CAPÍTULO I
LAS
ANTIGUAS ESCUELAS Y EL ESTUDIO DE ARTES.
PREÁMBULO. ESCUELAS
PÚBLICAS EN ZARAGOZA. - PRIMEROS DOCUMENTOS QUE ATESTIGUAN LA
EXISTENCIA EN NUESTRA CIUDAD DE UNA ESCUELA DE ARTES. - LAS BULAS DE
SIXTO IV Y EL PRIVILEGIO DE JUAN II. - ORGANIZACIÓN DEL ANTIGUO
ESTUDIO. - SUS MAESTROS MAYORES. - EL PRIVILEGIO DE CARLOS V. - BULAS
DE JULIO III Y PAULO IV. - LABOR DE LOS JURADOS Y EL CABILDO EN PRO
DE LA UNIVERSIDAD. - COMIENZA LA HOSTILIDAD DE HUESCA. - CATEDRÁTICOS
Y ALUMNOS CÉLEBRES DEL ESTUDIO DE ARTES.
La palabra
Universidad no se ha aplicado nunca ni se aplica todavía,
exclusivamente, a establecimientos de enseñanza; significa, por
punto general, una comunidad, cuerpo o asociación de muchas personas
para un fin cualquiera; así como la voz gremio, que indica la
reunión de oficios sujetos a ciertos reglamentos, se adoptó también
para significar el cuerpo de doctores pertenecientes a una
Universidad, cuyo nombre abraza a la vez a maestros,
graduados,
estudiantes, matriculados y empleados en ella.
Así, pues,
tratándose de escuelas, no se dice entre nosotros simplemente
Universidad, sino que se le añade la calificación de Literaria para
expresar que se refiere a una reunión de personas consagradas a esta
clase de tareas, si bien la costumbre ha hecho ya que aquella voz se
entienda, muy especialmente, bajo este último sentido. Por lo demás,
se dice la universidad de los labradores, la universidad de la tierra
de tal parte, por el conjunto de labradores o habitantes asociados
para un especial objeto; y en las antiguas Cortes de Valencia se
llamaba brazo de las Universidades a los representantes de las villas
y ciudades que tenían ese derecho.
El origen de la aplicación de
esta palabra a las escuelas procede de la de París (1), a la cual,
en un principio, se la llamaba Studium generale, pero creciendo tanto
la reunión de maestros y escolares, se empleó la palabra Universi
y
después la de Universitas, en la acepción que acabamos de
decir, para designar a aquella multitud que formaba cuerpo y tenía
ya sus reglamentos; y las expresiones de Scholaris universi,
Universitas scholarum, se encuentran en
antiguos documentos. De
las escuelas de París se extendió el mismo nombre a los demás
establecimientos de igual clase en Francia, Italia, Inglaterra,
Alemania, y pasó, por último, a España, donde fácilmente se
aclimató por la acepción que tenía la palabra Universidad.
El
primer documento en que se encuentra usada esta voz entre nosotros,
con aplicación a las escuelas, es acaso la Ley X, del Título XXXI,
de la Partida primera, donde el rey D. Alfonso dice que en la
Universidat de los escolares
debe haber un mensajero que se
llama en latín "bedellus", (bedel) y claro está,
que da ese nombre al cuerpo o reunión de estudiantes y no al estudio
general de que hemos hablado. Hoy ya la palabra "Universidad"
se aplica en nuestra patria hasta al edificio material en que está
situada la escuela.
Un historiador contemporáneo (2), al hablar
del origen de las Universidades, dice que éstas comienzan en el
siglo XII y que de fecha anterior sólo se conocen referencias a
escuelas catedralicias, monacales o palatinas, de las cuales pudieron
salir, evolucionando; en el siglo XIII ya vemos perfectamente
constituidas, con caracteres propios y diferenciales, las primeras
Universidades: Salerno, Bolonia, París.
(1) Gil de Zárate:
De la Instrucción pública en España.
(2) Ibarra (Eduardo):
Origen y vicisitudes de los títulos profesionales en Europa
(especialmente en España).
En las reuniones de comerciantes e
industriales, organizados en sociedades llamadas guildes -
dice el historiador a que nos referimos - se elaboran los programas
que llamaríamos de emancipación de la burguesía, única libertad
posible, entonces, de ser exigida, y en las de escolares se buscan
análogos
fines: la libertad de aprender y ser enseñados por sus
maestros libremente, sin sujeción a un señor. Estas comunes
aspiraciones se manifestaron en la aparición coetánea de dos
instituciones idénticas: el gremio, en industriales y comerciantes,
y las asociaciones de estudiantes y profesionales, en el campo
intelectual, que recibieron el nombre de Universidades literarias.
Ya
desde el siglo XII existían universidades en España, aunque
informes y reducidas, como ya hemos dicho, a escuelas eclesiásticas
en los claustros de las catedrales. La existencia del canónigo
maestrescuela en las de Palencia, Salamanca, Astorga, Cuenca, León y
Segovia, durante el expresado siglo, prueba la coexistencia de
estudios en aquellas iglesias, aunque en épocas posteriores, no
siempre la erección de aquella dignidad sea argumento seguro de
haber escuelas. Varias de ellas, especialmente las de Palencia y
Salamanca,
gozaban ya de crédito desde el siglo XII.
En
Castilla se fundaron las primeras Universidades españolas, siendo
éstas las de Palencia y Salamanca; dejando a un lado los orígenes
remotos a que se quiere ascender la fundación de la primera, diremos
que el engrandecimiento
de sus estudios no se verificó hasta
principios del siguiente siglo (1212 - 1214), en que D. Alfonso IX
llevó maestros en Teología y Artes liberales y estableció escuelas
a solicitud del noble D. Tello, obispo de aquella ciudad. Esta
Universidad tuvo corta vida; muerto el obispo D. Tello, falta de
rentas y cercana la de Salamanca, murieron aquellos estudios, sin que
entremos a definir las causas que lo motivaron, algunas de ellas
verdaderamente novelescas (1).
Coetáneos a los estudios de
Palencia son los de Salamanca, cuya fundación se ha fijado en 1200.
El primer testimonio de su erección lo da D. Lucas de Tuy, diciendo
que D. Alfonso IX determinó hacer escuelas en Salamanca y llamó al
efecto maestros muy versados en la Sagrada Escritura.
Pero quien
más enalteció a esta Universidad y aumentó su esplendor fue el rey
D. Alfonso el Sabio, que no solamente le dio privilegios, sino bienes
con que mantenerse, fijando las cátedras que debía haber. Los
estudios los pone el rey a cargo del Deán y Arnal Sanz, a título de
conservadores, y puso por únicos empleados un estacionario o librero
y un capellán. Finalmente, para asegurar la suerte de los profesores
de la Universidad, se les consignaron las tercias reales del obispado
de Salamanca. Siguieron a éstas las Universidades de Valladolid y de
Alcalá.
En Aragón y Cataluña comenzaron los estudios más tarde
que en Castilla, y aun se puede conjeturar que en las catedrales no
había enseñanza, pues sus canónigos tenían que marchar a otros
puntos para estudiar. El obispo de Zaragoza Raimundo I, deseando que
los canónigos regulares de San Salvador (La Seo) estudiasen
teología, mandó, entrado ya el siglo XIII, que se diera lo
necesario para su mantenimiento a los que fuesen a estudiar (2).
(1)
Dicen algunos historiadores, entre ellos Floranes, que de resultas de
un adulterio cometido por un estudiante, los vecinos de Palencia
mataron en una noche muchos de ellos. Otros lo achacan a los
disturbios que hubo en la población por muchos años sobre el
dominio temporal de ella, los cuales obligaron a San Fernando a tomar
mano en ellos, según refiere su
cronista. Lafuente dice que la
razón más poderosa fue la falta de rentas para pagar los salarlos
de los maestros juntamente con los estudios de Salamanca
(2)
Lafuente: Historia Eclesiástica de España, tomo II, pág. 335.
Lo
mismo sucedía en Cataluña, pues el Obispo y Cabildo de Vich
acuerdan (1229) que se dé la porción canonical por espacio de tres
años a los canónigos que quisieren ir a estudiar en Lombardía y
Francia, con tal que dejasen un presbítero o diácono que les
sustituyese en el coro, lo cual se fue continuando aun después de
haber erigido la Universidad de Lérida (1). Otro tanto sucedía en
Urgel y otras catedrales, donde la porción canónica se concedía
hasta por diez años a los canónigos ausentes por razón de estudios
(2).
Estos, en gran parte, estaban a cargo de regulares y en
especial de dominicos, los cuales, en el siglo XIII, cultivaron con
esmero el hebreo y el árabe, a fin de facilitar la
conversión de judíos y musulmanes. A fines de aquel
siglo (1299), en el capítulo provincial de Barcelona acordaron abrir
estudios en todos los conventos, menos en el de Sangüesa.
Téngase
en cuenta que por estas épocas la diferencia de cultura entre el
clero secular de España y el regular era muy grande, y que en vano
se venían dictando disposiciones para remediarla desde mediados del
siglo XIV; D. Gil de Albornoz mandaba en su Concilio provincial
(1339) que se obligase a los clérigos de las catedrales y colegiatas
que fueran a estudiar, de cada diez, uno (3). En algunas
disposiciones de aquel tiempo se exige que los párrocos sepan
siquiera latín (4) y que tengan Breviario.
(Nota: Aquí tiene la DGA algunas de las lenguas históricas de Aragón para https://www.aragon.es/organismos/departamento-de-educacion-cultura-y-deporte/direccion-general-de-politica-linguistica )
En una de las
muchas cartas que los Jurados de Zaragoza dirigieron a Felipe II
sobre la fundación de la Universidad, hablándole de los grandes
servicios que al reino de Aragón había de reportar, se le dice: "y
así tenemos por cierto que será Seminario, de donde saldrán muchos
hombres doctos para poder ser empleados en yglesias y dignidades y
particularmente en beneficios curados, y por no haberse hallado hasta
ahora, se han proveydo a personas que no tenían las partes
necesarias".
(1) Teatro eclesiástico de Aragón, tomo
II, pág. 229; Villanueva, tomo VII, pág. 24.
(2) En 15 de Julio
de 1374, el Infante D. Juan escribe al general de los Carmelitas para
que permita ir a Tolosa, a estudiar, a Juan Banyuls y a Vicente
Tamarit. El mismo pide, en 17 de Abril, al Vicario general y al
Capítulo de Zaragoza, concedan un beneficio a Arnau Ferrer,
estudiante en esta Escuela. (A. de la C. de A. Regs., 1745, folio 133
v., y 1674, folio 5).
(3) Canon 3.° (Villanuño, tomo II, pág.
83).
(4) Toledano de 1339, canon 2.°; Concilio de Aranda, 1473;
canon 3.° (Villanuño, tomo II, página 106).
Contrastaba
esto muy notablemente con el gran saber del Clero regular; al paso
que en las Bibliotecas de Escritores apenas se ve el nombre de un
clérigo, se encuentran a cada paso muchos de las órdenes de Santo
Domingo, San Francisco, Nuestra Señora de la Merced y del Carmen, y
aun algunos Cistercienses, Cartujos y Jerónimos.
La cultura
aragonesa en la Edad Media, fue aun más grande de lo que puede
suponerse; a la cabeza de ella iban, como ya hemos dicho, los
monarcas y sus familias, con un espíritu elevado y exquisito por
todo cuanto representara
estudio e instrucción; aquellos monarcas
de amigos y protectores de los hombres de letras, se convierten en
trovadores, en historiadores, en oradores, en músicos y, sobre todo,
en Mecenas espléndidos de toda aspiración del saber, de toda
inspiración literaria y artística. Son poetas Alfonso I el Casto,
Pedro el Grande, Jaime II, Federico de Sicilia, Pedro III y sus hijos
Juan y Martín. La historia forma también escuela y Jaime I el
Conquistador encuentra dos grandes discípulos en Pedro III y el rey
Martín. Como oradores brillan Jaime II,
Pedro III y Martín;
ellos sabían hablar a sus vasallos un lenguaje lleno de fe, de
entusiasmo y de valor, que hace vibrar, después de tantos siglos, el
amor y la esperanza, haciendo que su voz y su espíritu,
profundamente aragoneses,
llenen los corazones de sano
patriotismo.
En esos reinados puede apreciarse el grado de
esplendor y florecimiento cultural de aquella corona de Aragón que
tanto supo hacer y tanto contribuyó a la grandeza de nuestra patria,
porque de esta noble tierra salió aquel gran
Rey que hizo la
unidad española y que se llamó D. Fernando el Católico.
Desde
el punto de vista de la Literatura aragonesa, los reinados que tienen
más importancia son los de Jaime II y Pedro el Ceremonioso, y los de
sus hijos Juan I y Martín I. El primero, como historiador y amante
de los estudios
históricos, adquiere enérgico relieve por su
personalidad excepcional: la Historia fue el culto de su vida; él la
vio y la enalteció lo mismo en los libros que en los hechos,
llevándola a los parlamentos; tanto sus actos políticos como los
documentos que salían de su Cancillería, eran comentados
históricamente.
Desde la tumba de Íñigo Arista hasta las
de los Condes en Ripoll y de los Reyes en Poblet, todo
era para él objeto de culto y veneración: en la primera veía la
cuna de su casa solariega como rey de Aragón, y en las otras,
el panteón que encerraba los ilustres despojos de su raza como Conde de Barcelona y rey de la gran confederación
catalano-aragonesa.
La primer Universidad de la Corona de
Aragón fue la de Lérida, la que sigue en antigüedad a la de
Salamanca; D. Jaime II obtuvo de Bonifacio VIII la fundación de una
Universidad en el punto donde le pareciese más adecuado
dentro de
sus dominios. Un detalle que choca al investigador, es que se dio el
decreto de fundación en esta ciudad de Zaragoza el 1 de Septiembre de 1300, en plenas Cortes. Ninguna ciudad reclamó para sí la
ventaja de tener en su
recinto el establecimiento que se creaba:
todo hace suponer que la frase del decreto nos habito diligenti
tractatu et consilio pleniori, super electione loci, no era fórmula
cancilleresca, sino expresión de una verdad, y que esos tratos y que
ese consejo más pleno los tuvo con los aragoneses, es evidentísimo,
puesto que aquí se hallaba el rey y aquí se encontraban los
eclesiásticos, los nobles y los procuradores de las villas de
Aragón, celebrando Cortes, que son famosísimas en nuestra Historia;
nadie protestó, nadie reclamó para sí el honor y la ventaja, y es
que las ciudades de entonces no pedían limosna como ahora.
Eligió,
pues, Jaime II la ciudad de Lérida para fundar su
Universidad, por ser, según dice el Privilegio de
fundación, "huerto de fecundidad y fertilidad, fuente de
delicias y centro de todos sus reinos y tierras", y en otro,
dado al día
siguiente, dice: tamquam locum comunem et quasi
Regnorum et terrarum nostrarum intermedium quoddam, como lugar común
y centro de todos nuestros reinos y tierras, opulento de vituallas,
moderado por su clima, abundante de aguas, insigne por la nobleza de
sus ciudadanos y honrado por la decencia de su pueblo; en ese
privilegio el rey prohibía la fundación de otras Universidades en
sus reinos; este monopolio, muy útil para aquellos establecimientos,
era muy perjudicial para las ciencias, pues se impedía a los pobres
acudir a los estudios generales, muy distantes a veces de sus
domicilios, subían los precios de los bastimentos con la afluencia
de estudiantes, mataban toda emulación y se estorbaban los buenos
pensamientos de los que en otros puntos trataban de propagar la
enseñanza.
A pesar de la prohibición consignada en el privilegio de D. Jaime, surgieron bien pronto otras Universidades en Huesca,
Valencia, Barcelona, Mallorca, Gerona, Tortosa y Zaragoza.
La de
Huesca la fundó el rey D. Pedro el Ceremonioso, según privilegio
dado en Alcañiz a 12 de Marzo de 1354; la cancillería no quiso
molestarse mucho en la redacción del documento, y copió, casi al
pie de la letra, el privilegio de D. Jaime. En la fundación, para
nada menciona el monarca a Sertorio, sino que hace referencia a los
recuerdos cristianos de Nuestra Señora de Salas y San Martín
de Valdonsella, (Martín I muere en el monasterio de Valldonzella) a quienes tenía devoción. Puso en Huesca
enseñanza de Teología, Derecho canónico y civil, Medicina y
Filosofía y Artes; pero permite que la primera de las mencionadas
ciencias pueda estudiarse en las iglesias y monasterios donde estaba
en uso. La nueva Universidad fue sostenida por la ciudad durante
algún tiempo, por lo que dio pocas muestras de vida allá por el
siglo XV; pero habiéndola confirmado el papa Paulo II a instancias
de D. Juan II y dotada generosamente por el Cabildo, con la
agregación de algunos beneficios, comenzó a desarrollarse, a
expensas de la de Lérida, que empezaba a decaer.
La de Valencia
había tratado de fundarla D. Jaime el Conquistador; pero mudando de
dictamen, estableció, por el contrario, libre enseñanza. Con todo
no se establecieron escuelas sino de Gramática y Lógica, que el
mismo D. Jaime II consideró no estar comprendidas en el privilegio
de Lérida, que sólo prohibía la enseñanza de facultades mayores.
A mediados del siglo XV, el obispo D. Raimundo Gastón instituyó en
la catedral una cátedra de Teología que debía ser regentada por
frailes dominicos. Por fin, después de varias contiendas entre el
obispo y la ciudad, consiguió reunir los estudios dispersos,
formando cuerpo de Universidad, a lo cual se cree que contribuyó
mucho su ilustrado hijo, San Vicente Ferrer, debiéndose, por tanto,
fijar el origen de la Universidad en el año 1412.
Barcelona
tenía, desde el siglo XIII, cátedras de Gramática en la catedral,
según lo mandado en el Concilio III de Letrán. En el XIV tuvo
también cátedra de Teología, desempeñada por religiosos, a
voluntad del Obispo y Cabildo. Mas
deseando los jurados ampliar
las enseñanzas, obtuvieron de Alfonso V el Privilegio para fundar
Universidad (1450), el cual fue ratificado por el papa Nicolás V por
una bula suya, pero no surtieron completo efecto estas disposiciones
hasta el siglo XV, (1507 es siglo XVI) en que los
Consellers destinaron local a propósito para los estudios (1507) y
pensaron en ello seriamente.
El año 1446, los jurados y regidores
de la ciudad de Gerona suplicaron al rey D. Alfonso IV de Aragón, les concediese la facultad de erigir un Estudio General,
en el cual pudiesen enseñar todas las ciencias honestas y conferir
los grados académicos. Accedió el monarca a esta súplica por
decreto expedido en Nápoles, el día 9 de Mayo del mismo año, mas
no obtuvo esta Escuela confirmación apostólica hasta mucho después,
en virtud de una bula de Paulo V, fechada en 29 de Mayo de 1605,
ratificando entonces el rey Felipe III todos sus privilegios.
Dejando
a un lado los estudios que en Mallorca fundó Raimundo
Lulio, diremos que Fernando el Católico, en virtud de
privilegio otorgado en Córdoba, a 31 de Agosto de 1483, autorizó a
los Jurados para erigir una Universidad donde se estudiaran todas las
ciencias, con los mismos derechos, honores y prerrogativas que la de
Lérida. Fue confirmada esta concesión por el mismo rey en 21 de
Febrero de 1505; por Carlos I, en 11 de Marzo de 1526, y por Felipe
II, en 24 de Octubre de 1597; pero dificultades que sería
largo
enumerar, retardaron su cumplimiento hasta 29 de Abril de
1626, en el cual tuvo efecto la Universidad Literaria de
Mallorca.
Tortosa, Perpiñán, así como Tarragona (1), tuvieron
también Universidad, pero tan de escasa importancia los estudios en
ellas, que es suficiente que las citemos.
(1) La de Tarragona
fue fundada por el Cardenal Cervantes de Gaeta, el cual, en 5 de
Julio de 1572, hizo donación a la Universidad y en su nombre a los
cónsules delegados D. Juan Luis Linia, D. Francisco Fetrer (Ferrer) y
D. Pedro Ribes, de la suma de 12.000 libras barcelonesas, para que
con sus rentas se pagasen los salarios de los maestros y catedráticos
de dicha Universidad. - Arco y Molinero (A.): La antigua Universidad
de Tarragona, apuntes y documentos para su Historia; Tarragona, Tip.
de T. Sugrañés (1920); 118 págs. más una hoja; 4.° mlla.
En
el siglo XVI reciben las ciencias un gran impulso en España.
Cisneros funda la Universidad de Alcalá, dotada con rentas del
arzobispado; principian a desarrollarse, al mismo tiempo, las de
Santiago, Toledo y Sigüenza, fundadas
en la mitad del siglo
anterior en varios colegios erigidos por eclesiásticos. A la
creación de estas cuatro, siguieron otras muchas durante este siglo,
que debe considerarse como la época del verdadero desarrollo
universitario de nuestra patria. El arcediano Santaella erige un
Colegio - Universidad en Sevilla (1531). Los dominicos fundaban
Universidades en sus conventos de Santo Tomás de Ávila, a expensas
del inquisidor Torquemada, y en el convento del Rosario de Almagro
(1552). El venerable maestro Juan de Ávila echaba los cimientos de
la Universidad de Baeza (1533), ampliada luego por D. Rodrigo López
(1562), y San Francisco de Borja planteaba la de Gandía (1546). Casi
a un mismo tiempo erigían Universidades el obispo D. Pedro Da-Costa
(Dacosta), en Osma
(1550); D. Francisco Loaces, en Orihuela
(1555), y D. Francisco de Córdoba, en Estella (1565), y por último,
el inquisidor Valdés, en Oviedo (1580). En las provincias
vascongadas se había fundado también, anteriormente a éstas, el
Colegio - Universidad de Oñate, por D. Rodrigo Mercado (1543). Al
mismo tiempo que se establecían todas estas Universidades, aumentaba
el número de Colegios que a su sombra vivían y bajo su amparo se
desarrollaban, y generalmente todos ellos fundados por obispos o
personas del Clero; algunas de estas fundaciones no se limitaban a
las ciencias eclesiásticas; en varios se enseñaban Artes y
Medicina; entre ellos mereció gran nombradía el de Monforte de
Lemus, por el cardenal D. Rodrigo de Castro (1595), fundado para el
estudio de Ciencias y Filosofía.
Aquí teníamos desde tiempos
antiguos un Estudio de Artes, en el cual, seguramente, sólo se
hacían Bachilleres; Sixto IV, con las bulas de 1474 y 1476, y Juan
II, con su privilegio confirmatorio de 1477, ampliaron ese
Estudio
hasta el punto de que se pudieran conferir en él títulos
de Licenciado y de Maestro, en la expresada Facultad; pero poco
debieron prosperar las enseñanzas y poco debieron contribuir a la
cultura aragonesa, cuando en las Cortes de Monzón (1542) los Jurados
de la ciudad pidieron a Carlos V un privilegio, que el monarca
concedió magnánimo, para fundar una Universidad donde se enseñaran
las ciencias, privilegio que fue confirmado por el papa Julio III, en
1554, y que por haber fallecido éste, ratificó su sucesor Paulo IV
en 26 de Marzo de 1555.
Pero como el Rey no dio más que el
Privilegio y el Papa no señaló renta alguna, la Universidad quedó
planteada, pero no ejecutada, hasta que Cerbuna dio el dinero para
ello.
Un historiador del pasado siglo (1) dice con mucha razón
sobre el particular: "... la Universidad de Zaragoza, aunque
tenía estudios de tiempo inmemorial y bulas y privilegios imperiales
y reales, no fue realmente y de hecho tal Universidad hasta 1583 y el
verdadero fundador de la Universidad es el venerable y generoso señor
obispo D. Pedro Cerbuna, que dio el vil metal (2).
Aunque
la frase es dura, es de una gran verdad y con ella estamos en un todo
conformes; nosotros, en el transcurso de esta Historia, llamaremos
siempre al Prior de La Seo fundador y no reformador, como otros
historiadores, porque
entendemos que aquí en aquella época nada
había que reformar, porque de lo antiguo ya no quedaba casi nada, y
porque, dado el poder que en sus manos puso la ciudad y que conservó
hasta el año 1588, en que noblemente lo renunció, Cerbuna dio todo
lo que hacía falta para que la Universidad pudiera ser un hecho, una
realidad y dejara de ser un proyecto, acariciado con cariño, pero no
realizado hasta que él puso los medios para ello; hay que hacer
constar que la ciudad le secundó noblemente y con el mayor
entusiasmo.
Por estas razones es por lo que - a pesar de lo que
diga Borao en su Historia y copiándolo de él Meiners en la suya;
Dufour, en el Mapa de Aragón; Madoz, en el Diccionario; Gil y
Zárate, en la obra De la Instrucción pública en España,
y
Weber o su traductor, en su Compendio doctrinal de Historia universal
- damos como la fecha exacta, verdad, de la fundación de la Real y
Pontificia Universidad de Zaragoza, la de 24 de Mayo de 1583; la de
1474 fue la reformatoria del viejo Estudio de Artes, y un Estudio de
Artes no fue en aquellos tiempos una Universidad de todas ciencias;
al comenzar la Universidad su vida, murió el viejo Estudio, y al
asumir el gobierno de la primera el Rector, cesó en sus funciones, a
pesar de la oposición del Cabildo y del Arzobispo, el Maestro mayor
que regía el segundo.
(1) La Fuente: Historia de las
Universidades, tomo II, pág. 396.
(2) El Sr. Abizanda y Broto, en
su obra Documentos para la Historia
Artística y Literaria de
Aragón (siglo XVI), pág. 373, dice: "Fernando el Católico dio
gran impulso a las enseñanzas de la "Universidad y estudio
general" de Zaragoza, donándole privilegios y una renta
cuantiosa". No conocemos ni esos privilegios de D. Fernando a
favor de la Universidad, ni las rentas de que habla el culto
investigador zaragozano; de haber existido, no hubiera pasado la
vieja escuela, primero, y la Universidad, después, las muchas
privaciones y miserias
que sufrieron.
Enemigos tuvo el
Estudio zaragozano y muy encumbrados; porfiadas contiendas tuvo que
sostener, pero luchó con tesón y con nobleza y pudo mantener
siempre enhiesta la bandera que había levantado en pro de la cultura
aragonesa.
No tiene la nuestra la brillante historia de aquellas
dos Universidades famosas de Salamanca y Alcalá; pero de las de
segunda fila, puede parangonarse con las mejores, a las que nada tuvo
que envidiar, sobrepujando a muchas y entre
ellas a las de Huesca
y Lérida, las primeras del Reino de Aragón.
***
No
necesita la Universidad de Zaragoza mendigar fábulas ni falsos
cronicones para convencer de la antigüedad de sus Escuelas públicas.
Muchos años antes de la era cristiana fue Zaragoza restaurada, no
sólo en su recinto, sino en su
cultura, y al recibir ensanche su
población en la época del César Augusto, recibió también una
Escuela ilustre, correspondiente a su nueva grandeza.
Pero hemos
de hacer constar que todos esos antiguos tiempos, en lo que a
instrucción pública se refiere en nuestra ciudad, están envueltos
en la mayor obscuridad, no habiendo datos concretos para dar a la
Universidad de Zaragoza la antigüedad que se ha pretendido por
algunos historiadores de dentro y fuera de Aragón.
Fúndanse
muchos de ellos en uno de los cronicones de Dextro, el cual hace
ascender al año 185 la existencia en nuestra ciudad de Estudios o
Colegios para la juventud; dice así: Plurima Collegia juventutis per
Hispanias ad clerum instituendae, presertim Caesaraugustae,
Tarracone, Hispali, Carthaginae, Tolleti, etc.
Pero todos
conocemos los estudios críticos que se han hecho sobre los
cronicones de Dextro y de su continuador Román de la Higuera, por
hombres de talento tan preclaro como Antonio Agustín, Nicolás
Antonio y el marqués de
Mondéjar, y, por lo tanto, el poco
crédito que debemos dar a semejantes lucubraciones (1).
(1) Goday
Alcántara (José): Historia crítica de los falsos cronicones. Obra
premiada por la R. A. de la Historia; Madrid, M. Rivadeneyra, 1868;
un vol.
El maestro Espés, en la Historia de la Santa Iglesia
Metropolitana de Zaragoza, que se conserva manuscrita en el archivo
de La Seo (2: En la sección de Mss. de la Biblioteca Nacional se
conserva el Libro I de la Iglesia de Zaragoza, del maestro Espés,
que sólo llega al año 1221, faltando la continuación hasta 1571.
Aun así este Libro I está incompleto, pues termina en el fol.
339.), refiriéndose a la antigüedad de los Estudios zaragozanos,
dice que el año 360 estaba ya fundada la Escuela de esta ciudad,
pues San Jerónimo, en sus adiciones al Cronicón de Eusebio de
Cesárea, dice: Petrus Caesaraugustae, orator insignis docet...,
añadiendo lo siguiente: De este lugar se infiere que, pues leía un
tan célebre doctor públicamente en esta ilustrísima ciudad, que
había ya fundadas escuelas públicas en donde se enseñarían todas
las facultades y, señaladamente, la elocuencia y filosofía que en
aquellos tiempos florecían. Porque es cosa muy notoria a todos, y
usadas de los que son famosos en alguna facultad y deseosos de nombre
y gloria, acudir a Universidades, a donde concurren intérpretes y
doctores eminentes y curiosos y grande concurso y frecuencia de
oyentes, para que, mostrando sus habilidades, erudición y doctrinas,
alcancen nombre y gloria y astucia entre los hombres de letras, como
premio muy debido a sus trabajos; y pues este tan famoso orador, que
tan celebrado era aún en tan lejanas tierras, enseñaba en nuestra
ciudad la elocuencia, ora fuese natural de Zaragoza, ora de otra
ciudad o provincia, es muy creíble que las escuelas serían de mucha
autoridad y muy principales y que en ellas se ejercitarían todas las
ciencias y facultades que en aquellos dorados siglos florecían...
De aquí vengo a creer que estas escuelas fueron el seminario de tan
eminentes varones que en aquellos tiempos ilustraron y enriquecieron
esta república de santidad y letras como el santo obispo Félix, a
quien el mártir y obispo Cipriano llamó cultivador de la fe y
defensor de la verdad; los santos y doctrinos Valero, el invencible
Vicencio y el
erudito Prudencio, nuestros ciudadanos; los hermanos
Juan y Braulio, ambos en letras y santidad, ilustrísimos ciudadanos y
obispos de esta ciudad, y otros muchos insignes varones.
Espés
hace en su obra consideraciones sobre el sitio en que estarían
fundadas estas Escuelas, y calcula que no sería en donde hoy se
hallan y se hallaban ya en su tiempo, y para ello se funda en que
solía elegirse un lugar apartado de
toda ocasión de alborotos y
señaladamente de los presidios y fuertes a donde haya soldados, por
los inconvenientes que de estar cerca podrían resultar, por ser los
que siguen las escuelas gente moza y entre ellos de ordinario algunos
bulliciosos que, teniendo por vecino gente de guerra, es llano que
estaran en
grande ocasión de revueltas y alborotos.
Comentando
estas manifestaciones de Espés, dice Borao (1: Historia de la
Universidad de Zaragoza: Zaragoza, Calixto Ariño (S. A.); 8.a, 213
páginas más una hoja.):
"y como al canto de lo que es hoy
Universidad se hallaba antiguamente uno de los tres caudillos
levantados por Augusto (el del Sepulcro) y no lejos otro (el de los
Judíos, hoy granero), se hace creíble que no fuese ahí en donde se
fundase la antigua Escuela, mucho más cuando en las ciudades romanas
se prohibía edificar en el promerio, o lo que hoy llamamos ronda,
que correspondía precisamente al sitio en que está fundada la
Universidad. Es, pues, mucho más verosímil, que la fundación fuese
en la parroquia del Pilar cerca del templo y del
río, como se desprende de una escritura del Archivo de aquella, en
que se trata de una casa confrontante con otras que solían ser de
las Escuelas y que estaban cerca del horno de la Caraza y mesón del
obispo de Tarazona, hoy calle de Goicoechea".
Frailla, en su
Lucidario (1), habla de los orígenes de esta Universidad y dice
sobre este particular lo que sigue: "Primo hase de tener por
cierto que en tiempo de los Romanos y Gentiles antes de la venida de
Christo Nuestro Señor, tenían Estudio, a lo menos de letras
humanas, para que huviese personas Doctas para el Gouierno,
pues otras Ciudades y Lugares mucho menores y de menos authoridad
la tenían; principalmente que siendo edificada por Augusto César,
Emperador romano, la compondría con las cosas necesarias para su
perfección, entre las quales es la más principal el estudio,
y aun por quanto que los naturales de ella lo supiesen, y assí
se enseñase para la correspondencia y trato con los Romanos, que era
esta su lengua. - Item aun después de la venida de Christo Nuestro
Señor, desde que el vienaventurado Santiago Apóstol vino en
España aun en tiempo de Gentiles fundó y edificó la Iglesia de N.
S. Del Pilar: y la mayor, es cierto que abría estudio de letras
divinas, por quanto en la Sagrada Escriptura se lee donde quiera que
huían los apóstoles a predicar, ponían y dexaban varones y
personas doctas que las enseñasen a los inferiores y declarasen los
misterios que se los hauía rebelado de Nuestra Señora, como
se prueba de aquella authoridad de Sant Pablo en la Epístola ad
Thimoteum 2. cap. 2, en aquellas palabras hec comenda fidelibus
hominibus, qui idonei erunt, et alios docere.
(1) Lvcidario de
la Vniuersidad y Estudio general de la Ciudad de Çaragoça
y de las cosas y sucesos de ella, hecho por Diego Fraylla,
presbítero, doctor en sancta Theologia y Rector que ha sido de dicha
Vniuersidad; sacado a luz mediante estatuto y nominación hecha de
los muy illustres señores
capitol y Consejo de dicha Ciudad, en
la cual se declara todo lo sucedido
y hecho desde su principio de
la Vniuersidad hasta el presente día de hoy que somos a 12 de março
de 1603. - M. S. en fol. de 93 hoj. útiles, numeradas,
a las que
siguen 6 en blanco y de ellas 3 num. y 3 sin num. - La Dedicatoria
(a
los Jurados de la Ciudad) y la Tabla, comprenden los folios marcados
con las letras A - H, de las cuales 7 están escritas y 7 están en
blanco - Letra de la época: Tafil. - Bib. Nac., Sección de M. SS.,
procedente de la Librería Real. - La Universidad de Zaragoza posee
dos copias de este Lucidario, una en la Sección de M. SS. de su
Biblioteca y otra en el Archivo; la primera perteneció a Camón, que
la mandó sacar; la segunda, a la Universidad.
Y Nicolau de
Lira explica aquella palabra Idonei, vita, sciencia et facundia, como
tenemos por cierto que Santiago dexó en Çaragoça,
de los nueue conuertidos que conuirtió en España, a dos, que se
llamaban el vno Atanasio, y esto prueba Fr. Alonso de Castro, lib. De
haerisibus verba studia generalia contra Ubieleph, hereje que negaba
los estudios generales, y pruébalo de aquella authoridad de los
actos de los apóstoles, cap. 13, que dice: erant autem Anthiochiae
Prophetae Doctores etiam inter quos, erant Barnabbas et Paulus etiam
de los quales eligieron por mandamiento de Dios para apóstoles a
Paulo y Barnabbas, que les dixo: Segregate un Paulum et Barnabbam ad
opus ad quod elegi eos, y assí que era oficio distinto el de los
apóstoles a el de los doctores, y Nicolás de Lira, sobre esse
lugar, dice que el oficio del doctor era enseñar y declarar las
cosas que se les rebelaban a los inferiores, y aun esto
se puede y
debe tener por cierto por hauer hauido en Çaragoça
innumerables christianos que Daciano martirizó con Sancta Engracia y
sus compañeros y Sant Vicente, que hauer tantos christianos en
Çaragoça
y hauer padecido con tanto ánimo martirio, era señal que tenían
Estudios y buenos Maestros que les enseñaban y ponían firmes en la
fe con su doctrina, porque los Estudios son Seminarios, de donde se
sacan personas para sauer resistir a los tiranos y
herejes, y assí
los tiranos y apóstatas se lee que para poder imprimir las herejías
y apartar de la fe de Christo a los christianos, procuraban desacer
las Universidades y Estudios generales y particulares, como se lee en
la Historia general de Juliano Apóstata que quando con martirios,
promesas y regalos no pudo traer a los christianos a su secta y
herejía, mandó que no se pudiese leer ni oyr en Universidades ni
Estudios, y con eso atraxo a muchos; y de Ubieleph
Herege se lee
que negaua y decía que las Universidades no eran buenas ni lícitas,
como lo dice dicho Alfonso de Castro: ubi supra. - Item en tiempo de
Sant Hierónimo, que fue en tiempo de Dámaso Papa y su criado año
360 pocos años antes o después, se lee que en Çaragoça
hauía Estudio, y leya Retórica, como parece por el Libro que
escribe Eusebio Cesariense, Ad Coronicon Diui Hieronimi additione en
el Catálogo de Varones de Letras, entre otras cosas, pone estas
palabras: Petrus Caesaraugustae orator insignis docet, y no se puede
entender de Çaragoça
de Sicilia, porque aquélla en los lectores antiguos no se llama
Cesaraugusta, sino Siracusa, y también en tiempo del martirio de
Santa Engracia y de los innumerables mártires, fue Prudencio
Consularis Cesaraugustanus gran letrado y escribió dicho martirio, y
San Vicente, que fue gran filósofo y predicador, discípulo de San
Valero, que fue gran letrado, de nación Griego, como lo dixo Maestre
Martín García, obispo de Barcelona, canónigo de La Seo de
Çaragoça,
en sus sermones. - Item en el Archivo de N. S. del Pilar fue
hallada una Escriptura de tributación de casas que las confrontan
con otras y con las escuelas, y esto en tiempo que a Çaragoça
la tenían los moros, que según se colige, estavan desde el horno de
la Caraza y el mesón del obispo de Tarazona, que se coligen los
tenían los christianos antes de los moros, porque de nuevo no se les
dexarían hacer como no dexaban aun reparar la Iglesia de Nuestra
Señora, que según Gelasio, Papa, dice que cuando se tomó a
Çaragoça
estava derruida de paredes".
En cuanto a la época visigoda,
ya sabemos el grado a que llegó la cultura, especialmente en los
períodos de Leovigildo y Recaredo, así como la importancia de los
estudios fundados por San Isidoro de Sevilla a fines del siglo VI o
principios del VII; pero reconcentrada en el Clero toda la
vida intelectual de aquel pueblo, excusado es buscar fuera de la
Iglesia ni un átomo de enseñanza ni vestigios de instrucción. A
mediados del siglo VII principiaron a gozar los monasterios de grande
importancia e influencia; de ellos salieron hombres tan sabios y
virtuosos como San Braulio, San Eugenio, San Julián y otros.
Por
San Ildefonso, en sus Vidas de varones ilustres, sabemos que el monje
Donato, al venir de África a fundar el Monasterio Servitano,
trayendo la primera regla monástica que hubo en España, aportó
consigo y sus setenta monjes gran caudal de libros; y de un San
Eugenio, llamado segundo por los godos, nos habla el mismo ilustre
historiador para decirnos que huyó de Toledo a Zaragoza, donde cerca
de las reliquias de los innumerables mártires se hizo monje y se
dedicó a los estudios, llegando a ser excelente músico, poeta
y
teólogo a la vez (1).
De las Escuelas fundadas por los árabes en
España no diremos, por cuanto mucho se ha escrito sobre ellas, sino
aquello que atañe a nuestra ciudad. La instrucción y el saber
alcanzaron un esplendor grande en esa época, y memorables son las
Academias fundadas por los árabes en España, y entre ellas la de
Almanzor en Córdoba, que sobresalió por la enseñanza de la
Medicina; pero también las hubo en Toledo, Granada, Sevilla,
Valencia y Zaragoza; de las escuelas de nuestra ciudad salieron
algunos maestros muy notables para las de Córdoba, tales como
Mohamed Altámin, que regentó en aquélla una cátedra de Gramática
y Poesía, y Abdalla Ben Josef, filósofo y médico eminente que pasó
de Zaragoza a enseñar en Córdoba.
Por lo que hace a los hombres
doctos, unos por enseñar y otros por escribir, fueron tantos, que a
principios del siglo XII escribió acerca de ellos una historia
Mohamed Almuy Ben - Fornes, a quien otros llaman Ben - Fuertes, el
cual murió en 1118, es decir, hacia la época de la reconquista de
Zaragoza (2).
(1) Cum Ecclesiae Regiae esset egregius vita
monachi delectatus est, qui sagaci fuga, urbem caesaraugustanam
petens illic martirum sepulchris niessit,
ibiquestudia sapientiae,
ac propositum monachi decenter incoluit. ("Varones ilustres",
por San Ildefonso).
(2) En la "Biblioteca" de
Latassa se hallan coleccionados los nombres y escritos de muchos
maestros y literatos árabes de varios pueblos de Aragón, tomados
casi todos ellos de la "Biblioteca" de Casiri, como también
los de varios judíos, tomados de la rabínica de Castro.
A la
caída del califato compitieron con la Madrisa de Córdoba las
escuelas de los aljamas mayores en los reinos de taifas,
distinguiéndose particularmente las de Sevilla, Badajoz, Zaragoza,
Valencia, Murcia, Almería y Toledo.
En este tiempo la multitud de
centros de cultura producía resultados análogos a los ofrecidos
después por Italia en el siglo XV y por Alemania
posteriormente.
Según Borao, los árabes, tolerantes política y
religiosamente con los cristianos de Zaragoza, les permitieron el
culto en torno de la capilla del Pilar, aunque señalando un circuito
que estaba vigilado por alcaide moro. Este barrio, que formaba, por
decirlo así, una población dentro de otra, venía a ser un
rectángulo; sus lados mayores eran: el uno, el muro que da al Ebro,
en cuyo centro descollaba la capilla del Pilar, un poco subterránea,
y el otro, la calle de
la Manifestación o la paralela de Santiago
(que esto no está bien aclarado); los lados menores que a éstas
cortaban, eran; el uno, la calle de Bayeu, y el otro, la de la
Virgen, y en cada uno de éstos había un postigo para comunicarse
con el resto de la población, y en nota dice el historiador que
"para apreciar esta extensión relativa, hay que recordar que la
ciudad entonces era próximamente una semi - elipse, con el muro del
Ebro por eje, y por curva, la línea que va desde la puerta de San
Ildefonso a la del Sol (las dos nuevas), por el Mercado y Coso; fuera
de estos muros, todo data de la reconquista y se denominó
población".
No estuvo descuidada, ni mucho menos, la
instrucción pública entre la judería de Zaragoza, y de ello
hablamos con alguna extensión en el prólogo.
Las aulas de la
judería zaragozana fueron honradas con las enseñanzas de maestros
tan doctos como Abraham ben Samuel Zacuto, que había ilustrado las
de Salamanca.
Y aun cabe otra gloria a los judíos de Zaragoza, y
es el descender de ellos uno de los cronistas más amenos y elegantes
del siglo XVI, el autor de los Quinquenarios, D. Pedro Gutiérrez de
Santa Clara, comenzados a publicar por el señor Serrano y Sanz en
1904 - 1910, "Historia de las guerras civiles del Perú y de
otros sucesos de las Indias (1544 - 1548)".
De una
Universidad zaragozana, de los mudéjares, habla D. Julián Rivera en
su discurso apertura del curso en este Centro docente, el año 1893 -
94 (1:La enseñanza entre los mudéjares españoles.), y de la cual,
además de datos muy curiosos, publica interesantes documentos con
ella relacionados y a los que hacemos referencia en el
prólogo.
Llegando ya a la reconquista de Zaragoza, señalada por
la mayor parte de los historiadores en 1118, el maestro Espés, en su
obra (tomo I, folio 266), cita una escritura cuya data fija en 21 de
Junio de 1117, por la cual, "Pedro, obispo de la ciudad, con
todos los clérigos de dicha Iglesia y hermanos suyos, loan la
Donación del Palacio y Castillo de la Aljafería hecha por el Rey
Don Alfonso el Batallador, Emperador de España, a Berengario Abad
Grassense, con facultad de erigir Iglesia dentro del, dedicada a la
Virgen María, San Martín y San Nicolás, y de tener en ella Pila
bautismal, Cementerio, decir Misas, y para Cóngrua del Abad y
Monges, asigna las primicias de las tierras contiguas y adyacentes a
dicho Palacio". En esta loación se nombra, entre los clérigos
aprobantes, a PEDRO, CABEZA DE LA ESCUELA.
Pero es el caso que
nosotros hemos visto esa escritura, que se halla en el Archivo
arzobispal de esta ciudad, y la fecha no concuerda con la dada por el
historiador eclesiástico de Zaragoza; resulta de ella que el obispo
D. Pedro de
Librana confirma en favor del abad de La Grasse (2:
Pequeño pueblo cerca de Carcasona.), Berenguer y de su monasterio la
donación que de la iglesia de la Aljafería les había hecho el
Batallador. El final de ese documento dice:
Facta carta istius
donationis in Cesaraugusta in die dominica II K.s Julii. Sub era
M.a C.a L.a VI.a (1156). /Nota: deben sustraerse 38 años para
obtener las correspondientes fechas. Era 1156 – 38: 1118 anno
Domini /
Ego Petrus de Liurano, Dei gratia cesaraugustanus
episcopus... + Ego Galindo archidiaconus... Ego Guillermus sacriste
similiter. Ego Petrus CAPUT SCOLE SIMILITER. Arsini scriptoris
Ugonis. Regnante rege Ildefonsus in Cesaraugusta et in Spania.
Arnaldus episcopus in Hosca et in Yaca, Episcopus
Sancius in Pampilona, Episcopus Michael in Terrazona,
Episcopus Sancius in Nagera.
Gasta vicecomes senior in
Cesaraugusta et in osiha et in uno Castello. Comes
Rotro perticencis in Tutela. Lupo Arcer in Alagon. Ato
Aurela in Ricla et in Sos. Lub Sanz in Belxi.
Gascon in Sancti Petri. Vital de Tabarta Zanalmedina.
Debemos
advertir que el documento no es original, sino una copia conservada
en el "Cartulario", y, por lo tanto, sujeta a error por el
amanuense. Pudo haberlo al transcribirla, o Espés confundir la fecha
de la donación primera de la Aljafería, hecha por el Batallador a
raíz de la reconquista de Zaragoza, con esta segunda a favor del
abad de la Grasse y de sus monjes.
Pero sea cual fuere la fecha -
a nuestro objeto nos da igual la primera que la segunda, pues ese
lapso de tiempo entre ambas es relativamente corto - , lo que nos
prueba esa escritura de donación es la existencia en Zaragoza de una
Escuela o Estudio que ya tenía su Rector o Maestro mayor, que firma
como otorgante: Caput, cabeza de la misma.
¿Qué clase de
estudios eran esos? Pues uno de tantos como por aquella época
funcionaban, amparados y sostenidos por el clero, pero en los cuales
tuvieron su origen muchas universidades, no sólo en nuestra patria,
sino fuera
de ella.
Debe tenerse en cuenta que el clero seglar,
por disposiciones dictadas en el cuarto Concilio toledano y otras
posteriores, tenía la obligación de crear y sostener escuelas de
diferentes grados, no sólo en las catedrales, sino hasta en las
parroquias, habiendo existido muchas, y algunas muy renombradas,
durante el imperio de los godos. Insensiblemente algunos de estos
estudios, colocados en mejores circunstancias para organizarse bien,
adquirieron nombradía y eclipsaron a los demás, formándose de esta
suerte, en varios puntos, ciertos centros de enseñanza que iban
preparando la creación de más considerables establecimientos.
La
dignidad de maestrescuela, tan antigua en nuestras catedrales y con
la cual se designó primero a un maestro y más adelante al jefe
inmediato que presidía a los demás y gobernaba el cuerpo de
enseñanza, como delegado del obispo, del deán o del cabildo, se
transforma, como en la nuestra, en el Maestro mayor y luego en el
Rector.
Para apoyar estas manifestaciones, tenemos un interesante
documento, no citado hasta ahora: es una Bula de Clemente III
aprobando los estudios establecidos en esta ciudad por el Cabildo y
el Obispo, cuyo nombre no se cita, pero que debió ser D. Ramón de
Castellezuelo, que gobernó esta iglesia desde 1185 a 1199; está
dada en Letrán el dos de los idus de Octubre (17 de dicho mes) del
año primero de su pontificado (1188). Dice así:
Clemens
episcopus seruus seruorum Dei Dilectis filiis Cesarauguste capitulo
salutem et apostolicam benedictionem. Iustis petencium desideriis
dignum et facile nos probere consensum et nota que a rationis tramite
non discordant es cum persequente complere. Ea propter dilectis
filiis nostris iustis postulacionibus clementer annuimus et
institutionem factam ab episcopo vestro pariter et a nobis de hiis
qui cupium disciplinis scolasticis insudareis sicut racionabiliter
facta is etiam ecclesie auctoritate apostolica confirmamus et
presentis scripti patriocinio conmunimus nulli quo omincis hominum
liceat hanc paginam nostre confirmationis infringere vel ei a usu
temerario contrahire. Siquis autem hoc atemperare persumpseritis
indignationem omnipotentis Dei et beatorum Petri et Pauli apostolorum
eius se nouerint incursurum. Datta Laterane II idus octobris
pontificatus nostra anno primo. (Cartoral grande de La Seo, fol.
35).
Hacia 1185 se dispuso que los canónigos regulares de La Seo
que quisiesen ir a las escuelas para oír alguna facultad, pudieran
llevar de la iglesia lo que hubieran menester para su honrado y
modesto entretenimiento; y no expresando que esa pensión fuera para
salir de Zaragoza, ni existiendo en
España Universidad alguna en
aquella fecha - dice Borao comentando estas manifestaciones de Espés
- ni ninguna escuela notoriamente superior a las que acá teníamos,
se deduce en todo rigor de buena crítica que las escuelas aludidas
eran las de Zaragoza, y que eran tales que podían dar instrucción a
los clérigos y, por consiguiente, ser de estudios superiores. Sólo
podía caber duda acerca de la autenticidad o buena inteligencia del
documento en que se consigna, pero ni lo uno ni lo otro se puede
negar al maestro Espés que escribió con mucho pulso y con los
mejores y más abundantes papeles a la vista, y que esta vez no
empleó como otras ninguna reticencia dubitativa.
En 1304,
queriendo el Obispo D. Ximeno que los estudiantes pudieran cursar
latinidad y Filosofía en Zaragoza y oír Teología y Cánones en
otras Universidades, autorizado por el Capítulo, compró el lugar y
términos de Roden, con todos sus derechos, al Noble D. Gonzalo
Ximénez, Sr. de Areposo, y D.a Urraca Jordán, su mujer, al objeto
de que con las rentas se sustentasen los estudiantes pobres,
comenzando, de este modo, la limosna que daba el Arzobispo (1: En el
capítulo "Vida escolar", estudiamos este asunto con más
detenimiento.). (Espés, t.° I, fol. 487). En un principio fueron
veintidós, y por no ser suficiente la renta, se redujeron a doce,
dando a cada uno por semana 18 sueldos para que estudiasen aquí
Gramática y Artes, y "si algunos fuessen de buen ingenio, los
imbiasen a otras Universidades y les diesen cinco escudos cada año y
estudiasen Teología, como consta por el libro del Subpriorato del
Aseo y escripturas que en el archiu del están".
(Frailla, fol. 4).
Seis años después, el mismo obispo D. Ximeno
de Luna, con consentimiento del Cabildo, hace gracia al maestro
Alfonso de Baylo, del Maestrazgo de las Escuelas de Zaragoza, en la
prebenda de La Seo, anexa a este Magisterio. (Espés, t.° I, fol.
490).
En 1317 y a 9 de Mayo, testificó la vendición del Castillo
y lugar de Roden, hecha para el efecto ya mencionado por el arzobispo
D. Ximeno y el Cabildo, el Not. Guillén de la Porta.
Frailla, en
su Lucidario (fol. 62 v.), cita entre los documentos del antiguo
archivo, que él vio una copia de un proceso hecho ante el Ldo.
Domingo Lacón, Arcediano de Belchite, su Collector apostólico, en
virtud de comisión particular hecha a instancia del Maestro mayor,
contra el Fisco de la Cámara apostólica, sobre la limosna que la
dignidad archiepiscopal estaba obligada por tener y poseer a Roden, a
los pobres estudiantes, por el cual se condenaba a dicha
Cámara a
pagar o dar dos fanegas de pan cocido diariamente a los escolares
necesitados, obligándola a abonar todo lo que no había entregado en
las sedes vacantes de D. Hernando de Aragón y D. Andrés Santos.
En
1339 y a 19 de Noviembre, entre otras raciones que fundó el
arzobispo D. Pedro López de Luna, fue la de instituir ya el
Magisterio mayor de estas Escuelas, siendo el primer presentado el ya
mencionado Alonso de Baylo, a cuyo favor se había ya puesto por D.
Ximeno de Luna, el Maestrazgo de la misma (1: Mandura: Memorias de la
Iglesia de La Seo, pág. 361).).
En 1389 y a 17 de Enero, el
arzobispo D. García Fernández de Heredia ordenó algunas
Constituciones para reformación de las Escuelas de esta ciudad,
afirmando que inter coeteras Regni Aragonum Principatus
obtinent. (Espés, folio 578 v).
En 1400 se otorgó una concordia
y Estatuto, para que la presentación del Maestro mayor, que solía
hacer el Prelado, la hicieran por alternativa el Arzobispo y el
Cabildo. (Copia del libro del Supriorato de La Seo, hecha por el
canónigo D. Bartolomé Leonardo de Argensola, en 1623; fol.
45).
Desde el año de 1412, en que fue depuesto el arzobispo D.
Francisco Clemente, por el papa Martín V, a causa de seguir la
facción de Benedicto XIII o papa Luna, hasta el de 1417, en que le
volvió al arzobispado, tenían los Maestros del viejo Estudio su
antigua maza, con los escudos de Armas de Aragón, Zaragoza y las del
Arzobispo, que son una campana con las insignias del mismo, y las de
D. Pedro de Luna, que son tiara y media luna y llaves, y al pie de la
maza, un brazo de San Valero. (Frailla: Lucidario, folios 4 y 6).
En
el Archivo de la Corona de Aragón hemos encontrado un documento muy
interesante: se trata de la "Entrega que el señor D. Diego
Fraylla, Archivero de los Privilegios y escrituras, hizo a la
Universidad y entrega de las llaves de dicho Archivo" el día 12
de Abril del año 1604.
En ese Inventario, del que daremos noticia
detallada en el capítulo "Archivo de la Universidad",
figura, al final del mismo, lo siguiente: "Item: entregó el Dr.
D. Diego Fraylla una Maza del estudio antiguo que en lo alto de ella
están las Armas del Papa Luna, y avaxo, en un triángulo, en
tres sellos, las Armas del Reyno y de la Ciudad y del Patriarca
Arzobispo de Zaragoza D. Francisco Clemente, y abaxo, en el
sello, el brazo del señor San Valero, con cruz y báculo a los
lados; el Asta es de Plata, y la rueda, de Azófar, y por ser cosa de
tanta antigüedad, mandaron se guardase en el Archivo de dicha
Universidad".
De modo que a principios del siglo XVII aun se
conservaba la maza del Estudio antiguo de Artes, sin que hayamos
encontrado otro documento que hable de ella.
En 1417, D. Pedro de
Jara, canónigo y obrero de La Seo, dio memorial ante el oficial
eclesiástico principal, pidiendo en él que Gil de Torla, bachiller
del Estudio de Zaragoza, le pagase un treudo, precio de cinco libras
pertenecientes a la obrería que sobre casas y corral en la parroquia
de la Magdalena había pagado D. Alonso de Torla, padre del anterior,
y por acto de 3 de Abril de ese mismo año, le condenó a dicho pago
Beltrán de la Rosa, que por sustitución servía dicho oficialado.
(Estaba el original procesillo; Arc. del Pilar, arm. 9, caj. 2, lig.
6, n.° 15).
De este mismo año, confirmando el funcionamiento de
nuestro estudio de Artes, encontramos en el libro de cuentas de La
Seo, años 1417 - 1418 y correspondiente al mes de Marzo, el
siguiente asiento: "Ultimo de Marzo pagué a Maestre Pascual del
Villar, maestro del Studio, cien flor., los quales el havía
enprestado al prior et capitol para el común, por los quales tenía
la biblia en prendas, et yo cobré la biblia el manio el capitol, que
la trayose al capitol et
mandaron que la dasse a don Bernat de la
Torre... C. Flor".
Curioso dato demostrativo de que el viejo
Estudio tenía profesores que podían prestar a un Cabildo 100
florines y que los ejemplares de la Biblia se cotizaban caros, hasta
el punto de poder quedar en garantía de tan importante cantidad.
En
1450, y según Frailla, se educó en la Escuela de Zaragoza Pedro de
Arbués, a quien vulgarmente se le llamaba en su época Maestro
Épila, por ser natural de aquella villa; afirma el primer
historiador de nuestra Universidad, que
posteriormente fue Rector
o Maestro mayor del viejo Estudio, anterior en este empleo a Pedro de
la Cabra; incluso dice Frailla hablando de la invocación de la
Capilla de la Escuela en la época de Arbués, que fue al Crucificado
y a San
Cristóbal, y que después, en tiempos del Maestro Górriz,
se puso bajo la invocación de Nuestra Señora; como Górriz sucedió
a la Cabra, a éste debió preceder Pedro de Arbués. En varias
"Vidas" de San Pedro de Arbués que hemos examinado,
escritas en el siglo XVII, no se habla del sitio donde
hizo sus
primeros estudios.
Sin embargo, Frailla estaba en lo cierto: en el
Archivo Municipal y en los cuadernos de cuentas de mayordomía de la
ciudad, al folio 30 v., hemos encontrado la siguiente "Acta de
treudo (derecho) de los estudiantes del Studio de la Ciudad del anyo
M. CCCC. LVI (1456)".
"Item, recibi yo dito mayordomo de
Pedro Darbues, Studiant, cullidor del Studio del dito dotzeu dinero
en el dito et present anyo de M. CCCC. LVI, los quales recibi netos
de absentes, pobres e otros e del salario del dito cullidor, segunt
aparece por finament de conto feyto en el quaderno del dito
cullidor".
Ello demuestra, palmariamente, que Arbués fue
alumno del antiguo Estudio y recaudador o tesorero de las cuotas que
los estudiantes debían pagar por la enseñanza que se les daba,
cuotas que eran entregadas a la ciudad - cuya intervención en la
Escuela vemos ya bien manifiesta - , indudablemente para abono de los
honorarios a los maestros.
Pero la importancia de esos Estudios
era todavía muy limitada y Pedro Arbués sólo debió estar en
nuestra vieja Escuela los primeros años, porque es sabido, y así
consta en varias obras y entre ellas la del P. Salaverte (1:Triunfo
de la Fe: Vida y prodigios de San Pedro Arbués. Zaragoza; Domingo
Gascón, 1690.
), en cuya pág. 14 se dice: "aprendió
Gramática con perfección; viéndole sus padres tan inclinado a los
estudios, lo imbiaron a la Universidad de Huesca, tan antigua como
celebrada...", lo cual parece indicar que en nuestro viejo
Estudio sólo cursó la Gramática. En cuanto a su rectorado,
ignoramos, a punto cierto, cuándo pudo ser; anterior a 1474 no es
posible; se hallaba Arbués en Bolonia; por esa época fue nombrado
Canónigo de Zaragoza y a Pedro de la Cabra le sucedió el Maestro
Górriz, como diremos más adelante.
Por las manifestaciones
hechas, vemos cómo los Estudios de Artes que funcionaban en nuestra
ciudad, fueron paulatinamente desarrollándose y pasando del clero a
la ciudad, aunque con intervención del primero, que conservaba la
dirección de la Escuela, por su Maestro mayor, prebenda del
Cabildo
y de provisión alternativa entre éste y el Arzobispo; de sus
constituciones o estatutos, nada ha llegado hasta nosotros con
certeza: indudablemente debió tenerlas, y ya hemos dicho que el año
1389, el arzobispo Fernández Heredia había ordenado algunas para
reformación de las
Escuelas.
En los libros de cuentas de La
Seo, y refiriéndose al año 1473, vemos una partida muy interesante:
"Item: Conte con Domingo de Cudna (?), notario, por sacar en
forma quatro Statutos et testificar aquellos e scribir en el
Cartuario, es a saber el del Magistro de Gramática, el del
Maestro de Canto, et el de Sant Jayme..."
¿Se
refieren al viejo Estudio esos estatutos o a enseñanzas que aun
pudiera dar el Cabildo? Nos hace suponer esto último, el del maestro
de canto, enseñanza que seguramente no debía darse en la vieja
escuela.
Y llegamos al año 1474: era Maestro mayor o Rector del
Estudio Pedro de la Cabra, el joven (1:Para distinguirlo de su padre,
médico famoso en Zaragoza, Pedro de la Cabra, el viejo.), Maestro en
Artes y en Medicina; trataron ese año el Cabildo y los Jurados de
Zaragoza dar mayor lustre, amplitud y estabilidad
a los estudios
de Artes que aquí se tenían, y para ello acudieron al Papa Sixto IV
por mediación del Infante D. Fernando, que ya entonces era Rey de
Sicilia; aprobó el Papa y confirmó el Estudio, concediéndole que
se pudieran conferir
en él grados de Maestros en Artes y
nombrando para ello Cancelario al mismo Rector perpetuo, o sea a
Pedro de la Cabra, a pesar de ser lego y con facultad de conferir
dichos grados. Concedió, además, al Estudio de Zaragoza que
se
considerase como general de Artes y gozase en esta parte los
mismos derechos y preeminencias que tenían los de París y Lérida;
en esa Bula se habla de la antigüedad de la escuela de Zaragoza,
pues se dice: ab antiquis temporibus uiguerit Studium in Artibus,
inibique legentes in dictis Artibus
iugiter existant periti, et
sufficientes, et plures evaserint docti et erudite in huiusmodi
artium facultate... Fué dada en Roma a 13 de Diciembre del expresado
año.
Pero el nombramiento de Maestro mayor o Cancelario perpetuo
a favor de un lego como Pedro de la Cabra, molestó al Cabildo
metropolitano, suscitándose algunas controversias; nuevamente el
infante y rey de Sicilia D. Fernando, los Jurados y el Capítulo,
acudieron al Papa, el cual defirió a las súplicas que se le
hicieron y dio otra Bula fechada en Roma en 1.° de Diciembre de
1476, mandando que en lo sucesivo fuera siempre Cancelario el
Arzobispo de Zaragoza, quedando el Maestro mayor con el título de
Vicecancelario, y en el mismo Pedro de la Cabra, en quien delegaba la
Santa Sede y debía sustituir al Arzobispo con el expresado título:
Quodque de cetero perpetuis temporibus, Archiepiscopus Caesaraugustanus, "pro tempore hujusmodi Cancellarius
dicti
Studii sit, et esse debeat, dummodo loco sui ac dictum officium,
dictum Petrum substituat, prout etiam Nos ex nunc substituimus, ita
quod deinceps vocetur Vicecancellarius dicti Studii, quodque
Archiepiscopus pro tempore et ab eo substituendus et pro tempore
Magister major et Rector, Vicecancellarius Studi nuncupatus...
(1:Ambas Bulas se conservan originales en el Archivo catedralicio de
La Seo.).
En 25 de Enero del año siguiente (1477), dio el rey Don
Juan II un privilegio, en el cual, por su parte, ratificaba todo lo
concedido y contenido en dicha Bula.
De aquí arrancan los
orígenes de la Universidad de Zaragoza, aunque en un principio
convertida sólo en Estudio general de Artes o Filosofía, sin que
nosotros sigamos a ciertos historiadores que, por un espíritu mal
entendido de
regionalismo, han querido ya presentar desde este
momento al viejo Estudio como una Universidad literaria, en la cual,
a más de la Filosofía, se enseñaba la Teología y la Medicina.
Las bulas pontificias y el Privilegio de Juan II lo dicen bien
claramente: Estudio general de Artes, y aunque ya sabemos que la
palabra Universidad en aquellos tiempos no significaba universalidad
de facultades, sino que solía aplicarse también a toda corporación,
comunidad o reunión de gentes o de cosas, y aunque en algunas es muy
cierto no se daban todas, como por ejemplo, en la de París, que no
se enseñaba leyes, y en la de Lérida, que al fundarse, no
existía
la Teología, también lo es que en los privilegios de erección o en
las bulas de los Papas se señalaban, taxativamente, las enseñanzas
que en el Estudio general que se fundaba debían darse; opinamos que
en la nuestra, y hasta que Cerbuna y los Jurados la pusieron en
marcha, dando cumplimiento al privilegio de Carlos I, no se enseñó
nada más que Artes o Filosofía, con toda la amplitud necesaria,
para conferir los grados de bachiller, licenciado y maestro.
Muchos
años después, dado ya por el monarca emperador su privilegio, vemos
que en 1554 se presentó en Huesca Fr. Pascual del Molinar, bachiller
en Artes hecho en Zaragoza, y las actas de aquella Universidad,
referentes a ese año, dicen: "... se ha opposado a la Cátedra
de Artes y que algunos le impugnaban por no ser hecho en Universidad;
el Consejo concorde deliberó que esta vez se admita Bachiller,
aunque no está graduado en Universidad general" (1:Arco
(Ricardo del): Memorias de la Universidad de Huesca, t.° II, págs.
20 y 21.).
En la época a que nos referimos, y aun con mucha
anterioridad, los estudios de Medicina llegaron a alcanzar en
Zaragoza suma importancia, como ya tendremos ocasión de demostrar en
el correspondiente capítulo; pero de esas enseñanzas estaba
encargado, por privilegios concedidos, el Colegio de San Cosme y San
Damián; y en cuanto a los de Teología, se consideraban de una
importancia tan grande, que esa facultad era la primera en los
claustros y sus
doctores tenían puesto preferente en ellos y en
todos los actos universitarios; en el transcurso de esta Historia
veremos las cuestiones de etiqueta que por dichas causas ocurrieron
en nuestra vieja Escuela entre dicha facultad y la de
Artes.
En
los siglos XIII y XIV y gran parte del XV, hasta que se fueron
creando Universidades en distintas regiones de nuestra Nación, los
encargados de la ciencia teológica eran los eclesiásticos, que unas
veces en las catedrales, otras en colegios especiales a estas
enseñanzas dedicados, o en conventos de dominicos o franciscanos,
cultivaban tales disciplinas; decimos esto porque se quiere suponer
que aun antes de 1474 había en nuestro Estudio viejo la facultad de
Teología, pues en unas notas de los Mss. de Camón, que han sido
citadas por varios autores, se dice: "1467. A 3 de Junio, en
tiempo del arzobispo D. Juan de Aragón, se ordenó por éste, en
conformidad con el Cabildo, que el Letor de Teología, a más de su
lición ordinaria por sí o por otro, hiciese su sermón latino en el
Capítulo, en las Vigilias de Pascua, de N.a S.a de Apóstoles y
de Todos Santos, y un domingo cada mes, sermón de Pueblo"; y
dice el anotador: "Esto prueba que había aquí estudio de
Teología anterior al Privilegio"; y decimos nosotros; que
estamos conformes en que lo hubiera, pero no en la vieja Escuela de
Artes, pues lo copiado refuerza las manifestaciones que tenemos
hechas, de que tales enseñanzas debían darse en la Catedral, en las
fechas señaladas, por los canónigos o beneficiados de ella.
Frailla
dice en su Lucidario, fol. 9 v., que desde el año 1543 [1542] que
concedió el Privilegio Carlos V, hasta que se puso en execución la
Universidad, año 1583, aunque no continuamente, leyeron Theología y
Medicina en Zaragoza, y en dicha Universidad, los Maestros mayores
Gaspar Lax, que era ciego, el Dr. Domingo Pérez y el Maestro García,
y Medicina, el Dr. Palacios y el Dr. Porcel, que él conoció.
Pero
como no hubo quien saliese a edificar las Escuelas y fundar la
Universidad y dar rentas, estuviéronse por poner en execución los
privilegios, y assi no hubo Universidad general en todas sciencias
conforme a ellos, sino de Artes, como de antiguo, basta el año 1582
[1583].
Nada tiene de particular y es muy verosímil que queriendo
los Jurados de la ciudad poner en vigor el privilegio de Carlos I,
allá por los años 1575 a 1577, en que reformaron las enseñanzas y
contrataron Maestros como Simón Abril
para dar las de Gramática,
se explicaran algunas lecciones de Teología y Medicina, pero sin que
estos estudios tuvieran validez académica, porque no estaba
autorizado el viejo Estudio para ello: bachilleres, licenciados y
doctores en esas facultades no salieron de las aulas zaragozanas
hasta 1583 (1).
En el año de 1477 y en virtud del Privilegio de
D. Juan II, se hicieron Estatutos para el Estudio general de Artes,
interviniendo en ellos, a más del Maestro mayor Pedro de la Cabra
(2:De Pedro de la Cabra damos interesantes datos en el capítulo "El
Colegio de Médicos de San Cosme y San Damián".), y en nombre
del Cabildo, Pedro de Arbués.
En 1480 y a 17 de agosto, se hizo
la concordia entre el Estudio y el Hospital de Gracia para que éste
cediera dos camas aparte para pobres estudiantes, otorgando la
escritura el notario Miguel Navarro (Frailla: Lucidario, fol. 102
v.).
En 1488 y en 1.° de abril, tomó posesión del Magisterio
mayor, vacante por renuncia de la Cabra, hecha en 29 de marzo de ese
mismo año, Guillen Górriz, Maestro en Artes y en Teología, y en
ese mismo año, Juan Luis Serena, vendió en favor de la Universidad
unas cámaras que en ella tenía, mediante escritura que testificó
Bartolomé Roca,
(1) Borao, en su Historia, queriendo dar la
mayor importancia a las enseñanzas que se daban en el Estudio de
Artes, dice que se conferían en la importante facultad (la de
Artes), e bachillerato, la licenciatura, el Magisterio y el
Doctorado, ignorando, indudablemente, que en la de Artes no hubo
nunca doctores, y que el Magisterio, grado equivalente al de Doctor,
era el último de la carrera.
Not.° del N.° de Zaragoza. Y
sobre ellas estaban las Misas del Maestro Górriz, como diremos
oportunamente.
En el año 1489 y según un Gestis antiguo de La
Seo, a 27 de abril, la ciudad hizo embajada (1:Así se llamaban en
aquellos tiempos a las comisiones o representaciones.) al Cabildo
para establecer en Zaragoza un Estudio general y para ajustarlo con
el arzobispo y ciudad, comisionó el Cabildo a los canónigos M.
Torcat y M. Martín Samper; prueba de que los Jurados ya se iban
preocupando por la amplitud de las enseñanzas y deseaban establecer
una Universidad de todas las ciencias.
El año 1500 murió D.
Agustín Olivan, Canónigo de La Seo, Maestro en Artes y Teología,
enterrándosele en la Capilla de la Universidad (2), para la cual
dejó fundadas 160 misas rezadas, posteriormente reducidas al número
de 80 con
decreto del Oficial eclesiástico y Vicario general.
Dejó para ellas 157 libras, que cargó sobre sus bienes D.a Mariana
Virto, viuda del Dr. Foncalda, Médico colegial de Zaragoza.
Posteriormente se luyó y las tomó a censo el Dr. D. Andrés la
Fuente, que también lo luyó para cancelar un censal que pagaba la
Universidad al Convento del Carmen de Zaragoza, a quien lo había
legado el Dr. D. José de Torres y Arpayón.
En 1511 y a 26 de
diciembre muere Guillen Górriz, Maestro mayor del Estudio de Artes;
fundó en la Capilla de éste 300 misas: cinco cantadas en los días
de la Anunciación, Concepción, Natividad, Purificación y Asunción
de Nuestra
Señora, con 16 sueldos de caridad por cada una, y las
restantes, rezadas. Fueron reducidas, posteriormente, con Decreto, al
número de 160; el notario que autorizó la fundación fue Jaime Ruiz
de Azagra, del número de Zaragoza.
En 1513 y a 12 de junio, el
Estudio hizo nombramiento
(2) Hoy depósito de libros de la
Biblioteca Universitaria, conservándose dicha sepultura y la lápida
que la cubre, que dice así: "Sta es la sepultura Reuerendo mro.
Augustin perez de oliuan, doctor en artes y tehologia, canonigo de la
seu. Fenecio en el año mil quinientos".
de portero o
bedel, en la persona del honorable Jaime Pascual, vecino de Zaragoza,
con todas las prerrogativas y derechos a dicho oficio concedidas; era
Maestro mayor Juan Tarabal, ante quien aceptó y juró el cargo,
encomendándosele la maza, aquella maza ya descrita en este capítulo,
con las armas del Papa Luna, las reales, las de la ciudad, las del
arzobispo y el brazo de San Valero. En el documento se hace constar
que su peso era de diecisiete onzas y tres cuartos de plata y el
resto de latón sobredorado (1:Abizanda y Broto: obra ya citada, pág.
379.).
En 5 de septiembre de 1516, el Papa León X, en el año
cuarto de su pontificado, concedió al Maestro mayor y a los demás
de Artes y Latinidad del Estudio, accediendo a lo que le suplicaron,
en unión del arzobispo, que en monasterios, colegios ni en parte
alguna, por persona o personas de carácter seglar, se pudiesen
enseñar las materias que daban en la Escuela de Artes, las cuales
debían cursarse en la misma, graduándose en ella (2).
En 1542 y
a 10 de septiembre, el Emperador Carlos V, primero de este nombre en
España (Carlos I), y en las Cortes que celebró en Monzón,
dio su privilegio (3), que comienza Dum noster animus, a instancia de
los Síndicos de Zaragoza, por el cual elevaba el Estudio de Artes a
Universidad general de
todas las ciencias, concediéndola todos
los privilegios, preeminencias y prerrogativas de las de Salamanca,
Valladolid,
(2) Frailla, al folio 62 v. del Lucidario, cita
"Una copia de Proceso signado, hecho ante el Oficial Ecc.° de
Zaragoza, como Conservador del Estudio viejo, en virtud de la Bula de
León X, por el qual condena a ciertos estudiantes que habían oído
Artes en la Compañía de Jesús y en algunos monasterios, a que
paguen el salario a los Maestros que leían Artes en el dicho
Estudio, porque no podían oír sin pagar y ser matriculados en el
Estudio".
(3) Se custodia, original, en el Archivo Municipal
de Zaragoza; es un diploma en pergamino, de una sola hoja de 0'340
por 0'625 mm.; caja de la escritura, 0'100 por 0'550 mm. Con la firma
autógrafa del Rey; de 18 líneas y letra de la época: falta el
sello pendiente; se halla en perfecto estado de conservación. - En
el Archivo de la Corona de Aragón se conserva una copia autorizada
por el Notario de esta Ciudad y Secretario de los Jurados, Miguel
Español:
"Copia de Priuilegio real para hazer Uniuersidad de
todas facultades en la Ciudad de Çaragoça".
4 hojas, la primera en blanco, 0'290 por 0'205 mm.; caja de la
escritura, 0'200 por 0'160 mm.; letra del siglo XVI. Leg.° 78, n.°
978.
Lérida у demás de España, en la cual se enseñaran
todas las ciencias: "...quod in ipsa civitate Caesaraugustae sit
deinde Studium generale, tam in Theologia, Iure canonico et civile,
quam etiam Medicinae, Philosophiae, Artibus, ac etiam quibus uis
aliis facultatibus, et scientiis approbatis..."
Por esta
época era Maestro mayor el Doctor en Medicina Juan de Tarabal (1),
que había sido propuesto por el Arzobispo y que venía desempeñando
su cargo desde 20 de octubre de 1516, pues en el proceso seguido ante
los Jurados en
razón de la exención de las Sisas, ante el
Notario Miguel Francés, obtuvo sentencia favorable contra Domingo
Arnauz, arrendador de las mismas (2), siendo admitido en 1529 como
cofrade de la de San Valero de esta ciudad (3).
En 1543 y a 3 de
marzo, D.a Mariana Virto, viuda del doctor D. Bartolomé Foncalda,
cargó sobre sus bienes 195 libras de censo gracioso, con otros
tantos sueldos de pensión en favor del Maestro mayor y Regentes del
Estudio viejo;
que, como ya hemos dicho, eran para la celebración
de las misas del canónigo D. Agustín Oliván, en la Capilla de la
Escuela; el Notario fue Juan Campi, del número de Zaragoza. Loáronla
en 12 de noviembre de dicho año, los cofrades de San Miguel y San
Martín de La Seo, reconociendo dicho Maestro mayor y Regentes deber
emplear los réditos en dichas celebraciones. (Frailla: Lucidario,
folio 109 v.).
En 6 de agosto de 1554, el Papa Julio III, a
súplicas del emperador Carlos V, expidió Bula confirmatoria (4) del
privilegio dado en Monzón, pero habiendo fallecido S. S. El 23 de
marzo de 1555 sin haberla promulgado, la despachó en 26 de mayo de
ese mismo año, su sucesor Paulo IV, en la cual narra e infiere la de
su antecesor, confirmando por ella nuestra Universidad con todas sus
prerrogativas; los papas no quisieron ser menos que el monarca
Emperador, y dicen en ellas al hablar de las facultades que aquí
debían estudiarse:
(1) Testó en 1.° de octubre de dicho
año, ante el Notario Martín Español, instituyendo heredero a su
hijo Juan, que también testó en 1581, a 6 de mayo, ante el Notario
Cristóbal Navarro. (Arch. Not. de Zaragoza).
(2) Extensamente
hablaremos de estos asuntos en el capítulo "Vida escolar",
en la parte que hace referencia al fuero universitario.
(3) Su
mujer Beatriz Tomás lo había sido ya en 1516. (Mss. de Camón: B.
U. de Z.).
(4) En el Archivo de la Corona de Aragón, Leg . 78,
núm. 990, se halla la "Copia de la bulla apostholica para hazer
y tener Vniuersidad de todas facultades en la Ciudad de Çaragoça
con reuocación de qualesquiere indultos en contrario a otras
Vniuersidades concedidos". 4 folios: el primero, en b. con
título transcrito; 0'315 por 0'215 mm.; 0'240 por 0'170 caja de
escritura; letra del siglo XVI. - Está autorizada la copia por el
Not. Miguel Español.
ac quibus uis aliis licitis facultatibus
et scientiis, ad instar Salmantini, Vallisoleti et Illerdensi, ac
aliorum Regnorum Hispaniarum Universitatum, Studiorum generalium
erigeri et instituere, alias que in proemissis opportune providere,
de benegnitate apostolica dignaretur; es decir, todas aquellas
facultades que
en las Universidades de Salamanca, Valladolid y
Lérida se estudiaran o pudieran estudiarse, o en cualquier otra que
en los reinos de España se erigiera o fundara con autoridad
eclesiástica. Pero tanto al Rey como a los papas se les olvidó
consignar, en el Privilegio y en las bulas, las rentas del nuevo
Estudio general.
A 23 de febrero de 1560, muere el Maestro mayor
Gaspar Lax, que había sucedido a Tarabal (1), siendo su inmediato
sucesor D. Domingo Pérez, doctor en Teología, que tomó la colación
del Magisterio mayor en ese día y la posesión el 4 de marzo, ante
el Notario Sebastián Moles, del número de Zaragoza y del
Cabildo.
D. Fernando de Aragón fue el Arzobispo que le propuso;
pero entre el Dr. Pérez y el Cabildo ocurrieron cuestiones de
verdadera gravedad: el Dr. Pérez fue condenado por la Inquisición
del Reino - ignoramos las causas -
(1) Fue enterrado en el
plano del presbiterio de la Iglesia de San Nicolás, convento del
Sepulcro; la lápida de su sepultura tena la siguiente inscripción:
Hic jacet Gaspar Lax, Artium de Sacrae Theologiae Doctor,
Academiae
Caesaraugustanae Vicecancellarius et Rector, obiit 23
mensis februariis
1560. - Testó ante Martín de Gurrea, del
número de Zaragoza; fue discípulo suyo de Filosofía San Francisco
de Borja en esta Escuela de Zaragoza, según dice Cienfuegos en la
Vida del Santo. Aunque era ciego, contribuyó con las luces de su
ingenio y su saber al mayor esplendor de nuestra vieja Escuela,
explicando en ella, según Frailla, Teología.
a destierro,
encerrado en un monasterio y a que no pudiera leer ni predicar. El
Cabildo entendió por esa sentencia, que el Dr. Pérez debía ser,
inmediatamente, sustituido en su cargo de Jefe de la Escuela de
Artes; pero no era de esa opinión el Arzobispo, por estimar que la
sentencia le privaba sólo de leer, y que todo lo demás que debía
hacerse era nombrar él un sustituto. Intervinieron en estas
cuestiones el prior de La Seo doctor Cerbuna y los canónigos
Mandura, Monreal, Romero, Torrellas, Torres, Violarte y Revés.
El
día 31 de mayo de 1574 escribe el Cabildo a D. Pedro de Luna, su
procurador en Roma. Entre otras cosas del régimen interior del
Cabildo, dicen:
"Los Inquisidores del Sto. off.° deste Reyno
condenaron al doctor Domingo Pérez, Maestro mayor deste Estudio, por
sus delictos, a destierro según entendemos desta Ciudad, y que esté
seis años en un Monesterio y que no pueda leer ni predicar, y
conforme a esto pretiende este Cabildo a quién toca esta vez proveer
este Magisterio mayor desta escuela que vaca este officio. El S.
Arçobispo pretiende que no
vaca porqne la sentencia no dize expresamente que le
priuan.
Pero siendo este officio personal que tiene obligación de
leer en el Estudio y de asistir y él quede desterrado y recludido en
un Monesterio y que no pueda leer, por consiguiente se a de dezir que
queda privado y que el officio vaca. Emos
barruntado que su Ex.ca
anda por sacar un Breue de Su Sd. para poner un substituto en la
Escuela en lugar del dicho Doctor Pérez, cosa que sería muy dañosa
a este Estudio y perjudicial a esta Yglesia, porque ay mucha
necesidad para el reparo de la Escuela de algún otro buen Maestro
mayor, V. m. procure secretamente y con destresa de descubrir algo y
procure por algún privado del papa o por otra vía, o si menester
fuesse, hablando v. m. con su Sd. que se le advierta como semejante
breve, sería en perjuizio de esta Yglesia y tanbién de los Jurados
y Regidores desta Çiudad por
el drecho que todos tenemos en las cosas del Estudio y que sin oirnos
no es justo que su Sd. lo prouea". (A. C. de la S., Registro
Epistolar, lib. 3).
Todo lo expuesto demuestra la importancia del
cargo y, por lo tanto, la trascendencia que tenía el que fuera
nombrado por el Cabildo o por el Arzobispo.
Ya con fecha 20 de
febrero de ese mismo año, Fr. Juan Regla, de la Orden de San
Jerónimo, confesor del Rey, escribe desde San Lorenzo al Prior de La
Seo para que, en caso de vacante y en vista de que toca al Cabildo
proveer el cargo, nombren Maestro mayor del Estudio a Pedro Juan
Núñez (1); en dicha carta se le dice a Cerbuna que el recomendado
había sido Mozo de los Escolanos y de la Capilla de Santa Justa y
Rufina. (Ms. De Camón).
En 1574 comienza la hostilidad de Huesca;
se opone ya al funcionamiento de la Universidad cesaraugustana; lo
revela el acuerdo tomado por el Consejo universitario, que dice así:
"En 1.° de marzo fuit propositus, que se entiende que Zaragoza
procura efectuar haya Universidad allí, y que pues en tanto
perjuicio de la Universidad es, provean en ello lo acedero, y se
resolvió que se opongan a ello", etc. (2).
En 1575, los de
Huesca dirigieron cartas a Felipe II y al Vicecanciller de la Corona
de Aragón, D. Bernardo de Bolea
(1) El célebre valenciano
Pedro Juan Núñez leyó en nuestro estudio Filosofía desde 1557
hasta 1560; continuó en 1561 con la Retórica y letras humanas.
- Alumno suyo fue Juan Marco, Arcediano de Zaragoza y primer Rector
de la Universidad, y Núñez le elogia en su obra impresa en
Barcelona, De recta, atque utile ratione conficiendi curriculi
philosophicae, libro dirigido a D. Baltasar Punter, Obispo de
Tortosa, que fue discípulo suyo; también lo fue de
Núfiez D.
Baltasar Llorente, Prior y Canónigo de la Santa Iglesia del Pilar y
Cronista del Reino de Aragón, y el ilustre humanista heterodoxo
Pedro Galés, catalán y profesor que fue de Filosofía en varias
universidades extranjeras; Pedro Galés murió en Zaragoza de más de
sesenta afios; por sus herejías le seguía proceso la Inquisición,
y, ya muerto, fue condenado "a relaxar su estatua y desenterrado
su cuerpo y huesos ansi mismo relaxados". - Los señores Bachmer
y Morel - Fatio, hacen un estudio muy detenido de este hereje, no
citado en su obra Los heterodoxos españoles, por Menéndez Pelayo;
L'humaniste hétérodoxe catalan Pedro Gales; París, imp. Nationale,
1902; 4.°, 37 págs.
(2) Arco: Memorias de la Universida de
Huesca, pág. 20 del tomo II.
contra la Universidad de
Zaragoza; en la primera, entre otras cosas, se dice: "... ahora
tiene entendido esta ciudad que Zaragoza entiende en suplicar a V. M.
sea servido de que en ella haya Universidad y Estudio general, con
todos
los privilegios que esta ciudad tiene, y para ello
pedir pensiones sobre el Arzobispado de Zaragoza y Obispado de
Tarazona..." Está fechada en 20 de marzo de dicho año. En la
segunda: "... habernos entendido que Zaragoza anda tras de tener
Universidad, la cual no puede hacer conforme a los
privilegios
reales que esta ciudad tiene hasta hoy observados y guardados".
(23 de marzo del mismo año). (Arco: obra citada).
En efecto; los
de Huesca tenían razón en lo que hace referencia a que en esta
ciudad se pensaba ya seriamente en poner en ejecución las bulas y
privilegios concedidos para tener Universidad, ayudando a los Jurados
el Cabildo y el
Prior de La Seo, pues a más de mandar sacar copia
del Privilegio de erección para que los abogados lo estudiaran y
pagar 50 sueldos por la copia (Id. Registro Epistolar, lib. 3), en 25
de febrero de este año de 1576 se dirigieron al Rey para que les
permitiera aplicar al viejo Estudio parte de las rentas del
Arzobispado, sede vacante; la carta que le dirigen y que prueba el
vivo interés que por el fomento de estos estudios tenían los
capitulares, dice así:
"S.[acra] C.[atólica] R.[eal] Mag.d
= Entendiendo quanto V. Mag.d desea y procura que las letras divinas
y humanas se exerciten y florezcan en estos Reynos de V. M.
mayormente aora que tan sospechosamente se enseñan en otras
Universidades extrangeras fuera de España, aviéndose offrecido la
vacante deste Arçobispado,
nos ha parecido juntamente con esta ciudad suplicar a V. M. se sirva
de hazer merced a esta Escuela y Estudio de Çaragoça
de alguna pensión sufficiente sobre este Arçobispado
para acrescentar las Cáthedras en número y en salario, de suerte
que pues esta Ciudad es la Cabeça
y la más principal y populosa deste Reyno de V. Mag.d donde avrá
mucha comodidad para enseñarse todas las facultades, quede
ennoblecida con la Real mano de V. Mag.d en el estudio de las letras
para mayor beneficio de los vassallos de V. Mag.d y augmento de
nuestra Religión Christiana con otras escuelas destos sus Reynos en
España. Nuestro Señor la S. C. R. persona de
V. Mag.d guarde con
toda la felicidad y acrescentamiento de Reynos en Çaragoça
a 27 de Ebrero de 1575 . = D. V. S. Cd. R. Mag. muy reales
vassallos y capellanes que sus Reales manos besan = los Prior,
Canónigos y Cabildo de
la Yglesia de Çaragoça.
= A la I. C. R. Mag.d del Rey nuestro Señor" (1). (Id. R. E.,
lib. 3).
En abril de 1575 el Regente Campi dirigía a los
Jurados de la ciudad la siguiente carta:
"Illustres Señores:
Yo estoy por tantas partes obligado a seruir a esa ciudad y dessear
su acrescentamiento que podría escusarme de nueuo ofrecerme a
vuestras mercedes mi voluntad y representar esta obligación, la qual
en el particular que agora se offrece sobre lo que a S. M. se
supplica en esta ocassión de la vacante del arzobispado de essa
ciudad para instituyr uniuersidad donde se lean las facultades que en
los otros estudios generales de España se acostumbran a emplearse,
yo con particular cuydado como cosa que tanto ha de redundar en
seruicyo de Dios y beneficio dessa republica y para que tenga effecto
el buen desseo y zelo con que vuestras m.s tratan de este negocio y
se ponga en execución lo que la Magestad del Emperador N.° S.r y su
Santidad acerca desto concedieron a essa ciudad y assy no tengo más
que dezir de supplicar a v.s m.s que en esto y en lo demás que se
offreciere y valiere para seruir a essa ciudad me lo manden que será
para mí mucha merced. Cuyas illustres personas N.° S.r guarde con
el acrescentamiento que dessean. De Madrid a 16 de abril de 1575. =
Illustres señores: Besa a v.s m.s las manos su muy cierto seruidor =
El Regente Campi". (A. Mun. de Z.).
(1) Consignamos aquí
nuestra sincera gratitud al culto profesor de esta Universidad y
archivero del Cabildo Catedral de La Seo, D. Pascual Galindo, por la
valiosa ayuda que nos ha prestado en la busca de documentos para esta
Historia, en el expresado archivo.
Todos los buenos deseos de
los Jurados y del Cabildo habían de estrellarse, en esta ocasión,
ante la oposición de unos y la incuria y la falta de patriotismo de
otros.
Pero deseosos los Jurados de realzar la vieja escuela y de
llevar a ella profesores de reconocida fama, por los años 1575 a
1576, nombran maestro de la misma al eminente gramático y humanista
Pedro Simón Abril, dándole un salario de 5.000 sueldos jaqueses, y
aumentándoselo más tarde, por lo satisfecha que de su labor estaba
la ciudad y para evitar que se ausentara, a 6.000 (1).
Por su
parte, el Cabildo ayudaba a los Jurados en todo lo que fuera
favorecer al viejo Estudio, y por esta época le vemos trabajar
cuanto puede para contrarrestar las pretensiones de los Teatinos,
que, a más de querer entrometerse en el gobierno de la Escuela,
pretendían obtener del Papa un
Breve para poder leer en su
colegio Gramática y Artes. Parece que les animaban y amparaban para
ello algunos ciudadanos y jurados de la ciudad.
El Cabildo ruega,
en 4 de enero de 1516, a su procurador en Roma, que procure estorbar
dichos planes, porque "es contra los priuilegios deste estudio"
y "en este estudio ay ya seis maestros que leen gramática y
rhetórica y dos que leen curso de Artes". El Cabildo vuelve a
insistir el día 10 de julio del dicho año para que trabajase junto
al Cardenal Datario. (R. E., lib. 3).
(1) En los protocolos de
Miguel Español, menor, correspondientes a 1576 y día 13 de
diciembre, al folio 347, hemos encontrado una apoca, por la cual
Simón Abril declara haber recibido de Jerónimo Ferruz, mayordomo de
la Ciudad, 2.000 sueldos jaqueses que por deliberación y asignación
de los Sres. Jurados, Capitol y Consejo de la misma le tenían
otorgados.
(A. N. de Z.). - En el Registro de Actos comunes de
nuestro Archivo Municipal y correspondiente a enero y febrero de
1585, hallamos: "Item, al maestro Pedro Simón Abril, maestro de
Gramática en la Universidad, quatro mil sueldos, y a ... (en
blanco), maestro de Retórica, dos mil sueldos por tres años,
conforme a la declaración de Capítulo y Concejo, hasta 24 de
Septiembre de 1583".
- 6.000 sueldos: es decir, que eran
cantidades que la ciudad debía por enseñanzas en el viejo
Estudio.
Y como si esto no fuera bastante, en Daroca, donde
desde muchos años antes tenían un Estudio aunque con carácter
particular (1), queriendo un maestro leer un curso de artes, pensó
aquella ciudad que lo mejor sería lograr de Roma un privilegio; el
Cabildo zaragozano tuvo que dirigirse a su procurador en aquella
capital para que interesara del Cardenal Datario no accediera a la
petición de los de Daroca (28 noviembre 1575). En 4 de enero de
1576, el Cabildo vuelve a insistir sobre el mismo punto, prueba que
en la población aragonesa dicha seguían laborando para conseguir lo
que se habían propuesto.
Resumiendo cuanto en este capítulo
tenemos dicho, consignaremos; que no pueden concretarse los orígenes
de esta Universidad, ni mucho menos pretender darle la antigüedad
que se ha querido por algunos historiadores; fue, allá por los
siglos XII al XIV, una Escuela sostenida y amparada por el Clero, con
enseñanzas que daba el mismo y con bienes propios del Cabildo;
municipalizada después, se transforma en un modesto Estudio de Artes
para la enseñanza de la Gramática y de la Filosofía, con
Estatutos, Cancelario,
Maestro mayor, Portero o Bedel con maza,
sueldos a sus catedráticos y pago de derechos por los escolares para
su mejor sostén, pero en la cual no debió concederse otro título
que el de bachiller, hasta que desde 1474 a 1477, por las bulas de
Sixto IV y el privilegio de D, Juan II, se amplían sus enseñanzas a
todas las materias de la facultad de Artes, pudiendo ya concederse
los de Licenciado y Maestro, pero arrastrando una vida lánguida por
falta de rentas e indudablemente, por su escasa matrícula; su fama
en aquellos siglos no debió ser mucha, como parece probarlo el hecho
de que todos o la mayor parte de los aragoneses ilustres de la época,
fueron a educarse a otras Universidades. El viejo Estudio se
transforma por el privilegio de Carlos I en una Universidad general,
con todos los derechos y preeminencias concedidas a las más famosas,
pero sin rentas ni bienes para sostenerse, hasta el año 1583, en que
un varón de grandes virtudes, amante de su patria, la dotó con
bienes propios y puso en vigor sus bulas y sus privilegios; pero esto
pertenece a otro capítulo, por lo que hacemos en éste punto
final.
(1) El Sr. Abizanda, en su obra ya citada, publica
(pág. 374) una interesante carta procedente de este Archivo de
protocolos, por la cual tenemos conocimiento del modo de vivir de los
escolares que en él estudiaban; el salario que pagaban por todo un
año era de 28 sueldos, y para reglas y aceite, 10 o 12 poco más o
menos; para comer daban mensualmente 13 sueldos,
incluyendo en
ellos el guisarles y lavarles la ropa. A más daban mensualmente "vna
hanega de trigo y vn quartal", o sean quince hanegas al año. -
Al final de la carta se dice: "Este es el gasto que comúnmente gastan en este estudio los ijos de los *buenos que pueden algo
gastar como dicho tengo y es buen medio para que coman medianamente
no sobrándoles, ni faltándoles, porque así es menester para
estudiantes, que no tengan sobrado el bien porque no se
desmanden,
y por ese se entiende por cada estudiante". - También en
Tarazona existió por el siglo XIV un Colegio de Artes que suponemos
debía ser particular, y en el cual los estudiantes no debían ser
objeto de muy buenos tratos, llegando a decirse que el Regente del
mismo, don Gil de Calatayud, había dado muerte a uno de sus
discípulos, por los castigos que le impuso,
hasta el punto que el
Rey Pedro III, por documento fechado en Poblet el 31 de julio de
1341, absolvió de toda responsabilidad, por la muerte de dicho
escolar, ai expresado D. Gil de Calatayud. (Rubió y Lluch: obra
citada, págs. 121 - 122).
***
Se tiene noticias de que
fueron Maestros en el viejo Estudio, además de los ya
citados:
SANCHO PORTA (* - 1429). - Dominico, natural de Zaragoza,
Maestro de Teología y del Sacro Palacio en tiempo de Benedicto
XIII.
JUAN SOBRARÍAS (¿1460? - 1528). - Natural de Alcañiz,
Médico perfeccionado en Bolonia, armado caballero; llamado por los
Magistrados y ciudadanos de Zaragoza en 1508 para que enseñase
humanidades; poeta laureado, autor de algunas obras poéticas
latinas.
ANTONIO POLO (1558). - Natural de Alfocea, Catedrático
de humanidades, autor de Observaciones a Nebrija.
JUAN SERRANO
(1566). - Estudió en Zaragoza, explicó Filosofía en 1562 y
escribió una Dialéctica.
ANTONIO SERÓN (1562). - Poeta, enseñó
humanidades; había nacido en Calatayud.
JUAN VERZOSA (1523 -
1574). - Zaragozano, catedrático en Zaragoza, Lovaina y París;
secretario de la Embajada de Roma; fue amigo de Gonzalo Pérez,
historiador de Felipe II y muy versado en el latín, griego,
italiano, francés alemán e inglés; autor de varias obras, entré
ellas Cornelio Tácito glosado, versión de las Saturnales de Juliano
y algunas poéticas, v. g. Charina sive amores. Según Murillo,
explicó en esta Escuela griego, con más de 1.000 alumnos. Murió en
Roma.
JUAN LORENZO PALMIRENO (1514 - 1580), Natural de Alcañiz,
Catedrático de latinidad y retórica en Zaragoza, autor de setenta y
seis obras, entre ellas varias de retórica, filosofía, etimologías,
vocabularios, etc.
PEDRO SIMÓN ABRIL (hacia 1530). - Nació en
Alcaráz (Mancha). Ejerció el cargo de Catedrático de lengua griega
y bellas letras en Universidades de España y, últimamente, en
Zaragoza en el viejo Estudio y en la Universidad, desde 15 de agosto
de 1583.
Entre los alumnos célebres del antiguo Estudio de Artes,
se citan los siguientes:
FR. PEDRO DE LAS CELLAS. - Natural de
Zaragoza. Estudió aquí Artes y pasó después a la Universidad de
París, de la cual fue Catedrático de Filosofía; también en Tolosa
explicó la Sagrada Escritura. Carmelita, profesó en el convento de
su patria; floreció en el año 1346 .
FR. JUAN TAUSTE. - También
hijo de esta ciudad. Mercedario, fue obispo de Huesca, Albarracín y
Segorbe; murió en 1427. Publicó algunas Constituciones y
Sinodales.
Calixto III. - Los leridanos dicen que estudió en
aquella Universidad. Pudo muy bien cursar aquí Artes o Filosofía,
pasando luego a aquella Escuela.
SAN PEDRO DE ARBUÉS. - Ya hemos
dicho en otro lugar de este capítulo cuanto sabemos acerca de este
varón insigne, en lo que hace a sus estudios en esta Escuela.
MARTÍN
GARCÍA PUYAZUELO. - Nació en Caspe por el año 1441. De cuna
humilde, supo por su preclaro talento y su afición al estudio,
llegar a los más altos puestos en el sacerdocio. Canónigo de
Zaragoza, arcediano de Daroca, predicador de los Reyes Católicos,
inquisidor de estos Reinos, embajador en Roma y, por último, obispo
de Barcelona. Debió hacerse en el viejo Estudio Maestro de Artes,
pero no comprendemos cómo pudo obtener la borla de Doctor en
Teología en esta Universidad, como dice Latassa, pues murió
en
Caspe, su ciudad natal, en 1521, es decir, cuando no estaba
planteada la Universidad y oficialmente no se cursaba la
Teología.
FR. JERÓNIMO CASAS. - Carmelita, citado por algunos
historiadores como alumno del viejo Estudio. En la Universidad de
Bolonia recibió el grado de Doctor en Teología.
Latassa dice que
explicó dicha ciencia en esta Escuela. Floreció en el reinado de
Carlos V o poco antes; escribió algunos opúsculos
teológicos.
ANDRÉS VIVES Y ALTAFULLA. - Hijo de Alcañiz; hizo
sus estudios primeros en su ciudad natal, pasó luego a completarlos
en esta Escuela y más tarde a la Universidad de Lérida. Colegial
del de San Clemente en Bolonia, fue en esa
ciudad fundador del que
llevó su nombre. Gran filántropo, hizo algunas fundaciones
benéficas de extraordinaria importancia, entre ellas un Convento de
franciscanos y un Monte de Piedad. Floreció en la primera mitad del
siglo XVI.
JUAN MARTON. - Natural de Sallent. El Duque de
Pastrana, que en una ocasión se hospedó en su casa, al ver su
ingenio y su viveza, se lo llevó a París, en cuya Universidad
estudió, desempeñando una Cátedra en aquella Escuela junto
con
el célebre maestro Lax. Debió cursar en Zaragoza Gramática y
Humanidades. Fue Canónigo de La Seo y el Arzobispo D. Alonso de
Aragón (*Aragen) le hizo su Vicario general y Obispo auxiliar con el
título de Bricia. A su muerte fue sepultado en su pueblo natal, en
la Capilla de Santa María.
Floreció en la primera mitad del
siglo XVI.
FR.
JULIÁN GARCÉS. - Nació en 1452, unos historiadores dicen que en
Munébrega y otros en Borja. Profesó en la Orden dominicana y su
retrato figuraba en el Convento de Predicadores de esta ciudad.
Humanista y filósofo, dijo de él Lebrija que tenía que estudiar
mucho para aventajarlo. Leyó
muchos años Filosofía y Teología
en el Convento de esta ciudad, alcanzando gran renombre entre los
doctos; fue Obispo de Taxala, y allí murió en olor de santidad el
año 1547. Fue autor de varias colecciones de sermones.
MIGUEL SERVET O SERVETO. - Es tan relevante la figura de este aragonés,
nacido en Villanueva, y se ha escrito tanto sobre él, su proceso, su
muerte y su teoría acerca de la circulación de la sangre, que nos
creemos relevados de dar aquí datos acerca de su vida y de sus
obras. Borao y algún otro le hacen discípulo del antiguo Estudio,
sin que nosotros tengamos dato alguno para robustecer esa afirmación.
En 27 de octubre de 1553 murió en Ginebra, en la hoguera, a la que
fue condenado, haciéndose responsable de su muerte a Calvino, que
tuvo medio para hacerle prender y para que los magistrados
procediesen con todo rigor contra Servet.
MIGUEL FRANCÉS. -
Natural de Zaragoza, hijo de la parroquia de San Pablo. Estudió en
París y fue profesor de aquella Universidad en tiempo de Gaspar Lax
y Pedro Ciruelo. Vino después a España, y en Salamanca regentó,
primero una cátedra, de Filosofía, hasta que, después, la ganó en
reñida oposición contra el P. Maestro Francisco Zumel. Con sus
trabajos y libros enriqueció y honró la Orden de la Merced, de la
que llegó a ser General.
GASPAR LAX (1487 - 1560). -
Distinguido filósofo, matemático y literato de los siglos XV y XVI.
Natural de Sariñena, fue sabio maestro en Filosofía, doctor en
Teología, catedrático en la Universidad de París e individuo de su
Colegio
Sorbónico a principios del siglo XV. Entre sus discípulos
se cuenta al famoso Luis Vives, y en esta Escuela, según Cienfuegos,
por el año 1525, San Francisco de Borja. Fue Maestro mayor del viejo
Estudio, como ya tenemos dicho. Murió en 1560, enterrándosele en la
iglesia parroquial de San Nicolás de Bari. Fue autor de diecinueve
obras impresas en París y Zaragoza.
JERÓNIMO BLANCAS (* -
1590). - Discípulo del maestro Núñez, erudito y elegante cronista
del Reino, autor de importantes obras de historia aragonesa, entre
ellas el Sumario y Resumario de las Cortes, códice de 448 folios, en
parte autógrafo, que posee nuestra biblioteca universitaria
(1).
(1) Algunos historiadores señalan como salidos de las
aulas zaragozanas a Aurelio Prudencio, San Lorenzo y San Vicente, en
tiempos antiguos, y posteriormente a San Francisco de Borja (1525) y
San Vicente de Paul (1596). - De todos los maestros y discípulos del
viejo Estudio, consignados aquí, encontrarán nuestros lectores
numerosos datos bio - bibliográficos en las Bibliotecas de Latassa, por lo que nosotros no hacemos más que una ligera
enumeración de ellos.