CAPÍTULO XII
EDIFICIO
DE LA UNIVERSIDAD
RESEÑA HISTÓRICA. - PRIMER EDIFICIO
CONSTRUÍDO. - SU DESCRIPCIÓN. - VICISITUDES POR LAS QUE PASÓ. -
ÉPOCA DE LOS SITIOS. SU DESTRUCCIÓN. - PROYECTOS DE RECONSTRUCCIÓN
DE LOS AÑOS 1839, 1845 Y 1846. - ÚLTIMAS CONSTRUCCIONES Y REFORMAS.
- JARDÍN BOTÁNICO. - FACULTAD DE MEDICINA Y CIENCIAS.
Ya
anteriormente a la dotación Cerbuna, en el mismo sitio que ocupó y
actualmente ocupa el edificio de nuestra Universidad, se halló
instalado el
viejo Estudio de Artes.
He aquí los límites con
que confrontaba el viejo Estudio en 1583 (1).
(1) Actos
posesorios de la Universidad, hechos el 24 de mayo de 1583, ante el
Notario y Secretario Miguel Español, menor. - A. N . Z.
" …
Dentro el Estudio mayor de la ciudad de Çaragoça y dentro del
general mayor de dicho Estudio, que está situado en la mesma ciudad,
en la parrochia de la Magdalena y afrontado con casas de Cathalina
Lopez, viuda del quondam Miguel de Palacio, y con casa de Juan de
Garnica, cirujano, y con casas de Juan Paternoy y con la placeta y
cámaras de Serena y con quatro vías públicas".
Los patios y
generales de este mismo estudio viejo que se cita en el acta
notarial, propiedad de la ciudad, fueron los que la misma donó, o,
mejor dicho, cedió al Prior de La Seo, con objeto de que los
reformara y reedificara con
arreglo a las necesidades nuevas de la
Universidad cesaraugustana.
No son muchos los testimonios que nos
han quedado para reconstruir el antiguo edificio; algunos dictámenes,
sin embargo, nos dan la luz suficiente para evocar su traza.
Frailla,
en su tantas veces citado Lucidario, nos dice que en 1580 y 1581 se
pensó en engrandecer y dar más suntuosidad al edificio, y para ello
prometieron cantidades la Diputación del Reino y el Cabildo
catedral.
En 1581 y a 29 de mayo, se autorizó a Vincencio Agustín
y a M. Labarta, Jurado en Cap, para tratar acerca de las 51.000
libras jaquesas que ofrecía la Diputación del Reino para este
efecto. Así pasó el tiempo hasta que, en 1583, se fundó de hecho
la Universidad y tomó sobre su capital, el Sr. Cerbuna, la carga de
50.000 libras para su creación y erección.
No tardó mucho
tiempo en que se tuvieron que ventilar ciertas diferencias surgidas
entre el Sr. Obispo y la Ciudad, hasta que, una vez arregladas éstas,
en 1587 se puso solemnemente la primera piedra por D. Antonio García,
obispo de Útica.
Desde aquella fecha principió el antiguo Prior
de La Seo a girar dinero a la tabla de los Jurados, "y porque
los patios que había no vastaban para las escuelas que se hacían,
se tomaron las casas que se decían de Serenas, el año 1593,
tasándose, por orden de los Jurados, por Maestros de Villa, y las
tasaron en mil y cien escudos" (Frailla, Lucidario, folio 19 r.)
" ... y assi mismo se compraron las casas del Rector Monterde,
que confrontaban con dichas casas de Serena y corral del Estudio y
calle pública hacia La Seo, en 82.000 sueldos. Los 28.000 y 4.000
quedaron cargados con 200 libras de pensión y carta de gracia en
favor de la Cofradía de San Leonardo, fundada en el Aseo de
Zaragoza et con cargo de diez sueldos perpetuos a un beneficio
de San Felipe".
" ... se hizo la vendicion por
Pedro Monterde, que era señor de ellas, en fabor de la
Universidad y Estudio general de la ciudad de Zaragoza, el cual tenia
drecho de ellas de un Juan de Ribas, heredero que fue de dicho Rector
Monterde, cuyo testamento certificó el Notario Cristóbal
Navarro..."
"Después, con las inclusiones vendicion
y drechos que tenia Pedro Monterde y con la luicion que
hizo del censal, se derribaron los patios del Estudio biejo
y dichas casas de Serena y Rector Monterde, y entre la pared de las
escuelas y
calle que está hacia la Magdalena, todo el patio que
está entre dichas paredes y el empedrado de dicha calle, es de la
Universidad, y la placeta que allí ha quedado, porque era de dichos
patios y casas, hicieronse las escuelas mayores con sus corredores
baxos, todos los generales a un suelo, que son ocho muy suntuosos,
los fundamentos y hondos de cal y canto, las paredes de ladrillos y
cubiertas de los tejados con mucho artificio, y se hizo un teatro y
pusieron las armas del dicho Sr. Obispo en las puertas principales y
en las que están hacia la portaza; hicieronse mas corredores y una
torre para el relox y se puso con sus cuatro cuartos muy
suntuosamente, lo qual todo se prosiguió siempre con dinero del Sr.
Obispo.
Y queriendo cumplir con renta y obra, determinó lo que
quedaba cargarlo en censales y que la renta sirviese para la obra y
después para las cátedras".
Este relato de Frailla nos
muestra el perímetro que el edificio ocupó y que era la longitud de
la fachada actual que da a la plaza de la Magdalena, toda la del Coso
(entonces se llamaba, en aquella parte, calle de la Puerta del Sol),
dando
la vuelta por lo que es hoy calle de la Trinidad, y
confrontando con el Colegio del mismo nombre, que era lo que hoy
ocupa el Instituto General y Técnico, y en la parte de la hoy calle
de la Universidad estaban las casas de Serena y de Monterde.
Ahora
aportamos aquí unos fragmentos de cartas que el Canónigo Torrellas
envió al Sr. Obispo de Tarazona, comunicándole cómo iba la
cuestión del edificio.
Dice así la primera, fechada en 1.° de
octubre de 1589: "No sabré encarecer bastante el común
contento que todos han tenido y yo en particular, con la merced que
Nuestra Señora ha hecho en tomarla debajo de su protección y
amparo, pues ha de ser en tanto augmento suyo y servicio de Dios y
beneficio del Reino y desta Ciudad. Dé Dios a V. S. larga vida como
todos se lo suplicamos, y me mande V. S. en su servicio, porque lo
hace con gran voluntad y como lo etc.....
"Con ocasión de la
merced que V. S. ha hecho a la Ciudad y Universidad de dar tan buen
principio al edificio della, se ha trabajado en considerar la traza
que micer Santangel mostró a V. S., que a juicio de muchos está muy
buena, solo
se hallan algunos inconvenientes en razón de hacer la
puerta a la plaza de la Magdalena, lo primero que se ha de comprar
toda aquella acera de casas, que son seis hasta la puerta Valencia, y
valdrán por lo menos quatro mil escudos, y pudiéndose ahorrar
habiendo bastante paso en lo demás, es de mucha consideración; lo
segundo, que dejando aquella acera de casas, servirán de reparo para
el aire del invierno y para el sol de verano; lo tercero, que con el
tiempo se podría ofrecer algún motín con los labradores y no
dejará de ser inconveniente el tener la puerta a la plaza,
mayormente que si se saca a la plaza la puerta habiendo de caer
enmedio del patio de las escuelas, viene a caer casi arrimada a la
torre de la puerta de Valencia, enfrente a casa el Errero, quanto mas
que como V. S. verá por la traza que con esta va a donde
antes se
sacaba la puerta se hace la escalera del claustro y quedan quarenta
palmos de corral entre las paredes de la Universidad y entre las
paredes de las casas que salen a la plaza; de manera que si acabado
el edificio pareciere sacar la puerta a la plaza, no será menester
sino derribar la escalera y hacer allí la puerta, y la escalera
mudarla a un general de los pequeños y tomar un pedazo del y
entonces se sacaría con mayor autoridad la puerta hacia la plaza,
porque los quarenta palmos que quedan entre las escuelas y casas y el
patio de las casas serviría de lonja y de plaza para la Universidad,
y prosiguiendo la obra conforme a la traza que ahora se ha hecho, se
hará la metad de las escuelas mayores por la parte del corral y la
metad de las escuelas menores
sin que se haya de derribar cosa de
lo viejo, y con poco dinero se hará mucha obra que sea de provecho,
para que dentro de un año las facultades superiores puedan leer en
los nuevos, ensánchase la calle, a donde sale ahora la puerta de la
Universidad casi otro tanto de lo que es ahora, y allí se saca la
puerta principal y la calle quedará muy ancha y con igualdad otra
puerta se saca enfrente desta. Lo demás de la traza es lo mesmo que
la que Y. S. ha visto, los patios son muy grandes o muy poco menos
que los de Salamanca, porque han enviado de Salamanca todas las
medidas; el general de Teología y Cánones son tan grandes como el de
Teología de Salamanca, el que se amplió en mi tiempo, que se creció
un tercio mas que como V. S. la dejó; tengo por cierto que en la
obra y edificio será de lo bueno que habrá. = Dé Dios a V. S. vida
para que lo vea en la perfección que desea y el mesmo guarde la
persona de V. S. y estado en mayor dignidad acreciente como este
servidor de V. S. lo desea de Zaragoza y a 21 de octubre de 1589. =
El Canónigo, Torrellas". (A. M. T.).
A juzgar por los
elogios que hace el Canónigo, de gran suntuosidad debía ser el
plano, pues lo compara con el edificio de la que pudiéramos llamar
Universidad príncipe de España: Salamanca.
En una segunda carta
los Jurados dan cuenta del comienzo de las obras en 1589 (pasaron dos
años desde la colocación de la primera priedra), y en la que
son de diferente parecer que el Canónigo Torrellas, acerca de tomar
las casas de la plaza de la Magdalena y hacer a ella fachada "con
puerta que puedan entrar los coches" y obviando el inconveniente
que aquél ponía por "posibles choques entre los estudiantes y
labradores", teniendo cerrada la puerta que comunicara con la
mencionada plaza, siempre que no hubiera solemnidades (1).
En ella
(en la carta) abogan los Jurados por que se hagan los muros de
ladrillos y yeso y no de tapial, como parece se había acordado en un
principio.
En dos etapas se hizo el edificio, con objeto de que
las tareas docentes no se interrumpieran y pudieran "leerse las
liciones en la mitad vieja hasta que la nueva se enjugara, para que
después pasaran a ésta y derribar lo viejo".
En 1646 consta
que ya había teatro (2). A pesar de la suntuosidad con que parece se
había hecho la obra del edificio, la llevaron ésta rápidamente,
pues principiada en 1586, en 1596 ya se otorgaron grados en la parte
nueva. A 10 de noviembre de 1593, el Cabildo de La Seo dio a la
Universidad el reloj de su iglesia, a súplica del Vice-rector y del
Doctor D. Juan Garcés, para colocarlo en la torre en el año 1596,
en que se dio fin a la misma.
Los primeros Maestros de Villa que
intervinieron en las obras de la Universidad fueron Martín de
Manaria (3), que hizo las trazas o planos, y Tomás Obón, que en
1597 (año de la muerte de Cerbuna) "llevaban adelante la obra
de capilla
y claustros". Esto nos confirma lo que
anteriormente apuntábamos: se estaba haciendo en este año la
segunda mitad confrontante con el Colegio de la Trinidad.
No
pasaron muchos años sin tener que hacer reparaciones, sobre todo en
el teatro, que debió ser la obra menos consistente. Y así, en 27 de
octubre de 1671, amenazaba ruina, y en Junta de Rector y Consiliarios
se trató de los medios más adecuados de que la Universidad podría
valerse para acudir prontamente al reparo de la ruina de que estaba
amenazado el teatro de la Universidad.
(1) La carta será
publicada en el tomo de Documentos.
(2) Seguramente serviría el
viejo para los primeros actos universitarios.
(3) Frailla le llama
Marco. Pero en la carta de los Jurados a Cerbuna, que se encuentra en
el Archivo de la Mitra de Tarazona, dice Martín,
Se acordó
que la Escuela se dirigiera a los arzobispos y obispos hijos de ella,
en demanda de donativos para la reparación del teatro que se hallaba
en ruinas; y por si esto no diera el resultado apetecido, se acordó
aplicar para dichas obras la mitad de la propina de ocho grados.
En
23 de agosto de 1673, en Claustro de Rector y Consiliarios, el Dr.
Marta y Mendoza pide a la Junta de obras de la Universidad, que la
componían los Doctores Exea y Escartín, Parras, Samper, Piedrafita
y Serrano, para seguir las
obras en la Universidad y el teatro de
la misma, se le autorice a que por el Receptor Dr. D. Jerónimo
Palacín se le entregue tres mil reales, con devolución a las arcas
de la Universidad en un espacio de seis meses. Y en Claustro pleno de
7 de octubre de 1673 se acordó se aplicaran el importe de diez
grados mayores para concluir las obras del teatro y los "fundamentos
de la iglesia, que están muy derruidos y hay en esas obras mucho
gasto y necesitan por lo menos diez grados para poder concluir la
dicha fábrica y restituir a su antiguo lustre el teatro de la
Universidad. Por aclamación se acordó dar las gracias al Rector por
el interés que se tomaba por el mayor lustre de la Universidad".
(Gestis, número IV, fols. 145 y 146).
En Claustro de 20 de
diciembre de 1674 se deliberó y acordó que el residuo que se
hallare de los frutos pertenecientes a la Universidad del Economato
de Moyuela, se destinen y apliquen como los destinan y aplican al
reparo forzoso que se ofrece en un estribo de una canal, se ha de
hacer para echar las aguas de un pilar de la dicha Universidad, que
es estribo del teatro que amenaza ruina por no tener "expediente
las aguas", y se echa a perder la fábrica, como
lo
manifiesta ella misma, quedando todo lo sobredicho y la cobranza de
los frutos a la disposición del Receptor.
En Claustro de 22 de
octubre de 1678 se acordó "que las dos vidrieras que se
pusieron en el teatro se habían caído muchos vidrios y estaban para
caerse mas, es menester para adreçarlas
mucho gasto, y assi, si paresciere, se saquen y se aprovechen lo que
pudiessen dellas, vendiendolas se pongan clarabollas, y que se
vendan los vidrios para poner las clarabollas". (Gestis, núm.
IV, fols. 157 y 160).
El coste de esta operación fue pagado con
los 270 vidrios que se vendieron, y lo demás, de los recursos del
arca de la Universidad.
En 9 de junio de 1758 se pidió al
Ayuntamiento alguna donación de tejas y ladrillos para las obras de
reparación de la Universidad. (Gestis, núm. IV, fol. 469).
El
Sr. Garro, en 10 de febrero de 1795, hizo presente a la Universidad
lo "incómodas e indecentes" que se hallaban las aulas de
la Escuela, y que supuesto se ha arreglado la cátedra pequeña de
cánones y quedado con bastante comodidad y decencia, podría
tratarse si convendría componer las demás de la Universidad. Y se
acordó que Garro y Lissa se entendieran en este asunto y presentaran
lo que vendría a costar poco más o menos. (Gestis, núm. 21, fol.
263). En 10 de julio presentaron los Sres. Garro y Lissa el
presupuesto
aproximado, que sería de unas 21 libras por aula.
Por
dos veces Ciudad y Universidad anduvieron en litigio sobre el mejor o
peor derecho de una y otra en lo que a la propiedad del edificio de
nuestro primer centro docente hace referencia; la primera fue el año
1639, a instancia de
Juan Vila, presbítero, y con provisión de
esta Real Audiencia fueron aprehendidos y encomendados, es decir,
embargados los siguientes bienes: "las casas vulgarmente dichas
de la Universidad con todos los patios, aulas, claustros y demás
edificios dentro de ellas estantes y consistentes, que confrontan con
casas de herederos de Leonor Montornés, si quiere de D. Josefa
Muniel por la una parte, y por la otra parte, con casas de la misma
Universidad, vulgarmente dichas las casas del Bedel, y con calle del
Coso por la una parte, y por la otra, con la calle de la Universidad.
Ittem; otras casas dichas del Bedel, que confrontan con
dichas casas de la Universidad y con el Colegio de la Trinidad y con
dicha calle de la Universidad".
Esa sentencia de aprehensión
se dio el 8 de febrero de 1639 y por ella se mandaba "restituir
y entregar a los dichos Jurados de dicha ciudad de Zaragoza, como
Patronos, los sobredichos bienes aprehendidos arriba mencionados y
abajo confrontados, para que los tengan y usen debidamente y
según
fuero en respecto de los usos y derechos arriba deducidos y
particulados o parte o derecho que mejor procediere en todas
las cláusulas salutares y necesarias".
El pleito
siguió, pues hemos visto escritos de la Universidad que llevan la
fecha de 29 de julio de 1643 (1), alzándose de la sentencia.
La
segunda fue en 1645 y con motivo del ruidoso proceso llamado de
Gabriel Terrada, super aprehensione, del edificio de la Universidad y
casas del Bedel; el proceso fue incoado por la Ciudad sobre el
derecho de entrar y andar con maza en el distrito de la Escuela el
Andador de los señores Jurados; fue a la Real Audiencia el 5 de
diciembre del expresado año.
Dio en el proceso, como ya hemos
dicho, proposición la ciudad de Zaragoza respecto a los derechos de
Patronato, formación de Estatutos, provisión de Cátedras e
incorporaciones de doctores y la Universidad la dio también con sus
derechos de leer en ella todas las facultades, gozar sus
catedráticos, graduados y estudiantes los privilegios de otras
universidades, gobernarse por su Rector, Consiliarios, etc., etc.
Se
pronunció sentencia juxta consensin partium, el 20 de diciembre de
1646, recibiendo la proposición de la Universidad, y que se
observasen en todo los Estatutos aprobados por S. M. el año 1645,
sin que se pudiesen alterar ni en parte alguna por Ciudad y
Universidad a solas, sino por las dos juntas, concurriendo asenso,
confirmación y decreto real.
(1) Se halla en el A. de la C.
de A., Leg. y consta de 29 folios y cuatro hojas en blanco, y lo
publicaremos en el tomo de Documentos.
Y ahora llegamos ya al
período nefasto de nuestra Universidad: la época de los sitios de
Zaragoza, en la que sufrió el edificio tanto, que quedó
semi-derruído e imposible de utilizar.
Y antes de su destrucción
hagamos la descripción de lo que fue nuestra Universidad.
Se
extendían las dos fachadas principales a lo largo de la plaza de la
Magdalena y del Coso Bajo (entonces calle de la Puerta del Sol), de
dos cuerpos: planta baja y principal con ventanales.
La entrada
magna la tenía por la Puerta del Sol, que fue suntuosamente adornada
en diferentes ocasiones durante regias visitas.
A la derecha de la
puerta principal se hallaba la gran escalera que subía al piso
superior, en donde en ocho enormes salas se había instalado la
numerosa y nada despreciable Biblioteca.
El edificio era un tanto
irregular; en cuanto a los dos pisos, sólo los tenía en la parte
que daba a la fachada principal del hoy Coso Bajo; en las otras dos
partes no existía más que el piso firme. Un gran patio ocupaba el
centro, rodeado de una columnata jónica que sostenía las
arquitrabes de una tejaroz en declive a una vertiente. En la
parte de la derecha, entrando por la puerta principal, se habían
erigido la capilla y el teatro (1). Hermoso rectángulo (dice el
arquitecto Del Caso, en su informe) con bóveda elíptica de cañón
seguido e iluminado por espaciosas claraboyas, decorado todo él con
los retratos del fundador y principales personajes salidos a la vida
pública de nuestras aulas universitarias (2).
(1) Hoy se le
da el pomposo nombre de Paraninfo.
(2) En un ejemplar de la
Historia de la Universidad de Zaragoza,
de D. Jerónimo Borao, y
que perteneció a él mismo y ahora a la Biblioteca de D. Hilarión
Gimeno, nos describe el Paraninfo anterior al actual, en las notas
adicionales transcriptas que contiene, en la siguiente forma: "El
salón es un rectángulo de 26 metros de longitud y 16 de latitud, no
entrando en ésta el fondo de las tribunas, que aumentarla en más de
cinco metros la línea total de muro o muros; la altura hasta el
centro de la bóveda es de 11 metros... Al centro se alza, con
ascenso en el centro, una extensa plataforma a toda la latitud del
salón, y al fin de ella, se sube a la presidencia por dos gradas,
desde la cual corren a derecha e izquierda los bancos de los
profesores del Claustro. A los costados de la planta baja rompe por
cada lado una gradería de cuatro peldaños, y en ella se cruzan dos
escalerillas en cada costado que conducen a una barandilla corrida en
sentido longitudinal, la cual permite dos filas de asientos y viene a
ser continuación
del recinto de los profesores; desde este
segundo alto se sube a las tribunas, que son cinco útiles y seis a
la vista en cada lado. Sobre ellas corre un friso y una cornisa
dentada, de donde arranca la bóveda rebajada de cañón que enlaza
ambos costados del teatro y que determina en los dos frentes
principales sendos arcos o medios puentes, interrumpidos por un
esbelto ajimez en cada centro". Después sigue el Sr. Borao su
interesante relato en cuanto a la lujosa decoración muy a tono con
la seriedad de l o s actos que allí se celebraban. En el tomo de
Documentos daremos más detalles de este relato, ya que lo
publicaremos íntegro.
(Imagen. Medalla conmemorativa de la
destrucción del edificio de la Universidad y regalada por los
Claustros a Fernando VII. Pág. 331 del pdf.)
Por fortuna aun
nos queda la gran capilla, cuyas bóvedas de terceletes nos revela la
época en que fue edificada (fines del siglo XVI). En sus cuatro
ángulos, pues es también un rectángulo, enormes veneras sostienen
las bóvedas, que si se tratara de cúpula, bien podrían llamarse
trompas.
El escudo del fundador campeaba en capilla y teatro a
manera de homenaje perenne, rendido por sus hijos espirituales al
ilustre Cerbuna. En la parte opuesta a la fachada principal, la que
da a la calle hoy de la Universidad, se encontraba la casa del Bedel,
lindante ésta y la capilla con el Colegio de
la Trinidad. Al
corredor de la columnata daban nueve puertas que permitían el
acceso, a otros tantos generales o aulas espaciosas, en donde
nuestros estudiantes oían la autorizada palabra de sus abnegados
maestros. Debajo de la Biblioteca (1) había diversas salas
destinadas a rectoral y en donde
los cursantes tenían sus
colegios, academias y repasos. La torre de la capilla, con el reloj
cedido por el Cabildo catedral, dominaba el edificio y sus campanas
sonaban lenta y pausadamente en los funerales y en las fiestas
religiosas, o volteaban alegres en los grados de pompa, llevando la
animación y el bullicio a aquella barriada esencialmente
popular.
Este era, a grandas rasgos, el edificio de nuestra
Universidad autónoma y libre, cuya longitud - nos dice el arquitecto
ya mencionado - tenía más de ciento cincuenta varas (2).
(1)
A lo largo del Coso.
(2) En la lámina que acompaña a este
capítulo podrán ver nuestros lectores la traza del viejo edificio,
en la medalla que los universitarios dedicaron a Fernando VII.
En
el segundo asedio que sufrió esta capital aragonesa, por estar
situado en un extremo de la población este edificio y por haberlo
convertido Palafox en Maestranza de Ingenieros, los enemigos
procuraron destruirle por todos los medios más crueles que el arte
de la guerra proporciona.
Así pasó el tiempo, y después del
informe del arquitecto Sr. Del Caso, en 27 de agosto de 1813 pensóse
en su reconstrucción.
En 30 de junio de 1819 trató el Claustro
de la difícil situación económica de la Universidad para la
reconstrucción de su casa, pues los arreglos más principales de
algunas cátedras y la puerta, costaría la cantidad de 65.000
reales. Se investigó acerca del dinero disponible que tenía la
Universidad, y vióse que eran 2.955 reales vellón, incluida la
veinteava parte de los 55.000 reales de pensión y los 4 reales para
matrícula que daban a la Biblioteca.
Los catedráticos
zaragozanos, dando una prueba más de su amor a la Escuela y
abnegación poco común, ofrecieron 2.000 reales del fondo de su
redotación. Y por fin acordóse invitar al Ayuntamiento a contribuir
con alguna cantidad a
la reconstrucción del edificio
universitario.
En 13 de noviembre de 1822 se pasó a reconocer el
tejado de las tribunas del teatro mayor y se advirtió que la bóveda
amenazaba ruina y había que repararla a toda costa.
En Claustro
de 15 de noviembre de 1837 se acuerda recurrir nuevamente al Capitán
general para que ordenase quitar la pólvora del Colegio de la
Trinidad.
Ya en 17 de octubre de 1814, la Universidad dirigió un
oficio al Rector del expresado Colegio con objeto de que cediera
algunas habitaciones con que poder contar para la instalación de
algunas aulas con destino a la enseñanza, para principiar las tareas
docentes interrumpidas en los sitios de la ciudad, por haber
contestado el Capitán general que no podía desalojar casa alguna
para la Universidad, por el daño que se les originaría a los
labradores en la época en que estaban, que era la de la vendimia.
Y
por fin, en 13 de mayo de 1839, se acordó levantar un plano de la
Universidad por el arquitecto D. Juan Gimeno, para mandar un ejemplar
a la Superioridad. En dicho plano nos muestra la planta de la antigua
Universidad y algunos cortes transversales de lo que quedó del
anterior edificio.
Así llegamos ya hasta el 26 de septiembre de
1840, en que la Universidad elevó una solicitud a la Superioridad
para que se le concediera el Colegio Trinitario. En dicha solicitud
hay un decreto marginal que dice: "Como lo pide y
oficie al
Sr. Intendente para que disponga se entreguen las llaves de dicho
local al Rector de la Universidad o persona obligada por el mismo".
Y se entregó por fin el Colegio a la Universidad.
Dos planos se
elevaron más para su reconstrucción, en 1845 y en 1846. El uno, con
la fachada a la calle de la Universidad, y el otro, con la fachada al
Coso. El de 1845, hecho por el arquitecto Gimeno, el mismo que elevó
la planta de la vieja Universidad en 1839. Y el de 1846, por D.
Narciso P. Colomer.
De 1814 a 1844 se gastaron 442.621 reales,
y después, unos 12.000 duros hasta 1846, en que hizo el plano
el arquitecto últimamente nombrado.
En 1858 y 1863 se hicieron
obras de ampliación y reforma: se levantó un piso, se construyó
fachada nueva y se regularizó el perímetro del edificio.
También
se derribó una casa de la Universidad en la calle de la Puerta del
Sol, por hallarse fuera de la línea, y se intentó la expropiación
de cuatro casas para que quedase expedito el frente del edificio. Y
antes se habían expropiado
unos egidos para facilitar la entrada
al establecimiento.
Ayudaron a sufragar los gastos la Diputación
y el Municipio, y trabajaron con reclusos del Penal.
Se
hicieron las obras en cuatro secciones, y ya entonces ocupaban su
área actual la Escuela Normal de Maestros y el Instituto de Segunda
Enseñanza.
En 1885 se hicieron nuevas formas de ampliación y
consolidación de la Universidad, alcanzando al Paraninfo, a la
Biblioteca y escalera principal y ampliación de cátedras, obras que
exigieron una ampliación o presupuesto adicional que fue aprobado
por Real decreto de 28 de abril de 1887.
Nuevas obras de reforma y
de reconstrucción de una parte del edificio se hicieron en el año
1891 con un presupuesto de 66.899 pesetas. Esas obras necesitaron
también un presupuesto adicional de 8.951 pesetas y 25 céntimos,
aprobado en 14 de junio de 1893 y fueron recibidas definitivamente en
17 de octubre de dicho año.
Finalmente, por Real decreto de 20 de
octubre de 1906, se aprobó el proyecto de obras de reforma del
edificio de esta Universidad, redactado por el arquitecto D. Ricardo Magdalena, con un presupuesto de 394.194 pesetas y 67 céntimos,
comenzando las obras en 23 de abril de 1907. Igualmente fue necesario
un presupuesto adicional de 57.877 pesetas y 23 céntimos, siendo
definitivamente recibidas en 17 de junio de 1913.
Estas obras
consistieron en la construcción nueva de la fachada principal, del
Paraninfo, de la escalera monumental y del vestíbulo con sus
decorados respectivos y en la nueva distribución de las aulas. El
importe total de lo ejecutado ascendió a 292.453 pesetas y 98
céntimos.
***
El jardín botánico, anterior al
actual, estaba situado en la calle de San Miguel y huerta de Santa
Engracia, habiendo pertenecido a las Religiosas de Santa Catalina,
las cuales vendieron a carta de gracia, el año 1820, a D. Francisco
Arnal.
El Regente del Reino, en 30 de diciembre de 1842, lo
concedió a la Universidad como procedente de las mismas Religiosas,
a quienes había vuelto; y fue inscripta
la finca en el Registro a nombre del Claustro universitario (Tomo
113,
lib. 9, fol. 101). Ha sido recientemente permutada por la
llamada torre de Canti, en el paseo de Ruiseñores. Para permutarla
la adquirió la Ciudad por 90.333 pesetas y 33 céntimos, teniendo
lugar la permuta, en cuya virtud pasó al Estado, al Ministerio de
Instrucción Pública, por escritura pública otorgada por el Alcalde
D. César Ballarín y el Rector de la Universidad D. Andrés Jiménez
Soler, en 28 de febrero de 1913, ante el Notario D. Casimiro
Ramírez.
***
Por Real orden de 20 de marzo de 1886 se
dispuso la formación del proyecto, que fue hecho por el arquitecto
don Ricardo Magdalena y que le fue aprobado en 19 de noviembre del
mismo año, con destino a un edificio especial para
las Facultades
de Medicina y Ciencias.
La
compra de terrenos fue hecha por la Diputación y Ayuntamiento de
Zaragoza, que en 180.000 pesetas adquirieron a los Sres. Arana los
situados en el llamado "Campohondo de Lezcano", frente a la
puerta de Santa Engracia.
En diciembre se verificó la subasta de
las obras, cuyo presupuesto ascendía a 2.345.121'36 pesetas; se
adjudicaron por 2.321.201'12 pesetas a D. Juan Bruneda, contratista
de las obras del Banco de Madrid y Biblioteca Nacional.
Se
inauguró la construcción el 21 de marzo de 1887, siendo necesario
un presupuesto adicional para nuevas obras de cimentación y de un
malecón para resguardar el edificio de las avenidas del río Huerva,
que importó la suma de
362.261'69 pesetas, que fue aprobado por
la Superioridad en 30 de noviembre de 1888, terminando las obras en
la primavera de 1892, y su recepción provisional tuvo lugar en 21 de
julio de dicho año. La inauguración del nuevo edificio se celebró
con gran solemnidad en 18 de octubre de 1893.
Consta el conjunto
del edificio que nos ocupa de tres edificaciones, separadas entre sí
por las exigencias de sus respectivos destinos, pero encerradas todas
dentro de la verja que limita el terreno.
Este tiene forma casi
rectangular y mide 171 metros de largo por 125 de ancho.
El
edificio tiene el carácter, en su fachada principal, del gusto
renacentista aragonés, que honrará la memoria de su arquitecto
diseñador, D. Ricardo Magdalena.
(Imagen: plano de la
universidad en 1839, muy parecido al antiguo. Pág. 339)