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domingo, 22 de noviembre de 2020

CAPÍTULO II. FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD.

CAPÍTULO II.

FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD.
I.

EL ARRENDAMIENTO DE LAS GENERALIDADES. - CAPITULACIÓN Y CONCORDIA ENTRE LOS DIPUTADOS DEL REINO Y LA CIUDAD. - ELECCIÓN DE FIRMA CONTRA EL ARRENDAMIENTO. - PRIMER MEMORIAL DE HUESCA CONTRA ESTA UNIVERSIDAD. - CERBUNA, VERDADERO FUNDADOR. -
APROBACIÓN DE LOS PRIMEROS ESTATUTOS. - PRIMER RECTOR, D. JUAN MARCO. - NOMBRAMIENTO DE CATEDRÁTICOS. - ACTOS POSESORIOS. - PRIMER CLAUSTRO DE NUESTRA UNIVERSIDAD. - CARTAS AL REY YA AL CONDE DE CHINCHÓN. - INFORME DEL CONSEJO DE ARAGÓN. - VIAJE A MADRID DEL P. XAVIERRE. - OPTIMISMOS DE ESTE. - ¡UNIVERSIDAD A PESAR DE TODO!

Fracasados los intentos del Cabildo y los Jurados allá por los años 1575 al 1577, de que ya hemos hecho mención, para poner en vigor las bulas y
privilegios que la ciudad tenía y por los cuales se erigía en Zaragoza una Universidad general, nuevamente volvieron a preocuparse de tan magna empresa los representantes de la ciudad, por el año 1580.
Lo primero que se propuso en el Capítulo y Concejo celebrado el día 28 de octubre del expresado año, fue el que se permitiera abrir el Archivo y extraer de él las bulas y privilegios para sacar las copias y devolver los originales al
mismo, porque se tenía la esperanza de que la Mitra, los diputados del Reyno, o los poderosos caballeros, contribuirían y ayudarían con su óbolo a una obra tan santa y tan noble.
Creían encontrar el rico generoso y culto que diera sus caudales para la fundación, y aunque pululaban los señorones y los ricachos que compraban baronías y pueblos enteros, para eso de dar dinero con un fin tan honesto como el de propagar la cultura, todos eran pobres de solemnidad.
El conde de Sástago, Virrey de Aragón, que levantaba entonces para su vivienda el suntuoso palacio donde hoy está el Casino de Zaragoza, no solamente se guardó sus caudales, sino que se opuso con fiera energía a que la Universidad se estableciese; "si lo que hace falta a Aragón - decía en un informe al Rey - es gente que labre los campos, gente que sirva a los ricos, gente que haga calzas y zapatos. Gente que sepa, ¿para qué? No se logrará sino aumentar los vagos, crear viciosos, despoblar más los campos y extender la miseria; demasiado saben ya para que se les facilite saber más".
Y como para no dar vale más el ejemplo de uno que el de cien que den, resultó que todos los ricos pensaron mejor servir a su patria apretando los cordones de la bolsa, que aflojándolos para vaciarla, y los buenos propósitos de los Jurados se estrellaron ante la indiferencia de los que podían ayudar con sus dineros a la fundación de la Universidad de Zaragoza.
Decididos a ello, a pesar de todo, convinieron los Diputados del Reino, que en el capítulo del arriendo de las generalidades de Aragón, otorgado en 1.° de mayo de 1581 en favor de Jaime de Funes, hubiera de dar éste 51.000 libras jaquesas en tres tercios y mientras durara aquél (desde 10 de enero de 1585 hasta 9 de enero de 1588), para "los fines y efectos de fabricar, instituir y fundar en la presente ciudad vna Vniuersidad, escuelas y estudio general y los officios necesarios para aquélla..."
Pero como de resulta de este pacto se hiciese elección de firma a la Corte del Justicia mayor (que era apelar de él), intentando estorbar su permanencia, y se temiese que los de Huesca y otras personas que deseaban embarazar la fundación, harían recurso al soberano, al objeto de precaver estos inconvenientes, se deliberó en otro Capítulo y Concejo de Zaragoza celebrado el 2 de mayo de ese mismo año, que se escribiese al Rey aceptara el pacto del arrendamiento y que pasase un embajador de los diputados del Reino a Portugal, donde se hallaba el monarca, para convenirlo con él, designando al Jurado en cap micer Antonio Labata y al ciudadano Vicencio Agustín, para que de ello tratasen con los diputados del Reino.
En 16 de mayo ya se designó para que fuera a Portugal, en representación de Zaragoza, al P. Pedro de Villalba, jesuita, pero en definitiva nada llegó a resolver el Capítulo y Concejo, aunque después se acordó que fuera el P. Xavierre, entregándole 200 libras jaquesas para el viaje.
En 29 de ese mismo mes y año se hizo la capitulación entre la ciudad de Zaragoza y los diputados del Reino, que firmaron: D. Juan Fenero, abad de San Juan de la Peña; mosén Juan Romero, chantre y canónigo de Nuestra Señora
de la Peña de Calatayud; don Felipe Fernández de Heredia, conde de Fuentes; don Luis de Urrea; mosén Juan Martínez de Aniñón; don Diego de Aguilar; don Jerónimo López, y don Cebrián del Río, diputados del Reino, y los señores
micer Antonio Labata, Jurado en cap, y el ciudadano don Vicencio Agustín, por la ciudad de Zaragoza.
Los Capítulos de ese pacto eran:
1.° Que se pidiese al Rey aceptara el arrendamiento y se enviase persona que lo suplicara a S. M., depositándose las 51.000 libras en la tabla de los depósitos de Zaragoza, debiendo emplearse en la fábrica del edificio y cargar el sobrante en Censales sobre ciudades, villas y lugares tutos del Reino, y aunque no se prevenía el rédito de éstos, no parece dudable que sería para conservación de la fábrica o para salarios de maestros y ministros.

2.° Que para administrar la fábrica nombrase S. M. una persona que lo representara, otra los diputados y un tercero la ciudad, y no haciéndose el nombramiento o no conviniéndose los nombrados, perseverase depositarlo en la tabla del dinero.
3.° Que S. M. y sus sucesores hubiesen de ser los protectores del Estudio y Universidad y nombrar el Canciller que diese los grados.
4.° Que se suplicase al Monarca que se sirviera nombrar para tal cargo al Arzobispo de Zaragoza, debiendo sustituir a su Ilustrísima un dignidad y canónigo de La Seo, que por trienios sirviese cada uno y confiriera los grados, y que para ejercer la jurisdicción hubiera también Juez del Estudio que fuera designado entre los dignidades y canónigos de La Seo, alternativamente y por trienios.
5.° Que el primer nombramiento de lectores y maestros debieran hacerlo cinco personas, designadas por el Rey, los Diputados del Reino, el Arzobispo, el Prior y Cabildo de La Seo y la ciudad de Zaragoza, siendo después por oposición las Cátedras.
6.° Que se hicieran Constituciones o Estatutos para el régimen y gobierno de la Universidad a semejanza de otras, pero especialmente Salamanca, por cinco personas nombradas como en el pacto anterior.
7.° Que la ciudad de Zaragoza debía asignar para ayuda de salarios 21.000 sueldos anuales, y dar, desde luego, los patios del Estudio viejo para el edificio, como efectivamente los dio por este pacto (1). (1) ... y para que más válidamente fuesse la donación de dicha Ciudad, aquélla comissó dichos patios, que los tenía dados a treudo al Maestro mayor que era y a los otros Maestros de Gramática y Artes, por diez sueldos de treudo cada un año... (Frailla: Lucidarío, folio 11).

8.° Y que si era necesario añadir o aumentar esta capitulación y concordia pudieran hacerlo cinco personas designadas en la forma señalada en los pactos 5.° y 6.°
Tan seria y formal concordia causó serias y eficaces representaciones de los que llevaban a mal la erección de esta Universidad, especialmente Huesca, el conde de Morata, diputado del Reino y el Fiscal de S. M., los cuales hicieron
elección de firma por haberse puesto en el arrendamiento aquel pacto del pago de las 51.000 libras jaquesas.
De todo esto se ocupó la ciudad en el Capítulo y Concejo que celebró el día 5 de junio de ese año, acordando enviar a S. M. un correo de a pie, que fuese a Portugal y trajera la contestación del monarca, y ya el 14 del mismo, le dieron
siete cartas que debía antregar a las altas personalidades a quienes iban dirigidas: eran éstas el Soberano, Vicecanciller D. Bernardo de Bolea, Conde de Chinchón, Regente D. Juan Campi, D. Sebastián Santoyo, D. Pedro Morlanes, agente de la ciudad en la Corte y a D. Luis Juan de Escorigüela (1).

(1) Conocemos estos datos tan interesantes por los Mss. de Camón, pero en el Archivo Municipal de esta ciudad hemos encontrado la copia de una de esas cartas, que dice así:
"Al Illustre Señor el Sr. D. Juan Campi, Regente del Consejo Supremo de S. M. = Illustre Señor: En tiempo de la Magestad del Emperador Carlos Quinto obtubo esta Ciudad privilegio de dicha Magestad y por med¡o suio de la Santidad de los Pontífices Julio Tercio y Paulo Quarto para fundar en estta Ciudad una Universidad, con ser cierto como v. m. bien sabe en aquellos tiempos estaba esta plaza y la república de estte Reyno más poblado de mucho y más abundante de hombres de toda facultad que no en los presentes, que cierto a los que tienen naturaleza de estta Ciudad, y zelo del bien público como v. m. les ha de hacer grande lástima ver la flaqueza que por hacá hay en todas sciencias, y según bemos las cosas encaminadas se teme este daño ha de hir de aumento, y siendo verdad que para oficios ni veneficios no se puede haiudar estta tierra de otras parttes, ni genttes por haver de ser provehido a natturales, es maior la necesidad y en los que tienen cargo de estta república ha de crezer la Ciudad de proveher en estto; de manera que viendo el daño tan manifiesto, pensamos que en no hazerlo encarga mucho las conciencias todos los que en ello pueden dar la mano. Este consistorio, teniendo por ciertto que allende del grande beneficio que de hello ha de resultar a este Reyno, se hará grande servicio a Dios y se dará a V. M. mucho contento, y sirviéndose S. M. de ello ha determinado de dar principio para que en estta Ciudad se puedan fundar unas Escuelas que por el buen aparejo de la tierra, con el tiempo se espera sería de grande authoridad y utilidad, y para este efecto ha consignado por cargo del arrendamiento del general que ahora se ha hecho, cincuenta y un mil libras. Y aunque a estte tan buen intento, como a cualquiere que bueno sea no le faltan emulaciones, no por esto pensamos perder ánimo para esforzarlo confiados en la clemenzia de S. M. y en la buena intercesión de este Supremo Consejo y particularmente de v. m. a quien como hijo de esta Ciudad y que sabe lo que importan las letras y el egercicio de ellas. Así al universal como a los particulares toca maior obligación de dar en esto la mano y tomar esta causa por propia. Suplicamos a v. m. lo haga, pues la calidad del negocio y la confianza que este Reyno en v. m. tiene lo merescen, que cierto será cosa digna de su cristiandad y buen celo de v. m., quede por ahora memoria de haver tan principalmente aiudado v. m. a poner a su patria en un tan buen esttado. Nuestro Señor la ¡llustre persona de v. m. guarde y prospere con aumento, magistrados, y goviernos como v. m. merece de Zaragoza y mayo diez y siette de mil quinientos ochenta y uno. = Servidores de v. m. = El abad de San Juan de la Peña. = Juan Romero, chantre y canónigo. = El conde de Fuentes. = D. Luis de Urrea. = Gerónimo López. = Diego de Aguilar. = Cibrián del Río. = Diputtados del Reyno de Aragón. = A su continuación se halla la lista siguiente: = Otra semejante de la misma sustancia fue despachada para el regente Terca. = Otra semejante para Sopena. = Otra semejante para el regente Fonz. = Otra para el proto - notario. = Otra para Diego Talayero. = Escrihibiendo a todos al Illustre Señor. = Como Archivero por S. M. del R. Archivo general de la antigua Diputación de este Reyno de Aragón, = Certifico que la antecedente copia corresponde a la letra que existte al folio trescientos trece, dorso del registro original de Acttos Comunes y Deliberaciones del Consistorio de la misma Diputtación del año mil quinientos y ochenta que se contaba desde primero de Junio de él hasta fin de maio del siguiente 1581, que existe en el almario 18 de él y la doy a pedimento del Señor Retor de la Universidad literaria de estta Ciudad, y en virtud de Decreto del Sr. Intendente general del Egército y del propio Reyno. = Zaragoza 4 de febrero de 1784. = Pedro de Lezaun.

Decíase en todas ellas que nunca habían entendido obrar en este asunto de tanta trascendencia sin el agrado del Monarca, cuyo beneplácito era pacto expreso de la capitulación que hemos mencionado.
En el Capítulo y Concejo celebrado por los Jurados el día 8 de octubre, se dio cuenta de la respuesta de S. M. dada en Lisboa a 18 de septiembre por la cual mandaba se acudiese a representar en el Real Consejo de Aragón sobre este negocio de la Universidad. Los Jurados acordaron, en vista de lo expuesto por Felipe II, comisionar a D. Antonio Labata, D. Gregorio la Cabra, D. Pedro Sessé y D. Jerónimo Labrit de San Juan, Jurados de aquel año, juntamente con Micer
Ivando de Bardaxi, Mr. Juan Pérez de Nueros, D. Juan Francisco de la Naja, D. Vicencio Agustín y D. Jerónimo López, ciudadanos, para que redactasen las instrucciones terminantes y concretas que debían entregarse al comisionado
que se designara para que fuera a Madrid a negociar este asunto; en 17 de octubre fue nombrado para ello D. Agustín de Villanueva.
En un principio parecía que el éxito le acompañaba, por cuanto en 7 de febrero de 1582 se dio cuenta en Capítulo y Concejo de las cartas recibidas por los representantes de la ciudad, sobre la erección de esta Escuela, y aunque en los
Registros de actos comunes de ese año no se extractó su contenido, se resolvió en 21 del expresado mes que regresaran aquéllos de la Corte, y en 16 de junio escribía Agustín de Villanueva haber enviado a firmar a S. M. este asunto de la Universidad, no siendo presumible esto, en el caso de haber
sido contraria la decisión al establecimiento proyectado; por último, en 13 de septiembre de aquel mismo año, se pasó y aprobó la cuenta de Villanueva en Capítulo y Concejo.
Esto dice Camón en uno de sus Mss.; pero la Universidad de Zaragoza aun tenía que sufrir largas pruebas hasta llegar a su completo y total funcionamiento; ni el rey, ni la mitra, ni los nobles, ni nadie había dado un céntimo para la fundación del centro docente; tan sólo las 51.000 libras jaquesas que el arrendatario Funes debía pagar en tres veces, era la cantidad segura y positiva con la que contaban los Jurados para rehacer el edificio material, dotar las cátedras y poder poner en ejecución las bulas y privilegios que tenían concedidos; pero el presupuesto del arrendamiento se consideró monstruoso. ¿A dónde iban a parar los Diputados del Reino de Aragón que consignaban tantos miles y miles de libras para instrucción pública? ¡Cincuenta y un mil libras para fundar una Universidad! ¿Qué disparate era ese? Y el Procurador fiscal, como encargado de la hacienda del Estado, y el Conde de Morata y D. Francés de Ariño, protestaron y pusieron el grito en el cielo, ayudados y secundados por Huesca, que se mostró más impetuosa y más enérgica que todos ellos, mandando un memorial a Felipe II, en el cual apuntaba un argumento para que el capítulo de la subvención a Zaragoza fuese derogado y que al monarca le decidió completamente; las 51.000 libras debían ser no para el fin cultural que se perseguía, sino para las arcas reales; el memorial decía así (1): (1) Lo reproducimos del interesante libro Estudios de Historia aragonesa. Siglos XVI y XVII, debido a la pluma del culto historiador y catedrático de esta Universidad D. Andrés Jiménez Soler, págs. 24 y 25.

"El obispo, cabildo y ciudad de Huesca del reino de Aragón, humildemente advierten a V. M. que los diputados del año pasado, por ser los más de ellos de Zaragoza en el arrendamiento que hicieron a primeros de mayo para el trienio
venidero, ordenaron al arrendador que dentro de seis días les diese tres mil quinientas libras para los gastos que a ellos les pareciese, y las cobraron...; que demás desto dichos diputados pusieron en el arrendamiento muchas cargas que en el trienio llegan a ciento y setenta mil libras, en que consumen cuasi dos tercios del precio del arrendamiento del general, que está arrendado en ochenta y seis mil y quinientas libras cada año, y entre otras partidas han consignado a la ciudad de Zaragoza para fábrica de Universidad cincuenta y un libras en el trienio.
"Ante todas cosas se repare el agravio que la ciudad de Zaragoza y diputados del año pasado les hicieron en la consignación de las dichas cincuenta un mil libras para fábrica de Universidad... para que... no venga a menos Universidad
tan antigua y de tanto renombre como la de Huesca, de donde han salido tantos y tan excelentes letrados, y allende que la dicha Universidad no puede instituirse sino es haciendo adjudicar a Zaragoza por el medio que ha comenzado el dinero común de las generalidades que en fin ha de pervenir a la real mano y tesorería de V. M...., y si es justo que en Aragón haya Universidad famosa para que los del Reino puedan estudiar con menos gasto y más comodidad dicen, más razón es que esté como está en Huesca, pues tiene el ilustre nombre y autoridad que se sabe y ha sido y es tan celebrada por su antigüedad, que seiscientos años antes del nacimiento de Nuestro Redentor floresció en el mundo hasta que con aquella pérdida general de España ocuparon los moros Huesca. = Del obispo, cabildo y ciudad de Huesca.
A XXX de enero de 1582".
No teniendo con esto bastante, los de Huesca enviaron a Madrid una embajada para que hablara al Rey exponiéndole sus quejas; pero enterados de que Felipe II estaba en Lisboa, allá se decidieron a marchar, no haciéndolo porque
el Vicecanciller D. Bernardo de Bolea disuadió a los comisionados de tal viaje, diciéndoles que la voluntad real era no dejar pasar el arrendamiento tal como estaba, ni tratar para nada de Universidad.
Así era, por cuanto se pidió informe a los asesores don Juan y don Jerónimo Pérez de Nueros, el cual hemos tenido la fortuna de hallar en el Archivo de la Corona de Aragón, en el cual, después de varias consideraciones, se manifiesta:
"... que repugnan los fueros y actos de Corte en que sin voluntad de S. M. y de la Corte general y disposición de fuero parece que no es permitido disponer de las quantidades que proceden de las generalidades del Reino. Por todo lo sobredicho nos parece que conviene a su real servicio nombrasse luego Juez para dichas causas y processos en lugar de micer Bartolomé López, que no conviene entretener este negocio, sino darle conclusión por Justicia".
Y el acto de justicia se perpetró; el Regente en funciones, Sora, halló el medio de que esas 51.000 libras, que para la Universidad de Zaragoza habían sido aplicadas y para su fundación habían de servir, pasaran al fisco con promesa de gastar 2.000 en la acequia imperial, "que al fin no se gastaron porque el Estado entonces ya consideraba preferentes sus necesidades a las de la nación" (1:Jiménez Soler: obra citada, pág. 26.).
Quedaba, pues, la Universidad enterrada para siempre; los de Huesca, contentos y satisfechos, y el monarca, más satisfecho aún que todos ellos.
Pero de pronto, inopinadamente, surge un hombre de talento y de corazón que se llamó D. Pedro Cerbuna, un sacerdote ejemplar, "buen predicador, virtuosísimo, amigo de las letras, que deseando que hubiese personas doctas en los beneficios principalmente curatos, hombre piadoso y limosnero, que toda su vida y hacienda que tenía empleó en limosnas, el qual, según relación de personas de crédito, hallándose que tenía recogidos algunos millares de ducados de las rentas del Priorato y oficios que tuvo de ser Vicario general, Sede vacante por muerte de D. Hernando de Aragón, Arzobispo de Zaragoza de dicha ciudad y Arzobispado, se puso en oración y suplicando a Nuestro Señor con oraciones, disciplinas y abstinencias, le encaminarían en qué obras
pías los emplearía que más necesidad y utilidad hubiese en esta ciudad y Reyno, y después de haber continuado las oraciones, él por sí y por otros siervos de Dios, a quien le encomendó, deliberó que la más necesaria y útil obra pía que podía hacer era fundar la Universidad en Zaragoza y emplear su hacienda en ello, y assí, sabiendo que la ciudad tenía los dichos privilegios; para ello puso medios para que aquélla le diese los patios de la Universidad vieja y lugar para fundar la Universidad, que él a sus costas los repararía
e fundaría Cátedras para que se leyessen en ellas todas las sciencias. La qual deliberación la ciudad recibió muy bien y lo tuvo en mucho y le dio los patios y poder para fundarla y poner cathedráticos y cátedras, como parece por acto de
dicha deliberación de Capitol y Concejo hecho en Zaragoza a tres del mes de setiembre del año 1582...., y como en estas obras pías siempre hay contrastes como los ha habido y hay para impedillas como prudente, antes de poner en
execución los privilegios y la Universidad general, no quiso hacer de nuevo las Escuelas por que los émulos y contrarios no diessen en la cuenta y le impidiessen la entrada, y principió porque después de hecha y estando con Rector, Cathedráticos y otros oficiales, sería dificultoso el impedillas y quitallas, y assí aventuró de gastar como gastó en el edificio viejo y los generales del más de dos mil ducados, con dezir que lo hacía para que tuviessen generales los artistas y gramáticos que fuessen convenientes y dexó que se leyesen artes
y latinidad como antes, sin mudar en ello cosa alguna hasta que le pareciesse buena razón y en él entretanto anduvo ordenando los Estatutos que convenían para el buen gobierno de la Universidad general y los escribió todos de su propia mano".

Claramente se desprende de las palabras de Frailla en su Lucidario, fols. 11 y 11 v., que dejamos copiadas, que convenido entre Cerbuna y la Ciudad, que el primero pusiera en ejecución las bulas de Julio III y Paulo IV y el Privilegio
de Carlos I, dispusieron la mayor reserva y sigilo al objeto de que los enemigos de la Universidad no pudieran impedir su fundación y hacer ésta por un verdadero acto de audacia, pesara a quien pesara; era muy difícil suprimir una Universidad que tenía su Rector, sus Catedráticos, sus Maestros, sus alumnos y hasta las rentas con las cuales podía sostenerse.
Dispuesto ya todo, el día 20 de mayo de 1583, día memorable en nuestros fastos universitarios, "dentro las casas comunes vulgarmente llamadas del puente de la misma ciudad, en presencia de Miguel Español, hijo del muy magnífico quondam Miguel Español, ciudadano y notario público de los del número de la ciudad de Zaragoza y secretario principal de los muy ilustres señores Jurados y regimiento de la dicha ciudad y de los testigos infrascritos, comparecieron y fueron personalmente constituidos los muy ilustres señores D. Francisco Carni, D. Jerónimo López, D. Martín Sánchez del Castellar, D. Gil de Vlleta y D. Domingo Burces, Jurados de la dicha ciudad de Zaragoza", aprobaron con la mayor solemnidad las ordinaciones o Estatutos del nuevo centro de enseñanza, de conformidad con las bulas de Julio III y Paulo IV y Privilegio del Emperador Carlos V, que autorizaban erigir, construir y edificar un Estudio y Universidad general con aquellos honores, preeminencias y prerrogativas que a los estudios y universidades de Salamanca, Valladolid, Lérida y otras de España, estaban otorgadas y concedidas; por esos Estatutos quedaba nombrado primer Rector y Vicecanciller el arcediano D. Juan Marco, y Cancelario, el Arzobispo.
Con fecha 23 del expresado mes, los Jurados se creyeron en el deber de mandar a Felipe II la siguiente carta:

"Sacra Católica Real Majestad. = Ya V. Mag.d tiene entendido como el Emperador nuestro Señor, que está en el cielo, hizo merced a esta ciudad de otorgar priuilegio y obtenerlo dela Sede apostholica, para que en ella haya Uniuersidad donde se lean todas sciencias por ser la cosa de que mas necesidad aquí tenemos, como diuersas vezes se ha significado a V. M.d y con ser esto assi, por ser tanta la pobreza desta ciudad, se ha dexado de poner en execucion y quando vacó este arçobispado por muerte del arçobispo don Hernando, se suplico a V. M. por alguna pension sobre él para dotacion de
las cathedras y para el edificio de la casa, que está muy derruyda y ultimamente quando este reyno señaló cinquenta y una mil libras para esto, tambien boluimos a suplicar a V. M. se siruiese de que tubiese el effecto que tanto conuenia para el seruicio de nuestro Señor Dios y de V. M. y siempre
V. M. Con su Santo zelo ha sido seruido de mandarnos responder, mostrando mucha afficion y voluntad de hazernos merced, como la esperamos y esta ciudad siempre la ha rescibido de V. M. En este medio ha salido el dotor Pedro Cerbuna desta yglesia de la Seo y con la experiencia que ha tenido del tiempo que fue Vicario general en Sede vacante de lo que conuenia para el ministerio de las almas que huuiese aparejo de que sin yr a Reynos estraños, en este se pudiese aprender theologia y canones, y para la vida y salud se pudiese enseñar medicina, y generalmente que para el gouierno político conuenia grandemente que esta empresa se lleuase adelante con su hazienda, ha propuesto y assi lo ha echo, de reparar sufficientemente el edificio y de señalar y pagar las cathedras y cathedraticos que comiencen a leer y a plantar el exercicio de las letras que de ninguna cosa hay tanta falta, y assi a tan Santa obra hauemos ayudado con nuestra industria confiados en la grandeza y merced de V. M. y en su benignidad, clemencia y christiandad y en la seguridad que nuestra fidelidad y la esperiencia que V. M. tiene de ella, es justo que nos indique lo que nosotros haremos con animo de seruir a V. M. lo tendrá M. V. por seruicio, hauemos determinado de poner en execucion este negocio porque no lo puedan estoruar algunos que por sus intereses particulares se entiende que quisieren estoruarlo, atendido mas a sus intereses particulares que al seruicio de Dios y de V. M. y al beneficio publico y por las leyes deste reyno: antes de meternos en posesion podrian poner impedimento y dilaciones que con esto se remediarán con presupuesto que si V. M. no se siruiere de que este negocio pase adelante, haremos lo que V. M. mandare y desta manera quedara todo a la disposición de V. M. El prior de la Seo entendemos que scribe mas largo a V. M. sobresto y assi nos remitimos a su relacion. Y nuestro Señor la S. C. R. persona de V. M. guarde con aumento de mas reynos y señorios como la Christiandad lo ha menester de Çaragoça 23 de mayo de 1583. = D. V. S. C. R. Mag.d = Humildes subditos y fieles vasallos que las reales manos de V. M. besan Francisco Carni, Jher.° Lopez, Martín Sanchez de Castellar, Gil de Vlleta, Domingo Burces, Jurados de Çaragoça. Miguel Español, Secretario. = (En la carpeta): A la Sacra Catholica Real Magestad el Rey nuestro Señor". (Arch. de la Cor. de Aragón, Leg. 78).
A pesar de ella y sin esperar la aprobación, el día 24 se celebró con toda solemnidad la inauguración de la nueva Escuela, haciéndose todos los actos posesorios ante la presencia del Prior de La Seo D. Pedro Cerbuna y los Jurados de la Ciudad "y otras muchas y diversas personas que entonces en el dicho studio se hallaron".
Primeramente aceptó y juró su cargo en poder y manos del fundador, el Rector D. Juan Marco; acto seguido se hizo la creación, aceptación y jura del Bedel: el elegido, Pedro Ballester, ante la concurrencia y poniendo su mano derecha sobre un misal, dijo: "Yo, Pedro Ballester, bedel de esta Universidad y estudio general de Zaragoza, juro y prometo de obedecer al Señor Rector que hoy es y por tiempo será del dicho estudio y universidad in licitis et honestis y de hacer bien y fielmente mi oficio de bedel según los estatutos de la dicha Universidad..."
A continuación, el fundador D. Pedro Cerbuna, en virtud del poder y de la facultad que se le había concedido por los Estatutos de erección y fundación, hizo el nombramiento de catedráticos y maestros en la forma siguiente:
Para Teología, a Fr. Jerónimo Xavierre, Prior del Monasterio de Predicadores.
Para Cánones, a los doctores Maestros D. Juan de Ribas y D. Martín Miravete.
Para Medicina, a los doctores D. Juan Tabar y D. Juan Sanz, menor de días.
Para Lógica y Filosofía, al doctor D. Juan Sancho y al maestro D. Pedro Poz.
Para latinidad, a D. Miguel Belenguer, D. Juan Araciel, D. Miguel Villar y el maestro D. Juan Lobera.
Seguidamente tuvo lugar el acto público de un sermón o lección que hizo el catedrático de Teología P. Xavierre, en el general mayor, en el cual, abriendo un libro en presencia del Prior Cerbuna, Rector, Jurados y de muchos ciudadanos
"y otra mucha gente y estudiantes que allí estaban (1), explicó una licion de theologia de la primera parte de Santo Thomas de la materia de la encarnación del verbo divino sobre el articulo que trata, si por este nombre de encarnación
está bien declarado el misterio, y acabada dicha licion se salieron todos los sobredichos de la dicha aula mayor y subieron los dichos señores Jurados, Rector y Prior y algunas otras personas a unos aposentos (se lee aposectos) del dicho estudio llamados el Claustro de los doctores y maestros y en otras aulas de aquel, entrando y saliendo en ellas y abriendo y cerrando las puertas de aquellas el dicho señor Rector y haciendo otros actos denotantes posesion del dicho estudio y universidad pacificamente y quieta publicamente y sin contradicción alguna".

(1) Prot. de Miguel Español, menor. Lig. 10, T. 24, fols. 211 y siguientes. Sin embargo, Frailla, en su Lucidario, dice que "... los dichos SS. Jurados con todo silencio por evitar mayores males, se juntaron en el General mayor de las Escuelas viejas y fueron allí el dicho Prior D. Pedro Cerbuna y el dicho arcediano D. Juan Marco juró como Rector en poder del dicho Prior", etc., etc.

Hechos los actos posesorios descritos o sea inaugurada la Universidad, con fecha 26 los Jurados volvieron a escribir al Rey en la forma siguiente:
"S. C. R. Magestad. = Los días pasados escrivimos a V. Magd. como el Prior del Aseo desta Ciudad, movido con tanto zelo, se havia encargado del reparo de las Escuelas desta Ciudad y de pagar los lectores de las facultades que en ellas han de leer y que por no dar lugar a los impedimentos que podrían poner los que procuran estorvar este negocio, determinabamos ponernos en posesion del, con presupuesto que despues estuviese por esta via todo este negocio en nuestra mano seguiriamos y obedeceriamos en todo la voluntad y orden de V. Magd. = El martes pasado a 24 deste se tomó la posesión y fue nombrado por Rector el doctor Joan Marco, arcediano desta Ciudad y se leyó una licion de theologia y despues se va continuando este exercitio y se continuará para
serbicio de Dios y de V. Magd. y beneficio deste Reyno debaxo del patrocinio y obediencia de V. Magd. con grande confiança que pues esta obra siempre havemos entendido que era del gusto de V. Magd. el modo que en ella se ha tenido, pues ha sido solo por facilitarla más y escusar a V. Magd. el desgusto que la importunidad de algunos y los modos que en esta tierra en semejantes pretensiones se tienen pudieran dar no dexara de ser aprobado por V. Magd. =
Resta aora suplicar a V. Magd, que como Señor y Patron y Principal fundador desta universidad se sirva de faborecerla para que llegue a punto que no sea indigna de tan grande Patron. Entendierase ya en copiar los estatutos de la
universidad para iniciarlos a V. Magd., sino que nos los han llebado con una manifestación a la Audiencia real, de lo qual tenemos grande sentimiento porque es cosa de que pueden nacer inconvenientes para el serbicio de V. Magd., porque qualquiere provision destas, si la Audiencia real la haze, la hará luego la Corte del Justicia de Aragon y los actos de la Ciudad por ordinaciones Reales estamos obligados a mostrarlos a quien V. Magd. mandare y siempre se ha hecho y se hiziera aora si el lugarteniente general de V. Magd. los quisiera ver por esa via y se le dixo y por esta otra a nuestro parecer no se veen con tanta autoridad de los ministros de V. Magd. y se abre puerta para inconvenientes, en cobrandolos se copiarán y embiarán a V. Magd., cuya S. C. R. persona guarde y prospere nuestro Señor Dios con augmento de nuevos Reynos y Señorios como la christiandad lo ha menester de Çaragoça a 26 de mayo de 1583. = De V. S. C. R. Magestad. = Humildes subditos y fieles vasallos que sus Reales manos besan Francisco Carni, Jher.° Lopez, Martín Sanchez del Castellar, Gil de Vlleta, Domingo Burces, Jurados de la ciudad de Çaragoça. Miguel Español, Secretario. = (En la carpeta): A la Sacra Catholica Real Magd. el Rey nuestro Señor". (A. de la C. de A., Leg. 78).

Y queriendo tener de su parte al Conde de Chinchón, le mandaron la siguiente carta explicándole todo lo ocurrido en este asunto y dándole cuenta de las que se habían remitido al monarca; en la misiva los Jurados dicen al conde lo que sigue:
"Ilmo. Señor: Pocos días ha escribimos a Su Magd. dando razon de como pensabamos poner en execution la buena obra que a esta ciudad y Reyno quería hazer el Prior de la Seo encargándose de hazer todo el gasto necessario para dar principio a la universidad desta ciudad, agora damos razon a Su Magd. de como ya esto se ha hecho, suplicandole que pues lo que principalmente pretendemos es el servicio de Dios y de Su Magd. y el beneficio comun deste Reyno y ya Su Magd. había aprobado esta obra que se sirba también de
aprobar el modo que en ella se ha tenido, pues ha sido por no hallar otro mas seguro y de menos pesadumbre para Su Magd. y que como señor y patron y principal fundador della la faborezca para que llegue a punto que no sea indigna de tan grande patrón, ha nos parecido escribir esta a V. S. para
supplicarle que pues tan a cargo tiene el mirar por el bien y aumento desta ciudad y Reyno nos sea V. S. patrón en este negocio para encaminarlo de manera que Su Magd. se tenga del por muy servido y lo favorezca como se lo supplicamos y a bueltas desto queremos acordar a V. S. que esta universidad podría ser de grande beneficio para la cequia Imperial y que no seria malo buscar en esta sazón algun buen orden para acabarla. = Con esta ba una información de lo que en este negocio ha passado hasta llegar al punto en que está, supplicamos a V. S. que la vea y nos haga toda la merced que hubiere lugar en este negocio como lo confiamos y como serviremos nosotros a V. S. en quanto quisiere mandarnos cuya Ilma. persona y estado guarde y prospere nuestro Señor como puede de Çaragoça a 26 de mayo de 1583. = Besan las manos a V. S. Ilma. sus muy ciertos servidores Francisco Carni, Jher.° Lopez, Martín Sánchez del Castellar, Gil de Vlleta, Domingo Burzes, Jurados de Çaragoça. Miguel Español, Secretario. = (En la carpeta): Al Ilmo. señor el Señor
Conde [de Chinchón] thesorero general de los [Reynos de la] corona de Aragon y suppmo. de su magd." (A. de la Corona de Aragón, Leg. 78).

Ya el Conde de Sástago había dado aviso al Rey de lo hecho por los Jurados de Zaragoza, fundando la Universidad, guardándose "de todos los ministros que aquí tiene para que no lo entendiésemos a fin de que no les estorbassemos", y
nuevamente se dirige al monarca, enviándole los Estatutos, para que los conociera y aprobara, en 15 de junio (1: No fueron aprobados por Felipe II; los hemos encontrado en el A. de la C. de A.).
Pero Felipe II iba recibiendo misivas y callando la contestación; en vista de su silencio, los Jurados le escribieron nuevamente con fecha 8 de julio de dicho año de 1583, diciéndole lo siguiente:

"S.C. R. Magd. = Los días pasados escrivimos a V. Magd. como el doctor Pedro Cerbuna, prior de La Seo desta ciudad, havia dado principio al reparo y reedificacion de las escuelas desta ciudad, tomando a su cargo pagar los salarios de los cathedraticos que leyesen en ellas y que se havia ya començado a leer en ella theologia y otras facultades, y como el Instituto ha sido y es tan santo y pio y que solo atendía al serbicio de Dios N. S. y de V. Magd. y al aumento de su santa fe catholica ha sido su divina Magd. serbido mover el
animo del dicho prior para que diesse como de hecho ha dado a esta ciudad siete mil libras de contado con las cuales la dicha ciudad se ha obligado a dar en cada un año siete mil sueldos en cada un año al claustro de la universidad para los salarios de otros cathedraticos lo qual ha dado generalmente a todos tan grande contento y satisfacción con tan buen principio que tenemos por muy cierto el bueno y felice suceso desta institución y que han de redundar della muy grandes beneficios a toda la christiandad y que ha de ser en servicio de V. Magd, y que otros muchos con tan buen exemplo han de hazer lo mesmo, de manera que en breve tiempo se puedan criar en esta universidad muchos árboles y plantas que den marabilloso fruto para la santa Yglesia nuestra madre y que V. Magd. su singular patron y protector nos ha de hazer md. de tener esta universidad debaxo de su sombra y amparo y hazelle toda merced como los muchos y leales servicios y como la fidelidad natural della lo merece | suplicamos a V. Magd. nos haga md. en no dar lugar a las siniestras informaciones que algunas personas por sus particulares intereses han hecho, y hazen y sea serbido faborecer esta universidad como por otras lo tenemos suplicado a V. Magd. de manera que no sea indigna de tan grande patron que en ello resciviremos de V. Magd. singular gracia y merced cuya S. C. R. persona guarde N. S. con aumento de mas reynos y señoríos como la christiandad lo ha menester de Çaragoça a ocho de julio de 1583. = D. V. S. C. R. Magd. Humildes súbditos y fieles vasallos que las reales manos de V. Magd. vessan Francisco Carni, Jher.° López, Martín Sanchez del Castellar, Gil de Vlleta, Domingo Burzes, Jurados de Çaragoça. Miguel Español, Secretario. = (En la carpeta): A la Sacra Catholica Real Magestad el Rey nuestro Señor". (A. de la C. de A., Leg. 78).

La contestación la dio Felipe II, de su puño y letra, al Consejo de Aragón, en la forma siguiente:
"A la consulta que los días pasados se me embió sobre la licencia que Çaragoça pedía para fundar universidad, creo que respondi, queria yr mirando un poco mas en ello antes de tomar resolucion, y haviendo pensado en lo que mas conviene me ha parecido que lo sera no dar lugar a que la dicha universidad se funde hasta que (placiendo a Dios) yo vaya a aquellos reynos y oidas las partes mande lo que entendiere mas convenir, y porque me dizen que en Çaragoça se han dado mas priessa a començar a poner edictos y cathedras y leer en ellas de lo que fuera razón, no haviendoseles dado para ello la licencia que pidieron, sera bien que se remedie esto de la manera que se merece su atrevimiento, y que en Consejo se vea luego en la forma que se hazen y a quienes y que se scrivira y se me avise de lo que parecera. = (Rúbrica). Al Consejo de Aragón.

La respuesta de Felipe II era categórica y terminante:
hasta que él viniera a Zaragoza y viera las cosas por sí mismo, nada de Universidad y, entre tanto, que se procurara el medio de remediar el atrevimiento que habían tenido los Jurados y Cerbuna de poner en marcha el Estudio general, creado en 1542.
No pretendía otra cosa el monarca español que dar largas al asunto; pruébalo que el año 1585 vino a esta ciudad, y a pesar de las terminantes manifestaciones hechas al Consejo de Aragón, nada hizo y para nada se ocupó de la Universidad, ni resolución alguna tomó en esta cuestión.
La Universidad zaragozana sólo le merece al cronista de aquel viaje (1) estas palabras: "Año de mil quinientos ochenta y tres se instituyó una Academia, pero no sé si será duradera, por los pequeños salarios que cada año paga a los
maestros della, mayormente teniendo las Academias de Huesca y Lérida tan cerca, cada una diez y siete leguas, poco más o menos, de sí. Lérida hacia el levante y Huesca hacia el solsticio de verano".
Los de Huesca, al saber que la Universidad de Zaragoza era un hecho y que la ciudad había encontrado al hombre generoso que aprontaba los primeros dineros para su funcionamiento, se dispusieron a la lucha y con fecha 19 de julio de ese año mandan un memorial al Rey contra la nueva Institución, que firman el obispo, el cabildo, la ciudad y la Universidad.
En el documento comienzan lamentándose de que se les hiciera creer por el Vicecanciller D. Fernando de Bolea "que la pretensión de Zaragoza pararía" desde el momento que ya no podían contar con las 51.000 libras del arrendamiento de Funes, y que, confiados en ello, se habían vuelto a su ciudad tan contentos y satisfechos; representan al Rey el agravio que reciben los privilegios que ellos tenían concedidos de los serenísimos Reyes de Aragón, y siguen su alegato, llegando hasta a faltar a la verdad, pues dicen al Rey que han comenzado los de Zaragoza a leer todas las facultades sin tener edificio ni rentas para cátedras, como si bueno o malo, no dispusieran del viejo estudio y de las 7.000 libras que había dado Cerbuna, más lo que la ciudad tenía prometido y cumplió fielmente. Ya en ese memorial comienza a hablarse de si los estudiantes son gente libre e inquieta por sus pocos años y de las muchas ocasiones que en Zaragoza tendrán para distraerse y promover tumultos, porque es tierra "demasiadamente regalada y aparejada para vicios, cosa tan contraria a virtud y letras" (2).

(1) "Relación del viaje hecho por Felipe II, en 1585, a Zaragoza, Barcelona y Valencia", escrita por Henrique Cock... y publicada por Alfredo Morel - Fatio y Antonio Rodríguez Villa. Madrid, imp. de Aribau y Compañía, 1876. - XVII más 314 págs.
(2) En la obra del Sr. Jiménez Soler, Las alteraciones de Aragón en la época de Felipe II, se inserta este memorial y se estudia con gran competencia esta cuestión.

A todo esto contestó Cerbuna haciendo el día 15 de agosto nuevo nombramiento de catedráticos, ampliando, por lo tanto, las cátedras que debían darse; en la fecha señalada nombró el Prior de La Seo para Teología al maestro Fr. Felipe Hernández de Monreal, Prior del Monasterio de San
Agustín, de esta ciudad; para Cánones, a micer Luis López y Juan Francisco Torralba; para Leyes, a Juan de Ribas y López Galbán, y para la cátedra de Gramática y Lenguas, al gran humanista Pedro Simón Abril; y no siendo esto suficiente, al día siguiente se celebró el primer claustro de Rector, Catedráticos y Consiliarios, que eran: el primero, como ya hemos dicho, el Dr. Marco, y los demás, los doctores y maestros Hernández de Monreal, López, Torralba, López
Galbán, Valero Tabar, Juan Sanz (menor), Juan Sancho, Pedro Fonz, Juan de Lobera y Araciel; en esa reunión, el Secretario hizo solemne entrega de los Estatutos de la Universidad al Claustro, y éste, a su vez, al Secretario, del libro
de la matrícula, para que en él inscribiera a cuantos "querrán ser matriculados y del gremio de la Universidad querrán gozar de sus inmunidades y privilegios conforme a los dichos privilegios y estatutos della".
Seguidamente, el Claustro nombró al notario causídico de Zaragoza, D. Antonio Mirabete, procurador suyo y de la Universidad y estudio general de la dicha ciudad, "absente et a pleitos largamente, con facultad de jurar, sustituir una
y muchas veces et", y a D. Pedro de Luna, escritor apostólico, residente en Roma, su representante en aquella Corte con amplas facultades.
La Universidad, por el estatuto aprobado en 20 de mayo, tenía Bedel, pero no Maestro de Ceremonias; en este Claustro fue nombrado para tal cargo Juan Sallén, bachiller de Cánones, natural de la villa de Tauste, al cual se le dio todo
el poder y atribuciones necesarias para el buen desempeño de su cargo; no juró en el acto por hallarse ausente.
Acto seguido se hizo el nombramiento de Receptor, con las facultades que el estatuto concedía, el cual recayó en el maestro López Galbán, el cual, hallándose presente, aceptó y juró. Por último, el Rector Juan Marco, con arreglo a las facultades que el estatuto le concedía, nombró Vice-rector al ilustre Dr. Diego Frailla, presbítero, licenciado en Artes y bachiller en Teología, el cual juró, en manos del Rector, cumplir bien y fielmente su cometido.
El día 27 de septiembre, Cerbuna hizo un nuevo nombramiento (se lee nombramiemto) de catedráticos, siendo éstos para Gramática, Latinidad y Lenguas, al maestro Mendoza (no se cita el nombre en el prot. correspondiente de Miguel Español); para Leyes, al famoso Dr. Juan Costa, y para Medicina, al no menos célebre Dr. Jerónimo Ximénez; el cuadro de profesores de la
nueva Universidad quedaba, pues, constituido en la forma siguiente:
Teología: Fr. Jerónimo Xavierre y el Dr. Felipe Hernández de Monreal.
Cánones: Dr. Juan de Ribas, Dr. Martín Miravete, doctor Luis López y Dr. Juan Francisco Torralba.
Leyes: Dr. Juan de Ribas, Dr. López Galbán y doctor Juan Costa.
Medicina: Dr. Juan Tabar, Dr. Juan Sanz y Dr. Jerónimo Ximénez.
Lógica y Filosofía: Dr. Juan Sancho y Dr. Pedro Fonz.
Latenidad: D. Miguel Belenguer, D. Juan Araciel, don Migual Villar, D. Juan Lobera, D. Pedro Simón Abril y maestro Mendoza.
Estos fueron los primeros catedráticos de la Universidad de Zaragoza, según consta de los prots. de Miguel Español (menor) y cuyos documentos serán publicados oportunamente.

Hecho ya el nombramiento de catedráticos, de Rector, Vice-rector, Consiliarios, Receptor, Procuradores, Bedel y Maestro de Ceremonias, es decir, cuanto la Universidad necesitaba para ser tal Universidad, los Jurados entendieron
que era llegado el momento de anunciar que en Zaragoza se enseñaban todas las ciencias en el Estudio nuevamente fundado, con arreglo a los privilegios y bulas concedidas, que le ponían al nivel de las de Salamanca, Alcalá, Lérida
y demás de España, a cual efecto hicieron edictos (cedulones), que a más de circular por todo el Reino, dispusieron los Jurados pusiéranse en los sitios más visibles de la ciudad; esto molestó al Virrey, Conde de Sástago (otro enemigo de la Universidad), el cual quiso hacerlos quitar y prohibir su publicación, pero el Regente y el Consejo no lo consintieron, siendo de opinión que del hecho se diera cuenta al Rey; así lo hizo el de Sástago en carta a Felipe II dirigida y a la
que acompañaba uno de los cedulones o edictos.
Por cierto que uno de los alguaciles del Virrey, que era natural de Huesca, manchó de lodo, intencionadamente, el que se había colocado, por orden de los Jurados, con las armas de la ciudad, en una de las paredes de la Diputación; el disgusto y la excitación entre las gentes que lo presenciaron fue tan grande, que, según dice Frailla, "faltó poco no le echaron la puente abaxo"; se le puso demanda criminal por la Corte del Justicia de Aragón: Procesus Juratorum Concilii et Vniuersitatis civitatis caesaraugustae contra Franciscum Xordan, super criminali, "y lo hicieron pronunciar y dieron grave pena, sino que por intercession de personas está sobreseído".
En 30 de enero de 1584, los Jurados se dirigen nuevamente al Rey, pidiéndole amparo y favor para la Universidad fundada, por entender que se prestaba a Dios, a la Corona y al Reino un gran beneficio; en esa carta se le dice al
monarca que habiendo comenzado en ese año a leer, hay cerca de 200 teólogos, 70 u 80 juristas y de las otras facultades más de 1.000, "y assi tenemos por cierto que será seminario, de donde saldrán muchos hombres doctos para poder ser empleados en yglesias y dignidades y particularmente en
beneficios curados; por no hallarse hasta ahora, se han proveydo a personas que no tenían las partes necessarias y que podrán seruir а V. M . en los tribunales y consistorios de este Reino con la suficiencia necessaria".
Robusteciendo estas manifestaciones, el Rector y Claustro de Consiliarios escriben a Felipe II, con fecha 1.° de febrero, manifestándole que con toda quietud y sosiego está funcionando la nueva Escuela, que se han dado grados, se han hecho incorporaciones de Bachilleres, Licenciados, Maestros y Doctores en todas las facultades, "de manera que la Universidad está ya formada con su Rector, y Claustro pleno de Doctores, Maestros y Consiliarios, con mucho aplauso y contento desta Ciudad y Reino, por el notable provecho que resultará para estos vasallos". En la misiva se le dice al Rey que de todo se le da razón detallada, como protector que es del nuevo Estudio, y para que sea servido, favorecerla y ampararla con su real persona y, sobre todo, para que se sirva no dar crédito a contrarias informaciones.
Como si todo esto no fuera suficiente para mover el ánimo real y que Felipe II demostrara su generosidad y su afecto a la noble empresa que entre manos llevaban el Prior de La Seo y los Jurados de la ciudad, éstos dirígense otra vez
a Felipe II, con fecha 3 de febrero; en sentida y respetuosa carta le piden su ayuda y su protección para tan noble obra "que hacen a sus expensas y con la ayuda del Prior de La Seo y algunos particulares que la han favorecido, no obstante los contrarios que tenemos en algunos señores y cavalleros deste Reyno, que procuran por todas las vías que pueden dar a entender а V. M. lo contrario para impedir una obra tan santa como ésta, por lo que esta ciudad les ha ido a la mano en reprimir el abuso y exceso que pretenden de llevar
pedreñales y otras armas prohibidas, sin que los officiales de V. M. se les pudiesen quitar haviéndose para ello de firmas de la Corte del Justicia de Aragón". (Arch. de la Corona de Arag., Leg. 78).
Mientras la Universidad de Zaragoza, como si alrededor suyo nada pasara, funcionaba dentro de la mayor normalidad y el nuevo estudio se iba granjeando el aplauso general, sus enemigos iban apretando el cerco para rendirla; con fecha 27 de febrero, el Consejo de Aragón le daba al Rey el
siguiente informe:
"Sacra Católica Real Magestad. = En el negocio de la universidad de Çaragoça es servido V. M. en que no se dé lugar a fundar dicha universidad hasta que, plaziendo a Dios, vaya V. M. a aquéllos, y oydas las partes, mande lo que entendiere mas convenir, y por que en Çaragoça han començado a poner edictos y cathedras y leer en ellas, dandose mas priessa de la que fuera razon, no haviendoles dado V. M. la licencia que pidian, manda V. M. que se remedie
esto y se vea en la forma que se hará y a quiénes y que se escrivirá y que se avise de todo a V. M. = Ha parescido representar a V. M. que antes que la ciudad de Çaragoça viniesse a supplicar a V. M., les hiziese merced de tomar debaxo su amparo y protection esta universidad, ya havian fundado cathedras y començado a leer en ellas, en virtud del Privilegio de la Majestad del Emperador, y que lo que después hicieron pocos días antes de Sanct Lucas, que es el tiempo que acuden los estudiantes a las universidades y comiença a leer en ellas, fue publicar edictos de lo que havian de leer de allí adelante, que es muy ordinario que en qualquier universidad y como esten en possession deste exercicio de letras tan fundado en dicho Privilegio y confirmación del papa Paulo III, pretenderán alguna manera de agravio en ser despojados desta possession y lo tendrá aquella ciudad en disfavor en cosa que tanto entienden servir a nuestro Señor y a V. M. y benefficiar aquel Reyno, no dandoles lugar por lo menos a que por justicia se vean las pretensiones de cada una de las partes y conforme a ella se haga declaración, que es el camino mas llano para que ninguno pueda tener quexa ni pretender agravio en lo que se hiziere, que paresce no puede negarse a nadie y mucho menos a los que intentan obra de semejante calidad. = Paresce al Consejo, despues de haverlo mucho considerado, que antes de responder particularmente a lo que V. M. manda, se
tienen por obligados en consciencia de bolver a representar esto a V. M., que mandará lo que mas fuere servido. = El Regente, Sopena. = El Rte., Campi. = El Rte., Terça. = El Rte., Frigola. = (A la vuelta): Consejo de Aragón. =
A XX de Hebrero de 1584. = Respuesta a lo que V. M. mandó scrivir al Consejo sobre la universidad de Çaragoça". (A. de la C. de A., Leg. 78).
A esto contestó el Rey lo siguiente:
"Será bien acabar de tomar resolución de una vez sobre esto, y assi convendrá que con fray Diego de Chaves se junten el Conde de Chinchón y el Regente Campi, y que allí se vean todas las razones y fundamentos que por parte de Çaragoça se dan para que aya universidad y por la de Huesca para estorvallo, y podrase hallar presente el questá aquí por Huesca y despues se me acuse de lo que parecerá". (Rúbrica). (A. de la C. de A., Leg. 78).

La Universidad no se descuidaba, y como veía indeciso al Rey y a sus enemigos mostrar la mayor actividad contra ella, mandó a Madrid, con cartas para el confesor del Rey, el Conde de Chinchón y el Regente Campi, a una persona
del talento y del prestigio del P. Xavierre; por la carta que hemos hallado en el Archivo de la Mitra de Tarazona y que envió a los Jurados en 22 de mayo, vemos que les dice que el asunto llegó a estar en tan mal estado que se consideraba perdido por muchas personas, pero que, gracias a sus entrevistas con el confesor del Rey, el negocio había dado una vuelta tan grande, que espanta a los que antes le vieron.
"Puedo escribir - dice el P. Xavierre - cosas particulares que ha habido, pero lo que escribo doy por muy cierto y asegurado y assi tengo y vuestras mercedes pueden tener tanta confianza o más que jamás se ha tenido del buen suceso de este negocio".
Muy optimista se mostraba el P. Xavierre; indudablemente su alto prestigio e influencia y su amistad con fray Diego de Chaves, confesor del Rey, aplazó la cuestión, soslayándola, apartándola de las vías legales, que indudablemente abandonaban los de Huesca para dar otro giro al asunto de la Universidad, el social, "no pretendieron que se anulase lo hecho por vulnerar tal o cual fuero, sino por los daños que al Reino traería" (1: Jiménez Soler: obra citada, pág. 30.).
Cuando el P. Xavierre creía, de la mejor buena fe, que el asunto terminaba en bien para su querida Universidad, es cuando los de Huesca utilizan cuantos medios pueden y están en sus manos, para anular completamente un Estudio
que comenzaba con el brío y la pujanza del nuestro, teniendo un cuadro de catedráticos tan ilustre como lo pudiera tener la mejor universidad española (2) y una matrícula que, como el claustro le había dicho al Rey en carta que le dirigió, se aproximaba a los 2.000 alumnos.

(2) Para el Curso que debía comenzar el día de San Lucas de 1584, hizo D. Pedro Cerbuna el siguiente nombramiento de catedráticos:
Teología: Fr. Jerónimo Xavierre, Fr. Felipe de Monreal, Fr. Pedro Malón de Chaide y Fr. Francisco Gayán.
Cánones: Dr. Juan Francisco Torralba, Dr. Juan de Miravete y Dr. Jerónimo Portolés.
Leyes: Dr: Andrés Aninyón, Dr. Juan Gaspar Ortigas y Dr. Jerónimo Villanueva.
Medicina: Dr. Jerónimo Ximénez, Dr. Juan Valero Tabar, Dr. Juan Sanz y Dr. Jerónimo Portolés.
Artes: Dr. Juan Sánchez, Mtro. Fr. Pedro López y Mtro. Jaime Lisbona.
Gramática: Mtro. Pedro Simón Abril, Mtro. Juan de Lobera y Mtro. Jusepe Salinas.

De todo se echó mano, de lo lícito y de lo ilícito; para nada se tuvo en cuenta que la ciudad que tan mal parada salía de aquella disputa, era la primera de Aragón, la capital del Reino.
Hacemos gracia a nuestros lectores de algunos memoriales que tenemos copiados de Huesca contra Zaragoza; algo de mucha enjundia sobre el asunto y que revela el estado social de Aragón en aquella época, se encuentra en la obra ya citada del Sr. Jiménez Soler, Las alteraciones de Aragón en la época de Felipe II (1).
(1) Cuando publiquemos, en tomo aparte, todos los documentos que deben acompañar a esta obra, los encontrarán allí nuestros lectores. No compartimos la opinión de algunos escritores regionales que han tratado de las Universidades de Zaragoza y Huesca y de este ruidoso pleito; la verdad debe decirse siempre y en asuntos históricos más, so pena de desfigurarlos;
en esta lucha Huesca no se portó con su hermana Zaragoza con la nobleza legendaria en la raza aragonesa.

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