaciona, dos con este asunto; hay cartas del arzobispo de Zaragoza y de los obispos de Lérida y Urgel y una muy curiosa de Felipe II dirigida a D. Pedro Servas, de aquel Condado, indicándole tome a su cargo el tratar con los provinciales de la Compañía la Institución de este Colegio, "pues aunque son instruidos aquellos moradores, tienen mala vecindad de los hereges de Francia". También existen del Conde de Chinchón, que da para aquella obra toda clase de facilidades, que contrastan con la oposición tenaz que hizo a la Universidad de Zaragoza.

Por todo lo expuesto, nuestros lectores podrán comprender que en nada sólido se apoyan las afirmaciones hechas por los citados historiadores; antes de regir la diócesis de Tarazona, hay pruebas sobradas para demostrar que el Prior de La Seo no pensó en fundar en la ciudad dicha un centro dé enseñanza, y después, cuando dejó, por un corto tiempo, de amparar y proteger a su querida escuela, amargada su alma por la conducta - bien pronto rectificada – de los Jurados, no sólo es inverosímil, sino que pugna con el carácter de nuestro fundador.
Hay historiador que por dar mayor lustre a la villa de Fonz - como si ya no tuviera bastante con haber nacido en ella tan esclarecido varón - dice que fue Arzobispo electo de Zaragoza y Cardenal, nombrado por Paulo IV (1).
(1) D. Joaquín Manuel de Moner, en' la obra Aragón histórico, pintoresco
y monumental, tomo I, Huesca, pág. 258. Dicho señor, que por ser hijo de Fonz pudo hacer de Cerbuna una buena biografía, le dedica sólo unas líneas y sin decir qué fuentes históricas ha consultado o qué documentos por él han sido revisados, le adjudica las dignidades de Arzobispo de Zaragoza y Cardenal.
No es extraño que por un espíritu, mal entendido, de amor a la patria chica, quiera hacérsele hasta fundador de otras universidades, si hay quien nos le presenta elevado a las más altas dignidades de la Iglesia, cargos que no constan en documento alguno ni los historiadores de su época los mencionan.
Tal es, trazada a grandes rasgos, la biografía de D. Pe-Pedro Cerbuna, de aquel varón de conocida santidad y letras, gran predicador, gran limosnero, gran letrado, gran santo y grande en cuanto se pueda desear en persona eclesiástica y religiosa; que al fundar, con gran altruismo, nuestra insigne Universidad, "más que el dinero, que dio con larga mano para esta empresa gigantesca, aportó a ella la luz de su talento privilegiado, la entereza de su carácter y la piedad fervorísima de su alma; que aquella rara magnificencia, que avalora su liberalidad inagotable, fue fruto sazonado de miras elevadas y de purísimas concepciones; que nadie como él tuvo de la ciencia y de su difusión un concepto más adecuado y más perfecto, y, por lo mismo, que si algo le movió a tan generosos esfuerzos, - fue el interés de la religión, que lleva aparejado el interés de la ciencia misma, prestando así señalado servicio a la real y legítima prosperidad de lá patria" (1: Jardlel: sermón ya citado, pág. 7.).

Advertencia preliminar.

Advertencia preliminar.

El escribir la Historia de nuestra Universidad es tarea ardua y difícil, no ya por la índole de la materia en sí y la mayor o menor competencia de las personas que de esta labor se encarguen, sino por la diversidad de fuentes históricas a que acudir, si se quiere hacer la historia metódica, documentada, que, como dijo el P. Mariana, no pase partida sin quitanza.
Y como este es nuestro propósito, de ahí que nos lamentemos de las dificultades con las cuales hemos tenido que luchar para cumplir el cometido que nos hemos impuesto al acudir al llamamiento que el benemérito Patronato Villahermosa Guaqui ha hecho a los escritores aragoneses.
La antigua Universidad zaragozana tenía bien custodiados y bien catalogados todos aquellos documentos que un día pudieran servir de base para escribir su historia: la guerra de la Independencia y los dos sitios que sufrió esta inmortal ciudad, especialmente el último, destruyeron el archivo, y con él, la mayor parte de los interesantísimos papeles que se guardaban: Bulas, Privilegios, testimonios autorizados por notarios de Estatutos, pleitos, incidentes de provisión de cátedras, Hacienda de la Universidad, etc.; es decir, un rico caudal que al investigador hubiera podido servirle de guía para realizar una labor cómoda y eficaz, documentando sus asertos y dándoles la fuerza necesaria para desvirtuar, en muchas ocasiones, afirmaciones hechas con anterioridad. No quiere decir esto que el investigador no tenga hoy documentación que a la Universidad de Zaragoza se refiera; la hay y por cierto muy copiosa y muy interesante, pero anda dispersa por los archivos nacionales: en el de la Corona de Aragón hay dos legajos en los que se hallan todos aquellos papeles que fueron al Consejo de Aragón, Cámara de Aragón; en Madrid, en el Archivo Histórico Nacional existen seis legajos que contienen todos aquellos documentos que hacen referencia a provisión de cátedras por el Consejo de Castilla. En los de la Mitra, de Zaragoza y Tarazona, Cabildos Catedrales de La Seo y del Pilar, Municipal y Notarial, de Zaragoza, hay también datos interesantísimos referentes a nuestra Universidad, pero su busca ha sido larga y difícil. En el archivo de nuestro primer centro docente existen los libros de Gestis desde 1671 hasta 1845, pero no completos, pues faltan algunos años; no se hallan tampoco los libros de Receptoría, sólo uno o dos y de los siglos XVIII y principios del XIX; los de Matrícula arrancan de 1646 y los de Aprobaciones de 1685; hay también algunos legajos y papeles varios, en su mayor parte de los dos siglos mencionados, y una interesante documentación que hemos podido aprovechar para el capítulo Colegios. En la Biblioteca de la Universidad existen dos manuscritos de Camón, muy interesantes, y dos copias del Lucidario, de Frailla, una de ellas mandada hacer por el autor de las
Memorias y a cuyo final está la nota detallada de cuantos papeles, legajos y libros contenía el archivo de la Universidad en 1769. Han sido para nosotros todos estos materiales bibliográficos, en su mayoría inéditos, de inapreciable valor, pues ellos nos han servido de guía para hallar mucha documentación que nos era completamente desconocida. Sin embargo, y a pesar de las dificultades con las cuales sabíamos de sobra tendríamos que luchar, hemos acometido la ardua empresa con satisfacción y entusiasmo grande, y allí donde a nuestras noticias ha llegado la existencia de papeles relacionados con nuestra Universidad, allí hemos acudido con todo el cariño que hemos puesto en esta labor, hecha por dos hombres modestos, pero amantes de las glorias de Aragón y de esta Universidad, a la que se hallan ligados por vínculos de verdadero afecto. Nuestra investigación ha sido realizada en los archivos siguientes: en la Corona de Aragón, Histórico Nacional; de la Mitra, en Tarazona; Municipal, de Protocolos, del Pilar, de La Seo y de la Universidad, de Zaragoza; Bibliotecas Nacional (Sección de manuscritos), Universitaria de Zaragoza, del Seminario Sacerdotal de San Carlos, del Monasterio de Nuestra Señora de la Paz, en Cogullada; además hemos estudiado en el archivo de Protocolos de Calatayud, y el particular que en Fonz, la patria de Cerbuna, posee el competente historiador D. Francisco Otal, Barón de Valdeolivos. En todas partes hemos hallado la mejor acogida y se nos han dado cuantas facilidades necesitábamos para realizar nuestra misión; para todos nuestra sincera y efusiva gratitud. Las señaladas son, pues, las fuentes principales a donde hemos acudido para poder llevar a esta obra la copiosa e interesante documentación que acompañará en su día al texto. Hemos de hacer mención muy honrosa de los intentos de Historia de esta Universidad hechos por Camón en sus Memorias y por Borao en la obra que con el primer título dio a la estampa en la segunda mitad del pasado siglo. Ambas son dignas del mayor aplauso, pero ambas son incompletas; en la primera, entre las listas de los catedráticos y hombres célebres de todas las Facultades, sólo se hallan algunas noticias curiosas relativas a la enseñanza, disciplina y costumbres de nuestra Universidad; el segundo escribió la Historia de nuestra Escuela bajo un punto de vista más amplio y científico, pero su trabajo fue un Compendio, dejando muchos asuntos en la oscuridad y sin documentación alguna. Antes de escribir la historia filosófica, esto es, razonadora, elegante, compendiada, generalizando sobre los hechos, elevándolos para mirarlos desde una altura que permita apreciar todo el conjunto, hay que escribir la historia razonada, modesta, discutidora, analizadora y, como dice muy bien un culto historiador del pasado siglo (1), "antes de arreglar y adornar el edificio hay que hacer el edificio mismo; antes de juzgar los hechos es preciso saber los que son ciertos". Eso hemos intentado hacer nosotros; si hemos acertado, sea la gloria para esta Universidad y para aquellos que nos han ayudado en nuestra empresa; de lo contrario, para nosotros solos el" fracaso, culpa de nuestra ineptitud o falta de luces.
(1) La Fuente: Historia de las Universidades, t. I, pág. 13.

https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/consulta/registro.cmd?id=13338

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